Álava utilizó prisioneros de guerra para arreglar carreteras

Canteras, minas, vías de comunicación y empresas metalúrgicas fueron algunos de los destinos de los presos de los campos de concentración alaveses

El Correo, | 14 junio 2016 /FRANCISCO GÓNGORA

Es de sobra conocido que durante la Guerra Civil los prisioneros de guerra republicanos fueron internados en un centenar de campos de concentración. Murgia, la plaza de toros de Vitoria, Miranda de Ebro, son los más conocidos en el entorno de Álava. Con posterioridad se abrió el de Nanclares de la Oca que más tarde se convirtió en cárcel.

El libro recientemente publicado ‘Álava, una provincia en pie de guerra’ escrito por el historiador Germán Ruiz Llano asegura que los prisioneros de guerra en Álava se utilizaron para reparar las vías ferroviarias y la Diputación, en noviembre de 1937, pidió y obtuvo de la autoridad militar el uso de prisioneros de guerra para la construcción y reparación de las infraestructuras provinciales. «En marzo de 1938 había 114 presos trabajando en las obras de las carreteras provinciales. Igualmente, en junio y julio de 1938, la Diputación envió a las autoridades locales una circular por la que estas o los particulares podían solicitar la cesión de los prisioneros para la realización de tareas agrícolas», señala el citado libro (página 319).

«Asimismo», prosigue, «varias empresas militarizadas que fabricaban material de guerra se beneficiaron de esta mano de obra barata, vigilada y dócil para sus actividades. Por ejemplo, la metalúrgica Mariano Corral S.A. consiguió, a través de la Jefatura del Aire, una treintena de prisioneros de guerra especialistas en calderería para construir los hangares que esta le había encargado».

Minas, carreteras y reconstrucciones

Esta decisión de utilizar prisioneros de guerra republicanos, ex combatientes, como mano de obra barata, no solo se produjo en Álava. Ocurrió en toda España a medida que las tropas nacionales iban conquistando el territorio. Las minas de Bilbao o las carreteras de Santander, así como la reconstrucción de zonas devastadas –Villarreal por ejemplo fue reconstruido con batallones de trabajadores- están en la lista de grandes trabajos.

El aprovechamiento de los prisioneros de guerra como mano de obra forzosa se realizó a través de la supuesta concesión a estos del derecho del trabajo (se les pagaba 0,5 pesetas al día) y su militarización, justificándolo en que así ayudarían a la manutención de sus familias con los jornales ganados y no se convertirían en un peso muerto para el erario público. De esta manera, ayudarán a reconstruir lo que habían destruido criminalizándolos ante el resto de la sociedad», sostiene Germán Ruiz Llano.

La Convención de Ginebra de 1929 prohibía ese uso laboral de los prisioneros, pero el Estado franquista se lo saltaba a la torera (la había firmado Alfonso XIII) argumentando que no era de aplicación en una guerra civil.

Hasta 1942

La explotación económica legalizada duró hasta 1942, momento en que todos los prisioneros de guerra ya habían pasado a la jurisdicción civil o militar. Pero no solo fueron movilizados los prisioneros de guerra para los trabajos forzosos. También estaban incluidos en los reemplazos movilizados o que por su potencial peligrosidad no se consideraba que debían ser puestos en libertad tras el sobreseimiento de los consejos de guerra que les habían juzgado.

No obstante, la situación continuó con los internos del campo de concentración de Nanclares de la Oca, luego reformatorio y cárcel. Abierto en 1943, desde el primer momento se realizaron trabajos forzosos. Entre ellos picar y transportar piedra de una cantera próxima, pero también ayudaron a construir la carretera entre Ubidea y Villarreal (Legutio), el ferrocarril Vitoria-Miranda o el antiguo balneario convertido en colegio de los Menesianos, un lugar al que todos querían ir porque hay testimonios de que los religiosos los trataban bien y esos días al menos podían comer decentemente. También fueron usados por empresas que sacaron un beneficio gratis. Hay testimonios de que empresas de la construcción alavesas los utilizaron como mano de obra barata para construir algunos barrios de la ciudad, ya cerca de los años cincuenta. Entre ellos, el barrio de casas bajas de Armentia.

http://www.elcorreo.com/alava/araba/201606/14/alava-utilizo-prisioneros-guerra-20160613205414.html