Asturias. La familia de un langreano enterrado en el Valle de los Caídos reclama su exhumación

Los trabajos para recuperar cuatro cuerpos del osario dan esperanza a los descendientes de Aquilino Baragaño, abatido en un combate en 1937

LA NUEVA ESPAÑA | CARMEN M. BASTEIRO | LANGREO | 7-5-2018

A Aquilino “Quilinín” Baragaño Montes (Candaneo, 1910) le llamaban “Ruiseñor de Lada” por su “chorro” de voz, que parecía infinito. Pero esa garganta quedó en silencio para siempre el 22 de abril de 1937, tras un combate en Salas (formaba parte del Batallón Carrocera, unidad creada exclusivamente por voluntarios de la CNT). Previa exhumación, fue trasladado al Valle de los Caídos durante el verano de 1959. Su familia lleva décadas luchando por recuperar su cuerpo y enterrarlo cerca de la familia, en una contienda judicial que ha llegado al Tribunal de Estrasburgo. Siguen sin sentencia, pero con más confianza que nunca: reclaman que el inicio de los trabajos para la exhumación de cuatro cuerpos en el osario, autorizada por Patrimonio Nacional, les dé luz verde ya para recuperar los restos de Aquilino Baragaño.

Hay esperanza en la voz de Maribel Luna, nieta del “Ruiseñor”: “Esperamos traer pronto a ‘Quilinín’ a casa”. Ella se crió escuchando la historia de aquel hombre, que siempre vestía pantalones “chanchullo” y boina. Pero quería documentar todos esos relatos, así que ha dedicado parte de su vida a investigar cada paso de su abuelo.

Sabe que el “Ruiseñor de Lada” pertenecía a la CNT de Langreo y que participó en el asalto al cuartel de La Felguera en el 34. También que fue de los primeros anarquistas que se pusieron en pie cuando estalló la Guerra Civil, movilizado el 1 de agosto de 1936. Formó parte del Batallón Carrocera que era una unidad formada por voluntarios de la CNT, la mayor parte del concejo de Langreo. Recibió el nombre de su comandante, Higinio Carrocera, trabajador de Duro Felguera. El último día que su abuelo estuvo vivo fue el 21 de marzo de 1937. El batallón Carrocera hizo una incursión en campo enemigo, en Quintoños, pero por la noche fueron sorprendidos. Hacía frío, estaba nevado, y hubo una ráfaga de disparos. “Le grité ‘Quilinín, ven’, pero ya no me contestó”, recordaba un compañero del “Ruiseñor”.

Maribel Luna tiene bien documentada la inhumación de su abuelo. Fue trasladado al Valle de los Caídos el 2 de julio de 1959, registrado con el número 10.032. Lo colocaron en el columbario 2135, cripta derecha, piso tercero. Se da la circunstancia de que está enterrado en un lugar muy próximo a donde se desarrollan los trabajos para intentar exhumar a los hermanos Lapeña: Manuel y Ramiro, de Villaroya de la Sierra (Zaragoza), fundadores de la CNT en la localidad y asesinados en 1936 sin juicio ni sentencia.

“Para nosotros las exhumaciones son muy importantes, esperamos que sean ya un paso definitivo para que se haga justicia con nuestras familias”, señaló Luna. Está en contacto con el abogado del caso, Eduardo Ranz, aunque no pudo viajar a Madrid porque está al cuidado de su madre. La mujer tenía cuatro años cuando mataron al “Ruiseñor”. Padece Alzheimer, pero de él jamás se olvida. “Pase lo que pase, nosotros seguiremos peleando”, aseguró Luna, con la seguridad que sólo da una promesa. La que le hizo a su abuela poco antes de morir, cuando ella le pidió que buscara a Quilinín para enterrarlo junto a ella.

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