En la villa de El Rubio, a las nueve de la noche del día 5 de junio de 1931, se reunieron en el salón de actos de esta casa consistorial los señores de la Comisión Gestora Republicana: Don José Ardoy Caro y Don José Hidalgo Pradas, presididos por el señor Alcalde Presidente de la misma, Don Eduardo Fernández Fuentes.
Así reunidos, el señor Presidente y demás señores de la Comisión salieron a recibir a los señores Concejales designados que se hallaban en el salón próximo; y seguidamente penetraron en el salón de actos, tomando asiento en el mismo, los señores Concejales elegidos: Don José López Reina, Don Francisco Segura Serrano, Don Andrés Hidalgo Osuna, Don Antonio Moreno Álvarez, Don José Pascual Prieto, Don Antonio Rivero Segura, Don Manuel Hidalgo Pradas, Don Manuel Recio Caro, Don Antonio González Nieto y Don Javier Guerra Orgaz, que con los tres señores de la Comisión Gestora antes nombrados han de constituir este Ayuntamiento.
Luego de darles la bienvenida a los nuevos concejales, el señor Presidente de la Comisión Gestora, Don Eduardo Fernández Fuentes, cedió el sillón presidencial al Concejal de mayor número de votos, Don José Pascual Prieto, que pasó a ocuparlo. Y a continuación procedióse, bajo la antes dicha presidencia, a verificar la elección de Alcalde en la forma prevenida por la Ley Municipal, ofreciendo el resultado siguiente:
Don Eduardo Fernández Fuentes………diez votos.
Don Javier Guerra Orgaz…………………..un voto.
Don Andrés Hidalgo Osuna……………….un voto.
En blanco…………………………………………un voto.
Resultando elegido por mayoría para Alcalde-Presidente Don Eduardo Fernández Fuentes, este señor ocupó inmediatamente la presidencia con las insignias de su cargo, que le cedió el provisional Don José Pascual Prieto, y quedó en el acto posesionado en dicho cargo. Seguidamente, por el Concejal Don José Hidalgo Pradas se pidió a la Presidencia que se hiciese constar la significación política con que debe figurar cada Concejal elegido, y accediéndose a ello se pasó a consignarla en la siguiente forma:
Don Eduardo Fernández Fuentes – Socialista.
Don José López Reina – Socialista.
Don Francisco Segura Serrano – Socialista.
Don Andrés Hidalgo Osuna – Socialista.
Don Antonio Moreno Álvarez – Socialista
Don José Pascual Prieto – Socialista.
Don Antonio Rivero Segura – Socialista.
Don Manuel Hidalgo Pradas – Socialista.
Don Manuel Recio Caro – Socialista.
Don Antonio González Nieto – Socialista.
Don José Hidalgo Pradas – Republicano de Izquierda.
Don José Ardoy Caro – Socialista.
Don Javier Guerra Orgaz – Socialista.
Acto seguido, la Corporación acordó por unanimidad señalar los domingos, a las diez de la noche, para la celebración de las sesiones ordinarias de este Ayuntamiento.
Y por último, concedida la palabra al señor Concejal D. Javier Guerra Orgaz, éste dirigió una breve alocución a la Presidencia y, hablando en nombre de todos, se congratuló de haber recaído la Alcaldía-Presidencia en la persona de Don Eduardo Fernández Fuentes, habida consideración de sus dotes de inteligencia y aptitud considerada para el desenvolvimiento de dicho cargo, pidiendo a los compañeros de Corporación un amplio voto de confianza en su gestión, que le fue concedido por unanimidad.
* * *
Como se refleja en esta acta de constitución del primer Ayuntamiento de El Rubio durante la segunda República, Eduardo Fernández Fuentes, que tenía 25 años y con 226 votos había salido concejal de las elecciones municipales celebradas el 31 de mayo de 1931, fue el primer alcalde republicano de la localidad; aunque de hecho ya lo era, por renuncia del anterior, desde el día 17 de abril del mismo año.
Nació el 15 de mayo de 1906, a las tres de la tarde, en una casa sin número de la calle Hornillos, hijo de Manuel Fernández Pardillo e Isabel Fuentes Caro, con los cuales vivía en la calle Pablo Iglesias (Juan Carlos I), número 7; domicilio éste también de sus hermanos Manuel, Antonio, Juan y José. Era nieto, por línea paterna, de Manuel Fernández Pradas y Juana Pardillo Caro; y, por línea materna, de Manuel Fuentes Martín y Carmen Caro Cejas. Todos ellos de El Rubio.
