Barcelona. “Es una vergüenza que el Estado no haya sido capaz de rendir cuentas con su pasado totalitario”

Más de 1500 personas se congregan delante de la cárcel Modelo de Barcelona en un acto de condena a los crímenes de la dictadura. Las hermanas de Puig Antich y otros familiares de víctimas de la represión franquista han reclamado la anulación de juicios y sentencias

​Público | Roger Xuriach | 20-11-2015

Barcelona ha acogido este viernes un multitudinario y emocionante acto de memoria colectiva y de condena a los crímenes de la dictadura franquista. En el 40 aniversario de la muerte de Francisco Franco, centenares de personas se han congregado delante de la prisión Modelo para homenajear a las víctimas del régimen y acompañar a sus familiares. El recinto penitenciario, inaugurado en 1904, ha sido el lugar escogido por los organizadores -Òmnium Cultural junto a otras veinte entidades memorialistas- como símbolo de la represión franquista; en el interior de esta cárcel fueron presos, torturados y asesinados muchas víctimas del régimen dictatorial.

Bajo el nombre de Justicia por los crímenes del franquismo, el acto también ha tenido como objetivo reclamar la anulación de juicios y sentencias que aun están vigentes. El cruce Rosselló con Nicaragua se ha apagado puntualmente a las 19.00 horas y se ha proyectado en una gran pantalla un vídeo en el que han intervenido algunos expertos, periodistas y políticos, mezclados con nombres e imágenes de algunas víctimas, siendo la más jaleada la de Salvador Puig Antich, ejecutado mediante garrote vil en la Modelo en 1974.

Magda Oranich, abogada que vivió las últimas horas de Puig Antich y exdiputada en el Parlament de Catalunya, ha sido la encargada de pronunciar las primeras palabras. “No queremos venganza, solo justicia. Y no pararemos hasta conseguirla”, ha declarado. Seguidamente, ha recordado que la situación de “indefensión” que vive la memoria histórica pasa “en muy pocos países democráticos”. También ha reprobado la actitud del Estado español a la hora de recuperar la dignidad de quienes siguen sin saber donde están enterrados los cuerpos de sus familiares: “Los crímenes del franquismo se juzgan en Argentina y el Estado no concede las extradiciones de sus responsables”.

También ha tenido palabras en recuerdo de Lluis Companys, el president de la Generalitat fusilado hace 75 años, y del “cinismo”, a su juicio, del régimen que lo asesinó: “Lo acusaron de rebelión militar aquellos que, justamente, se rebelaron contra un Estado democrático, la República”. Para terminar ha pedido que todos los procesos aplicados durante la dictadura “se declaren nulos”, “se pida perdón a las víctimas” y “nos devuelvan la memoria histórica”.

El economista Arcadi Oliveres también ha subido al escenario y ha denunciado la “absoluta ignorancia cultural que había en el franquismo”, donde la cultura pasaba “por la clandestinidad y las publicaciones del extranjero”. También ha lamentado que la pena de muerte siga teniendo vigencia en tiempos de guerra, como se aprobó en el Tratado de Lisboa de 2002. Finalmente, ha manifestado su miedo a que, tras los atentados de París, “algunas actitudes políticas vuelvan a caer en el fascismo”. Ha rescatado de su anecdotario la asociación de vecinos de la Eixample Esquerra que en 1971 él y otros vecinos quisieron impulsar. Martín Villa, gobernador de Barcelona, se la denegó, ha recordado, “no por los estatutos y sí por el nombre de izquierda“.

Con una sonora ovación y un tono más emotivo han irrumpido al escenario Carme y Montserrat Puig Antich, hermanas de Salvador, que han recordado que la ejecución de su hermano tuvo lugar en una prisión cuyo nombre “de modelo no tiene nada”. “Durante medio año pasamos por esta cárcel cada semana. Hablando 20 minutos con Salvador en castellano, claro, porque no nos dejaban hacerlo en catalán”. Una de las hermanas se ha quedado en blanco ante el público recordando aquellos últimos días.

