Badajoz. Operaciones de Policía con carácter militar sobre los cautivos del Campo de concentración de Zaldívar-La Boticaria bajo el fuero de guerra

Operaciones de Policía con carácter militar sobre los cautivos del Campo de concentración de Zaldívar-La Boticaria bajo el fuero de guerra

 

Fernando Barrero Arzac

14.05.2021

Operaciones de Policía con carácter militar sobre los cautivos del Campo de concentración de Zaldívar-La Boticaria bajo el fuero de guerra

 

De la batalla al cautiverio

El día quince de marzo de 1939, las compañías del 436 Bon que no se encontraban guarneciendo las posiciones en el Centro de Resistencia nº 7, entre las cuales se encontraba la del escribiente de la 109ª Brigada Mixta, Francisco Buj, fueron trasladadas cerca del pantano de Cíjara, donde ocuparon nuevas posiciones. Allí permanecieron durante cinco días más, hasta el veinte de marzo. “Los jefes nos formaron y dijeron: La guerra ha terminado.”[2].

Francisco recogió la documentación del Batallón por orden del Comisario y fue llevando las carpetas al mulo de un amigo, que él iba colocando como podía, sujetándolas con unos cordeles. Apenas hubieron salido de las posiciones, le dan la orden de ir quemando las carpetas de las filiaciones políticas; luego, más adelante, otra más y luego otra, sin aminorar la marcha; pronto el mulo quedó libre de este peso[3].

Tras varios días de vagar con algunos compañeros por alguna parte de la comarca de La Serena, toman la decisión de dirigirse a Talarrubias (Badajoz), localidad donde se ubicaba el Estado Mayor de su Brigada, que se encuentran llena de soldados. Tras deliberar entre todos la posibilidad de una Entrega, deciden presentarse a las fuerzas nacionales[4], para lo cual envían primeramente un grupo de emisarios compuesto por tres oficiales la noche del 27 de marzo, entre los que se encontraba el teniente Federico Ariza Esquivel[5]. Manifestaron al jefe del Primer Regimiento de la 19ª División nacional, que la 109ª BM se rendía. Mientras tanto, uno de los oficiales volvió a Talarrubias, para explicar a los compañeros que habían quedado allí las condiciones que pactaron, las cuales especificaban que tenían que trasladarse a la orilla del Guadiana, el cual vadearían, dejando el armamento y la impedimenta antes de cruzarlo[6].

            Desde el rio les hicieron ir a la localidad de Casas de Don Pedro (Badajoz) para presentarse a la Guardia Civil. Los soldados recordaban las recomendaciones del enemigo que les decía con insistencia machacona “Rojillos: no temáis si no tenéis las manos manchadas de sangre[7]. Incluso por sus altavoces les indicaban que no se pasara ya nadie, puesto que los que lo hacían iban a parar a un campo de concentración. Ya en el pueblo, la Guardia Civil ordenaba la formación de los soldados republicanos a grandes gritos, que lentamente iban entrando a un teatro destartalado completamente a oscuras, mientras empezaba a anochecer y continuaba lloviendo insistentemente. Por la mañana había cesado la lluvia y, los mismos guardias de la noche anterior, les hicieron salir a la plaza con la orden de llevar las maletas abiertas para proceder a un registro minucioso, uno por uno. Todo lo que constituía de algún valor lo amontonaron, lo subieron en un gran camión y se lo llevaron: baúles, maletones y fardos[8].

            Mientras tanto otros guardias les formaron y les condujeron hacia las afueras del pueblo, como a tres kilómetros. Cerca del lugar se veía un cortijo que destacaba entre un olivar por su blancura. Una alambrada espinosa circundaba, así como en cincuenta metros, al cortijo. Penetraron en el recinto por una entrada vigilada por unos soldados que portaban un brazalete en el brazo derecho que decía Policía. Dentro del espacio limitado, la custodia la constituían el jefe, un alto y espigado alférez, siempre con una porra en su mano derecha, paseaba su figura uniformada con relucientes polainas y zapatos, volteando constantemente su porra, como lo hacen las majorettes. Eso sí, hablar no hablaba. De ello se encargaban los Doce; doce soldados, gallegos todos ellos, que transmitían las órdenes a los prisioneros. El jefe era de Salamanca y había sido maestro nacional. El Campo de concentración (que no otra cosa era el cortijo) se titulaba Casa Zaldívar [9].

            ¿Qué clase de policía era la que vigilaba Zaldívar? En el sobre de la primera carta enviada a su familia desde el Campo por un oficial republicano prisionero, figura su matasello donde se lee: “Regimiento de Infantería La Victoria nº 28, Batallón 338, 4ª compañía”[10]. Esta unidad estaba destinada al Servicio de Policía Militar y Campaña, dependiente de la jefatura de Policía Militar del Sector C-10 cuya Plana Mayor o Comandancia estaba ubicada el Logrosán (Cáceres)[11]. Por lo tanto, se trataba de una sección encuadrada en el temido SIPM, Servicio de Información y Policía Militar, en este caso del Ejército del Centro cuyo mando se encontraba en Valladolid, y cuyos miembros realizaban tareas de investigación secreta y de contraespionaje además de la custodia de campos de concentración.

            Así que como las propias fuerzas nacionales les manifestaron nada más llegar, éstas tenían ficheros completos y sabían quiénes eran cada uno de los soldados republicanos presentados, sino de todos ellos, sí de todos sus jefes, comisarios, oficiales e individuos destacados por algún matiz político, por lo que tan pronto quedaron custodiados comenzó su selección[12].

            Para ocupar el cargo de máximo responsable del Campo, enviaron al que hasta entonces había sido Comandante militar de la plaza de Navalvillar de Pela, población cercana a Casas de Don Pedro, el alférez Lamberto López Elías, que se hizo cargo del mismo desde el día 28 de marzo de 1939, cuando se trasladó al Campo de concentración de prisioneros Casa Zaldívar (Badajoz), y donde quedó organizándolo y custodiándolo como Jefe del mismo y Vocal de la Comisión Clasificadora hasta el día 25 de abril en que se trasladó por ferrocarril con la compañía a Almadén (Ciudad Real)”[13]. Desde el 11 de junio de 1938 el alférez provisional Lamberto López Elías estaba encuadrado en la 4ª Cía del 338 Bon. En su hoja de servicios se lee que “[…] el día 17 de Mayo [1938] fue pasaportado para la Plana Mayor del Batallón 338 del mismo Regimiento [La Victoria nº 28] el cual se encontraba destacado de guarnición en el frente de Extremadura, […] al cual se incorporó en Trujillo (Cáceres) el día 20 [de mayo 1938] el cual estaba mandado por el Capitán Don Hermenegildo Pérez, prestando servicios a las órdenes del Capitán Don Manuel Navarro jefe del Servicio de Información y Policía Militar de Vanguardia del Sector C-10. El día 23 [de mayo 1938] pasó destinado provisionalmente a la 2ª compañía destacada en Miajadas (Cáceres) donde quedó prestando servicios propios del S.I.P.M. hasta el día 11 de junio [de 1938] […] que fué destinado a la 4ª compañía destacada en Logrosán quedando prestando los mismos servicios del S.I.P.M. […]”[14]. A partir de esta última fecha ya hemos indicado más arriba qué misiones realizó por lo que no queremos volver a repetirnos.

