También conocido como Diego Rengao. Jornalero del campo, sin instrucción, hijo de José Guerrero Llamas y Francisca Cerván Peral, natural el padre de Ubrique y la madre de Monda; sus cuatro abuelos se llamaban: Juan Guerrero Frías, Francisca Llamas Olmedo, Diego Cerván López y Francisca Peral Jara; de ojos azules y pelo castaño, medía 1,60 de estatura; estaba casado con Inés Calderón Cárdenas, era padre de dos hijos y vivía en la calle Cilla, número 54.
Este hombre, huido de Villanueva el día 11 de septiembre de 1936 con 33 años de edad, no regresó a su pueblo hasta que terminó la guerra y al poco tiempo de llegar fue objeto del siguiente
Matías Moro Fuentes, sargento de la segunda compañía de la comandancia de la guardia civil de Sevilla-Exterior y en la actualidad comandante del puesto de Villanueva de San Juan, por el presente atestado hago constar: Que habiendo regresado a esta localidad procedente de zona recientemente liberada el destacado elemento marxista Diego Guerrero Cerván, alias Rengao, sobre el que pesan acusaciones de haber intervenido en los sucesos revolucionarios de la localidad y colaborado con el comité durante la dominación marxista, procedí a su detención en el día de hoy 9 de mayo de 1939, Año de la Victoria, haciéndome acompañar por el guardia segundo de este puesto Juan Orellana Gómez; e interrogado por el que suscribe para que manifieste cuanto haya visto y sepa relacionado con el movimiento nacional, partido político a que pertenecía e intervención que haya podido tener en los sucesos ocurridos en esta villa durante el dominio rojo, dice: Que al estallar el Movimiento pertenecía al partido socialista de Villanueva, donde su intervención se limitó a la prestación de varias guardias en las entradas a la población armado con una escopeta, pero no detuvo a ninguna persona de derechas ni participó en los demás hechos delictivos que se cometieron en la localidad durante la dominación marxista. Requerido para que explique cómo es que se encontraba en el puerto de las Viñas el día en que fue asesinado el guardia civil Antonio Correa Rueda e informe con todo detalle acerca de dicho asesinato y de las personas que intervinieron en el mismo “y se mofaron” del cadáver, expone que el 11 de agosto de 1936, día en que atacaron el cuartel de Algámitas (“donde se encontraba sitiado el que suscribe con dos Cabos y diez y seis Guardias”), se enteró de que un grupo de hombres armados de esta localidad había salido para ese lugar “con el fin de atacar” junto “a las fuerzas que acudían de El Saucejo y Pruna en unión de la Columna de Carabineros y Guardia de Asalto de Málaga”; y suponiendo que en el citado grupo pudiera ir un hermano suyo “llamado Juan”, se aventuró a salir con dirección a Algámitas para ver si conseguía que éste desistiera y regresase al pueblo. Al llegar “al sitio conocido por Puerto de las Viñas, de esta demarcación y término municipal”, le sorprendió ver a un grupo de hombres armados y cerca de ellos, en el suelo, el cadáver del guardia civil Antonio Correa Rueda, al que en ese momento “su hermano Juan Guerrero Cerván” le estaba quitando “las botas”. Él entonces reprendió a su hermano por “la forma de proceder” y, tras ser atendido, procedió “a colocarle al cadáver nuevamente el calzado” con la ayuda de “un Hijo de Alonso Reyes”. En aquel lugar había “bastante personal”, recordando entre otros “a Macho el Manano, El Mochuelo, El Boquino, El Jilguero, Barriguera, Pelayo y el Yerno de Ovejero”; y mientras estuvo allí “salieron dos voluntarios armados con escopetas en dirección a la Huerta denominada de Juan Prieta, del término y demarcación de Algámitas, con el fin de cortar la retirada a la fuerza de la Guardia Civil que se replegaba a zona liberada”. Los dos individuos que salieron voluntarios fueron “Pelayo y el Yerno de Ovejero”. A continuación, viendo que no podía recoger a su hermano, se volvió a Villanueva y aquí permaneció hasta la liberación del pueblo por las fuerzas nacionales, en que se marchó hacia la provincia de Málaga, dirigiéndose después a Benicarló, donde estuvo trabajando “en el paseo” que va “desde dicha localidad a la Estación”; luego se trasladó a Casinos, pueblo de la provincia de Valencia en el que también se dedicó a trabajar, y seguidamente estuvo en Villarrobledo, hasta que fue movilizado e ingresó “en fortificaciones” en Liria, donde le sorprendió la terminación “de la campaña” y le ordenaron que regresara a Villanueva.
