Alcalá del Valle (Cádiz). Paraliza un entierro ante la aparición de posibles restos de represaliados.

El Consistorio manda frenar un sepelio al hallarse huesos en la bóveda donde iba a producirse el enterramiento. Creen que pueden ser de nueve fusilados por el franquismo

/ 2 de febrero de 2022 (18:44 CET)

Los operarios de Alcalá del Valle se encontraban ayer preparando una de las bóvedas del cementerio donde uno de sus vecinos debía ser enterrado, cuando se encontraron decenas de huesos repartidos por el terreno y “varios cráneos por todos lados”. El protocolo en este caso marca que hay que detener el proceso e informar a la Junta de Andalucía, para tramitar la autorización y posterior proceso de investigación para que un antropólogo forense estudie el caso. 

Así lo ha hecho Rafael Aguilera, alcalde de Alcalá del Valle, quien en primer lugar quiere agradecer profundamente a la familia la predisposición y comprensión en unos momentos tan complicados. “Ha sido difícil, pero al final han entendido la situación y les quiero reiterar mi agradecimiento”, declara al alcalde.

Estos restos encontrados pueden ser de un antiguo osario (el lugar donde se reunían los huesos tras sacarlos de la sepultura), pero también pueden ser los restos que el municipio gaditano lleva tanto tiempo buscando: los de las nueve personas asesinadas por la represión franquista. Aún tienen que investigar el hallazgo en profundidad, pero ya han podido ver un cráneo con un orificio detrás que podría ser el hueco de salida de una bala.

La familia ha podido realizar el enterramiento en otra bóveda cercana y los restos encontrados han sido protegidos para evitar su deterioro, robo o manipulación, a la espera de que un equipo de arqueólogos y antropólogos estudie el caso en profundidad: “Hemos tenido una intervención con una subvención de memoria histórica y justamente dejamos las excavaciones a dos metros de las apariciones”, explica el alcalde.

“Hay partes de los cimientos del Régimen instaurados en las instituciones”

“Hay partes de los cimientos del Régimen instaurados en las instituciones, y más en los tiempos de la Transición, en los primeros años de la democracia”, explica. “Es imposible que hayan hecho esa bóveda en lo alto de tantos huesos y nadie los haya visto, pero había que correr para esconder la verdad y que no se supiera la historia”, añade. 

Rafael Aguilera considera que esta búsqueda de la verdad es necesaria para hacer justicia “ya no solo por los que asesinaron y fusilaron, sino por darle una sepultura digna y puedan descansar en paz. Los familiares quieren saber dónde los mataron y dónde están enterrados. Haríamos justicia con la víctima y con la familia”.

En otros cementerios han descubierto que debajo de un osario puede haber una fosa común, y es que se aprovechaba la presencia de estos huesos más antiguos para enterrarlos próximos y generar confusión. “Por eso hemos decidido frenar el enterramiento, por si debajo hay algo más”. De haberse realizado el enterramiento previsto, la zona no podría haber sido movida en cinco años. “Cuando la familia vio la cantidad de cráneos, fue la primera en ver la injusticia”. De hecho, uno de los familiares, es también familiar de una de las personas asesinadas en el franquismo.  

“No podemos seguir enterrando la historia”

La bóveda se encuentra precisamente frente a un monolito en homenaje a las 110 víctimas que el pueblo ha encontrado, y es que este pueblo lleva años buscando a sus víctimas. “Hay un testigo con 93 años que siendo pequeño estaba con las cabras y vio cómo tiraron a los asesinados por aquella zona. En este pueblo llegaron a matar a una mujer embarazada”. “No podemos seguir enterrando la historia”, concluye Rafael Aguilera.

Alcalá del Valle con la Memoria histórica

El conocimiento de los hechos dramáticos que azotaron en la fase terminal de la II República, la Guerra Civil y la posguerra, se expone a grupos, asociaciones o centros educativos como manifestación permanente de la recuperación de la Memoria Histórica.

La reciente exhumación en Alcalá del Valle ha permitido recuperar el cuerpo de Remedios (43 años), su hijo y la novia de éste, embarazada de 7 meses. Un pendiente, un anillo, botas raídas por el tiempo. Proyectiles, huesos fracturados. Una ejecución múltiple. La fosa exhumada en El Baldío deja al descubierto el terror funcional del franquismo. Y una clave que salpica desde la primera guerra que provocó (y ganó) el fascismo en el mundo: España está sembrada con cientos de fosas sin abrir en las que reposan miles de víctimas.

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