El Callejero Republicano de Badajoz

Un recorrido por las calles de Badajoz que fueron nombradas por la Segunda República y que el fascismo siempre ha tratado borrar de la memoria.

Si a cualquier visitante de una ciudad europea, de las castigadas por las tropas fascistas durante la Segunda Guerra Mundial, le dieran en la oficina de Turismo un plano callejero donde aparece el nombre de esas mismas tropas, el escándalo sería descomunal.

No acontece así, sin embargo, en la ciudad de Badajoz, donde es natural encontrar en el callejero turístico que el Ayuntamiento da a los visitantes el nombre de la calle Regulares Marroquíes, donde debería poner calle Chapín, tras y como se acordó en un pleno del mismo Ayuntamiento en mayo de 2009, cuando presionados y presionadas los concejales y concejalas nostálgicos del régimen hubieron de dar su brazo a torcer retirando el nombre franquista de algunas calles, en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica de 2007, no sin antes —en justa revancha o berrinche fascistoide— llevándose también por delante el nombre la calle Margarita Nelken, con el peregrino argumento de que quien fuera una de las primeras mujeres diputadas de la Historia de España, representando a la provincia de Badajoz, defendió en diversos artículos la pena de muerte. Cabe el consuelo, al menos, de que su nombre fue sustituido por el de un maestro nacional, de los de la República, Antonio Ayuso Casco, depurado entre 1936 y 1939 por los abuelos ideológicos de quienes ahora acudían a él para expresar su mala leche a la hora de tener que cumplir con una ley democrática.

A pesar de que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (ARMHEX) ya solicitó al Ayuntamiento de Badajoz en 2020 que retirase dichos planos turísticos, por ser contrarios a la ley y ofensivos para las víctimas de los Regulares Marroquíes, cuyos crímenes en la ciudad, aún sin juzgar, quedaron patentes y documentados, y obteniendo esta asociación memorialista la callada por respuesta, de nuevo el Ayuntamiento lanza en su portal de Turismo un plano callejero de Rutas Turísticas por la ciudad de Badajoz en el que sigue apareciendo, de modo torticero, el nombre franquista de la calle.  Y, donde es de ley que ponga Chapín, calle además histórica por haber sido sede de la Germinal Obrera, anarquista, entre 1900 y 1902, pone Regulares Marroquíes, el cuerpo militar con el que Franco y demás secuaces invadieron la península en 1936, sin dejar títere vivo a su paso.

Mal que le pese al gobierno municipal de Badajoz, desmemoriado y derechón, sarmiento de la antigua cepa franquista, Badajoz tuvo calles muy significadas con la historia de las libertades y de la democracia, la mayor parte durante la Segunda República, algo que el franquismo y sus herederos ideológicos, algunos aún muy vivos, se encargaron de borrar a base de cincel y brocha gorda. Dado que no les gusta que le mienten la bicha, a riesgo de que se les despierte el prurito liberticida, ahí van algunos de estos nombres para que no los borre el olvido, ese empeño que sopla estos días desde el Gobierno autonómico de Extremadura, en su afán por blanquear el golpe militar y los crímenes de Franco. Nos ayuda en tan delicioso recuento el excelente Callejero de Badajoz de Justo Cabezas, Tomos I y II, editado por la Diputación de Badajoz en 2002.

Calle Francisco Ferrer

Actual calle Gurugú, muy ligada al ensanche del Badajoz extramuros de principios del siglo XX. Francisco Ferrer i Guàrdia fue un reconocido pedagogo anarquista, impulsor de la escuela racionalista y laica, director de la Escuela Moderna y del periódico libertario La Huelga General. Por su agenda de contactos sabemos que mantenía relación con Ángel González, destacado miembro de la Germinal Obrera que hacia 1901 vivía en la Plaza Mayor, número 36. Ferrer i Guàrdia fue ejecutado el 13 de octubre de 1909, acusado falsamente de instigar los hechos de la Semana Trágica de Barcelona, tras un juicio sin garantías a cargo de un tribunal militar.

En 1911 se levantó en Bruselas un monumento dedicado a su memoria y a la libertad de pensamiento, que todavía hoy se puede ver, y a cuyos pies figura una inscripción que dice: “La enseñanza racionalista puede y debe discutirlo todo, situando previamente a los niños sobre la vía amplia y directa de la investigación personal”. Asentados ya los fascistas en Badajoz y en plena cosecha criminal, en diciembre de 1936 se le volvió a poner el nombre de Gurugú.

