Purificación Rivas Castro

Salar
Granada
Silvia González Alcalde y Pepa Miranda

Doña Pura: La memoria recuperada de la maestra de Salar

Pepa Miranda *

Silvia González Alcalde **

Purificación Rivas Castro era natural de Granada, hija de don Ricardo Rivas y doña Natalia Castro, residentes en la calle del Postigo de San Agustín. Creció en un ambiente culto y progresista. Uno de sus numerosos hermanos, que no alcanzaron la edad adulta, fue apadrinado por Ángel Ganivet. Cursa estudios de magisterio en la Escuela Normal de Granada, con la «autorización paterna», iniciando los mismos en 1898, a los 15 años. En julio de 1900 solicita el examen de reválida para la obtención del título de Maestra de Instrucción Primaria Elemental. En junio de 1902 se examina para la obtención del título de Maestra de Instrucción Primaria Superior. Todos ellos obtenidos con unas notas «excelentes».

Recibe el título, según se anuncia en Magisterio Español el 2 de octubre de 1909, como Maestra Superior, es nombrada por oposición el 10 de octubre de 1910.  Su destino, según recoge el diario El Radical de 18 de noviembre de 1910 será el municipio de Salar, donde tomará posesión el 7 de diciembre. Será maestra de este pueblo durante veintiséis años.

En el año 1913 firma un manifiesto a favor de la enseñanza religiosa en las escuelas y en 1929 recibe un premio especial de 200 pesetas por un proyecto educativo otorgado a un grupo de maestros de toda España.

Su actividad y dedicación a la enseñanza es plena durante todos sus años de ejercicio, es una maestra vocacional, convencida de la necesidad de la educación para el progreso.

Purificación Rivas no tenían ningún tipo de adscripción política, pero su marido Francisco Miranda si participaba en la vida política local, representando al Partido de Martínez Barrios en algunos procesos como miembro de alguna mesa electoral. Igual ocurre con su hijo Francisco, «Paquito», del que hay constancia que participó en la fundación del Partido Comunista local.

Las circunstancias que recoge el historiador José Montero Corpas en su libro Historia de Salar, de inseguridad y la violencia tras la quema de la Iglesia al comienzo de la Guerra Civil, hacen que los dos hijos de Pura, Francisco y Ángel, junto a su padre Francisco Miranda Lara, comerciante, pasen a zona republicana. Esto resultaría fatal. A falta de hombres a quienes encarcelar o ejecutar las autoridades franquistas se cebaban hostigando a las esposas, madres, hijas y hermanas de los huidos.

A principios de septiembre del 36, el pueblo es tomado por las fuerzas franquistas, doña Pura, su suegro y sus hermanas no se atreven ni a salir de la casa. En medio de este ambiente, cada vez más peligroso se les inculpa de incitar y ayudar a un soldado, conocido de su suegro, a pasarse al bando republicano (posteriormente se descubrió que fue otro vecino quien le ayudó). Doña Purificación decide declarar, acompañada por el juez municipal, ante el comandante militar que no accede a recibirla. Las autoridades ya habían decidido sobre el destino de la familia, aun así deciden permanecer en su casa.

El día 26 de diciembre de 1936, cuando un camión con presos se detiene ante su casa, doña Pura sabiendo que todo está perdido decide lanzarse desde el segundo piso de su casa a la calle, muriendo en el acto, le sigue su hermana Enriqueta, que queda colgada de un balcón y malherida. Enriqueta es colocada sobre un colchón (su estado le impedía mantenerse erguida) y junto a José Miranda Rodríguez, su hermana Concha Rivas, es trasladada en un camión hasta el cementerio de Loja, en cuyas tapias son fusilados los tres en la madrugada del día siguiente, Enriqueta que en los últimos meses preparaba su boda con el maestro Juan Barrios Fernández, recostada sobre el colchón.

Mientras el cuerpo de D.ª Pura permanece en el depósito de cadáveres, sin que nadie decidiera que hacer, un grupo de vecinos desvalijaron la vivienda, llegando en su afán de rapiña a levantar la solería buscando joyas o dinero. Parte del mobiliario se destinó a adecentar el local de Falange.

Así mismo, en su familia política hay una fuerte implicación y participación política. El hermano de su marido, José Miranda Lara era el presidente de la Agrupación Socialista del Padul, había sido concejal y presidente fundador de la Sociedad Obrera «La Alianza», sería fusilado el 7 de agosto de 1936, en las tapias del cementerio de Granada. Su suegro José Miranda Rodríguez había sido el primer alcalde socialista en la misma localidad.

Solo años después, tras el paso por diversos frentes de batalla, cárceles, campos de trabajo como el de Algeciras, el marido y los dos hijos de Pura conocerían el alcance de la tragedia que había llevado al exterminio de parte de la familia.

Muchos años después uno de sus hijos, Paquito, volvería a ser condenado a varios años de cárcel por ayudar a una partida de guerrilleros de la zona.

Desde la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica planteamos hace años un homenaje a una maestra que ejerció enorme influencia en muchas generaciones de niñas del Salar y cuya memoria había sido sepultada en el silencio. Este merecido homenaje supone una justa reparación para la familia Miranda Rivas y un justo recuerdo a esta maestra granadina que merece nuestro reconocimiento por su labor en la escuela rural de nuestra provincia.

Fuente: http://www.elindependientedegranada.es/ciudadania/dona-pura-memoria-recuperada-maestra-salar

* Silvia González Alcalde, vocal de investigación y familiar de la AGRMH.

** Pepa Miranda, socia de la AGRMH y sobrina nieta de Purificación Rivas Castro.