Antonio del Valle Menudo nació en Paterna del Campo (Huelva) el 22 de mayo de 1911. Hombre de campo, pertenecía a las juventudes socialistas y a la UGT, siendo además concejal del Ayuntamiento de Paterna. A la llegada de las fuerzas huyó del pueblo y con otros vecinos se refugió en la Pata del Caballo. Los mineros de Aznalcóllar que eran muchos y mejor armados que nosotros y provistos de abundante dinamita -narra Antonio del Valle en sus Memorias- establecieron un campamento guerrillero en el paraje de Charco Frío. Allí se congregó gente de La Granada de Riotinto, La Adelfilla y también nosotros, los de Paterna. Éramos unos 500 hombres, socialistas, anarquistas, sindicalistas de UGT y CNT, y nos organizamos militarmente con nuestro Estado Mayor. Todos luchábamos por la misma causa, ganar la guerra, las divergencias políticas las dejábamos para después. Con nosotros se hallaba José Llordén, socialista de La Granada de Riotinto, que pertenecía al Estado Mayor y Juan Mora “Morilla” de Paterna. A los fascistas que venían a buscarnos en pequeños grupos les sorprendíamos con emboscadas y les quitábamos las armas. Nos hicimos dueños de la sierra y la tuvieron que declarar zona de guerra. Yo era teniente del grupo guerrillero y estaba a cargo de las guardias y de organizar golpes de mano, como el asalto al Molino de Tujena, donde nos llevamos varios mulos cargados de aceite o el asalto a los molinos harineros donde cogimos varios sacos para fabricar pan. Los falangistas de los pueblos cercanos empezaron a dar batidas y teníamos que estar vigilantes y defendernos. No teníamos posibilidad de ir a por comida y nuestras familias y amigos tampoco podían mandarnos nada. Llegamos a pasar hambre. La situación empeoró con el ataque de un batallón de moros que se instaló dentro de la sierra. Para defender el campamento, en el que también había mujeres y muchachos sin armamento, organizamos grupos de sabotaje para realizar emboscadas y poner cargas de dinamita. Yo salí con un grupo de veinticinco hombres bien armados. La idea era atraer al enemigo hacia otros sitios y alejarlo del lugar donde estaba el campamento. Resistimos las batidas de los soldados durante un año. Finalmente decidimos pasar a zona republicana y lo hicimos en Pozoblanco, en el frente de Córdoba. De allí a Cataluña. El coronel Ungría me envió a la Escuela de Guerrilleros situada en Sarriá (Barcelona). Recibimos clases de táctica de guerrillas bajo las enseñanzas de un ruso, un polaco, un italiano y un español. Me nombraron teniente de una brigada compuesta de treinta hombres: la 240 Brigada, 76 División del XIV Cuerpo de Ejército, participando en actos de sabotaje contra las líneas férreas en el frente de Cataluña.
Pasó a Francia y el 12 de febrero de 1939 fue internado en Saint-Cyprien, uno de los campos de la playa. En los primeros días nos dieron un pan de dos kilos para veinticinco hombres -sigue Antonio del Valle- dormíamos al raso y nuestro colchón era la arena húmeda. Hacía frío. Hacíamos un hoyo en la arena para protegernos algo del viento, pero cuando llovía las mantas se mojaban…..era insoportable. Los más débiles, bien por edad o por estar heridos, morían. Todas las mañanas veíamos con tristeza cómo los llevaban a enterrar. No podíamos escapar de allí, por un lado estaba el mar y por el otro las alambradas custodiadas por soldados negros senegaleses. Menos mal que luego aumentaron la ración de pan y dieron un poco de café, hasta que se organizó la cocina. Los gendarmes colocaron en la playa, junto al mar, bombas aspirantes y aunque filtraban algo, el agua era mala. Con esa agua padecimos diarreas. Solíamos hacer de vientre al lado del agua, pues dormíamos más retirados, pero con la diarrea había quien no podía ir muy lejos y lo hacía donde le cogía. Después nos facilitaron bidones para hacerlo.