Calle Benito Pérez Galdós

Actual calle de La Trinidad. Aunque Badajoz dispone hoy de una calle con el nombre del escritor, durante la Segunda República se le puso Benito Pérez Galdós a la actual calle La Trinidad, cercana al baluarte del mismo nombre, y despojado de él tras la toma fascista de la ciudad. Cabe recordar que una de las principales gestas de los facciosos al conquistar los pueblos y ciudades fue la de acudir a las bibliotecas públicas y particulares y expurgar las novelas de Galdós, principalmente los Episodios Nacionales, con cuyos ejemplares avivaron grandes hogueras en las plazas públicas.

Calle Capitán Galán

Actual Santa Lucía, donde nació Manuel Godoy. Durante la República tomó el nombre de Fermín Galán Rodríguez, uno de los militares de la Sublevación de Jaca en diciembre de 1930 contra la monarquía de Alfonso XIII y la dictadura de Berenguer. El Capitán Galán, de quien se vendían estampitas republicanas, fue condenado a muerte y fusilado dos días después de la sublevación fracasada. En la calle Capitán Galán estaba en 1936 la sede del sindicato anarcosindicalista CNT. Fue una de las primeras calles a las que se cambió el nombre tras la entrada franquista, concretamente el 31 de agosto de 1936, en la que se le pone Teniente Coronel Yagüe. En julio de 1984 recuperó el de Santa Lucía.

Calle Capitán Hernández

Actual Santa Ana, muy cercana a la anterior por tomar el nombre durante la República del capitán Ángel García Hernández, compañero de infortunios de Fermín Galán y cumplido con el mismo derrotero. También, nada más tomar la ciudad las huestes sublevadas de Franco, le fue cambiado el nombre por el de Queipo de Llano, a quien hace poco han desalojado, por indeseable, de la catedral de Sevilla. En julio de 1984 se le devolvió el nombre de Santa Ana.

Calle Doctor Rizal

Actual Cardenal Carvajal, perpendicular al cruce de las dos anteriores. El nombre de Rizal, puesto durante la Segunda República, hacía honor al médico y escritor José Rizal, quien se afanó por la independencia de las colonias españolas y fue fusilado en Manila en diciembre de 1895. Este hecho y su novela Noli me tangere, claramente anticlerical, le convirtieron en un mártir del librepensamiento de finales del XIX y del XX, siendo muy considerado en los círculos anarquistas, socialistas y republicanos. En diciembre de 1936 las nuevas autoridades rebeldes e ilegítimas le devolvieron su anterior nombre, que en realidad no se sabía inicialmente si se refería a Juan o a Bernardino, ambos Carvajales y ambos cardenales, tío y sobrino, el primero de Trujillo y el segundo de Plasencia, aunque con el tiempo se le puso el nombre de Juan a la placa, desvelando la incógnita. Bernardino López de Carvajal, obispo de Badajoz entre 1489 y 1493, era un hombre ambicioso y dado a las intrigas.

Embajador de los Reyes Católicos ante el papa Inocencio VIII, formó parte después de una cismática rebelión contra Julio II, aunque en la Biblioteca Vaticana se halla una abjuración suya de dicho episodio en tiempos de León X. Menéndez Pelayo dio noticia de él, como buen ortodoxo en su Historia de los Heterodoxos Españoles, diciendo que “Murió en Roma el 13 de diciembre de 1523, sin haber conseguido la tiara, tras de la cual anduvo afanado toda la vida” (Edición del CSIC, 1992, Tomo I, página 950). Por razones obvias su nombre era preferido al de Rizal por quienes a fuego y bayoneta calada tomaron la ciudad de Badajoz en agosto de 1936.

