Antonio Cubiles Albarrán

Olvera
Cádiz
Juan Antonio del Río Cabrera, Jesús Román Román y Fernando Sígler Silvera

Antonio Cubiles Albarrán, obrero del campo, tenía 25 años cuando se inició la sublevación militar. Vivía en el número 30 de la calle Sevilla de Olvera (Cádiz), era miembro del sindicato UGT y en la víspera de la guerra estaba trabajando en un cortijo del término, «propiedad de don Enrique el médico» y que llevaba en arriendo un compañero de faenas, conocido como «Moncayo», con quien estuvo segando aquellos días. Al pueblo regresó el 18 de julio por la tarde, y dos días después se trasladó al cortijo de la «Dehesa Nueva», donde trabajó con el guarda, apodado «Paquito el de Penano». En este lugar estuvo hasta el 15 de agosto, en que se marchó a la campiña de Ronda.

Seguidamente pasó seis meses en las eras de El Burgo trabajando para la colectividad, y en este tiempo sobrevivió con la manutención que le proporcionaba el comité de este municipio malagueño. Ante el avance de las fuerzas nacionales, prosiguió su periplo hacia Málaga y luego hacia Almería, donde estuvo unos días alimentado igualmente por el comité de aquella ciudad. Después llegó a Huelma, en la provincia de Jaén, donde fue movilizado por estar su quinta llamada a filas. En el ejército republicano fue destinado a la primera compañía del cuarto batallón de la 180 brigada de infantería, con la que combatió en distintos frentes: dos meses en trincheras en Santiago de Calatrava y luego en el sector de Alturas del frente de Levante. Defendió la República hasta el final de la contienda, y una vez derrotada la causa por la que luchó, se trasladó a Valencia, donde se montó en un tren para regresar a Olvera. A los cuatro días de llegar a su pueblo, el 3 de julio de 1939, fue detenido e ingresado en la cárcel, y las autoridades franquistas emprendieron los trámites para procesarle.

El jefe local de Falange emitió un informe el 29 de julio de 1939 en el que decía de Cubiles, de filiación socialista, «actuó en huelgas y se significó por sus ideas extremistas». Dos días después, el comandante militar le abrió la ficha clasificatoria y requirió los informes preceptivos sobre el comportamiento del sindicalista olvereño al alcalde y a la Guardia Civil. El primero de ellos, Benito Gómez, basándose en una información del jefe de la guardia municipal, dijo de Cubiles que perteneció al partido socialista y que «actuó en todas las huelgas» organizadas antes del golpe, pero matizó que no había podido adquirir noticias sobre su actuación durante la noche del 27 de julio de 1936; solo sabía que se marchó al día siguiente con la columna republicana de Ronda. Por su parte, el comandante de puesto, José Sánchez Hinojo, dijo que se destacó «en sus propagandas en favor de sus ideales», pero que ignoraba su actuación concreta en julio de 1936 en Olvera ni durante la guerra en zona republicana.

Pese a esta falta de argumentos para imputarle, el delegado del auditor de guerra en Cádiz ordenó el 31 de agosto de 1939 instruir contra él un procedimiento sumarísimo (numerado 8970), para lo que designó como juez al teniente de infantería Manuel Alabart Miranda, quien el 7 de septiembre, al ser nombrado para otro destino, fue sustituido en estas actuaciones por el teniente de infantería José María Cuadro Suero, con el sargento Fernando Cortés Cortés como secretario. El día 11 el instructor volvió a recabar los informes políticosociales sobre la conducta de Cubiles. Dos días después respondió el jefe de Falange, quien amplió sus acusaciones iniciales y dijo de aquél que «actuó en huelgas, coacciones y daños a la propiedad y se significó en todo momento por sus ideas marxistas» —sin especificar en ningún momento hechos concretos en los que hubiese participado—.

A la espera de los informes del alcalde y el comandante de puesto, el instructor tomó declaración a Antonio Cubiles el día 15. A la pregunta de por qué huyó cuando empezó la guerra, contestó que «por miedo, ya que le decían que las fuerzas nacionales fusilaban a todo el mundo», y a la cuestión de si participó en los hechos desarrollados del 22 al 28 de julio de 1939 respondió que no porque entonces estaba en la «Dehesa Nueva».