 

Del Servicio de Información Militar (SIM) a la creación del futuro órgano que dará cobertura al plan sistematizado de exterminio de los cautivos: el SIPM

            Desde el inicio de la acción violenta rebelde, el 18 de julio de 1936, los amantes de la Patria, eran conscientes de que ésta debía ser eminentemente ofensiva y, así, en la Instrucción Reservada número 1 del general Mola una de sus bases técnicas establecía que “la acción ha de ser en extremo violenta, para reducir lo antes posible al enemigo […] Desde luego, serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos, para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”[15]. Pero como consecuencia del fracaso inicial del Golpe militar de los sublevados y la consiguiente Guerra civil en la cual convirtieron los mismos la situación española, tuvieron que lucubrar y replantear su estrategia inicial de exterminio ideológico de una forma mucho más planificada, sistematizada y oculta. ¿Cómo detener, encarcelar, aplicar castigos sin una base informativa precisa, sin un aparato de obtención, procesado y suministro puntual de antecedentes y datos de millones de personas desafectas?[16] En 1937, la persona clave entre Mola y Franco para desarrollar la ingente tarea de información y represión que se avecinaba fue Marcelino de Ulibarri y Eguilaz, designado para llevar a cabo una tarea “noble y completa” en su grandeza de servicio al “Glorioso Alzamiento Nacional”: la creación del mayor depósito de información con fines represivos de la historia de España[17].

A este desabrido cuadro pintado más arriba se le añadía el hecho de que las tropas franquistas desde el inicio de la contienda se preocuparon por recoger y acopiar pruebas que pudieran suministrar información referente a la actuación de sus enemigos, tanto dentro de la zona liberada como de la que iba cayendo a medida que sus éxitos militares favorecían la toma de nuevas plazas. Mediante el Decreto de 26 de abril de 1938, se creó la “Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos” del Ministerio del Interior. Este servicio se coordinaba con las divisiones que ocupaban los nuevos pueblos del frente conquistado. Así lo corrobora la instrucción secreta de la Agrupación de Divisiones Tajo-Guadiana cuando ya se había derrumbado el ejército republicano en Extremadura:

“Instrucciones sobre la recogida de documentación enemiga. Logrosán, 29 de marzo 1939.

Agrupación Divisiones Tajo-Guadiana. 2ª Sección Estado Mayor.

Instrucciones sobre la recogida de documentación enemiga.

I. Recogida de documentos

                a) Se encargarán de ella los Regimientos.

                b) Los Jefes de los mismos designarán, dentro de cada una de las Unidades de su Mando, el personal que ha de dedicarse a éste servicio.

                c).Habrá de recogerse toda clase de papeles, folletos, libros y documentos en general, abandonados por el enemigo sobre el terreno.

II. Curso que ha de darse a los documentos recogidos

                A) Escalonamientos.

                               a) Lugar de recogida.

                               b) P.C. de Regimiento.

                               c) Campo de Concentración de prisioneros.

                B) Personal.

                               a) Del lugar de recogida al P.C. del Regimiento: El mismo personal que los recoge, designado por el Jefe del Regimiento.

                               b) Del P.C. del Regimiento al campo de concentración de prisioneros: El personal de escolta de prisioneros, designado por el Jefe del Regimiento.

                C) Cometido.

                               a) En el P.C. del Regimiento: Recibir la documentación.-Introducirle en sacos, cada uno de los cuales llevará una etiqueta indicando el Sector donde se ha recogido la documentación.-Hacer un estado-parte de remisión de la documentación recogida sobre el terreno.-Entregar el saco y el estado-parte a los Jefes de la escolta que ha de llevarlos al campo de concentración.-

 

                               b) En el campo de concentración: Recibir del escalón anterior los sacos con la documentación recogida. Hacer un estado-parte de remisión de documentación recogida sobre el terreno. Entregar los sacos y el estado-parte al Jefe de la escolta que en su día ha de llevarlos al Parque”[18].

Sobre este gran entramado documental se sustentaron los ficheros que, los diversos Sectores que componían cada Sección del SIPM de Ejército en que estaba organizado la masa total del Ejército sublevado al finalizar la guerra, utilizaron durante la inmediata posguerra, en los mismos frentes de combate, antes de que las tropas republicanas entregadas a las divisiones franquistas, pasaran a los campos de la retaguardia fascista, para que sin demora, pudieran ser acusados, bajo el correspondiente procedimiento sumarísimo y, tras la urgentísima aprobación del fallo, se llevase a cabo la ejecución de la necesaria ejemplaridad de las sanciones a los individuos más significados con la República.

            En 1932, siendo Manuel Azaña ministro de la Guerra, se creó la Sección del Servicio Especial del Estado Mayor Central (SSE), con la función de controlar el antiextremismo. Durante la guerra, la SSE en la zona rebelde fue absorbida por el SIM (Servicio de Información Militar). El 14 de septiembre de 1936, el general Miguel Cabanellas Ferrer, máxima autoridad nominal de la Junta de Defensa Nacional, ordenó al coronel de infantería Salvador Múgica Buhigas que organizara un servicio secreto. El cuartel general del nuevo SIM se estableció en los números 23-25 de la calle Almirante Bonifaz de Burgos[19].

            Un objetivo primordial del recién creado SIM fue controlar las actividades y la filiación política de los españoles que vivían en las zonas ocupadas por los republicanos, “que a pesar de no tener una participación activa en el movimiento hayan prestado su colaboración con carácter voluntario a favor de los marxistas”[20].

            Tras la dirección del coronel Múgica, en marzo de 1937 ocupó la máxima autoridad del control del SIM, el comandante Escartín, que lo hizo hasta mediados de mayo de 1937, en que fue sustituido en el cargo por el coronel Ungría, que fue el tercer jefe del SIM que se nombró en apenas siete meses, recomendado por el propio Generalísimo que sabía que era un hombre muy válido para el puesto.

