ACTUALIZADO. El ADN de la Memoria, por Isaac Rosa.

 El ADN de la memoria

¿Quién se empeña en que a estas alturas del siglo XXI sigamos hablando de fosas del Franquismo?

Isaac Rosa / 09/05/2016 – 20:45h​

Qué hartura, tener que hablar de fosas franquistas a estas alturas, ¿verdad? Pasan los años, cambian las generaciones, a los hijos los suceden los nietos y a estos los bisnietos, pero nada, erre que erre: 80 años después de la Guerra Civil y 40 desde la muerte de Franco, seguimos enfangados en la batalla de la memoria histórica, y todo por culpa de esos que no se bajan del burro, que no se dan cuenta de que ya estamos en el siglo XXI y no dejan que superemos el pasado y miremos al futuro. Si alguien pensó, durante la Transición, que bastaría el paso del tiempo para cerrar heridas, ya ven que no: por culpa de unos que llevan décadas con lo mismo, anclados en el pasado. Lo dicho: qué hartura.

Pues no, no estoy hablando de las víctimas del franquismo y sus familiares, de su resistencia al olvido. Repasen el párrafo anterior y comprobarán que me refiero a otra “resistencia”, que no afloja por muchos años que pasen: la de quienes tantos años después siguen sin rendir el alcázar y continúan bloqueando la reparación de los asesinados y represaliados.

Que en la España de 2016 sean noticia una exhumación en el Valle de los Caídos, o una comisión para cambiar calles en Madrid, se lo debemos a la insistencia de los familiares en reparar a sus víctimas, sí; pero sobre todo es mérito de ese postfranquismo sociológico que tanto tiempo después sigue sin aceptar lo que en cualquier país europeo es normalidad democrática: dar un enterramiento digno, honrar a las víctimas, hacer justicia.

Ayer escuché a un representante de esa “resistencia”, joven además, decir que “en España cualquier familia que busque a sus sedes queridos va a contar con el apoyo de todas las instituciones”. Y añadió, en tono emotivo: “Es de justicia. Sería insoportable vivir sin tener los restos de un familiar querido”. Conmovedor, ¿verdad? Era Pablo Casado, el mismo que años atrás se burlaba de los “carcas” que “están todo el día con la guerra del abuelo y la fosa de no sé quién”. Miembro de un partido que por sistema se opone a cualquier iniciativa que tenga que ver con las víctimas del franquismo.

Yo no sé si ese memoricidio de los vencedores se hereda, pero la memoria de los vencidos sí que va en la sangre, en el ADN, de padres a hijos, de abuelos a nietos y bisnietos. Si alguien lo duda, que vaya a ver una exposición que la asociación Nuestra Memoria ha montado en Sevilla, y que se llama precisamente “ El ADN de la memoria”. Una colección de hermosas fotografías que representan esa continuidad generacional, todas esas nietas y bisnietos que no van a parar hasta conseguir para sus familiares reparación, verdad y justicia.

Una de esas nietas, mi admirada Paqui Maqueda, lleva años luchando por la memoria de su bisabuelo Juan el Cubero, asesinado en Carmona junto a uno de sus hijos mientras otros dos eran encarcelados y la familia veía incautada su casa. Ha llevado su caso y el de miles de familias a los juzgados, al parlamento, a Europa, a la ONU y a la justicia argentina. Y no va a parar hasta conseguirlo. Y no importa lo que tarde, el tiempo no juega a favor de los memoricidas, porque si no es ella será su hijo, que comparte ese mismo ADN insumiso.

http://www.eldiario.es/zonacritica/memoria_historica_franquismo_6_514158607.html

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“No había hecho nada. Solo era de izquierdas y sabía leer y escribir”

34 estremecedoras imágenes de fotoperiodistas andaluces recogen en una exposición itinerante la lucha de las familias involucradas en el movimiento memorialista

MARÍA SERRANO / 1 May 2016

“Después de 80 años ellos siguen estando enterrados en las cunetas, en los pozos, en los caminos, en los cementerios públicos y ningún Gobierno se ha comprometido a sacarlo de las cunetas”. Paqui Maqueda, presidenta de la Asociación Nuestra Memoria, retrata el valor del compromiso de los familiares en la búsqueda de los restos de sus seres queridos, cuando se cumple 80 aniversario del golpe del 18 de julio que desencadenó la Guerra Civil. La exposición ‘El ADN de la Memoria. Fosas del franquismo: semillas de memoria’ muestra esa lucha invisible de bisnietos, nietos y –ya cada vez menos– hijos, a través de una treintena de fotografías que muestran a las distintas generaciones clamando por el derecho a una exhumación digna.

