ACTUALIZACIÓN. París. Actos por la participación de los exiliados en la liberación de la ciudad

75 ANIVERSARIO.  ‘La Nueve’

Abucheos y reproches a la ministra Delgado por la falta de reconocimiento en España a las víctimas del franquismo

LUIS MIGUEL PASCUAL (EFE)
París. Sábado, 24 agosto 2019

Por primera vez un ministro español rinde tributo en París a la Novena Compañía, cuyo papel fue clave en uno de los hitos de la II Guerra Mundial.

Los actos en recuerdo a los republicanos españoles que liberaron París del yugo nazi hace 75 años se tornaron este sábado en una reivindicación, aprovechando la presencia por vez primera de un miembro del Ejecutivo español, la ministra de Justicia, Dolores Delgado. Fue en el último acto de una jornada cargada de homenajes en diferentes puntos de la capital francesa, cuando Delgado se disponía a descubrir una placa junto al jardín adyacente al Ayuntamiento que lleva el nombre de los Combatientes de “la Nueve”, la primera brigada que entró en París aquel 24 de agosto de 1944, compuesta esencialmente de republicanos españoles que se habían exiliado tras la Guerra Civil.

En sus alocuciones, varios representantes de asociaciones habían pedido al Ejecutivo más reconocimiento para las víctimas del franquismo y consideraron laxa la ley de memoria histórica de 2007. El tono fue subiendo hasta que una representante de la anarquista CNT acabó coreando el “No pasarán”, en medio del aplauso general. Delgado era la siguiente en el turno de palabra y no esquivó el órdago que le habían lanzado: “Os agradezco que exijáis a los poderes públicos que den pasos en favor de la verdad, la justicia y la reparación. A veces las leyes van más lentas que la sociedad”.

Sus palabras no calmaron a un auditorio nutrido, medio millar de asistentes, muchos de ellos procedentes de España y otros hijos de exiliados del franquismo, algunos vestidos con uniformes republicanos, muchos más con la banderalila, roja y amarilla. Los abucheos hicieron que la ministra se decidiera a responder, a asegurar que su presencia en esos actos, la primera de un miembro del Ejecutivo desde que París comenzó a reconocer la labor de aquella brigada de españoles, era ya un avance y que su Gobierno quiere dar pasos hacia la reparación de las víctimas.

“Estamos aquí para escuchar las voces de las víctimas y para avanzar. Queremos cambiar una ley buena, la de memoria histórica de 2007, para mejorarla a partir de vuestras aportaciones”, aseguró Delgado dirigiéndose a representantes de las asociaciones. Sus palabras no calmaron al público que siguió interpelando con gritos de “España es republicana” y la ministra mantuvo el diálogo desde el estrado.

“Estoy convencida de que los combatientes que entraron en París hace 75 años poniendo su pecho por delante para defender los valores de la libertad defenderían hoy la Constitución de 1978”, aseguró, una frase que acabó por encender al público. Delgado reconoció que aquellos valientes y sus descendientes “merecen reconocimiento y justicia” y afirmó que “el Gobierno de España está aquí por eso”.

El ambiente se calmó cuando en su lugar subió al estrado la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, la responsable de que “la Nueve” tenga una plaza en París y que su combate comience a ser reconocido en Francia.

La regidora aseguró que “solo en París puede ocurrir algo así, porque es una ciudad de diálogo y de controversia en libertad”.

“Creo que el Gobierno español envía una señal importante al estar hoy aquí. Podríamos quejarnos si no estuvieran aquí. Pero están y quieren cambiar la ley de memoria histórica“, dijo Hidalgo, hija ella misma de exiliados españoles.

Posteriormente, la alcaldesa y la ministra inauguraron una placa de homenaje regalada por la anterior administración del Ayuntamiento de Madrid, sin que hubiera ningún representante de la nueva corporación municipal de la capital española.

Además, entregaron los certificados de reparación a dos excombatientes, Mariano Laborda y José Góngora.

Hidalgo y Delgado compartieron varios actos a lo largo de la jornada, entre ellos la inauguración de un enorme mural pintado en una fachada como homenaje a “la Nueve” y un jardín dedicado a Federica Montseny, que durante la Segunda República se convirtió en la primera mujer ministra de la historia de España.