Calle Narciso Vázquez Lemus

Actual San Sisenando, que va a dar mediante la prolongación de Doncel y Ordaz a la Ronda del Pilar. En esta calle estuvo a finales del XIX y principios del XX el Gimnasio, cuya dirección facultativa recaía en Narciso Vázquez Lemus, médico en Badajoz desde 1876, en compañía de Luisa Ladrón de Guevara, encargada de la hidroterapia de mujeres, y Pilar Sampérez, titular de partos. Fue también, entre otras muchas cosas, presidente de la Asociación de la Cruz Roja, muy implicado en el levantamiento zorrillista de 1883, lo cual le llevó al exilio. De ideas socialistas, republicano federal y masón, diputado provincial y concejal del Ayuntamiento, murió en junio de 1932. A su entierro asistieron el ministro de Estado y varios diputados y diputadas, entre ellas Margarita Nelken.

El nombre se le puso a la calle en junio de 1933, y se le sustrajo en diciembre de 1936, por el del santo varón. Este se le había puesto ya en 1860, sustituyendo los nombres originales de las calles, que eran La Pulgosa y Calleja del Silencio. San Eulogio de Córdoba, padre y doctor de la Iglesia mozárabe, dejó escrito del tal Sisenando que, cuando supo que lo iban a degollar los infieles, acudió al martirio “con alegre ánimo, seguro de la corona de su victoria”. Entre las dos cabezas, una racional y otra mística, los fascistas prefirieron la última, y repusieron el nombre a la calle en diciembre de 1936.

Calle Giner de los Ríos

Actual Correos, que toma el nombre, cual metonimia espacial, del edificio de Correos que ocupa toda la acera. Originalmente fue el Paseo de las Viudas, por la alameda de eucaliptos que ocupaba el perímetro que hoy delimita el colegio General Navarro. Después, en 1905, el paseo pasó a llamarse de Pi y Margall, clarividente republicano federal, cráneo privilegiado, hasta que dicho paseo fue ocupado, en 1925, por el colegio mencionado, cuyo nombre responde al de Luis Navarro y Alonso de Celada, vocal del directorio militar de Primo de Rivera, no el fascista, sino su padre, el dictador. Durante la Segunda República, a partir de 1931, se le cambió el nombre al colegio y a la calle por el de Giner de Los Ríos, pedagogo, catedrático de derecho internacional y cofundador de la Institución Libre de Enseñanza, donde se educaron buena parte de los y las intelectuales de la República. El nombre de Francisco Giner de los Ríos fue el mismísimo demonio para la gente de ordeno y mando, por lo que en septiembre de 1936, todavía humeando los cadáveres en las tapias del cementerio —el muro de la desmemoria—, los fascistas, haciendo alarde de su ilustración, reponen el nombre del afín al golpismo General Navarro al colegio y a la calle le ponen Teniente Artigas, como homenaje a Eduardo Artigas Rivero, militroncho de la 2ª Legión del Tercio herido en la toma de Badajoz, donde no se le había perdido nada. Los verdugos purificados por el triunfo.

Calle Mariana Pineda

Actual José Lanot Moreno, antes llamada de San Agustín. Mariana Pineda es un símbolo de las libertades, asesinada mediante el garrote por negarse a delatar a sus compañeros, víctima de la intolerancia de los lacayos de Fernando VII (todavía quedan, pero de otro Borbón). Como se dice en una de sus mejores biografías, la de Antonina Rodrigo, publicada por La Linterna Sorda, fue una mujer pionera, revolucionaria, relacionada con los círculos anarquistas exiliados en Gibraltar, con los juramentados, los masones y los miembros de varias sociedades secretas granadinas.  En los años de la República, cuando se le dio el nombre de la calle en Badajoz, fue conocida a través de la maravillosa obra de García Lorca, a quienes los mismos fascistas que repusieron a la calle el nombre de San Agustín se encargaron de ejecutar, por poeta y homosexual. Aún estamos buscando su cuerpo.

Calle Pablo Iglesias

Actual Doblados, en vertiginosa bajada desde la Plaza de Cervantes. En abril de 1902 estableció en esta calle su sede la Unión Femenina, la primera organización claramente feminista laica y obrera de Extremadura, creada por mujeres al amparo de la Germinal Obrera. Su presidenta fue Luciana Rico Bodes, que colaboraba en periódicos ácratas de la época.