Como había dicho que estuvo trabajando con «Paquito el de Penano», el instructor lo llamó a declarar. Éste, llamado Francisco Cabezas Morales, de 29 años, manifestó que Cubiles no llegó al cortijo el día 20 sino el 24 de julio y que le estuvo ayudando en las faenas agrícolas hasta el 15 de agosto. Añadió que fue él quien aconsejó a Cubiles que se marchara porque la Guardia Civil le había dicho que se estaba comprometiendo al albergar a un refugiado en la finca. Subrayó que lo hizo sin resistencia, pese a que su deseo era quedarse en el término, pero que se marchó presionado por quienes llegaban diciendo que «en Olvera estaban fusilando a mucha gente».

El instructor llamó también a declarar a otras dos personas citadas por Cubiles para avalar su conducta. José Díaz Falcón «El Pellejero», de 24 años, residente en el número 61 de la calle del Pilar y conocido de Cubiles desde la infancia, aseguró que éste tuvo siempre buen comportamiento, que no portó armas, que durante la República procuraba evadirse de las comisiones de paro forzoso organizadas en la Casa del Pueblo, y que el 23 de julio de 1936 estuvo en su casa para mostrarle su propósito de trasladarse a la «Dehesa Nueva» para retirarse del pueblo.

El juez también interrogó al secretario del juzgado, José García Moreno, asimismo conocido de Cubiles desde la infancia. Dijo que ignoraba cuál había sido su conducta y que una· vez iniciada la guerra sólo lo vio una vez, el 28 de julio en la finca «Eras Viejas», «sin armas y en unión de sus familiares».

Mientras recababa estas declaraciones, el instructor recibió los otros dos informes que había solicitado, fechados el 23 y 30 de septiembre de 1939, respectivamente. En el primero, el comandante de puesto volvió a decir que Cubiles pertenecía al partido socialista, tomó parte en cuantas huelgas hubo en esta ciudad, actos de sabotaje, coacciones y daños a la propiedad —de nuevo sin detallar hechos concretos— y se marchó con la columna de Ronda. En el segundo, el alcalde, Francisco Bocanegra Castro, repitió lo que había dicho su antecesor en el cargo, Benito Gómez. Además, el juez municipal, Jerónimo Troya, a requerimiento del instructor, certificó que Cubiles no fue interventor en las elecciones del Frente Popular.

Con estos testimonios, el juez Cuadro Suero decretó el 13 de octubre de 1939 la libertad provisional de Antonio Cubiles, al quedar probado que no participó en los hechos de la noche del 27 al 28 de julio de 1936, y una semana después el auditor de guerra ratificó dicha decisión. No obstante, el consejo de guerra que vio su causa no se celebró hasta el 12 de abril de 1940. Fue en Cádiz y lo presidió el coronel López Alba, con los vocales García Trujillo, Méndez Márquez y Toscano, y con el capitán Wilhelmi Castro como ponente Este tribunal acordó proponer al auditor el sobreseimiento provisional de las actuaciones. El 11 de mayo siguiente el auditor Ignacio Cuervo ratificó el sobreseimiento de esta causa, pero al mismo tiempo ordenó el ingreso de Cubiles en un batallón de trabajadores durante un año. El juez ejecutor de sentencias del Consejo de Guerra Permanente de Cádiz, el teniente de infantería Rafael Gil de Montes y de Villar, se hizo cargo de las diligencias practicadas para la detención del encartado olvereño. El 20 de mayo de 1940 ordenó su apresamiento para que fuese conducido, en principio, al campo de concentración de Rota. El 2 de junio siguiente fue ingresado en el calabozo de Olvera, junto a otros cuatro represaliados que se hallaban también en libertad provisional, y el día 18 de ese mes el gobernador ordenó a la Guardia Civil que lo trasladara de la cárcel de Olvera al batallón de trabajadores nº 131, en Facinas, junto con otros siete olvereños detenidos (Manuel Blanco Zambrana, Luis Pérez Cabeza, Francisco Troya Salas, Francisco Bocanegra Castro, Francisco Sabina Periáñez, Antonio Escalona Villalva y José Usagre Almagro). El día 22 Cubiles y sus compañeros fueron llevados al campo de concentración de Facinas y hasta el 15 de julio de 1940 no se le notificó la resolución judicial que recayó sobre él. Tras cumplir un año en el campo de concentración, Antonio Cubiles salió en libertad vigilada, situación en la que permaneció hasta abril de 1946.

Fuente: Juan Antonio del Río Cabrera, Jesús Román Román y Fernando Sígler Silvera, La historia recobrada. República, sublevación y represión en Olvera. Asociación Papeles de Historia – Grupo de Investigación Sierra de Cádiz: historia, patrimonio, cultura (UNED), 2011.