En esos actos, el ambiente fue menos tenso. Delgado destacó que los combatientes de “la Nueve” defendieron “lo mejor de la historia” de España y se batieron para que hoy “se pueda disfrutar de la libertad”.

“Llegaron los primeros a París, pero fueron los últimos en ser reconocidos”, aseguró la ministra, que lamentó que su hazaña quedara durante años escondida en la memoria colectiva.

La alcaldesa reconoció que “se ha tardado mucho” en reconocer la labor de esos combatientes que, luchando contra el nazismo, creían poder también acabar con el franquismo en España.

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TLN. Un texto que no por ya publicado hace un tiempo, traza un retrato más detallado para conocer a La Nueve y a los acontecimientos que rodearon la liberación de París.

Anecdotario de “La Nueve”

Hoy nos toca andar, mucho además, pues tenemos que seguir los pasos de una parte de los componentes de la división  Leclerc, pues nos centraremos en su novena compañía, formada casi íntegramente por republicanos españoles y con una mayoría libertaria en sus filas. De anécdota en anécdota seguiremos el rumbo de la 2ª división blindada de la Francia libre, entraremos con ellos en París, seguiremos hasta el nido del águila de Hitler y aún iremos más allá. Hoy hablamos de la nueve.

Para empezar, hay que decir que de los 160 componentes de la compañía 146 eran republicanos españoles, siendo el resto algunos franceses y otros ex componentes de las brigadas internacionales. Si hacemos caso al capitán Dronne y a algún otro componente de la novena, la mayoría eran libertarios, sobre todo en la tercera sección que mandaba el canario Miguel campos. Por nombrar a algunos de aquellos anarquistas de los que tan poco sabemos, Jesús Abenza, Manuel Bullosa, Miguel Campos “Canario”, Ramón Estartit David “Fabregas”, Germán Arrue “Mejicano”, Manuel Pinto Queiroz “Manuel Lozano”, José Nadal Artigas y su hermano, del cual desconozco el nombre “Fermín y Constantino Pujol”, Faustino Solana “Montañés”, Ángel Rodríguez Leira “Ángel López cariño”, Federico Moreno, Martín Bernal “Garcés”, Alicio Vázquez Blanco, Enrique Giménez, Alfredo Piñeiro, Domingo Baños, Patricio Ramón “Bigote”, Pablo Moraga, Luis Argueso Cortés “Gitano”, Luis Quintela Ortiz, José Padrón Martín, Pablo García, Antonio Soler “José Caro”, Juan Benito Pérez Vallespí, o Pedro Solé Pladellorens “Pedro Juan Castells”.

Para quien lo desconozca, el final de la guerra civil reunió en Alicante a miles de civiles y militares con la esperanza de poder coger un barco y marchar al exilio. Las tropas fascistas acabaron bloqueando el puerto y los italianos tomaron la ciudad que se convirtió en una inmensa ratonera, el último barco que de aquel puerto salió fue el Stanbrook, cargado de gente hasta los topes, en dicho buque encontramos algunos de los integrantes de la compañía, entre ellos al que sería teniente de la nueve, Amado Granell, o a los libertarios Abenza, Campos y Moreno.

Empezaremos diciendo que al principio, la unidad no era la nueve, sino el  regimiento de marcha del Tchad, formado en Argelia y con mayoría de soldados africanos de color, denominados “tirailleurs”, y aún antes de eso, fueron los Corps Francs. Y mira por donde, cuando se formó la 2ª división blindada, en 1943, dirigida por franceses pero integrada y a las órdenes de los norteamericanos, estos últimos prohibieron a las tropas coloniales formar parte de la división. Pese a las enérgicas protestas de Leclerc, que fueron ignoradas, con excusas tan peregrinas como que no iban a poder dominar la técnica del moderno armamento, el frio que hacía en Europa, o simplemente el puro y duro racismo, muchos de estos soldados de color, fueron desarmados, se les retiraron sus uniformes nuevos y fueron devueltos a sus aldeas. Este era el pago de los aliados a las vidas perdidas de sus compañeros y todos los penares sufridos durante los primeros años de guerra.