Otras mujeres ligadas a esta Unión, que la prensa burguesa llamaba “femenil” en vez de femenina, para ridiculizarla, fueron Marcelina Romero, Magdalena Enríquez, Ángeles Infante Rico, Guadalupe Romero, Felisa Falcón, Isabel Pachón, Josefa Llera, Jerónima Romero, Guadalupe Rico, Bárbara Gutiérrez, Josefa Sánchez, Marcelina Infante, Luisa Díaz (amplia relación en Extremadura anarquista. Siglo y medio de movimiento libertario, represión y contracultura en Extremadura, Chema Álvarez). En esta calle, todavía con el nombre de Doblados, se estableció la Casa del Pueblo, dominada en poco tiempo por la UGT, y ya después, durante la República, con el nombre de Pablo Iglesias, por la Agrupación Socialista. Los fascistas, nada más tomar Badajoz, no dejarían que acabase el mes de agosto de 1936 sin cambiarle el nombre por el de Falange Española, que tuvo hasta 1984.

Plaza de Torrijos

Actual Plaza de Santo Domingo de Guzmán, junto al convento del mismo nombre, sin el apellido, que perteneció a la orden del santo que comenzó con la quema de los albigenses y se convirtió en el mejor perro guardián de la Iglesia.  El nombre republicano responde al político y militar José María de Torrijos, enfrentado al absolutismo de Fernando VII, fusilado junto a sus compañeros en las playas de Málaga e inmortalizado por el cuadro de Antonio Gisbert.

Después de cinco años con el nombre legítimo de Plaza de Torrijos, los fascistas que ocuparon Badajoz repusieron a la plaza el nombre del santo padre inquisidor, sin el apellido.

Paseo de Pi y Margall

Actual Paseo de San Francisco. En mayo de 1931 recibió el nombre de quien fuera segundo presidente de la Primera República, Pi y Margall, con más de 20 obras en su haber. Solo su Historia de España en el siglo XIX, junto a su hijo Francisco Pi y Arsuaga, cuenta con ocho abultados volúmenes. Dado lo significativo que resulta el lugar para la ciudadanía pacense, nada más entrar los franquistas le cambiaron el nombre por el de General Franco, de quien no se conoce obra (sin adjetivos) alguna, y menos aún escrita al alimón con su hija Carmencita.

Tomás Romero de Castilla

Actual San Blas, la que parte de la plaza de San Juan. Aunque existe una actual calle Tomás Romero de Castilla, en Valdepasillas, originalmente estuvo en la que es hoy San Blas, desde 1910, tras la muerte de este profesor, pensador, filósofo, del que dejó excelente semblanza intelectual Manuel Pecellín Lancharro en su libro El Krausismo en Badajoz. Romero de Castilla fue compañero de enseñanza en el Instituto Provincial, durante corto tiempo, de uno de los grandes olvidados de la Historia en Extremadura, Agustín Cervantes del Castillo-Valero, catedrático de Latín y Literatura, introductor de la Internacional en las provincias de Cáceres y Badajoz, organizador del congreso de la FRE (Federación Regional Española) en Córdoba en enero de 1873, donde definitivamente se dividen las alas anarquista y socialista de la Internacional. Los fascistas, convencidos de que gente como Romero de Castilla fueron los introductores de las ideas democráticas en la sociedad, le quitaron en noviembre de 1936 el nombre a la calle, reponiendo el de San Blas.

Calle Rubén Landa Coronado

Actual Pedro de Valdivia, en cuya acera se encuentra el siempre llamado Hospital Provincial, hoy día Hospital Centro Vivo y ayer Hospital de San Sebastián. Rubén Landa Coronado, sobrino de Carolina Coronado, implicado en la sublevación zorrillista de Badajoz de 1883, fue periodista y presidente del Colegio de Abogados, padre de Matilde Landa, afiliada al Partido Comunista de España, republicana, de cuyo pecho no pudieron colgar ni crucifijos ni sotanas (Reincidentes dixit). Muy recomendable la lectura del reciente libro de Manuel Cañada sobre Matilde. El nombre de su padre le fue dado a la calle con el primer Ayuntamiento republicano, en mayo de 1931, y despojado de él en diciembre de 1936, cuando los fascistas, nostálgicos de la España Imperial, le restituyeron el de Pedro de Valdivia, fundador de Santiago de Chile bajo el signo de la cruz y la espada.

