Los familiares de las víctimas y defensores de los derechos humanos tienen una cita este sábado en Mérida.
El primer testimonio grabado en vídeo que nos llegó mientras preparábamos la concentración del sábado 27 de enero en Mérida, a las 11:00 horas, en la Plaza de España, para defender la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Extremadura, fue el de Susana, simplemente Susana, biznieta de José Megías Santos, asesinado en 1937 y aún desaparecido.
José Máximo Megías Santos, su bisabuelo, de profesión jornalero, había sido dos veces concejal socialista de Calera de León (Badajoz), por el PSOE. En marzo del 36, aquella primavera del Frente Popular, participó junto a muchos otros en la ocupación de fincas, en reivindicación de aquella tierra prometida por la República y jamás concedida. Ocuparon posiblemente la cercana finca de La Vicaría y algunas más, algo que quedó anotado en el haber de la oligarquía y de quienes ya andaban afilando sus sables de militares golpistas.
Ello le valió su detención, tras ser ocupada La Calera, el 6 de agosto de 1936, por el teniente golpista Fernando Álvarez Pacheco, sin ni tan siquiera dispararse un tiro. Junto a otros demócratas, miembros o no de la corporación constitucional, estaba en la cárcel de La Calera a principios de septiembre cuando pasó por la puerta de la misma una procesión organizada por la Comisión Gestora y el párroco del pueblo.
Ante los gritos de los presos, que pedían clemencia, y el apoyo de vecinos y vecinas que asistían a la procesión, José Megías y sus compañeros fueron liberados, pero dado el chivatazo a los golpistas de Fuente de Cantos, a los pocos días se presentó la Guardia Civil, por la noche, en la casa de los recién liberados y se los llevaron en un camión a golpes de culata, ante los gritos y llantos de sus padres, esposas e hijos.
De nada sirvió. Llevados al cementerio de Cabeza la Vaca fueron fusilados de inmediato. Junto a José Megías Santos, de 42 años, asesinaron a Eugenio Nevado Zapata, 20 años, Gumersindo Nicasio Baños Agudo, 58 años, Manuel Carrasco “Pitarra” y Manuel González Megías, 54 años de edad. Sus cuerpos aún siguen desaparecidos. Un pormenorizado estudio de estos hechos, acaecidos en un pueblo como Calera de León, donde no hubo guerra sino únicamente represión, se puede ver en el libro de Fernando Fernández Balsera, Campanas mudas, editado por la Diputación de Badajoz.
Ahora, después de tantos años de aquello, Susana, biznieta de José, reivindica en un vídeo la memoria de su bisabuelo, junto a quien también fue su sobrina y nos ha facilitado bastante información para realizar este escrito, Amelia Fernández Megías, socia de la ARMHEX (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura).
Tanto ellas como quienes nos concentraremos en Mérida el sábado 27 de enero, a las once de la mañana, seguimos reivindicando verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo.
El anuncio del gobierno autonómico extremeño de PP-VOX por derogar la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Extremadura esconde la intención de blanquear y ocultar unos hechos probados de represión brutal a manos de militares golpistas y entusiasmados afectos del fascismo. Toda persona que crea en la vigencia de los Derechos Humanos y el derecho de las familias a saber dónde están enterrados sus familiares debería estar el próximo sábado en Mérida, acompañando a Amelia y a Susana, quienes aún siguen buscando, con esperanza, el cuerpo sin vida de su familiar José.
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