Durante la campaña de Túnez, en una breve parada en Zaguán, un respetable comandante inglés de un grupo de antitanques puesto a disposición de Leclerc en Gabés, tras elogiar largamente la unidad francesa y a su general, pide urgentemente el traslado a una unidad donde haya hombres “temerosos de dios”.

Dronne hablaba así de sus hombres: eran difíciles porqué era preciso que aceptaran por si mismos la autoridad de su oficial y fáciles porqué cuando ganabas su confianza era total y absoluta. A pesar de su aspecto rebelde eran muy disciplinados, de una disciplina original, libremente consentida. En su gran mayoría no tenían espíritu militar, eran incluso antimilitaristas, pero eran magníficos soldados, valientes y experimentados.

Estamos en abril de 1943, tras la batalla de Túnez, la división es exiliada a Sabratha, entre la frontera tunecina y Trípoli con la intención de que dejen de desertar hombres de la legión extranjera francesa y se pasen a los cuerpos francos de Leclerc, los primeros luchan bajo órdenes del general colaboracionista Petain y los segundos lo hacen por De Gaulle y la Francia libre. Durante el descanso de Sabratha, algunos de los soldados se dedican a la pesca, con el poco académico pero eficaz método del lanzamiento de granada. Un día una de las granadas se desvió sin intención y cayó junto a un grupo de oficiales franceses dando un susto de aúpa tanto a los oficiales como al lanzador, pero dado que no hubo bajas se saldó el asunto con muchos gritos y juramentos y el arresto del lanzador.

 La 2ª DB se forma y se rearma en Temara, Marruecos, de esta temporada tenemos algunas curiosas anécdotas, como por ejemplo, la de “Saud”. Saud era un mono casi de la altura de una persona, que había sido adoptado por un grupo de soldados y que hacía instrucción como los demás, incluso le habían hecho un fusil de madera y era uno más en la formación cuando sonaba la orden de firmes. También hacía cola para el rancho, cogía un plato y lo único que lo diferenciaba es que comía sin cubiertos. Por la noche tenían que ir listos y rápidos cuando montaban las tiendas, pues Saud se colaba como una flecha y si pillaba sitio ya no había manera de echarlo. Cuando la nueve dejó Marruecos Saud se quedó con una familia en Rabat.

Para quien le pueda interesar, la 2ª DB estaba formada por unos 16000 hombres, con algo menos de 3000 españoles entre ellos, contaba con 4200 vehículos, entre ellos 160 tanques, 80 tanquetas, 200 semiorugas, 36 cazatanques, 57 cañones autopropulsados, y muchos jeeps y camiones que además arrastraban o montaban cañones o ametralladoras pesadas. Todo el material era norteamericano.

También fue en Temara donde se bautizaron los semiorugas recién adquiridos, poniendo nombres de batallas para evitar discusiones ideológicas y fue el teniente “Bamba” quien los rotuló al ser el que mejor letra tenía. Respecto a los nombres, decir por ejemplo que el “Les Pingouins”, ante la imposibilidad de llamarlo “Durruti” fue llamado así por la manera que los franceses tenían de designar a los españoles. El “Les Cosaques” viene de que cuando la nueve llegó a Inglaterra, al poco de llegar hubo un caso de violación, y la mujer dijo que había sido un hombre que hablaba mal el francés. El capitán Dronne les acusó entonces de actuar como cosacos. La tropa de la nueve retiró el habla y el saludo a este oficial hasta que se disculpó, pues poco después se cogió al culpable y no era ninguno de los españoles. Los vehículos cambiarían de numeración conforme eran destruidos o sufrían reparaciones importantes, manteniendo el nombre con otro dígito ordinal. Así hubo, al menos, dos “Guernica”, tres “Résistance” o dos “Mort aux cons”. Algunos, cambiaron de nombre como el “España Cañí” que después de la liberación de París pasó a llamarse “Libération”.