La muestra está compuesta de fotografías de personas desaparecidas tras el golpe de estado del 36, cuyos cuerpos están en fosas comunes, y de los familiares que hoy forman parte del movimiento de la memoria histórica en Andalucía. Hasta el próximo 12 de mayo la exposición podrá visitarse en el Monasterio de San Jerónimo (Centro Cívico José Luis Pereira), y luego viajará de modo itinerante por otros espacios a lo largo de 2016.

Maqueda relata que “el objetivo de este proyecto es visibilizar la lucha contra el olvido y el constante trabajo que desde las asociaciones memorialistas venimos realizando. Muchos nos llaman para decirnos ¿dónde estáis? ¿Me puedo unir? A mi padre lo fusilaron en tal sitio”.

UNA HISTORIA DETRÁS DE CADA INSTANTÁNEA

Detrás de cada una de las 34 instantáneas, en la que han colaborado fotógrafos profesionales de la talla de Laura León, Miguel Ángel Morenatti o Luis Serrano, se halla una historia desconocida para el gran público pero que representa al grueso de víctimas represaliadas durante la Guerra Civil y la represión franquista en Andalucía, donde hubo más de 15.000 asesinados.

Antonia Parra es una de las protagonistas de este ADN y no es la única. Con 79 años, recuerda que tenía solo dos meses cuando fusilaron a su padre el 4 septiembre de 1936. “Yo me he concienciado ya de mayor que a mi padre lo fusilaron y los tres hermanos que éramos no lo hemos olvidado nunca”. El padre de Antonia trabajaba como jornalero en el cortijo de la Goronela de Machena. “Cuando estalló la guerra, cerraron el cortijo y los echaron a todos”. A pesar de que estuvieron escondidos unos días, el padre de Antonio decidió salir. “No había hecho nada. Solo era de izquierdas y sabía leer y escribir”. A los pocos días una pareja de guardias civiles los llamó para hacerles unas preguntas y la madre de Antonio no volvería a verlo nunca más.

La foto de las hermanas Alcaide es una de las más entrañables de la muestra. Tal y como muestra la imagen, María y Valle Alcaide, han vivido la mayor parte de su vida en Arahal (Sevilla), y aún siguen esperando saber el sitio exacto donde está enterrada, con el único retrato que les queda de su madre Pastora Martín, fusilada el 9 de agosto de 1936 en el pueblo de Paradas.“Recuerdo cómo mi madre nos llevó al campo cuando empezaron a caer bombas para que estuviéramos a salvo”, recuerda María. “Ella le contó a la Guardia Civil que no sabía dónde estaban sus hijos y que si lo supiera tampoco se los diría”. Con 47 años, Pastora nunca volvería a ver a ninguno de ellos, tras ser asesinada por encubrir a los dos hijos que habían marchado al frente como milicianos.

Francisco Rodríguez tiene fusilado en Carmona a su abuelo, Francisco de Paula Nodal Avila. “Él era concejal del Ayuntamiento y cuando entran las fuerzas en el pueblo empezaron a fusilar a todos lo que eran de izquierdas”. Temiendo que le pasara lo mismo, su abuela llevó a la cárcel a Francisco, con tan solo diez años, para poder ver a su abuelo por última vez. “Lo vi agarrado a los hierros de la cárcel y lo miraba sin parar.Solo me decía ‘qué moreno estás’. Yo venía de la playa”. Al día siguiente, lo despertaron los gritos de su abuela, gritando “Paulo”. El abuelo de Francisco fue fusilado el 1 de septiembre de 1936. Francisco no tiene foto de su abuelo, asesinado con 61 años.

Cada una de las fotografías de la muestra se encuentran acompañada de un vídeo explicativo que conitne las durísimas historias familiares. Maqueda recuerda “la necesidad de nuestra muestra y de estas fotos” para que ninguno caiga en el olvido. “Todas estas búsquedas te hacen entender el duro proceso del dolor, las heridas que no se terminan de cerrar. Los familiares hemos salido de la mesa de camilla y del retrato de la foto de nuestro familiar”, apunta. “Hemos sabido salir de ese dolor y estamos en la calle luchando”.

http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/no-habia-hecho-nada-solo-era-de-izquierdas-y-sabia-leer-y-escribir/