Yo estaba con Tomás de la Corte (El Cerro) y con Clemente Llordén y Demetrio Rey (La Granada). Salimos del campo de Saint-Cyprien el 15 de marzo de 1939 y llegamos al de Barcarès el mismo día. Este campo estaba mejor organizado: intendencia, cocina, barracas y barraca de oficiales, donde me destinaron. La cama era de arena y como colchón un poco de paja. El campo estaba dividido en subcampos y en cada uno de ellos había una barraca con un jefe español. En julio pasamos al campo de Argelès-sur-Mer y el 28 de enero de 1940 salimos en una Compañía de Trabajadores a la Vienne, cerca de Poitiers. Nos proporcionaron ropa vieja de soldados franceses, nos alojaron en barracas de madera y dormimos en literas triples. Estábamos militarizados con doble mando y yo era el jefe de un grupo de doce hombres. Trabajamos en la construcción de un aeródromo y de una carretera. Allí estuvimos hasta el 18 de junio de 1940, días antes del armisticio. Los alemanes habían invadido el país y para no caer en sus manos iniciamos la retirada hacia el sur, dormíamos de día y recorríamos 40 kilómetros de noche. De este modo llegamos al campo de Montech, en zona libre del gobierno de Vichy. Meses después nos llevaron en tren a los Alpes para cortar leña y hacer carbón, residiendo en L’Abergement-de-Varey. Pero con la leña racionada y la comida escasa, pasamos frío y hambre. Decidí fugarme con Clemente Llordén y Demetrio Rey, y unirnos a la Resistencia.
Antonio del Valle combatió a los alemanes con el grado de teniente entre el 8 de enero y el 24 de octubre de 1944. Fue jefe de la 1ª compañía española en el Batallón del Águila (Bataillon de l’Aigle) y actuó en diversos lugares, Aurillac, Espagnac-Sainte-Eulalie, Cahors, Cajarc y Capdenac, realizando actos de sabotaje contra convoyes y trenes enemigos, siempre bajo el control del Estado Mayor francés, cuyo jefe era Jacques Chapou “alias” Capitán Philippe, sustituido luego por Robert Noireau. La zona de operaciones se situaba a 150 kilómetros al norte de Toulouse, en los departamentos de Lot y Aveyron, y se formaron hasta tres compañías de republicanos españoles. Se luchaba con la esperanza de regresar a España. Cuando el desembarco de Normandía todos los grupos guerrilleros del departamento de Lot asaltamos la estación de Capdenac y destruimos las locomotoras y vagones que se hallaban en la estación. Y luego, al mando de mi grupo, destruimos el túnel que estaba a la entrada de Cajarc. Al enterarnos de que un destacamento alemán salía de Cahors en dirección a Figeac, le preparamos una emboscada a unos 5 kilómetros de Cajarc.
Después de la liberación de Francia, en 1944, se suprimieron las Compañías de Trabajo y los campos de concentración. Todo el mundo quedó libre pero sin colocación, ni ayuda alguna, todo estaba racionado y funcionaba el mercado negro. Me fui a París con una mujer francesa que conocí cuando era guerrillero. Marie Serieye, ese era su nombre, era viuda y tenía allí su casa y su trabajo. Yo me encontraba agotado física y moralmente. Me llevé varios meses sin poder trabajar y me recuperé a base de fortificantes. Antonio del Valle vivió en Toulouse y acabó en la fábrica Renault de París. No tuvo hijos. Perteneció al Partido Socialista francés, pero también fue uno de los organizadores del Partido Socialista Obrero Español en Francia. Una vez jubilado residió en Verteuil-sur-Charante. Enviudó en 1986 y regresó a Paterna a casa de su hermana Cristobalina. Falleció con noventa años en su pueblo, el 31 de mayo de 2001.
Fuentes
Antonio del Valle Menudo, Memorias; Cristobalina del Valle Menudo (hermana); Reg. Civ. Paterna. Nacim. Tomo 22, fol. 19.
J. Ramírez Copeiro del Villar: En tierra extraña: El exilio republicano Onubense. Autoedición, 2011.