            Ungría pretendía realizar un cambio y reorientar los objetivos de los servicios secretos hacia la situación de guerra y el personal militar, por lo cual debía llevarse a cabo en estrecha colaboración con el Cuartel General de Franco, razón por la cual era necesario trasladar físicamente la oficina central del SIM más cerca de la persona del Caudillo[21]. Sin embargo, la separación entre los asuntos políticos y los militares era más difícil de trazar de lo que él pensaba en un principio. Al dar al SIM una orientación política y militar, la cantidad de trabajo de la organización no disminuyó, sino que, por el contrario, se incrementó.

            Pero el verdadero cambio dentro de los servicios se produjo cuando el 30 de noviembre de 1937 Franco firmó, por fin, una orden secreta destinada a los ejércitos de Operaciones. Dicha orden anunciaba la creación del SIPM y describía cuáles serían sus principales áreas de actuación dentro del campo de la inteligencia militar. El artículo 1 afirmaba que el anterior Servicio de Información Militar (SIM) cambiaba su nombre a partir de entonces por el de Servicio de Información y Policía Militar (SIPM) [22].

Organización de la Sección del SIPM en el Ejército del Centro

            En marzo de 1938 se ordenó poner en marcha la organización de la nueva estructura y distribución del servicio secreto que había promulgado Franco en 1937, y en lo que le concernió a la Sección del SIPM del Ejército del Centro, que era la gran unidad bajo cuya custodia iban a permanecer inicialmente los soldados prisioneros de la 109ª BM en el Campo de concentración de Zaldívar, al acabar la guerra en 1939, su zona de acción fue dividida en diez Sectores correspondientes a otras tantas Comandancias[23]. A cargo de la máxima responsabilidad de esta Sección del SIPM de Ejército se encontraba el comandante de E.M. Antonio Cores Fernández de Cañete y su 2º jefe el capitán de artillería Antonio Fungairiño Nebot. El enlace con la 2ª Sección (Información) del E.M. del Ejército de Operaciones del Centro, era el capitán Felipe Bertran Güell. La cabecera del Sector C-1 se encontraba en Sigüenza y su Comandancia de policía militar estaba a cargo del capitán de la Guardia Civil Enrique García de la Sierra, la del C-2 en Sepúlveda y su comandante era el capitán Justo Jiménez Ortoneda, la del C-3 en Segovia bajo el mando del capitán Joaquín García del Castillo, la cabecera del C-4 en Cebreros y la mandaba otro capitán de la Guardia Civil, Julio Pérez, la del C-5 en Villa del Prado y su jefe era el comandante Francisco Bonet, la del C-6 en Villaviciosa de Odón a las órdenes del capitán de la Guardia Civil Emilio Lledos Muñoz, la del C-7 en Griñón bajo la responsabilidad del capitán de la Guardia Civil Ángel González Prieto, la del C-8 en Toledo la mandaba el capitán de la Guardia Civil Manuel Vilas Rodríguez, la del C-9 en Talavera de la Reina cuya Comandancia era responsabilidad del capitán de la Guardia Civil Rodrigo Arellano Requena. Por último, la del Sector C-10 en Trujillo, que además de coincidir con la localidad donde se incorporó, el día 20 de mayo de 1938, a las órdenes de su comandante, el capitán Manuel Navarro Manzanares, jefe del Servicio de Información y Policía Militar del Sector, el que más adelante se convirtiera en jefe del Campo de Zaldívar, Lamberto López Elías, coincidía, también, con el límite desde donde comenzaba ya la jurisdicción del Sector de la Sección SIPM del Ejército del Sur, y hacia donde en última instancia iban a transferirse los prisioneros que desaparecieron ejecutados en el cortijo de las Boticarias. Los jefes de Sector podían proponer a la Sección del SIPM un oficial del ejército o la Guardia Civil que actuara como 2º jefe y, al mismo tiempo, responsable del grupo B o de información, grupo policial, compuesto por personal que no llevaba uniforme. Se encargaban de reunir noticias procedentes de la zona enemiga y de realizar misiones secretas en su retaguardia.

            Las fuerzas de la Guardia Civil de este Ejército, también desempeñaron las misiones características del nuevo Servicio de Información y Policía Militar y pasaron a depender de sus respectivos jefes de Sector, aunque el coronel de la Institución benemérita ejercía funciones de mando e inspección sobre los servicios peculiares de la misma. También se reforzó el servicio de vigilancia y orden público en todos los sectores de la zona de vanguardia que ocupaba el Ejército del Centro. En el Sector C-10, que es el que nos interesa, se utilizó el Batallón 338, cuya Plana Mayor se encontraba, como ya hemos leído más arriba, también en Trujillo (Cáceres), y cuya unidad militar tenía repartidas el resto de sus compañías entre las localidades de Miajadas (Cáceres), Logrosán (Cáceres), Cañamero (Cáceres) y Navalvillar de Pela (Badajoz), como ya sabemos ésta última localidad cercana a Casas de Don Pedro situada también en la provincia de Badajoz. Estas fuerzas eran empleadas por los comandantes de Sector de Policía Militar encuadradas con las de la Guardia Civil de que pudiesen disponer para ser distribuidas para la especial misión para la cual habían sido organizadas. Las nuevas unidades del SIPM estaban compuestas por personal de la reserva, desde el reemplazo de 1929 y anteriores. Creía Franco que el personal tenía que reclutarse en la región en la que fueran a operar los nacionales, y que debían ser hombres que conocieran bien la zona y tuvieran “intereses efectivos de venganza que les impulse a la acción que se trata de conseguir[24]”.

            Los jefes del SIPM dentro de cada Sector estaban a disposición de los comandantes de cada división, quienes debían tener acceso a la información sobre la situación en campo enemigo a través de la red de agentes del SIPM. Por consiguiente, se establecía una relación permanente entre el SIPM y Estado Mayor de cada unidad militar. Además, los jefes del SIPM en el ámbito local debían comunicar diariamente al general de cada división la información reunida sobre el territorio enemigo. Esa misma información se hacía llegar al jefe del SIPM en Burgos, es decir al coronel Ungría, que a su vez informaba a Franco en su cuartel general de lo más importante reunido sobre la situación enemiga[25]. Los comandantes de Policía Militar de Sector, mantenían un oficial o agente de enlace cerca de la 2ª sección de la división a que correspondiese su zona de acción.

