Juan Blas de la Corte Gómez «el Bizco» nació en El Cerro de Andévalo, el 2 de junio de 1914. De profesión jornalero era sindicalista de UGT y afiliado al partido socialista. En la noche del 20 de agosto de 1936 más de cien personas se fueron del pueblo ante la llegada de las tropas. Estuvieron huidos en montes cercanos y cortijos próximos. Blas de la Corte fue uno de los muchos que tuvieron que irse por defender sus ideas. El 16 de noviembre de 1937, ante la presión que el enemigo ejercía en los Picos de Aroche, donde se encontraba, salió de la sierra con sus amigos Sebastián Mogeda, José Moreno «el Pichita», «Pedro Hermoso» y otros vecinos hacia la zona roja. Se incorporó al ejército republicano y fue destinado a un grupo de guerrilleros que actuaba detrás de las líneas nacionales. Se trataba de la 239 Brigada en el XIV Cuerpo de Ejército de Guerrilleros.
Tras la derrota pasó a Francia por la Junquera el 8 de febrero de 1939. Fue internado en el campo de Saint-Cyprien y luego pasó al campo de Barcarès -afirma su hijo Jean Pierre- con su paisano y amigo Miguel Fortes. La guerra mundial había comenzado y el 29 de noviembre de 1939 se alistaron ambos en los Regimientos de Marcha de Voluntarios Extranjeros (RMVE), pasando al centro de reclutamiento de Perpignan. Blas de la Corte fue destinado al norte, cerca de la frontera belga, como soldado de 2ª clase en la 6ª Compañía, 2º Batallón del 22º RMVE, con el empleo de tirador. Tras los combates celebrados en Villers-Carbonnel, el 25 y 26 de mayo de 1940 y los de Fresnes-Mazancourt del 5 y 6 de junio, fue capturado por los alemanes el día 6 en esta última localidad con los supervivientes del regimiento.
Blas de la Corte fue conducido al Stalag I-B, en la localidad alemana de Hohenstein, en Prusia oriental, con el número de preso 27.162. Desde allí envió a su hermana Manuela una tarjeta con veinticinco palabras, el máximo permitido, por lo que su familia supo que estaba vivo. Allí estuvo trabajando en la agricultura, en una alquería, durante casi un año. Luego, el 18 de mayo de 1941, fue deportado a Mauthausen con el número de prisionero 5.015. Al llegar allí -cuenta el propio Blas de la Corte- nos desnudaron, desinfectaron, nos pelaron de arriba abajo y nos dieron un pantalón y una chaqueta a rayas. Trabajé en una cantera de piedra teniendo que bajar por una escalera de 186 peldaños para llegar a ella. Allí estuve diez días, luego me enviaron a dos campos filiales: Bretstein para construir una casa y una carretera, y Steyr, donde estaban las grandes fábricas de armamento. Me encontraba muy agotado, así que me devolvieron al campo central de Mauthausen. Me pusieron a cuidar los cochinos del campo durante un mes y luego a cortar leña en el invierno de 1944. Tras permanecer un total de cuatro años entre Mauthausen y sus filiales fue liberado el 5 de mayo de 1945 por las tropas norteamericanas y repatriado el 29 de dicho mes, eligiendo Francia como destino. Cuando fue liberado -dice su hermana Manuela- pesaba 38 kilos de los 80 que habitualmente tenía con su altura de casi 1,80 metros. Tantos años sin saber nada, que le dimos por muerto y le guardamos luto.
En camiones fuimos a Linz y desde allí en aviones americanos a París, donde nos recibieron con todos los honores -continúa Blas de la Corte- luego en autobús hasta el Hotel Lutétia, para recibir ropa nueva y desinfectarnos. Allí se ubicaba el Centro Departamental de Liberación del Sena (orilla izquierda), donde recibió mil francos, cigarrillos y un traje, todo ello organizado por la Cruz Roja. Una vez libre pudo escribir a su hermana Manuela y relatarla lo sucedido.
El 10 de septiembre de 1945 fue desmovilizado de los RMVE y recibió una paga de 4.736 francos por su tiempo de permanencia, desde el día de su ingreso al día de su repatriación. Años después, trabajando de camarero en un bar de la villa de Antony, en la periferia de París, conoció a Pierrette Lamanna, la hija del dueño, con la que se casó en 1953. Tuvieron seis hijos: Michel, Pierrette, Sylvia, Noella, Jean-Pierre y Nicolás. Años después se mudaron a la ciudad de Chantonnay, al norte de La Rochelle, donde Blas trabajó de albañil, allí compró una casa antigua que restauró como vivienda familiar. En 1958 su hermana Manuela, su esposo y sus hijos viajaron a París para reencontrarse con Blas. El lugar de encuentro fue la Gare du Nord, la estación de tren. No nos conocíamos -continúa su hermana Manuela- pues cuando Blas salió de El Cerro yo tenía siete años. Nos habíamos intercambiado fotos, pero aún así……por los niños nos reconoció. Pasamos juntos dos inolvidables meses en París.
Pierrette, la esposa francesa, viajó con sus hijos a El Cerro antes de que Blas lo hiciera, ya que éste prefirió esperar a que Franco muriera. Blas regresó a su tierra tres o cuatro veces, la última vez en 1986. A resultas del internamiento en Mauthausen, salió con importantes secuelas: problemas digestivos y respiratorios, dolores reumáticos y lumbalgias, pesadillas e insomnios, ansiedad y depresión, pero sobre todo una terrible anemia que paliaba con transfusiones de sangre para reponer los glóbulos rojos. Blas de la Corte falleció en su casa de Chantonnay, el 6 de enero de 1999.
Fuentes: Documentación de Jean-Pierre de la Corte (hijo, residente en Francia); Manuela Bautista Gómez (hermana); Francisco Javier González Tornero, Un cerreño en Mauthausen; Sebastián Mogeda Delgado, Memorias; Bermejo y Checa, Libro Memorial, p. 87; Checa y del Río, Andaluces, pp. 64-68, 197 y 244; Arch. Munic. El Cerro. Libro Quintas, leg. 65; Reg. Civ. El Cerro. Nacim. Tomo 31, fol. 262.