Según el Padrón Municipal de Habitantes de Cazalla de la Sierra correspondiente al año 1935, Ángel Rodríguez Gordillo, segundo hijo de los ocho que tuvo el matrimonio formado por el campesino José Rodríguez Pozo y Francisca Gordillo Campos, vino al mundo en el domicilio familiar del n.º 38 de la calle Segunda del Barrio Nuevo el día 2 de agosto de 1915. A la llegada de la Segunda República española contaba apenas quince años y trabajaba en una de las fábricas de aguardientes anisados que por esa época florecían en el pueblo. Al calor de las ideas, ilusiones y sueños que despertaban y crecían con el nuevo tiempo político se iba acrecentando su conciencia de clase y su ideal anarquista que lo llevarían a afiliarse a las Juventudes Libertarias de Cazalla (JJLL).
A primeros de agosto de 1936, después de que el Comité de Defensa de la localidad diese la orden de evacuar el pueblo, abandonó Cazalla junto a sus hermanos Pedro y Antonio, incorporándose días más tarde en Castuera (Badajoz) a la Columna Andalucía, una de aquellas columnas de milicianos republicanos —compuesta fundamentalmente por hombres evacuados de los pueblos del suroeste peninsular tomados en las primeras semanas por los golpistas— que trataron en un primer momento de frenar el avance de las columnas rebeldes de Castejón y Asencio hacia Madrid, con la que llegó combatiendo hasta la capital. Tras la reorganización del ejército republicano en 1937 fue destinado a la 48 Brigada Mixta, con la que participó en los combates de Teruel y el Ebro. La última etapa de la guerra la pasó en el ejército de Cataluña junto a los restos del cual y su hermano Pedro cruzó la frontera francesa a finales de febrero de 1939.
El primer campo de refugiados donde estuvo recluido fue el de Argelès; pasando posteriormente por los de Barcarès, Saint-Cyprien y Rivesaltes hasta dar con sus huesos, como tantos otros anarquistas españoles a los que el Gobierno francés consideraba como «irreductibles», en el campo de La Vernet. Del duro infierno de los campos de refugiados salió, tras la creación por el Gobierno francés de las compañías de trabajadores extranjeros (CTE), para incorporarse a la 138 Compañía —compuesta exclusivamente por españoles— con sede en el Chateau de la Pexela de Saint Paul de Fenouillet, en el departamento de los Pirineos Orientales, en la que permanecería hasta la primavera de 1940, poco después de la invasión alemana, cuando se fugó de la misma para incorporarse a la resistencia francesa.
Antifascista convencido y de profundas convicciones libertarias, estuvo entre los primeros que empuñó las armas junto a Fernando Villajos Novillo, «Comandante Tostado», con el que participó en ataques a patrullas alemanas y en diversas acciones de sabotaje contra las acerías de Pamiers y las líneas de alta tensión en Roquefixade. Detenido por los nazis, logró evadirse del vagón que lo trasladaba a los campos de exterminio para sumarse de nuevo a la lucha. Incorporado al 2º Batallón de la 3ª Brigada del Ariege, una unidad de la Agrupación de Guerrilleros españoles encuadrada en las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) al mando de la cual estaba Alfonso Gutiérrez, «Comandante Alberto», participó, entre otras muchas acciones, en los combates por la liberación de Foix, capital del departamento del Ariege, que tuvieron lugar el 19 de agosto de 1944; en los de Rimont y Prayols, donde lograron frenar el contraataque alemán que amenazaba con recuperar Foix, así como en la durísima batalla —los combates se prolongaron durante dos días y acabaron con la capitulación de una potente columna alemana de 1500 hombres fuertemente armada— de Castelnau-Durban. Con el grado de sargento estuvo con José Alonso Alcalde, «Comandante Robert», en la recepción de la misión franco-británica.
En Octubre de 1944 participó, encuadrado en la 3.ª Brigada de la 26 División de Guerrilleros, en la operación RECONQUISTA DE ESPAÑA, entrando con su unidad por el valle de Arán.
Tras el fracaso de la invasión quedó adscrito al 11.º Batallón de Seguridad, a las órdenes del «Comandante Tostado», siendo desmovilizado definitivamente en marzo de 1945. Poco tiempo después sería condecorado por el Gobierno francés con la Cruz de los Combatientes. Tras la desmovilización se incorporaría a la vida civil trabajando como leñador. Poco después casaría con la francesa Denise Galy, de cuyo matrimonio nacerían cinco hijos (cuatro hembras, Jeanine, Soledad, Marie-José, Marie-Pierre y un varón, Thierry), estableciendo su residencia en la localidad de Ax-Les-Thermes, en el departamento del Ariège, al tiempo que retomaba su actividad en el Movimiento Libertario español y en la CNT para, más tarde, incorporarse a la CGT francesa. En una mina de hierro junto a la frontera aranesa estuvo trabajando sus últimos años de vida laboral hasta que un grave accidente lo jubiló de forma prematura.
Festejó la caída del régimen de los coroneles griegos pensando que era la antesala de lo que le ocurriría a la dictadura franquista. Al no restaurarse la República en España, permaneció apátrida. Murió en el hospital de Pamiers el 31 de enero de 1996. Dos días más tarde su cuerpo era enterrado con honores en el cementerio de Ax-Les-Thermes al tiempo que su antiguo jefe y compañero de las FFI, Melitón Bustamante, leía un sentido «Elogio Fúnebre».
Banderas anarquistas y republicanas le acompañaron en su último viaje…