Calle Sixto Cámara

Actual Cardenal Silíceo. La calle va a dar a la Plaza de San Francisco y está flanqueada por un gran supermercado, donde en el siglo XVIII se encontraba una serie de edificaciones militares dedicadas a labores de ingenieros, según aparece en algunos planos y data Álvaro Meléndez Teodoro en su libro Apuntes para la Historia Militar de Extremadura. De ahí que antes de darle el nombre republicano, llevara el de Callejón del Parque de Ingenieros, situado entre correos y el colegio General Navarro, sobre el erial que quedó al descubierto tras talarse, en 1910, los eucaliptos del Paseo de las Viudas. Sixto Cámara (Sixto Sáenz de la Cámara, 1825-1859) fue un socialista utópico español, cercano a las ideas de Fourier, iberista, partidario de la unión entre España y Portugal.

Hacia 1850 fundó con Fernando Garrido la sociedad Los hijos del pueblo. En la noche del 8 de julio de 1859 conferenció en Olivenza con militares de Badajoz, que le prometieron sublevarse. Traicionado, huyó en dirección a Portugal, junto a un compañero y se perdieron en los campos de La Raya luso extremeña, en uno de los días más calurosos del año, donde, sin agua y extenuados, falleció posiblemente a causa de una insolación. En mayo de 1931 el Ayuntamiento republicano de Badajoz le dio el nombre al callejón, y en marzo de 1937 la Comisión Gestora se lo quitó para ponerle el de Cardenal Silíceo, arzobispo de Toledo en tiempos de Felipe II.

Calle Concepción Arenal

Antes de la República se llamaba calle Concepción Baja y en mayo de 1931 se le puso el nombre de quien fuera reformadora de prisiones, feminista y escritora cultivadora de varios géneros. Una de sus frases fue “abrid escuelas y se cerrarán cárceles”.

Avenida Joaquín Costa

Actual Avenida Joaquín Costa. Los fascistas también respetaron el nombre, que le fue puesto en honor al profesor de la Institución Libre de Enseñanza, historiador y jurisconsulto, autor de Oligarquía y caciquismo, la gran obra del Regeneracionismo. La calle, antes de denominarse con el nombre republicano, se llamaba Alameda Vieja, y sus viviendas, buena parte de ellas acabadas en 1930, las “casas baratas”.

Plaza de la República

Actual Plaza de España, un lugar que siempre será la Plaza de San Juan o Campo de San Juan. Durante la República se le dio el nombre homónimo, que los fascistas cambiaron por el de Plaza de España en septiembre de 1936. Antes se había llamado Plaza de Isabel II y Plaza de la Constitución.

Plaza de la Libertad

Actual Plaza de los Reyes Católicos, donde Puerta de Palmas.  Hasta 1931 fue la Plaza de Alfonso XII, Campo de la Cruz. La República le puso el nombre de Plaza de la Libertad, un concepto odiado en aquel tiempo por los fascistas y hoy en boca de sus nostálgicos herederos para confundir al rebaño. A finales de agosto de 1936, entre razia y crímenes de los ladrones que ocuparon Badajoz, le arrancan el nombre y lo sustituyen por el de José Antonio Primo de Rivera, ideólogo (si acaso se pueden llamar ideas a los puños y las pistolas) de semejantes botarates. Después, ya en 1951, el Ayuntamiento Franquista le pone el nombre de Plaza de los Reyes Católicos, martillo de herejes.

Calle 14 de Abril

Actual Abril. Dado que la calle ya se llamaba Abril, se le puso la cifra delante en conmemoración de la proclamación del nuevo régimen, elegido por la voluntad de los españoles y españolas en 1931. Quienes no respetaron esta voluntad le despojaron de nuevo del 14 en diciembre de 1936.

Calle Pedro Rubio

Actual calle José López Prudencio. En 1935 esta calle aún se llamaba calle Calatrava. En ella se encontraba el restaurante La Mezquita donde, el 10 de junio de ese año, fue asesinado mientras comía Pedro Rubio, diputado socialista y director del periódico obrero La verdad social, por un esbirro del ministro de la Gobernación, Rafael Salazar Alonso, lerrouxista. Manuel Cañada hizo una excelente crónica de este suceso en La doble muerte de Pedro Rubio. Poco después de este hecho, el 6 de abril de 1936, la calle recibió el nombre de Pedro Rubio.  El Ayuntamiento fascista repuso el nombre de Calatrava en diciembre de 1936. En 1950 recibió el nombre actual.