Tras el periplo inglés la nueve desembarca en la playa denominada Utah, en las costas de Normandía, lo hace dos meses después que las primeras tropas y pronto se unen al combate. Rápidamente descubren formas de hacer negocio entre los combates pues los americanos pagaban muy bien por los prisioneros alemanes pues recibían distinciones o permisos. Al principio se los entregaban sin cargo alguno, pero viendo las posibilidades del asunto y muy en contra de las ordenes,  se inició el intercambio de prisioneros por material bélico u otras mercancías, por ejemplo, cinco soldados alemanes por una lata de 20 litros de gasolina, por 10, dos latas o dos pares de botas de media caña, por 20 soldados una ametralladora. Por tres oficiales de estado mayor se pagaba una motocicleta y si eran SS se le añadía el sidecar. Por un general se conseguía un jeep. Además, normalmente había propinas de carne en conserva, chicles, tabaco rubio, petacas de whisky o algún neumático. Para decir verdad, algunos de los oficiales y generales entregados, de tales solo tenían el uniforme, pero como los americanos pagaban…a veces el trueque no quedaba ahí, por la lata de 20 litros un campesino daba 2 gallinas, o la motocicleta se cambiaba por un cerdo o dos corderos, y todos contentos.

 “Ils sont arrivés”, las palabras vuelan, “han llegado”, tarde noche del 24 de agosto de 1944, por fin los primeros blindados aliados entran en el París ocupado, bueno, no tan ocupado pues la resistencia se ha alzado en armas hace unos días, y casualidad, resulta que los nombres de los blindados y sus tripulaciones, ni son franceses, ni son norteamericanos, los primeros son nombres de batallas de la guerra civil española y los segundos, son esos “rojos españoles” a los que iban a observar a través de las alambradas de los campos de concentración del sur de Francia a ver si les encontraban cuernos y rabo diabólicos. 

  Los anarquistas españoles de la nueve y los que participan en la resistencia parisina pronto se encuentran. Una vez liberada la ciudad y tranquilizadas las cosas se ponen de acuerdo para conseguir armas para la futura lucha de cara a la liberación de España. Dronne colabora con un semioruga que ha adquirido ilegalmente a los americanos pero no quiere saber nada más del asunto, Campos y Bullosa lo integran en la retaguardia de la 3ª sección y la CNT parisina de Laureano Cerrada pone los tripulantes, Manuel Huet, Joaquín Blesa, Liberto Ros, Mariño, Rosalench que sería el conductor y García el tirador. Durante cerca de 8 semanas el Halftrack “Kanguro” irá en retaguardia de la 3ª sección recogiendo todas las armas ligeras que les sea posible y mandándolas después a París en camiones de municionamiento cuando iban a reaprovisionarse, estos camiones estaban a cargo de “Bamba” que les avisaba de sus viajes a la capital. Uno de los días que andan de requisa, se han separado más de la cuenta de la columna y en una carreterucha secundaria se encuentran con un convoy americano al mando de un general. Son detenidos, interpelados y creen que puedan ser alemanes disfrazados, por suerte aún no han visto el interior del semioruga cargado de armas hasta los topes, menos mal que cuando la situación está bien tensa, aparece un oficial cubano que hace de interprete y soluciona las cosas, señalándoles incluso el camino para encontrar al resto de su unidad. El kanguro llegará incluso a entrar en combate posteriormente, y dados los crecientes problemas y la muerte de Bullosa, Campos irá otorgando permisos a la tripulación y posteriormente con un par de cañonazos del Ebro se deshará del semioruga ilegal.

De los 144 españoles que desembarcan en la playa de Utah, llegarán ilesos al nido de águila de Hitler 16, de allí, como botín se llevarán un ajedrez, un juego de sábanas con las iniciales A. H. o muchas y buenas botellas de vino. 

El anarquista canario José Padrón, no solo fue miembro de la nueve, hay que decir que era jugador de futbol, que fue el primer jugador canario que jugó con la selección española con la que debutó el 17 de marzo de 1929 y le metió dos goles a Portugal ese mismo día. Era jugador del Español de Barcelona.

Manuel Pinto Queiroz vivía en un 5º piso sin ascensor en un barrio obrero de París, con 84 años la alcaldía de la ciudad lo envió a un asilo de ancianos. Aquello no era para él, se tiró por la ventana. Murió un año más tarde.