            Además de los Sectores y Comandancias del SIPM, dependían de la Sección de Ejército del Centro, las Redes provinciales de Policía Militar de Valladolid, Cáceres, Ávila, Segovia y Toledo. Cada una tenía su propio jefe que ocupaba su oficina en el Gobierno Militar y, para el caso de la provincia de Cáceres, este puesto lo asumía Manuel Navarro Manzanares que, al mismo tiempo, ostentaba la comandancia del Sector C-10. Para demostrar la autoridad por la que eran revestidos durante el desempeño de sus servicios, estas fuerzas, disponían de unos distintivos para brazalete, que los distinguían del resto de las unidades.

            Por último, ya hemos referido antes la misión de los grupos B o de Información que había en las zonas de cada Sector de Policía Militar, pero junto a éstos, existían otros dos tipos de grupos con diferentes cometidos: los grupos A o de vigilancia tenían como objetivo primordial la seguridad de las líneas de comunicación (ferrocarriles, puentes, carreteras, etc.) y el mantenimiento del orden entre la población. También era responsabilidad suya emprender acciones contra cualquier grupo de guerrillas o unidades mixtas republicanas que quisieran o lograran infiltrarse en el sector. Los grupos C o de exploración se ocupaban de las tareas de carácter más peligroso: incursiones, asaltos y sabotajes en el territorio republicano. Además, debían colaborar con los grupos “A” para impedir que el enemigo llevara a cabo el mismo tipo de operaciones “irregulares” en la zona nacional[26].

Organización de la Sección del SIPM en el Ejército del Sur

            A mediados del mes de diciembre de 1938, se comunica a las fuerzas militares desde Sevilla, donde se encontraba la jefatura de la Sección del SIPM del Ejército del Sur, que se modificaba la distribución en Sectores de Policía Militar de la zona de vanguardia del ejército, para organizar el Grupo del SIPM del IV Cuerpo de Ejército. La nueva estructura quedaba dispuesta de la siguiente forma: el Grupo del SIPM del II C. de E., con residencia en Villanueva de la Serena (Badajoz) e integrado por los Sectores S-1 y S-2, cuyas cabeceras se ubicaban en la misma Villanueva y en Monterrubio (Badajoz), respectivamente. El Grupo del SIPM del IV C. de E. estaba situado en Córdoba y formado por los Sectores S-3, S-4 y S-5, que radicaban en Pueblonuevo (Córdoba), Fuenteagria (Córdoba) y Bujalance (Córdoba), respectivamente. Por último, el Grupo del SIPM del III C. de E., con residencia en Granada, estaba constituido por los Sectores S-8, S-6 y S-7 cuyas cabeceras se encontraban en Cabra, Granada y Lanjarón, respectivamente[27].

            La Policía Militar del Sector S-1, cuya cabecera se localizaba en Villanueva de la Serena, era la que cubría la parte colindante o de contacto en la zona de vanguardia, con la unidad paralela del Sector C-10 de la Sección SIPM del Ejército del Centro que, tras el derrumbe republicano, al final de la guerra, recibió el mayor contingente de soldados entregados de la 109ª BM en Casas de Don Pedro. Recordemos que se trataba más exactamente de la 4ª Cía del 338 Bon, que realizaba sus servicios, a las órdenes de la jefatura del Servicio de Información y Policía Militar, destacada en Logrosán.

            Así estaban las cosas en 1938, pero para el 20 de marzo de 1939, cuando ya se presentía el desplome enemigo en todos los frentes próximos que cubrían las divisiones nacionales, la Sección SIPM del Ejército del Sur, ante la disyuntiva de ir teniendo que avanzar y liberar nuevos territorios, recogió en unas nuevas directrices la acción del Servicio que correspondería llevar a la práctica, a partir de entonces, a los Grupos, Sectores y Agrupación Móvil de Policía[28]. Entre otras pautas, se indicó que la zona ocupada quedaría en manos de las autoridades militares, manteniendo en ella el estado de guerra durante el tiempo que fuese preciso. También se estableció que cuando en el Sector hubiera una guarnición permanente de fuerzas militares, correspondería al jefe de las tropas la responsabilidad del orden público, en cuyo caso el jefe del Sector del SIPM permanecería en calidad de delegado a las órdenes del jefe militar, aunque sus hombres y los puestos de la Guardia Civil ubicados en el Sector seguirían dependiendo del jefe del SIPM. Otro detalle que llama la atención, es que la Sección del SIPM del Ejército del Sur, urgía a que, en caso de avance de los Sectores, sus ficheros pasaran a cargo de las Redes provinciales que fueron las que facilitaron los antecedentes de las personas registradas en ellos. Con esta medida mantenían centralizado y a salvo de extravíos, el aparato delator que daba cobertura a sus agentes para facilitar su conocimiento acerca del cargo y  la significación político-social de los prisioneros.

            El 29 de marzo mediante la Instrucción general nº 27 del Ejército del Sur, se señalaba a los escalones del SIPM, la nueva zona que se asignaba a cada uno de ellos[29] tras el rebasamiento inicial de las líneas enemigas. Previamente, habían sido agregados nueve batallones a los Sectores de reciente creación. Para montar los nuevos Sectores que se crearon en la provincia de Jaén, los que existían hasta entonces, es decir, los Sectores S-8, S-4 y S-5 se concentraron divididos en tres grupos cada uno. Dichos grupos se trasladaron respectivamente a Andújar, Porcuna y Baena, con objeto de seguir inmediatamente a los nuevos Sectores que se les asignaban (Jaén 1, Jaén 2 y Jaén 3), unidas a las fuerzas del Ejército de Ocupación (C. de E. de Andalucía al norte del Guadalquivir y C. de E. de Córdoba al sur del mismo río). Las unidades con las que se reforzaron en este caso fueron: 171 Bon América nº 23, 145 Bon Granada nº 6 y 156 Bon Argel nº 27, respectivamente, y su jefe superior era el comandante Canis. 

            Los Sectores de la provincia de Granada se establecieron concentrándose, para el caso del Sector S-1, a la inmediación de la columna que realizaba el recorrido Guadix-Baza y, para el caso del Sector S-6, dividido en tres grupos, se colocaron a la inmediación de la columna antes citada uno de ellos, de la columna que marchaba de Granada a Iznalloz el segundo grupo, y de la que marchaba de Motril a Albuñol el grupo restante. Estos Sectores se reforzaron con el: 160 Bon Arapiles nº 7 y el 146 Bon Lepanto nº 5; su jefe era el comandante Carracedo, del C. de E. de Extremadura. 

            Los Sectores de Almería, lo hicieron formando tres grupos con las fuerzas del Sector S-7, uno de los grupos siguió a la columna que marchaba a Guadix, Baza y Purchena, a la columna que siguió la dirección Guadix-Gergal otro, y el último grupo, siguió el avance con la columna de la costa desde Motril. La Agrupación Móvil, se concentró en Granada para marchar al Sector A-2, siguiendo a las dos columnas que partieron de Guadix. Al igual que los anteriores se reforzaron con el: 151 Bon Toledo nº 26 y 149 Bon La Victoria nº 28, respectivamente, y su jefe era el capitán Machado. 

