Crescenciano Bilbao Castellanos nació en Barruelo de Santullán (Palencia), el 29 de mayo de 1893. De oficio minero, trabajó entre 1902 y 1917 en las minas de carbón de Barruelo, pertenecientes a la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. Afiliado a UGT en 1907 y al PSOE en 1911, fue expulsado de la mina por su lucha sindical. Fue concejal socialista en Barruelo desde 1918 a 1921 y secretario del sindicato minero palentino. Se trasladó luego a Barcelona para trabajar como forjador de calderería y constructor de calderas de locomotoras en La Maquinista de Barcelona y Calderería de José Castell, siendo presidente de UGT.
En 1931 se trasladó a Huelva con su esposa, Robustiana Adán, y sus hijos, Arturo y Luz, para dirigir las minas The Huelva Copper. Vivió en la calle Isaac Peral de la capital, cerca de la Casa del Pueblo, allí nació su hijo Oscar y enviudó a los tres días de nacer el bebé. En Huelva fue secretario del sindicato minero, presidente de la Federación Socialista, diputado a Cortes en las elecciones de 1933 y de 1936, y miembro de la logia masónica “Francisco Esteva”. En la guerra fue nombrado subcomisario general del ejército republicano y en noviembre de 1937, comisario general interino. Fue herido en Madrid y en el hospital conoció a una joven enfermera, Engracia Sara Potes García (Ponferrada, 1914), a la que haría su esposa.
Tras la derrota republicana pasó con su familia a Francia y por su cargo de diputado le nombraron supervisor de los campos de refugiados españoles. Salió del puerto de Saint-Nazaire con su esposa Engracia y su hija Luz en el Champlain, que los llevó a Nueva York. En primera clase viajaban los judíos que huían de Europa y en segunda los españoles. Siguieron luego por tren y cruzaron la frontera mejicana por Nuevo Laredo, llegando a ciudad de México el 3 de junio de 1940. Habitaron en un piso de la calle 5 de Febrero, en el centro. Su primer trabajo fue de vendedor a domicilio, lo mismo vendía calcetines que aceite de oliva español. Luego puso un taller de confección de camisas, importando las telas de Inglaterra, donde él cortaba las piezas, su esposa hacía puños y cuellos, su hija los ojales y botones. El taller se hizo famoso y rentable, llegó a hacer camisas a medida a políticos e incluso al presidente de México. Desde su llegada en 1940 hasta el año 1948 frecuentó el Centro Republicano Español en la calle Balderas y estuvo relacionado con el gobierno republicano en el exilio. Crescenciano Bilbao se retiró a Cuernavaca, una ciudad más pequeña, al sur de la capital, donde falleció el 25 de diciembre de 1961.
FUENTES: Carlos Bilbao Segura (nieto, residente en México); MAE/JARE. Informe, México 8 y 14-2-1941, M-28; F. Espinosa Maestre, La guerra civil en Huelva, pp. 33, 42, 45-46, 455 y 463.
J. Ramírez Copeiro del Villar: En tierra extraña. El exilio republicano onubense. Autoedición, 2011.