José María Tarifa era socialista, desertó de la nueve tras la liberación de París, contactó con los guerrilleros de la UNE, y en octubre lo encontramos en las invasiones pirenaicas del valle de Arán.

A Miguel Campos quien le iba a decir que acabaría siendo el protagonista de un gran y hermoso comic, Paco Roca descubrió la nueve y lo eligió a él. Campos desaparece el 14 de diciembre de 1944 en acción de guerra, no se sabrá nada más. En el comic se da una alternativa hermosa a su desaparición, aunque no es la verdadera. Sabemos que en verano de 1945 hubo una reunión en París con unos integrantes de lujo, el motivo, preparar la muerte de Franco, los asistentes fueron Pons i Prades, encargado de la resistencia en la zona de Carcassone, Joaquín Blesa, uno de los tripulantes del Kanguro, Manuel Huet, otro de los del Kanguro, de los grupos de acción en Barcelona y encargado de la antena marítima de la red Ponzán, Manuel Soto, miembro de los grupos de acción tanto en Barcelona como en Francia, Juan Zafón, encargado de la antena marítima de la red Ponzán y resistente en París y Laureano Cerrada, el gran falsificador, preparador de atentados contra Franco y organizador de grupos de acción en Francia. Como merece un artículo propio, no adelantaré más datos sobre “el Canario” y os dejo a la espera del mismo.

El libertario Prometeo Vercher no era miembro de la 9, pero sí que estaba integrado en la división Leclerc. De él, sabemos que formó en la Columna de Hierro, y que tras la guerra civil junto a otros milicianos de la columna crearon un grupo de acción en Valencia, especializado en la realización de atracos para financiar la defensa de presos condenados a muerte, tratando sobre todo de liberar a los hermanos Pellicer. El grupo fue desarticulado, Prometeo consiguió llegar a Portugal, se ahí pasó al norte de África y enrolado en el ejército francés, siguió a Leclerc hasta la liberación de la capital gala.
  Decir, que una vez finalizada la toma de París, en la historiografía oficial gala, en la prensa y en los posteriores libros dedicados al tema, misteriosamente los nombres de los blindados fueron tornándose franceses, que cualquier referencia a los republicanos españoles desapareció de la historia y de muchas memorias. Tuvo que ser más de medio siglo después, en 2004 cuando finalmente París y Francia, reconocieron y homenajearon debidamente a la novena compañía, a aquellos “rojos españoles”, aquellos que no peleaban por banderas sino por ideales, que lucharon contra el fascismo en España y siguieron haciendo lo mismo en Camerún, Libia, Túnez, Francia y demás campos de Europa, pues el enemigo seguía siendo el mismo. Por supuesto, a este lado de la frontera, la memoria y el homenaje han tardado más en llegar, y no ha sido gracias al gobierno actual que se haya producido, pero por fin, en 2017, en Madrid han recibido el tardío pero justo homenaje y se les ha dedicado una plaza. 

Más vale tarde que nunca. Reconocimiento a la nueve.

   Estas letras están dedicadas a toda aquella gente que durante tantos años sembraron solidaridad, ejemplos, ideas y solo cosecharon plomo y olvido. ¡¡¡Va por vosotr@s!!!

Fuentes: La nueve (Evelyn Mesquida), Republicanos españoles en la 2ª guerra mundial (Pons i Prades), Los senderos de la libertad (Pons i Prades), Los republicanos en la liberación de París (Pons i Prades, Historia 16 nº 111), Enciclopedia histórica del anarquismo español (Miguel Íñiguez), Los españoles de Leclerc (Pons i Prades, Historia 16, nº 17), Los surcos del azar (Paco Roca), Les rouges espagnols. Liberando París 65 años después (Diego Gaspar Celaya), Historiales resumidos de algunos miembros de la nueve (A.H.C.C.La Nueve), https://pinguinosenparis.com/ y http://www.marca.com/futbol/2016/12/08/58485653e2704e2c768b45a9.html

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Más de 65.000 republicanos exiliados formaron parte de fuerzas militares o compañías de trabajadores que operaron en las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial.