Quim Torra, presidente de Òmnium, ha sido el encargado de dar por terminado el acto recordando que “un pueblo sin memoria es un pueblo sin verdad ni justicia”. Ha considerado “vergonzoso” que “España no haya rendido cuentas con su pasado” ni que 40 años después de su muerte, Franco no haya sido condenado “por crímenes de guerra”. También ha lamentado que la “sombra siniestra del franquismo haya llegado a nuestros días”. Se ha despedido con tres mensajes. El primero, a las víctimas de la represión de la dictadura, “valientes luchadores a los que debemos la cultura, la lengua y la cohesión de nuestros días”. El segundo, al Estado español, al que ha acusado de realizar una transición “penosa”, una ley de amnistía “tramposa” y una ley de la memoria histórica “tardía e ineficaz”. “Es una vergüenza que el Estado no haya sido capaz de rendir cuentas con su pasado totalitario”, ha continuado.

Finalmente se ha dirigido a las formaciones políticas catalanas, de quienes espera que “en el futuro estado catalán” exista una condena de los crímenes contra la humanidad y se reconozcan las víctimas. “Han pasado 40 años y seguimos luchando por un país radicalmente democrático. Seguiremos luchando por un país sin estacas. Fascismo nunca más”, ha concluido.

La música ha sido el hilo conductor del acto, desde el inicio hasta su final, con un papel simbólico que ha logrado emocionar a los asistentes. No en vano, se han interpretado adaptaciones de canciones representativas de la oposición al franquismo como Lluis Llach, Raimon, Ovidi Montllor, Maria del Mar Bonet, Joan Isaac y Pi de la Serra, integrantes todos ellos de la Nova Cançó, el movimiento musical surgido a finales de la década de los 50 que reivindicaba la normalización del catalán y denunciaba las injusticias de la dictadura. Estas piezas han sido interpretadas por cantautores actuales como Cesk Freixas, Juanjo Bosk, Montse Castellà y el grupo valenciano Verdcel.

Las conocidas letras de Jo vinc d’un silenci (Raimon), Què volen aquista gent (Maria del Mar Bonet), L’Escola de Ribera (Ovidi Montllor) y A Margarida (Joan Isaac) han ido amenizando la velada entre discurso y discurso, con la explosión final de L’Estaca, de Lluis Llach, cantada con todos los portavoces de las entidades organizadoras -Comisión de la Dignidad, la Assemblea Nacional Catalana, o la Associació Catalana d’Expresos Polítics del Franquisme, entre otros- y algunos representantes políticos encima del escenario.

En una de las muchas proyecciones donde se han ido recogiendo de torturados y presos de la dictadura, ha sobresalido el discurso de Neus Català, la centenaria superviviente de un campo de concentración y luchadora antifascista. “No se ha hecho nada contra Franco. Nada. Pero de aquello aprendimos que luchar no es coger un arma, es unirse por una idea”. En estos testimonios, que se han proyectado ante el gélido silencio de la noche barcelonesa, también ha participado Raimon Carrasco, hijo de Manuel Carrasco i Formiguera, dirigente de Unió fusilado durante el franquismo, quien en un tono conciliador ha reconocido haber perdonado a los asesinos de su padre. “Deberíamos hacerlo, pero nunca olvidarlos”, ha expresado. Por su parte, Pere Fortuny, hijo del alcalde de Mollet asesinado, ha explicado sus intentos por restablecer la memoria histórica de su progenitor. “Pedí a Suárez, González y Aznar que anularan la sentencia de mi padre y todos me enviaron al Ministerio de Defensa, que nunca contestó. Zapatero se comprometió a aprobar una ley de memoria histórica pero, sorprendentemente, no anula estas sentencias sino que quedan en firme”. Aplaudida por una gran parte de los asistentes ha sido la reflexión, también grabada, de Pepe Beunza, preso a principios de los 70 por negarse a hacer el servicio militar: “Los hijos del franquismo siguen en el poder”.