            El mismo día 29 también quedaron establecidas las fuerzas de los nuevos Sectores de Ciudad Real y Córdoba-Badajoz. Se reforzaron con el: 159 Bon del Regimiento Oviedo nº 8 y el 148 Bon del Regimiento Cádiz nº 33, respectivamente, y su jefe era el comandante Ampliato. 

            Dos compañías de infantería afectas circunstancialmente a la Agrupación Móvil, se concentraron en Pueblonuevo (Córdoba), relevando en los Campos de concentración de La Granjuela, Los Blázquez y Valsequillo (todos en la provincia de Córdoba) a las fuerzas del Sector S-1, quedaron encargadas de la custodia de los prisioneros.

            Los nuevos Sectores que se crearon se denominaron abreviadamente por sus iniciales y números, y sus cabeceras radicaban en los siguientes lugares: la del Sector C.R. en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), la del Sector B.C. [Badajoz-Córdoba] en Pozoblanco (Córdoba), la del Sector J-1 en Jaén, la del Sector J-2 en Linares (Jaén), la del Sector J-3 en Villacarrillo (Jaén), la del Sector G-1 en Guadix (Granada), la del Sector G-2 en Baza (Granada), la del Sector A-1 en Almería, y la del Sector A-2 en Huercal Overa (Almería).

            Pero días después, una nueva circular secreta de la Sección del SIPM del Ejército del Sur a los Grupos y Sectores, el 7 de abril de 1939, informaba que por resolución del Generalísimo la zona de acción del Ejército del Sur quedaba incrementada con la parte de la provincia de Badajoz que había sido liberada, cediendo al Ejército del Centro la parte de Ciudad Real que anteriormente se le había señalado. Como consecuencia de ello, los Sectores de Policía Militar se agruparon de la siguiente forma[30]:

Sectores que forman Grupos Mando de cada Grupo
Sector de Badajoz   Cmte. de la G.C. Manuel Carracedo
Sector de Córdoba
Sectores de Jaén Cmte. de Infantª Antonio Ampliato
Sectores de Granada Cmte. de la G.C. Luis Canis
Sectores de Almería Cap. de la G.C. Manuel M Machado

Además, una vez establecidas las fuerzas en los respectivos Sectores, se hicieron efectivos los nuevos cambios de destino de los jefes de Grupo y Sector, y como puede comprobarse al comandante de la Guardia Civil, Manuel Carracedo, se le nombró jefe del Sector del SIPM Badajoz-Córdoba.

Las fuerzas del Ejército del Sur relevan al Ejército del Centro en todos los pueblos de la provincia de Badajoz

            Cuando se dictaron las órdenes para que las grandes unidades del Ejército del Centro ocuparan los campos de concentración que existían en las provincias de Cáceres y Toledo, y que, entre ellas la 19ª División, entregara al Ejército del Sur todos los campos que tuvieran establecidos en la provincia de Badajoz, se puntualizaron el día y la hora en la que las nuevas normas tenían que entrar en vigor, y se marcó para ello las 0 horas del día 28 de abril[31]. Anticipándose en unas horas a la entrada en vigor de la orden, el día 26 de abril los 2.284 prisioneros encerrados en el caserío de Zaldívar pasan a manos del Ejército del Sur[32]. Lo mismo sucedió, más adelante, con los de Siruela, Fuenlabrada de los Montes, Castilblanco, Palacio Cíjara, Jaeña y Valdecaballeros, y mucho nos tememos, que el mismo plan sistematizado que venimos describiendo, fuese aplicado en éstos y otros lugares de internamiento y suplicio, como Los Blázquez, La Granjuela y Valsequillo, en la provincia de Córdoba, o Lillo, Alcubillete, Cabrillo-Calaña, Mora, Ocaña, San Bernardo, San Martín de Pusa y Talavera, en las provincias de Toledo y Ciudad Real.

            Como puede observarse por lo dicho hasta aquí, todo estaba muy bien dispuesto para caer sobre los soldados republicanos conforme las operaciones realizadas en la zona, bajo la denominada Ofensiva de la Victoria, iban proporcionando sus frutos, conquistando territorio enemigo. Porque paralelamente al avance de los Ejércitos de Operaciones, es decir, de las fuerzas regulares, iba deslizándose y tomando posiciones, la policía política de Franco.

            Una gran ventaja para los nacionales fue el hecho de que pudieran apoyarse en los servicios secretos alemanes e italianos siempre que necesitaron información adicional, adiestramiento o medios tecnológicos para mejorar sus operaciones[33]. En julio de 1938 se había firmado un importante acuerdo secreto de colaboración entre las policías nazi y franquista. Su finalidad era estimular una estrecha colaboración entre una y otra. Los encargados de firmar este documento fueron el general Martínez Anido, ahora ministro de Orden Público y Himmler, el siniestro jefe de las SS y la policía[34]. A cambio de las buenas relaciones con los servicios secretos del Eje, el régimen de Franco consiguió prolongar la afluencia hacia España de conocimientos técnicos que había dado comienzo en 1936 y que permitió a su propio aparato de seguridad alcanzar un buen nivel de eficacia que, de no ser así, habría resultado imposible para una potencia aislada y de segunda fila como España[35].

            Estas fuerzas especiales de policía y ocupación estaban preparadas para “limpiar” de forma coordinada y sistematizada cualquier pequeño atisbo de resistencia durante su avance final. Ya sabemos que nuevos batallones fueron agregados a estas unidades ante la gran cantidad de pueblos que fueron “cayendo” y campos de concentración provisionales de prisioneros que se establecieron sobre la marcha, y que necesitaban ser custodiados y controlados por este tipo de tropas. Por ello los batallones enumerados más arriba fueron afectos al SIPM del Ejército del Sur[36].

Bajo el criterio de lo recogido más arriba, adquiere mayor solidez la idea de que el cambio de jurisdicción de los prisioneros recluidos en Zaldívar, también se efectuó entre este tipo de unidades policiales y, no solo, entre unidades de fuerzas regulares. Todo el plan de represión y exterminio se llevó bajo el más absoluto secreto. La nota secreta que el 26 de abril, la sección del SIPM del Ejército del Sur envió a las Redes Provinciales, Sección Regional, Comandancias de la Guardia Civil, 1ª, 2ª, 3ª y 4ª secciones de E.M., Jefatura del SIPM destacada de Cataluña y secciones SIPM de los Ejércitos del Centro y Levante, indicaba que:

“[Sello impreso “Secreto”] Se acompaña un gráfico expresivo de los partidos judiciales que comprende cada uno de los Sectores de Policía militar dependientes de esta Sección de Ejército en la cual destacan las cabeceras de dichos Sectores y la denominación abreviada de cada uno de ellos.