PÙBLICO | EDUARDO BAYONA | ZARAGOZA | 24-8-2019

Alrededor de 10.000 republicanos españoles lucharon contra el nazismo y el fascismo en las filas de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, a los que habría que sumar los 55.000 que formaron parte de las compañías de trabajadores extranjeros que movilizó el ejército francés, según las estimaciones del investigador y profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza Diego Gaspar.

Este concreta en su libro La guerra continúa. Voluntarios españoles al servicio de la Francia Libre (1940-1945)” cómo 1.182 se alistaron como voluntarios en las fuerzas de la Francia Libre, mientras que entre 8.000 y 9.000 más lo hicieron en otras unidades.

“Los voluntarios españoles estuvieron presentes en las filas de la gran mayoría de unidades francesas libres de tierra y en un número importante” de las navales y las aéreas, señala el historiador, que anota que eso provocó “la presencia española en todos los teatros de operaciones en los que intervinieron las tropas que comandaba De Gaulle en la Segunda Guerra Mundial, desde Dakar a Berchtesgaden, pasando por Gabón, Siria, Líbia. El Líbano, Túnez, Italia y Francia”.

No obstante, y aunque si se trata de un número netamente superior a los menos de 50.000 que movilizó el franquismo con la División Azul, resulta prácticamente imposible estimar la cifra concreta de republicanos que acabaron enrolados en los ejércitos del bando aliado durante el conflicto bélico, en el que se incluyen casos como el del mecánico gallego Manuel Otero, que se dejó la vida en la playa de Omaha, a la que llegó como soldado estadounidense, en las primeras horas del Desembarco de Normandía.

En cualquier caso, sí hay constancia de la existencia de, al menos, cuatro unidades militares en el ejército francés y en el británico en las que la presencia de republicanos españoles era mayoritaria:

La Spanish Company Number One

La I Spanish Coy, abreviatura de Spanish Company Number One, se formó en septiembre de 1940 en el Cuerpo de Pioneros británico, que había acogido a sus primeros miembros tras una disparatada (y marcial) historia: se amotinaron en el puerto desde el que iban a ser deportados a España por los franceses cuando, tras haberlos dejado tirados en Dunkerke, se negaron a seguir bajo las órdenes del general Charles De Gaulle. Los ingleses intervinieron cuando los oficiales galos iban a ordenar que uno de cada tres fuera fusilado.

Bajo el mando de oficiales y suboficiales ingleses, explica Gaspar, la tropa estaba íntegramente compuesta por 207 españoles, la mayoría de ellos llegados a Inglaterra por sus propios medios tras las derrotas aliadas de Dunkerke y de Noruega ese mismo año, en las que habían participado o bien como miembros de la Legión Extranjera o bien como integrantes de las compañías de trabajadores extranjeros a las que habían dejado tiradas tras la derrota.

No era una unidad de combate, sino que se dedicaba a trabajos de mantenimiento y abastecimiento y a montar infraestructuras, y fue disuelta a finales de 1945 tras haber operado en varios países.

Más de 1.500 españoles (nueve compañías de trabajadores desplazadas desde África) sirvieron en Dunkerke, donde se encargaron de asegurar el perímetro de las tropas francesas e inglesas que luego, por no tener ninguna de esas dos nacionalidades, les negaban el acceso a los barcos que debían librarles del avance nazi. En Noruega combatieron “aproximadamente medio millar de españoles”, apunta el historiador.

El Tercer Batallón de Fusileros Marinos

En las fuerzas aliadas también se hablaba euskera. Poco, obviamente; pero sí en las secciones del Tercer Batallón de Fusileros Marinos del ejército de la Francia Libre en las que todos los voluntarios conocieran esa lengua.

Esta unidad, que no llegó a entrar en combate, fue creada el 11 de septiembre de 1941 tras una jugada diplomática del Consejo Nacional Vasco (CNV), un sucedáneo de Gobierno autonómico en el exilio creado en Londres por un grupo de dirigentes del PNV encabezados por el exministro Manuel Irujo a la espera de que reapareciera el lehandakari José Antonio Agirre, que tardaría un año en dejar su exilio en Bélgica para trasladarse a EEUU.