Como consecuencia de lo manifestado por el detenido me puse a indagar el paradero de los individuos citados en su declaración y averigüé: que su hermano Juan “(a) Capanegra y Diego Sedas Reyes (a) Jilguero” aún no han regresado a esta localidad; “que Francisco Macho Cárdenas (a) Manano, Manuel Quero González (a) Mochuelo y Antonio Rodríguez Sedas (a) Barriguera se encuentran en el campo de concentración de Sanlúcar la Mayor, y que Antonio Pavón García (a) Boquino, Manuel Verdugo Martín (a) el Yerno de Ovejero y Antonio Torres García (a) Pelayo han fallecido”; de modo que sólo se halla en el pueblo “Antonio Reyes Camacho (a) el Hijo de Alonso Reyes” .
A continuación comparece ante mí don Francisco Martín Gómez, persona de reconocida solvencia moral, de 63 años de edad, industrial de profesión y con domicilio en la calle Calzada, número 6; el cual, invitado para que exponga cuanto haya visto y sepa relacionado con la actuación de su convecino Diego Guerrero Cerván durante la dominación marxista en esta villa, servicios que prestara al comité, partido político a que pertenecía y todo lo que pueda informar al respecto, manifiesta que conoce perfectamente al individuo por quien se le pregunta y sabe que pertenecía al partido socialista, era sumamente exaltado y frecuentaba el establecimiento de bebidas de Francisco Cárdenas Moncayo, en el que “tenían una especie de Centro o dirección” donde se daban “instrucciones para la comisión de los desmanes que se hacían”; al estallar el Movimiento se encontraba en esta población, donde prestó servicios de armas al comité y también estuvo, según se ha podido enterar por el rumor público, en el puerto de las Viñas el día en que fue asesinado el guardia civil Antonio Correa Rueda; marchándose a la provincia de Málaga al ser ocupada Villanueva por las fuerzas nacionales y habiendo permanecido en zona enemiga hasta la terminación de la guerra.
Seguidamente se presenta ante el que suscribe don Francisco Moreno Jiménez e interpelado por mí en los mismos términos que el compareciente anterior, responde que “con motivo de desempeñar el cargo de Jefe de Falange en esta villa al estallar el Movimiento Nacional” conocía perfectamente a Diego Guerrero Cerván, el cual pertenecía a la política del Frente Popular y fue siempre “propagandista del Marxismo”, individuo muy exaltado y persona de confianza del comité, teniendo constancia de que estuvo en el ataque al cuartel de la guardia civil de Algámitas y también en el sitio donde fue asesinado uno de los guardias, llamado Antonio Correa Rueda, aunque no podía precisar si él disparó contra este guardia; le consta asimismo, “como Comandante Militar que era en aquella fecha”, que el individuo en cuestión venía formando parte de la columna marxista que atacó esta población “después de estar en poder de las fuerzas de Falange a las órdenes del declarante”, pero tampoco puede precisar si él intervino en alguno de los doce asesinatos de las personas que no pudieron evacuar a tiempo la localidad.
“Ilustrísimo Señor Auditor de Guerra de la 2ª Región”: Una vez instruido el presente atestado contra el destacado elemento marxista Diego Guerrero Cerván, se desprende de los informes dados por las autoridades y personas de reconocida solvencia moral de la localidad que era un socialista peligroso, propagandista y persona de confianza del comité, con el cual colaboró durante la dominación marxista prestando servicios armado con una escopeta; estuvo en el ataque al cuartel de la guardia civil de Algámitas y en el puerto de las Viñas, lugar donde fue asesinado uno de los guardias que cayeron prisioneros, aunque no se ha comprobado si disparó contra dicho guardia; venía formando parte de la columna marxista que atacó esta población, sin haberse comprobado tampoco su participación en los asesinatos de las doce personas de derechas que no pudieron evacuar a tiempo este pueblo; y por todos estos motivos ha sido ingresado en la cárcel de Osuna a la disposición de V.I.