Ejército del Sur. Sección del S.I.P.M.

[Denominación abreviada de la provincia de Badajoz, Sector]: B, [Cabecera]: Talarrubias, [Partidos judiciales]: Herrera del Duque, Puebla de Alcócer. [Denominación abreviada de la provincia de Córdoba, Sector]: C, [Cabecera]: Pozoblanco, [Partidos judiciales]: Hinojosa del Duque, Montoro. [Denominaciones abreviadas de la provincia de Jaén, Sector]: J-1, [Cabecera]: Jaén, [Partidos judiciales]: Andújar, Martos, Alcalá la Real; J-2, [Cabecera]: Linares, [Partidos judiciales]: La Carolina, Baeza, Úbeda, Mancha Real, Huelma; J-3, [Cabecera]: Villacarrillo, [Partidos judiciales]: Orcera, Cazorla. [Denominaciones abreviadas de la provincia de Granada, Sector]: G-1, [Cabecera]: Guadix, [Partidos judiciales]: Iznalloz, Ugijar, Albuñol; G-2, [Cabecera]: Baza, [Partidos judiciales]: Huescar. [Denominaciones abreviadas de la provincia de Almería, Sector]:  A-1, [Cabecera]: Almería, [Partidos judiciales]: Purchena, Gergal, Canjoyar, Berja; A-2 [Cabecera]: Huercal Overa, [Partidos judiciales]: Vélez Rubio, Cabo de Vera, Vera, Sorbas” [37].

Es decir, la cabecera del sector B del SIPM comprensivo de la última comarca ocupada en la provincia de Badajoz era Talarrubias, pueblo donde se encontraba también, el Puesto de campaña del 1er Regimiento de la 21ª División franquista y de la 4ª Bandera de Falange de Badajoz, estas últimas fuerzas ya regulares. Desde esta misma localidad se habían impartido las instrucciones represivas cuando todavía se encontraba en el Campo de concentración de Zaldívar una sección de la 4ª Cía del 338 Bon del SIPM agregada a la 19ª División nacional, prestando servicios a las órdenes del capitán Manuel Navarro, jefe del Servicio de Información y Policía Militar del Sector C-10, antes del 26 de abril de 1939 y, desde ella, nuevamente seguían emanando la instrucciones represoras ordenadas por la Sección del SIPM del Ejército del Sur dimanadas por Franco.

Bajo la atenta custodia de la 4ª compañía de la 4ª Bandera falangista que vigilaba el Campo, y el control político-social que ejercía algún nuevo batallón policial de los que se habían incorporado a la nómina del Sector SIPM de Badajoz (posiblemente el batallón nº 148 del Regimiento Cádiz nº 33, o el nº 159 del Regimiento Oviedo nº 8, que al desaparecer el Sector de Ciudad Real quedó desocupado), a las órdenes del comandante Manuel Carracedo, entre el 26 de abril y el 14 de mayo de 1939, los cientos de prisioneros que aún seguían en Zaldívar fueron enviados escalonadamente a Castuera, y otros destacados comisarios, jefes y oficiales republicanos, fueron trasladados al cortijo Casa Boticaria donde engrosaron el número de los que ya se encontraban allí[38].

            ¿De quién dependía orgánicamente el SIPM? En otras palabras: ¿ante quién era responsable? La respuesta la daba el artículo 1 del nuevo reglamento: “La Jefatura del SIPM dependerá directamente de S.E. el Generalísimo, cursando todos los asuntos corrientes por conducto del General Jefe del E. M. General”. La dependencia orgánica recaía pues directamente en Franco, mientras que la gestión diaria de los servicios sería una atribución del general Martín Moreno[39].

            Los prisioneros del Campo respetaban el recuerdo del general Franco, y comentaban entre ellos, que el trato denigrante y despiadado que estaban recibiendo, no lo podría haber ordenado el Generalísimo. Pero sus guardianes les recalcaban siempre lo mismo, “que eran órdenes de Franco”[40]. Otro testimonio que corrobora el absoluto conocimiento e implicación, por parte del jefe del Estado, de lo que estaba sucediendo en los Campos de concentración provisionales, es el de nuestro escribiente de las compañías de la 109ª BM, Francisco Buj, al que como no le llegaban los avales que había solicitado a su familia para salir del Campo, recurre a la amistad de unas muchachas de Navalvillar de Pela, de las cuales se entera que una de ellas era hija del alcalde. Éste y su hija se presentan en el Campo, interceden por el preso al que reconocen y del cual respondían, pero el jefe del Campo esgrimía muchas negativas aun siendo compañeros como habían sido, la de más peso era que “Son órdenes de Franco y no puedo dejar salir a nadie hasta que se reciban los avales de sus pueblos”[41].

            El Campo provisional del caserío Zaldívar

            Franco elaboró personalmente, mediante las instrucciones del 27 de marzo y 6 de abril de 1939, las normas con las que se debían organizar los primeros campos de concentración provisionales. Pero los jefes de las divisiones nacionales tenían potestad para establecer el sitio más conveniente por razones de higiene, vías de comunicación y emplazamiento del lugar donde iba a realizarse la entrega, y en el caso de no existir lugares capaces para albergar a todo el contingente previsto, señalar varios cortijos que se considerarían como uno solo[42]. En las inmediaciones de Casas de Don Pedro, se habían acondicionado el citado cortijo Casa Zaldívar y el cercano cortijo Casa Boticaria, pero fue el primero el que dio nombre al complejo concentracionario. Este campo provisional, tuvo como objeto primordial servir como escalón intermedio entre el puesto de mando del Regimiento (ubicado en Talarrubias), que los había recogido, y el centro de reunión, es decir, el gran campo de concentración de Castuera, a donde iban a parar, “en el que al propio tiempo que se llevan a cabo el cumplimiento de misiones que no admiten demora, se hace posible una permanencia mayor de los prisioneros y presentados ”[43].

