Alfacar (Granada). Gritos «jondos» contra el silencio y la desmemoria

► Carmen Linares da voz a las víctimas de la Guerra Civil Española en el 81º aniversario del fusilamiento de Lorca

► El evocador homenaje en Alfacar reúne a medio millar de personas

GRANADA HOY | ISABEL VARGAS | GRANADA | 18-8-2017

“Se le vio, caminando entre fusiles, por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas de la madrugada. Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle a la cara. Todos cerraron los ojos; rezaron: ¡ni Dios te salva! Muerto cayó Federico -sangre en la frente y plomo en las entrañas-… Que fue en Granada el crimen sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada”, escribía de su puño y letra Antonio Machado al enterarse del fusilamiento de Federico García Lorca, del que hoy se cumplen 81 años.

Anoche, unas 800 personas se reunieron en este parque para homenajear a Lorca y a los asesinados durante el sangriento conflicto bélico. El acto, organizado por la Diputación, arrancaba como de costumbre con la ofrenda floral frente al monolito que recuerda la sangre derramada por miles de inocentes. Acudieron el presidente de la Diputación, José Entrena; la diputada de Cultura y Memoria Histórica y Democrática y alcaldesa de Alfacar, Fátima Gómez; Juan Álvarez Jiménez en nombre de las víctimas -asesinaron a su tío abuelo en Santa Fe en el 36-; autoridades de la Junta y de diferentes corporaciones municipales; miembros de las asociaciones de memoria; y vecinos de Alfacar.

Antes, se repartían entre los asistentes claveles rojos y blancos. “¿Venís al acto?”, le preguntaban dos guardias de seguridad a dos chicos. “Claro. ¡Los jóvenes también venimos a estas cosas!”, contestaban airados. Mientras, dos personas sostenían banderas republicanas en la entrada y algunos niños bostezaban.

Fátima Gómez abrió la tanda de discursos institucionales recordando a las víctimas y heridos en el atentando de Barcelona: “La unión hace la fuerza. La barbarie no puede con nosotros. Vamos a levantar la voz”. Aquel 17 de agosto, narraba Gómez, ocurrió “algo doloroso”. “La triste realidad es que lo que le pasó a Federico pasó con miles. A todos ellos los recordaremos con nuestras armas: la música, las palabras. A todos aquellos que dieron su vida para que hoy seamos más libres. A aquellos que llevan 81 años preguntando por qué”, concluía. Minutos después, Álvarez Jiménez se subía al escenario para hablar de su tío abuelo, fusilado a raíz de una acusación falsa. “Alguien manchó de color rojo las esculturas de la Iglesia de Santa Fe y pintó hoces y martillos en la portada. A Antonio Jiménez Merino se le acusó injustamente”, relató. Al tío abuelo de Jiménez le dispararon en los pies, le cortaron la lengua y lo apalearon en presencia de su madre. Malherido, lo trasladaron a Granada. “Un día le dijeron a mi familia que no fueran más, que ya no estaba allí. Dejó viuda y tres hijos. En 2011 encontramos su partida de defunción, donde decía que había muerto con motivo del glorioso movimiento nacional”, concluyó.

Entrena dedicó su discurso en primer lugar a las víctimas y heridos en el atentado en Barcelona: “No entendemos tanto pesar, tanta brutalidad como arma de acción política. Nuestro pésame a las familias y ánimo a los heridos”. También a “Lorca y a todos los que, como él, cayeron bajo el fuego de la brutalidad”. Aquello fue, en palabras del presidente de la Diputación, “un acto criminal que se mantuvo olvidado y silenciado durante mucho tiempo. Incluso una vez muerto el dictador, el manto de silencio y de vergüenza siguió cubriendo el asesinato del escritor”. “Cuando en 2015 accedimos al Gobierno de la Diputación, tuvimos claro que era necesario rescatar el espíritu original de los actos de homenaje a Lorca y era esencial recordar, al menos una noche al año, que el poeta fue asesinado por ser quien era y por pensar como pensaba, que lo mataron y que perdimos para siempre a un talento único en la literatura universal”, señaló Entrena, que no dudó en destacar que éste es “un acto que pretende también servir de soporte a las reclamaciones del movimiento memorialístico, que sigue trabajando para que se cumpla la Ley de Memoria Histórica y que cuentan con nuestro respaldo porque estar de su lado es estar del lado de la justicia, de la verdad y de la dignidad”.

“No queremos que este sea un acto triste y oscuro”, proseguía el presidente y acto seguido recitaba unos versos de Federico: “Desechad tristezas y melancolías. La vida es amable, tiene pocos días y tan sólo ahora la hemos de gozar”. Los asistentes siguieron al pie de la letra el consejo del poeta en cuanto Carmen Linares se subió al escenario. La cantaora jienense lucía una gran sonrisa. No es para menos; volvía a Alfacar 20 años después tras su participación en 1996 en este mismo acto homenaje junto al actor Paco Rabal. Entonces, se cumplían sesenta años del asesinato y la artista ofreció temas de su disco Canciones populares de Lorca.

Precisamente, unos tangos de este álbum –Zorongo gitano– inauguraban el recital con los poemas de Lorca, Juan Ramón Jiménez y Miguel Hernández como protagonistas del acto.

Ya caldeado el ambiente, Linares no dudó en atizar el ánimo de su público -por las nubes desde el minuto uno- con el incombustible himno Andaluces de Jaén. “Jaén, levántate brava sobre tus piedras lunares, no vayas a ser esclava con todos tus olivares”, cantaban a coro los asistentes acompañando la quebrada y jonda voz de la cantaora jienense.

Galardonada con el Pozo de Plata por su labor de difusión de la obra lorquiana a través del cante jondo, Linares reconocía a este periódico en una entrevista que Lorca siempre ha estado presente a lo largo de su carrera. “Desde muy jovencita, la figura de Federico para mí ha sido muy importante, igual que lo fue reincorporar sus poemas a mi obra, como hice con las Canciones populares. Ese ha sido uno de mis trabajos fetiche”, explicaba.

“Asesinado por el cielo. Entre las formas que van hacia la sierpe y las formas que buscan el cristal, dejaré crecer mis cabellos”. La cantaora, acompañada por Salvador Gutiérrez a la guitarra y Ana María González y Rosario Amador en los coros y palmas, se atrevía con la adaptación de Asesinado por el cielo, de Poeta en Nueva York, que sonaba realmente bien convertido en granaína. El recital, titulado Verso a verso, concluía con Moguer de Juan Ramón Jiménez y algunos temas más . Un público entregado, en el entorno de la Sierra de la Alfaguara, se despedía de la gran voz con aplausos y algún piropo amable.

“Cuando se hundieron las formas puras bajo el cri cri de las margaritas, comprendí que me habían asesinado. Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias, abrieron los toneles y los armarios, destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro. Ya no me encontraron. ¿No me encontraron? No. No me encontraron. Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba, y que el mar recordó ¡de pronto! los nombres de todos sus ahogados”, reza un poema premonitorio de Lorca. Esta vez fueron los gritos jondos de Linares los que recordaron a las víctimas de la Guerra Civil Española, y lo más importante: que hay que luchar contra el olvido y la desmemoria.

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