Desde la Auditoría de guerra, tras haberse recibido en ella el atestado de la guardia civil de Villanueva, se ordenó al alférez provisional de infantería y juez militar número 24 de Osuna, Francisco Pérez Pina, que tramitara un procedimiento sumarísimo de urgencia contra Guerrero Cerván. Para lo cual dicho alférez comenzó pidiendo informes sobre él a las autoridades locales de su pueblo, a cuyo Ayuntamiento remitió también, para que se publicara en el tablón de anuncios, el siguiente
Don Francisco Pérez Pina, Juez Militar del Partido Judicial de Osuna (Sevilla) .
HAGO SABER: Que habiendo dado comienzo en este Juzgado Militar la tramitación del Procedimiento Sumarísimo de Urgencia número 2172 que se sigue contra Diego Guerrero Cerván, por el presente encarezco a todos los vecinos de Villanueva de San Juan que tengan que formular cargos contra el referido inculpado, la obligación que tienen de hacerlo ante mi Autoridad en el Juzgado Militar que se constituirá en la Casa Cuartel de la Guardia Civil de dicha localidad el día 6 de noviembre del presente año.
En Osuna, a 26 de octubre de 1939.-Año de la Victoria.
Rafael Gómez Barrera, como juez municipal; Manuel Linero Torres, como alcalde y jefe de la Falange; y el cabo Rafael Repullo Miranda, como comandante del puesto de la guardia civil, coincidieron en informar al alférez Pérez Pina que el hombre conocido como Diego Rengao era de ideas avanzadas y destacado entre los socialistas de Villanueva desde hacía años, habiendo prestado servicios de guardia con armas para el comité revolucionario cuando se inició el glorioso movimiento nacional.
El juez instructor también se desplazó al pueblo para tomarles declaración, como testigos de cargo, a Francisco Martín y a su yerno Francisco Moreno, quienes se limitaron a ratificar lo que ambos habían dicho contra Diego Guerrero en el atestado de la guardia civil; y, además, al labrador José Sánchez Cañistro, falangista como los dos anteriores. El cual explicó que el encartado era de filiación socialista y elemento destacado, que prestó servicios con armas a las órdenes del comité, habiéndose enterado el declarante por el rumor público de que Guerrero también estuvo en el ataque al cuartel de la guardia civil de Algámitas y formó parte de la columna marxista que atacó Villanueva mientras estaba en poder de las fuerzas nacionales.
A continuación, el alférez Pérez Pina procesó a Guerrero Cerván por el delito de rebelión militar y el día 4 de abril de 1940 lo interrogó en la cárcel de Osuna, donde el hombre se encontraba desde el 21 de mayo anterior. Respondiendo a las preguntas del alférez, el procesado manifestó lo siguiente:
Al iniciarse el movimiento nacional yo me encontraba en mi pueblo, Villanueva de San Juan, donde pertenecía al Centro obrero socialista y presté servicios con armas por orden del comité, pero niego rotundamente que hubiese intervenido en el ataque al cuartel de la guardia civil de Algámitas. Es cierto, sin embargo, que el día en que fue asesinado el guardia Antonio Correa Rueda del destacamento de Algámitas yo me encontraba en el puerto de las Viñas y en las inmediaciones del cadáver. Estaba allí porque me enteré de que un hermano mío había salido “formando parte de un grupo para atacar el Cuartel de Algámitas” y fui en su busca para hacerle desistir de sus propósitos. Al llegar al puerto de las Viñas me encontré a mi hermano en unión de un grupo de hombres armados y en sus proximidades se hallaba el cadáver del guardia civil asesinado. Mi hermano Juan Guerrero, cuando yo llegué al grupo, estaba quitándole las botas al guardia, por lo que le reprendí su forma de proceder y además intenté persuadirlo para que regresara al pueblo, pero no fui atendido. Entonces procedí a ponerle las botas al guardia “en unión de Antonio Reyes, que se encontraba con el grupo” cuando yo llegué, y acto seguido me volví a Villanueva ya que no había logrado convencer a mi hermano.
A otras preguntas del alférez, Diego Guerrero contestó: Que no sabía quien dio muerte al guardia civil asesinado. Que Antonio Reyes no llevaba arma larga, ya que él no se la vio, aunque ignoraba si llevaba arma corta. Que huyó a zona roja al ser liberado su pueblo “por el Ejército Español”, pero regresó cuando ése fue ocupado de nuevo por la columna roja de la cual él no formaba parte. Y que se marchó otra vez a zona roja, habiendo servido con carácter forzoso en el ejército rojo con el empleo de soldado.