Exiliados de Euskadi y de Francia cerraron, con el apoyo de EEUU y las reticencias de Reino Unido, que no quería empeorar su relaciones con la dictadura franquista, una serie de acuerdos entre los que se incluía estrechar la colaboración diplomática y la económico-comercial y facilitar el alistamiento de voluntarios vascos en las fuerzas francesas.

El reglamento establecía el francés como lengua de mando “mientras que en el interior de la unidad por norma general sería el español, aunque en aquellas secciones en las que los voluntarios hablasen euskera, las órdenes podrían darse también en ese idioma”, señala Gaspar, que añade que “para favorecer la aplicación de estas normas (…) siempre que fuera posible el jefe del batallón (…) se esforzaría en la tarea de reagrupar a los voluntarios atendiendo a su país de origen y a su lengua materna, colocando al mando de cada uno de estos grupos a oficiales originarios del mismo país y conocedores de dicha lengua”.

La mayoría de sus miembros se integraron en otras unidades cuando, en mayo del año siguiente, fue disuelta ante la oposición del Gobierno de Winston Churchill a su existencia.

El XIV Cuerpo de Guerrilleros Españoles

No fue una unidad militar regular, sino la denominación con la que se conocía a los voluntarios españoles que, movilizados por el PCE bajo el paraguas de la UNE (Unión Nacional Española), se integraron como partisanos en la Resistencia francesa.

Con experiencia en acciones bélicas por haber intervenido previamente en la guerra civil, la mayoría de sus más de 8.000 miembros procedía de campos de refugiados del sur del país y, en muchos casos, habían participado también en las compañías de trabajadores extranjeros que Francia había incorporado a su ejército entre la invasión alemana y la capitulación del mariscal Petain.

Fue el germen de la Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE), a la que Francia acabó reconociendo en 1944 como una fuerza militar y de la que después saldría el maquis español.

El Tercer Batallón del Regimiento de Marcha del Chad

En esa unidad militar, mandada por el comandante Joseph Putz y encuadrada en la Segunda División Blindada del general Leclerc, se encuadraban cuatro compañías con fuerte presencia española: La Nueve, cuyos hombres liberarían en agosto de 1944 el Ayuntamiento de París y capturarían al estado mayor de las tropas nazis con Dietrich von Choltitz al frente, fue fundada prácticamente en exclusiva con republicanos exiliados tras la guerra civil, mientras que la presencia de estos llegaba a un tercio de la tropa tanto en La Diez y en La Once como en el grupo de apoyo. Las tres primeras eran fuerzas de combate.

Las rutas del exilio

“La participación en las fuerzas aliadas, la integración en la Resistencia, las incorporaciones a la Legión Extranjera… todo sale de la guerra civil, de la diáspora de más de medio millón de personas que tuvieron que salir de España”, explica Gaspar.

La mitad acabó regresando tras haber salido en alguno de los cinco grandes flujos migratorios del conflicto: entre 15.000 y 20.000 al caer Guipúzcoa en agosto de 1936, 125.000 entre junio y octubre de 1937 al derrumbarse el frente del Norte, 25.000 más de marzo a junio del año siguiente por la Bolsa de Bielsa, alrededor de medio millón en enero y febrero del 39 desde Catalunya y, por último, otros 12.000 el mes siguiente desde el Levante.

La mayoría de ellos acabó en Francia, salvo el último flujo, que se dirigió a Argelia y Marruecos, y una parte del segundo, que se repartió entre Inglaterra y la URSS. Y todos se encontraron con la misma amenaza: el BOE publicaba el 1e de febrero de 1939 la Ley de Responsabilidades Políticas, con la que la dictadura franquista sentaba las bases de la feroz represión con la que iba a apuntalar lo que denominaba “la reconstrucción espiritual y material de nuestra patria”.

En esa situación, y cuando estaba a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial, los exiliados se encontraban con cinco alternativas, explica el historiador: volver a España, contratarse como trabajadores en los campos de refugiados o en las compañías de extranjeros, saltar a un tercer país como México o Venezuela y, por último, enrolarse en la Legión Extranjera o en el Cuerpo Franco de África. Esta última opción fue la más común entre los republicanos que años más tarde integrarían La Nueve.

https://www.publico.es/politica/otras-fuerzas-espanolas-derrotaron-hitler.html