Calle del General Riego

Actual segundo tramo de la calle Vasco Núñez. En mayo de 1931 se le dio el nombre de Rafael de Riego, quien puso fin, con su pronunciamiento, al absolutismo de Fernando VII en 1820 y dio paso al período constitucional. En marzo de 1937 los franquistas le dan el nombre de General Aranda, militar golpista.

Plaza Alta

Actual Plaza Alta. La República cambió el nombre de este singular enclave, devolviéndole el de Plaza Alta a la que se llamaba por entonces Plaza de Alfonso IX, nombre puesto en 1926, durante la dictadura de Primo de Rivera.

Avenida de Blasco Ibáñez

Actual Avenida de Ricardo Carapeto, en el eje de San Roque. El primer Ayuntamiento republicano, de mayo de 1936, le puso el nombre a esta avenida en honor a otro gran defensor de la Primera República, Vicente Blasco Ibáñez, escritor, periodista, diputado, rebelde revolucionario, autor de obras que supieron retratar a las clases más humildes del siglo XIX y de inicios del XX, como La Bodega, donde se reflejan los hechos de Jerez de la Frontera de 1892, La Horda o El Intruso, esta última sobre la minería vasca y los sucesos anticlericales de Bilbao de 1903, con un fuerte alegato antijesuita.

Calle Miguel Servet

Actual Galache Hoyuelos, entre Avenida de Ricardo Carapeto y calle Fuencarral, en el barrio de San Roque. En mayo del 31 recibe el nombre en honor de quien fuera víctima de la intolerancia religiosa y hoy cuenta con estatuas por toda Europa. A pesar de haber solicitado en sus últimos momentos que le decapitaran, para ahorrarse el sufrimiento de morir asfixiado y abrasado, fue quemado en la hoguera junto a algunos de sus libros por orden de Calvino el 27 de octubre de 1553, en una agonía que duró dos horas dado que los haces eran de leña verde para hacer más lenta la combustión. Stephen Zweig dejó un excelente relato de este hecho en su libro Castellio contra Calvino. Los fascistas le quitaron el nombre en 1937 y le pusieron el de Pedro de Valencia. Más tarde recuperaría el de Galache Hoyuelos.

Calle Independencia

Actual José Macón, por San Roque. José Macón Seco fue gobernador militar de Badajoz, formado en las guerras de África y de Cuba. En mayo del 31 el Ayuntamiento republicano le cambia el nombre por el de calle Independencia, que borran los fascistas tras invadir la ciudad y tomarla por la fuerza.

Calle Jaime Vera

Actual calle Toledo, en San Roque. Jaime Vera fue médico y cofundador del PSOE, candidato socialista a las elecciones generales por la provincia de Badajoz en 1916. Su nombre, puesto a la calle en 1931, fue suprimido por los fascistas en diciembre de 1936, que le pusieron el actual de Toledo (les faltó el Alcázar).

Calle Primero de Mayo

Actual 2 de Mayo, paralela a Ricardo Carapeto, en San Roque. Antes de la República se llamaba María Cristina, pero cuando los borbones tomaron las de Villadiego, con la seguridad de que volverían aplaudidos, como aconteció en 1975, la recién estrenada República le cambió el nombre por calle Primero de Mayo, en honor al movimiento obrero. Fue también un mes de mayo, el de 1937, cuando los usurpadores del Ayuntamiento, con Quintanilla a la cabeza, le cambian el nombre por 2 de Mayo, gesta patriótica donde el pueblo se echó a la calle a defender lo suyo mientras los reyes del momento vendían la misma patria al ejército invasor.

Calle 11 de Agosto

Actual calle Francisco Rodríguez Bermejo, en San Roque. La República le dio el nombre en 1931 en conmemoración del 11 de agosto de 1921, fecha en la que el dictador Miguel Primo de Rivera anunció la retirada de las tropas españolas de Marruecos, tras el Desastre de Annual. Dado el pasado africanista de quienes tomaron Badajoz, formados en aquel matadero, le cambiaron en diciembre de 1936 el nombre por el de 14 de Agosto, para que Badajoz siempre recordara el día en que trasladaron sus prácticas de África a España. Hoy día recibe el nombre de un sindicalista de UGT, concejal electo en las elecciones de mayo de 1983.