Organización de los Servicios de Justicia en la zona del frente

            Al constituirse los Servicios de Justicia de los frentes durante el mes de marzo de 1939 (y aún antes), las divisiones militares, -sucedió así en el caso de las del Ejército del Sur- habían habilitado un mecanismo propio, mediante el cual a los soldados que se habían entregado, antes de trasladarlos bajo la responsabilidad de la Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros (por ejemplo, al Campo de Castuera), para una mayor y más rápida resolución de los asuntos de justicia, se les hacía pasar por una primera criba. Es aquí donde tiene sentido la frase anteriormente recogida: se llevan a cabo el cumplimiento de misiones que no admiten demora. El objeto de esta medida, no podía ser otro que el de localizar al mayor número de prisioneros con cargos y denuncias para ponerlos a disposición de la Auditoría del Ejército de Ocupación, y que ésta dispusiera en el plazo más breve posible la ejecución de la sentencia. Así se infiere de un telegrama que envía la Sección SIPM del Cuartel General del Ejército del Sur al Auditor del Ejército del Sur, en agosto de 1938 desde Sevilla:

            “Con esta fecha digo al Ilmo. Sr. Auditor de este Ejército:

                Disponga V.E. lo conveniente, para que en lo sucesivo se proceda en todo caso, aún en   aquellos en que se deduzcan gravísimas responsabilidades imputables a prisioneros o          presentados, a la formación inmediata del correspondiente procedimiento sumarísimo, interesando si ello es necesario, urgentísima aprobación del fallo que se dicte para la necesaria ejemplaridad de las sanciones. Lo que traslado para conocimiento y efectos. Acuse recibo”. Firmado por el Coronel Jefe de Estado Mayor[44].

Llama la atención en este telegrama, que sea la propia Sección del SIPM de Ejército la que recomiende, a la propia Auditoría, que forme un procedimiento judicial sumarísimo, aún en aquellos casos en que se vea claramente gravísimas responsabilidades en los individuos, sin que por ello hubiese necesidad de tener la obligación de instruirlo (para acabar con el detenido hubiera sido suficiente la aplicación del Bando de Guerra). Como si fuese la propia Sección la más interesada en revestir cada ejecución como una representación de legalidad. 

En las ciudades importantes más cercanas a los frentes donde las divisiones del Ejército del Sur tenían prevista la entrega en masa de las tropas republicanas se constituyeron nuevos Consejos de Guerra y Juzgados militares. El más cercano a nuestra zona de acción se constituyó en Villanueva de la Serena:

“1º En cada una de las plazas de Villanueva de la Serena, Pueblonuevo, Córdoba, Bujalance, Baena, Granada y Lanjarón se constituirá un Consejo de Guerra Permanente, y un número de Juzgados militares proporcionado que, entenderá en los procedimientos que haya que incoarse en las demarcaciones que se asignen a dichas plazas, que son las siguientes:

“1.ª Villanueva de la Serena.- Toda la zona de Badajoz.

2ª Pueblonuevo.- Partidos Judiciales de Hinojosa del Duque y Pozoblanco.

3ª Córdoba.- El resto de la provincia.

4ª Bujalance.- Partidos judiciales de Andújar, Linares y La Carolina.

5ª Baena.- Jaén, Martos, Mancha Real, Huelma, Ubeda, Villacarrillo, Cazorla, Orcera y Baeza.

6ª Granada.- Zona N. de las provincias de Granada y Almería

7ª Lanjarón.- Zona Sur de las provincias de Granada y Almería

2º Los Jueces instructores se trasladarán a las distintas plazas de las Demarcaciones respectivas conforme se vayan liberando, para instruir las causas que habrán de seguirse por el procedimiento Sumarísimo de Urgencia.

Los Consejos de Guerra se podrán trasladar también a cualquier plaza de las localidades de su zona, si el número y gravedad de los procedimientos lo requiere, o bien funcionar, en la población que se considere más apropiada, todo a juicio del Auditor o su Delegado”[45].

Para ilustrar con un caso esta situación recogemos lo escrito en el texto del expediente del teniente auditor de 2ª, José Manuel Coloma y Escriva de Romaní que:

“al constituirse los llamados servicios de Justicia de los frentes y dividirse a los efectos en varias zonas el territorio del Ejército del Sur, fue designado por el Ilmo. Sr. Auditor con fecha 14 de marzo [de 1939] Delegado de su Autoridad y Jefe de dichos Servicios en la zona 4ª comprensiva de los Partidos Judiciales de Linares, Andújar y La Carolina; el día 25 del propio mes marchó a la plaza de Bujalance para organizar los servicios de la Delegación, presentándose al General Jefe de la División 31. Los días 30 y 31 del propio mes marchó a las plazas de Andújar, Bailén y Linares al ser liberadas, constituyendo en ellas las comisiones gestoras y pernoctando en la primera de las citadas plazas, desde la que regresó el día 31 [marzo] a Bujalance. El 1º [de abril] se trasladó a Linares donde instaló los servicios de la Jefatura a cuyo frente permaneció hasta el 22 de noviembre […]”[46].

Se crean expresamente para el momento concreto de la primera represión nada más derrumbado y entregado el ejército republicano, los Servicios de Justicia de los Frentes, a los cuales se dota de personal militar jurídico. Sabemos quién era el Delegado del Auditor del Ejército en la plaza de Bujalance y su demarcación, que estaba bajo la autoridad del jefe de la 31ª División nacional y con el que “todas las Autoridades tanto militares como civiles cooperarán con el mayor celo a esta acción rápida de la justicia, complemento esencial del éxito militar, dando toda clase de facilidades para instalación, traslados, información y cuantos medios requieran los Consejos y Juzgados. En especial habrán de mantener el más perfecto acuerdo en sus funciones con las Autoridades Judiciales, los Servicios de información, Guardia Civil, Orden Público y Policía”[47].

            Los “51 soldados del ejército republicano”[48], o como recoge la versión de la Causa General que habla de los 70 paseados de Casas de Don Pedro (Badajoz)[49] o, por último, según fuentes también cercanas a los sucesos que hablan de “yo qué sé, yo qué sé, eso no se sabe… pero allí en el pueblo se decía que unos ciento y pico, sus ciento y pico…”[50], que fueron encerrados, seleccionados, interrogados, incomunicados, [juzgados], ejecutados y ¿desaparecidos?, el día 15 de mayo de 1939, en el olivar del cortijo de Las Boticarias, lo fueron, porque desde que Mola promulgó su Instrucción Reservada, nada más llevarse a término la sublevación rebelde, continuada por Franco, la acción iba guiada por un plan sistematizado de exterminio, de largo alcance, contra todo enemigo que no fuera afecto al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos.
 
NOTAS
 
[1] Barrero Arzac, F. Misión urgente de la sección del SIPM de Ejército para la necesaria ejemplaridad de las sanciones a los cautivos del campo de concentración de Zaldívar. En: 2º Congreso Internacional (Cáceres 6 y 7 de noviembre de 2013): Investigación histórica, política y jurídica en torno a la memoria histórica en España. Proyecto de la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura; Departamento de Derecho Constitucional. Cáceres: Universidad de Extremadura, 2013.

