Bernardino Vals Hornillo

Alcalá de Guadaíra
Sevilla

Sus padres se llamaban Bernardino Vals Medina, al que decían el Galleguito, y Carmen Hornillo Jiménez. Los otros hijos de este matrimonio fueron Francisco, apodado el Tate, que sería dueño de una tonelería, y Manolo, conocido por Miguel, que era tapador de bocoyes. Bernardino, el mayor de los tres hermanos, era maestro albañil. Nació en Alcalá de Guadaíra el 25 de agosto de 1901 y estaba casado con Elena Triguero Mejías, que era más o menos de su misma edad y con la que tuvo dos hijos: Bernardino, nacido en julio de 1931, y Carmen, que nació en julio de 1935. Con Elena se casó Bernardino después de la muerte, en 1929, de Amparo, la única hija de Isidoro Díaz-Benjumea, que era un sevillano adinerado que venía a veranear a Alcalá y residía en el chalet colindante con la casa de la Mina, en la plaza del Duque. Para algunos, como Conchita Benítez Guillén, la hija del concejal republicano Eduardo Benítez Moreno, o como los propios hijos de Bernardino, no fue ajeno a la muerte de éste lo que pasó entre él y la hija de Isidoro Díaz-Benjumea.

Que fue que Amparo y Bernardino, contratado éste para hacer unos trabajos en el chalet donde veraneaba la familia de Sevilla, se conocieron y se enamoraron, y tuvieron un hijo. Y, a consecuencia de ello, el padre de Amparo la repudió y echó de la casa familiar, y nunca más quiso saber nada de su hija, salvo al final de la vida de ésta. Aunque al niño, nacido en mayo de 1925 y al que pusieron el mismo nombre del abuelo materno, parece ser que éste sí le dispensó alguna clase de tutela después de la muerte de Bernardino; y es casi seguro que le pagó los estudios de marino mercante, que fue la carrera que Isidoro Vals hizo y ejerció hasta su muerte, ocurrida a finales de los años sesenta. Pero sus cuatro primeros años de vida, transcurridos junto a sus padres y abuelos paternos en una casa de vecinos del Derribo, con entrada también por la calle Peligros, fueron años de grandes carencias, y terminaron con una gran desgracia: la muerte de su madre, ocurrida después de un segundo, y malogrado, embarazo. Poco tiempo después, Bernardino se casó con Elena Triguero y se fueron a vivir a la calle Fernán Gutiérrez, número 8; donde nacieron los hijos de ambos.

Bernardino, durante la República, se afilió al partido socialista y a la masonería: con el nombre simbólico de Carlos Marx fue iniciado en la logia Filipinas el mismo día que su primo e íntimo amigo Antonio Vals Sola, practicante de profesión. Trabajó para el industrial y alcalde de Alcalá, durante la dictadura de Primo de Rivera, Pedro Gutiérrez Calderón, al que le arregló su casa de la Cañada después de explotar en ella la bomba que le pusieron en la madrugada del 29 de mayo de 1933, y del que llegó a convertirse en hombre de su confianza. Varios miembros de la familia de Bernardino, incluida su propia esposa, también trabajaron para Pedro Gutiérrez, en el almacén de aceitunas que éste tenía en los Cercadillos.

A Bernardino lo detuvo la guardia civil en la taberna de Eduardo Rueda. No tuvieron que ir muy lejos ni buscarlo mucho: la taberna, que por cierto tenía bocoyes a modo de mesas, estaba en la esquina del Derribo, frente por frente y a unos pocos metros del cuartel. Sucedió en la penúltima semana del mes de julio de 1936, y uno de los guardias que participó en su arresto fue Bermejo: Juan Bermejo Bermejo, que llevaba ocho años en Alcalá, era natural de Berlanga, en la provincia de Badajoz, y estaba casado con María Fuentes Gómez. Lo llevaron a Sevilla, al barco, y allí fue su mujer varias veces a verlo. Él asomado a la cubierta y ella abajo en el muelle, se veían desde lejos y se hablaban a voces: ¡Que no le falte la leche a la niña!, le decía siempre que iba, en referencia a Carmela. A la cual, con su hermano Bernardino, llevó consigo su madre, al menos en una ocasión, para que el padre los viera.

Un día, dice Carmela, mi padre le hizo llegar una carta a mi madre, en la que le indicaba que fuese a hablar con Pedro Gutiérrez para ver si lograba de éste que hiciera algo por él. Mi madre se acercó a la Cañada y lo encontró en la cochera que tenía en una casa que hacía esquina con la calle Gloria, próxima a su domicilio. Le contó lo que quería y oyó su respuesta, que la dejó de piedra: Descuida, que si tu marido no tiene las manos manchadas de sangre, no le pasará nada; pero si las tiene, yo no podré evitar que sufra las consecuencias. Mi madre acertó a replicarle: Pero, por Dios, don Pedro, cómo es usted capaz de pensar que mi marido puede tener las manos manchadas de sangre… Y, con desesperación, insistió en pedirle que hiciera algo por él y evitara que sus hijos se quedaran huérfanos de padre. Entonces, Pedro Gutiérrez, encorajinado, puso punto final a la conversación de mala manera y le dijo a mi madre que se fuera de allí. La última vez que Elena Triguero fue a Sevilla con la intención de ver a su marido fue el 12 de septiembre de 1936; pero ese día ya no pudo verlo, ni nadie le dijo donde estaba. Ni ella ni sus hijos lo supieron ni vieron nunca.

En el expediente masónico de Antonio Álvarez de Alba, una copia microfilmada del cual se guarda en Sevilla, hay un informe de 31 de agosto de 1937, sobre la situación en que se encontraban los miembros de la logia Filipinas, suscrito por Juan Mesa Nieto, el alférez de la guardia civil que en esa fecha era el comandante militar de Alcalá; en dicho informe no se dice donde estaba Bernardino, pero sí, escuetamente, lo que hicieron con él: Bernardino Vals Hornillo “fue detenido y trasladado a Sevilla en donde le aplicaron el Bando de Guerra”. Su muerte se inscribió en el Registro civil de Alcalá el 23 de septiembre de 1936, por orden del juez de Utrera; y en la inscripción consta que era viudo de Amparo Díaz-Benjumea Gómez, de la que dejó un hijo llamado Isidoro, y que casado de nuevo, con Elena Triguero Mejías, tuvo de este matrimonio otros dos hijos llamados Bernardino y Carmen. También consta que murió en Sevilla el 12 de septiembre de 1936 como consecuencia de la aplicación del bando de guerra. Y que tenía 34 años.

Fuentes:

Archivo Municipal de Alcalá de Guadaira: Libros 257 y 258
Archivo del Registro Civil de Alcalá de Guadaíra: Libro de defunciones nº 52.
Archivo Genereal de Andalucía: Copia microfilmada de los expedientes 192/23 y 717/30 del AHNS: Sección Guerra Civil: Masonería.
Testimonios de Carmen y Bernardino Vals Triguero y Concepción Benítez Guillén.
Fotografías: Carmen Vals Triguero y Revista Oromana.

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