Alicante. Buscan la fosa con las víctimas del campo de concentración de Albatera.

Este asentamiento franquista llegó a albergar entre 15.000 y 20.000 prisioneros

rubén mínguez. albatera /27·10·20 | 04:11

Nadie sabe cuántas personas murieron en el que está considerado el campo de concentración más importante del franquismo, el de Albatera. Allí sufrieron sus horrores, tras la Guerra Civil, entre 15.000 y 20.000 prisioneros durante los algo más de seis meses que permaneció abierto, entre el 6 de abril y el 27 de octubre de 1939 . Pero los testimonios de los que sobrevivieron coinciden en señalar que «todos los días morían personas aquí, y fueron casi siete meses encerrados». Así que, «¿dónde están esos cuerpos?», se pregunta el historiador y arqueólogo Felipe Mejías, que desde hace tres años investiga este enclave sobre el que basa su tesis doctoral. La respuesta a la pregunta la tratará de resolver con el proyecto que ha iniciado dirigiendo a un equipo de cinco arqueólogos que durante dos semanas buscarán vestigios de aquel «campo de los horrores», del que apenas se conserva una caseta de ladrillo que fue el horno de pan.

El equipo, con la ayuda de detectores de metales y de un georradar, tratará de identificar los restos materiales que puedan quedar en la zona como balas, latas de comida o cimientos de los barracones, y culminará con la búsqueda de los restos óseos de las víctimas de este campo de concentración. Mejías ha sido el primer investigador en obtener unos testimonios fiables de vecinos de la zona que no solo le han relatado lo que sus padres y abuelos les contaron del campo de concentración, sino también dónde se encontraron restos humanos trabajando en esas tierras. Gracias a ellos, el arqueólogo aspense ha podido determinar que, al menos, hay una gran fosa común o pequeñas fosas allí. Concretamente fuera del vallado que delimitaba esta instalación que ocupaba una extensión de 700 metros de largo y 200 de ancho.

El número de víctimas enterradas es desconocido. La falta de un listado de prisioneros dificulta su identificación. «Solo hay registradas ocho personas que murieron aquí fusiladas o por enfermedad y que las llevaron al cementerio de Albatera, pero es imposible que solo hubiera ocho muertos cuando aquí morían varios todos los días, es una clara manipulación», señala Mejías.