[2] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980; p. 40. El acceso a largos párrafos de las mismas ha sido posible gracias a la labor de su hijo Francisco Buj Vallés, al cual agradecemos la labor de búsqueda de los datos que llenan este trabajo.

[3] Ibid., p. 40.

[4] Archivo Territorial Militar Togado Segundo de Sevilla (En adelante ATMTS), HU. Expediente sumarial de Julio Abril Nogueras, teniente del Estado Mayor de la 109ª Brigada Mixta durante la Guerra Civil española.

[5] ATMTS, CO [Córdoba]. Causa Sumarial 24.215 de Federico Ariza Esquivel, teniente del Estado Mayor de la 109ª Brigada Mixta durante la Guerra Civil española.

[6] Archivo General Militar de Ávila (En adelante AGMAv), Documentación Nacional (DN). “19 División.- Operaciones.- Partes de Operaciones.- De varias unidades de la División 19.- Marzo 1939”. A.42/L.7/C.12.

[7] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980.

[8] Ibid.

[9] Ibid.

[10]Correspondencia personal enviada a su familia desde el Campo de concentración de Zaldívar (Casas de Don Pedro), Juan Moraño Valle. 1 abril 1939.

[11] AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) Primera Sección, “Estadística. Estados ficha Ejército del Centro, 19 División. Marzo 1939”. A.2/ L.122/C.1/D.19-20 o AGMAv, C.2362, L. 122, Cp.1, D.19-20.

[12] Archivo Tribunal Militar Territorial Primero (En adelante ATMTP). Sº 5871/39, Expediente sumarial de Juan Pedro Fernández del Campo, Jefe del Estado Mayor de la 109ª Brigada Mixta.

[13] Archivo General Militar de Segovia (En adelante AGMSg). “Expediente militar compulsado de la Hoja de Servicios de D. Lamberto López Elías”.

[14] AGMSg, “Expediente militar compulsado de la Hoja de Servicio de D. Lamberto López Elías”.

[15]Beltrán Güell, Felipe (1939). Preparación y desarrollo del Alzamiento Nacional. Ensayo histórico, Librería Santarén, Valladolid, pp. 119-123. El subrayado es mío.

[16]Navarro Bonilla, Diego. Morir matando. Espuela de Plata, Sevilla, 2012, p. 261.

[17]Ibid., p. 260.

[18] AGMAv, (DN).”Información. Instrucciones sobre prisioneros y presentados y sobre recogida de documentación enemiga, de fecha 29 y para Comandantes Militares, de fecha 30. Marzo 1939”. A.23/L.1/C.34 o AGMAv, C.1501, Cp.30, D.1.

[19]Heiberg, Morten y Ros Agudo, Manuel. La trama oculta de la Guerra Civil : Los servicios secretos de Franco (1936-1945). Crítica, Barcelona, 2006, p. 48.

[20]Ibid., p. 49.

[21]Ibid., p. 92.

[22]Ibid., p. 94.

[23] AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. “Órdenes de organización del Servicio de Información de Policía Militar (SIPM), 1938-39”. C.2951, Cp.5, D.1-11.

[24]Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 185.

[25] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 96.

[26] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 95-96.

27AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. “Correspondencia de Organización del SIPM en el Ejército del Sur, 1938-39”. C.2917, Cp.26, D.17.

28 AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. C.2917, Cp.26, D.6-9.

29 AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. “Correspondencia de Organización del SIPM en el Ejército del Sur, 1938-39”. C.2917, Cp.26, D.18.

[31] AGMAv. DN, “Operaciones. Ordenes generales.- Ordenes núms. 2 y 3 de los días 3 y 26 [de abril], de esta Agrupación.-Abril 1939”. C.1502, Cp.31,Carpeta .

[32] AGMAv. DN, “Ejército del Sur.- Organización: prisioneros y presentados.-Abril 1939”. C.1260, Cp.27, D. 1-3.

32  Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 260.

[34] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 21.

[35] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 266.

[36]Barrero Arzac, Fernando. Historia y tragedia de la 109ª BM en el Campo de Zaldívar (Badajoz). AMHyJA; CGT.A, 2010. pp., 64-65.

[37]AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. “Correspondencia de Organización del SIPM en el Ejército del Sur, 1938-39”. C.2917, Cp.26, D.19.

[38] Barrero Arzac, Fernando.  (2010): op. cit., pp., 64-65.

[39] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 97.

[40] Buj Pastor, Francisco. (1980): op. cit., p. 48.

[41] Ibid., p. 48.

[42] AGMAv, (DN). “Información. Instrucciones generales.- Instrucción nº 4, del día 10  [de abril] Campos de Concentración de prisioneros.- Abril 1939”.  A.23/ L.1, C. 34, D.1 o AGMAv, C.1501, Cp.34.

[43] AGMAv, (DN).“Información. Instrucciones sobre prisioneros y presentados y sobre recogida de documentación enemiga, de fecha 29 y para Comandantes Militares, de fecha 30. Marzo 1939”. A.23/ L.1, C. 30, D.1 o AGMAv, C.1501, Cp.30.

[44] Referencia hecha llegar por Antonio D. López Rodríguez, investigador y autor de Cruz, bandera y Caudillo: El Campo de Concentración de Castuera. CEDER-La Serena, 2006.

[45] AGMAv, (DN).“Organización. Ordenes generales del Ejército del Sur, Marzo 1939: Organización de los Servicios de Justicia en la zona del Frente”. A.18/ L.5, C. 20, D.1 o AGMAv, C.1259, Cp.20, D.1/20.

[46] AGMSg, “Expediente compulsado de la Hoja de  Servicios de D. José Manuel Coloma y Escrivá de Romaní”.

[47] AGMAv, (DN).“Organización. Ordenes generales del Ejército del Sur, Marzo 1939: Organización de los Servicios de Justicia en la zona del Frente”. A.18/ L.5, C. 20, D.1 o AGMAv, C.1259, Cp.20, D.1/20.

[48]Catalán Deus, José. El pueblo desentierra a sus muertos. Casas de Don Pedro, 39 años después de la matanza, en “Interviú”  n.19 (15/21-VI-1978), pp. 86-88.

[49]Juliá, Santos (Coord.). Víctimas de la guerra civil. Madrid, Ed. Temas de hoy, 2004, p. 334.

[50] Chaves, Julián (Coord.). Memoria histórica y Guerra Civil: Represión en Extremadura. Diputación de Badajoz, 2004, pp. 301-303.