Diez días después del interrogatorio de Guerrero Cerván, el juez militar dio por terminada la instrucción del procedimiento y lo remitió al auditor de guerra; quien, sin embargo, consideró que se debía seguir investigando, ampliándose la información testifical, sobre la intervención del procesado en el asesinato del guardia civil Antonio Correa Rueda en el puerto de las Viñas, así como en el ataque a la casa cuartel de la guardia civil de Algámitas; y para ello nombró a un nuevo instructor: el capitán de infantería Antonio Martín Alba. El cual ordenó que se les tomara declaración a José Sánchez Cañistro y Francisco Moreno Jiménez.
Este último dijo ahora, más de dos años después de su declaración en el atestado del sargento Matías Moro, que, pese a haberse dicho “de rumor público” que Diego Rengao participó en el asesinato del guardia Antonio Correa Rueda en el puerto de las Viñas y tomó parte en el asalto del cuartel de la guardia civil de Algámitas, ninguno de estos dos extremos se había podido comprobar. Mientras que José Sánchez expuso en su declaración, también prestada como la del testigo anterior ante el juez municipal de Villanueva, que ignoraba si el procesado intervino en la muerte del guardia Correa o en el asalto al cuartel de la guardia civil de Algámitas, y que lo único que sabía era que hizo servicios de armas.
El 27 de enero de 1942, encontrándose recluido en la prisión provicial de Sevilla, donde se hallaba desde el día 8 de julio de 1940, Diego Guerrero logró que se incorporara a su expediente un documento firmado por Juan Sancho Cárdenas y José Copete Recio, en el que estos dos vecinos de Villanueva -ambos propietarios y afiliados a la Falange, con domicilio en la calle Barrio Alto, número 22, el primero y en la calle Fuente Baja, número 1, el segundo- decían (“para que conste donde le convenga”) que avalaban la conducta de Diego Guerrero Cerván por ser persona que observó siempre un comportamiento intachable y, aunque de izquierdas, no intervino en saqueos, asesinatos u otros hechos delictivos de los que se cometieron en la localidad durante el glorioso movimiento nacional. En el mismo documento, los dos avalistas estaban a su vez garantizados, como “adictos a la Causa Nacional” y personas de reconocida solvencia e intachable conducta tanto moral como religiosa, por el cura párroco de la iglesia de San Juan Bautista, Manuel Cumbreras Gómez; por el alcalde y jefe local de FET y de las JONS, José Quero González, y por el juez municipal, Gómez Barrera.
El Consejo de guerra -ordinario- contra Diego Guerrero, celebrado en Sevilla el día 28 de febrero de 1942, empezó a las diez y media de la mañana en la llamada sala de justicia de la capitanía general sita en la planta baja del pabellón central de la plaza de España, y en su transcurso el fiscal lo acusó del delito de rebelión militar y pidió que lo condenaran a reclusión perpetua. La sentencia declaró como hechos probados que el hombre, afiliado a las organizaciones obreras con anterioridad al glorioso alzamiento nacional, al iniciarse éste formó parte “de las Milicias”, sin que constase que tuviera una actuación destacada, e intervino “en la recogida de las botas sustraídas al guardia civil asesinado Sr. Correa”, las cuales puso al cadáver, y a la llegada de las tropas nacionales marchó a la zona roja, donde ingresó en el ejército marxista “como soldado de Ingenieros”, prestando servicios en el frente de Levante. El tribunal, cuyo vocal ponente fue el juez de primera instancia e instrucción Miguel Cano Vivanco, consideró que tales hechos constituían un delito de auxilio a la rebelión militar y lo condenó a la pena de 6 meses y 1 día de prisión.
Cuando salió en libertad definitiva de cárcel de Sevilla el día 22 de mayo de 1942, Diego Guerrero había sobrepasado en 2 años y 197 días la condena que le impuso el Consejo de guerra. De cuya sentencia fue también efecto que le incoaran un expediente de responsabilidades políticas; expediente del que no sé si se derivó algún otro castigo para él, pues sólo conozco el informe que para el juez encargado de su tramitación dio el alcalde de Villanueva, Manuel Linero: Al vecino de esta villa Diego Guerrero Cerván, con esposa y dos hijos, no se le reconocen “bienes de fortuna de ninguna clase” y no tiene más ingresos que los que puede proporcionarse con su trabajo.
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