Calle Sol y Ortega

Actual Calle García de la Huerta, en San Roque. El Ayuntamiento republicano le puso el nombre del abogado y político catalán Juan Sol y Ortega (1849-1913), afiliado al Partido Republicano de Manuel Ruiz Zorrilla. Los fascistas le cambiaron el nombre por el de García de la Huerta, escritor de Zafra del siglo XVIII.

Calle Rosario de Acuña

Actual Juan Pablo Forner. Antes de la República la calle se llamaba Reina Victoria. El Ayuntamiento republicano le pone el nombre de Rosario de Acuña en honor de Rosario de Acuña y Villanueva (1850-1923), una de las primeras defensoras de los derechos de la mujer. Excepcional periodista, sus artículos eran dardos envenenados contra una sociedad más que conservadora y clasista. Sus enemigos en la prensa escrita la llamaban “La demente”, “la bruja” o la “Diabólica ciega”, pues era casi invidente. Tras publicar un memorable artículo en el diario El Progreso de Barcelona, en noviembre de 1911, titulado “La jarca de la universidad” (fácil de encontrar hoy día en Internet), en el que criticaba a unos estudiantes universitarios que habían apedreado a dos mujeres por atreverse a asistir a las clases de la facultad de Filosofía en Madrid, y de quienes dijo que, como la mayoría, eran “engendros de un par de sayas: la de la mujer y la del cura o fraile”, tuvo que huir a Portugal por ver amenazada su vida. La Iglesia (a la que ella denominaba “Acción Católica Criminal”) no le perdonó jamás sus verdades. Murió el 5 de mayo de 1923 en Gijón, en la más absoluta indigencia, tras contribuir a educar a muchas mujeres y hombres de la clase proletaria, y sin cejar en su empeño en la defensa de los derechos de la mujer. A pesar de que a la puerta de su casa había una carroza fúnebre para trasladar su féretro al cementerio, no fue necesaria porque, como dijo un cronista de la época, “el pueblo, el pueblo auténtico, los bajos, los últimos, los que viven al día de su trabajo de todos los días, luchaban y se disputaban el honor de sentir sobre sus fuerzas el peso de aquel tesoro caído, el que le había dedicado los frutos mejores de su talento y de su vida larga y penosa”. Una excelente referencia sobre Rosario de Acuña se puede encontrar en el libro de Ana Muiña, Rebeldes periféricas del siglo XIX, en La linterna sorda ediciones. Los fascistas pusieron a la calle el nombre de Juan Pablo Forner, escritor de la segunda mitad del XVIII, nacido en Mérida, polemista, fiscal del Consejo de Castilla, feo, católico y poco sentimental.

Sin estar todos, los nombres del callejero republicano son muy significativos de la nueva época que estaba por llegar. Nombres de intelectuales, pedagogos, feministas, políticos demócratas…, son borrados por el fascismo en un intento más por reescribir la historia sobre las paredes de las calles, de modo que la historia de las libertades sea suplantada por el desprecio y la mentira.

El saqueo de Badajoz y los crímenes que le acompañaron, a manos de unos militares que traicionaron a su propia divisa, comportándose como vulgares rateros y homicidas, comenzó el 14 de agosto de 1936, al entrar las tropas por los aledaños del Palacio de Godoy. De ahí que le quitaran el nombre a la calle Chapín para ponerle el de quienes pasaron a cuchillo a la ciudadanía pacense y a la población que se había refugiado en la ciudad, sin piedad ninguna. Poco honor y gloria caben en esta gesta.

En uno de sus maravillosos cuentos, Del rigor en la ciencia, publicado en El Hacedor, Jorge Luis Borges relata la historia de un Imperio donde los Colegios de Cartógrafos levantan un Mapa “que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él”. Las generaciones siguientes, menos adictas a la cartografía, entendieron que ese mapa era inútil “y no sin impiedad lo entregaron a las inclemencias del Sol y de los Inviernos”. Con el tiempo, solo perduraron despedazadas Ruinas del Mapa, “habitadas por Animales y por Mendigos”.

Las calles de la República aún lucen sus nombres en Badajoz, en el recuerdo de quienes nos empeñamos en rescatar la memoria y la verdad que de ella se desprende. Si alguna vez invita a alguien a visitar esta hermosa y entrañable ciudad, no olvide señalarle dónde están.

https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/callejero-republicano-badajoz

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