Fernández Fuentes estuvo poco tiempo de alcalde: 4 meses; pues, basado «en su estado de salud», presentó la dimisión de este cargo el día 16 de agosto y, a mediados del mes de octubre del mismo año 1931, se marchó a El Saucejo, en donde se estableció. Siguió siendo concejal del Ayuntamiento de El Rubio, pero de este otro cargo, que no ejercía, fue suspendido el 19 de abril de 1934 por un gobernador civil lerrouxista, y destituido el 10 de marzo de 1936 por un gobernador civil del Frente Popular.
En el verano de 1939, estando él en El Saucejo, un maestro nacional de la aldea de Mezquitilla, llamado Eduardo Martín Monce, lo denunció en Sevilla ante la Auditoría de Guerra y en estos términos:
Eduardo Fernández Fuentes, secretario interino del Ayuntamiento de El Saucejo, según es público y notorio fue siempre de ideas avanzadas y actuó siempre con las izquierdas, como lo prueban los siguientes hechos: Ha sido alcalde socialista en El Rubio al advenimiento de la República. En el Ayuntamiento de El Saucejo, como todo el pueblo sabe, fue admitido por influencia de los socialistas. En el año 1933 actuó como interventor comunista en las elecciones de diputados a Cortes. Ha estado casado por lo civil y no lo ha hecho por la iglesia hasta después de la entrada de nuestras fuerzas en el pueblo, en octubre de 1936. Ha dado mítines socialistas y libertarios en El Saucejo y sus alrededores. Durante el dominio rojo delataba ante el alcalde socialista a las personas de derechas que tenían armas de fuego, como lo prueba el hecho concreto de que a Don Pedro Roldán, por dicho motivo, lo despojaron de su escopeta y unos gemelos prismáticos. Otra prueba de que en ese periodo su conducta no está muy clara es que, como todo el mundo sabe, al llegar al pueblo la columna Redondo, se escondió en la casa de un pariente llamado Bellido, que es zapatero, y desde allí se lo llevó un hermano suyo a El Rubio, estando sin aparecer hasta que se marchó la columna. Actualmente, el hombre se cree seguro en el cargo y dice que ni el gobernador ni nadie le pueden coger en nada, pues él lo tiene todo muy bien preparado.
La denuncia del maestro aldeano provocó que se realizara una minuciosa investigación de la conducta y antecedentes del denunciado, en la que intervinieron varios jueces militares —uno de ellos el teniente de caballería Luis Montoto Valero, nieto del escritor y cronista oficial de la ciudad de Sevilla Luis Montoto Rautenstrauch— a lo largo de los más de dos años que duró, y a la cual se incorporaron numerosos informes, certificados y declaraciones. Entre los primeros se encuentran los emitidos, desde El Rubio, por Joaquín Pérez Morilla y Juan Pérez Rodríguez; y, desde El Saucejo, por el comandante militar de este pueblo.
El comandante del puesto de la Guardia Civil del pueblo de nacimiento de Eduardo Fernández Fuentes informó acerca de éste que no tenía antecedentes en el propio puesto, y que de los informes adquiridos por la fuerza del mismo «se viene en conocimiento de que dicho señor se ausentó hace tiempo de esta localidad», en la que goza «de buenos antecedentes tanto en el orden político social como en su vida pública, no habiéndose significado antes de su marcha en nada». En el mismo sentido, el juez municipal de El Rubio informó que Fernández Fuentes tenía buenos antecedentes en el pueblo, donde su conducta político-social antes del dominio rojo fue siempre buena «a pesar de haber pertenecido al partido socialista». En cuanto al oficial de la Guardia Civil que ejercía como máxima autoridad militar de El Saucejo, en su informe decía que «D. Eduardo Fernández Fuentes, hoy Secretario de este Ayuntamiento» y «adherido a la Causa nacional», era una persona que había observado buena conducta desde el mes de julio de 1937 en que él lo conoció «hasta la fecha»; y cuyos demás antecedentes también eran favorables: De significación socialista, «llegó a esta población sobre mediados del año 1931», llamado por los elementos de dicho partido, y durante un año desempeñó el cargo de secretario interino, demostrando «su competencia y buenos deseos para el trabajo». Hasta finales del año 1933 estuvo colaborando con los socialistas «como afiliado a esta organización», pero sin ser un agitador, ya que todas sus energías las dedicaba al desempeño de su empleo. Demostró «su afecto al personal de derecha haciéndose socio, desde los primeros días de su estancia en ésta, del Casino La Unión, adonde concurrían en su totalidad personas de orden». En 1934, «época Radical Cedista», se separó de los elementos socialistas «y colaboró con entusiasmo con aquella situación derechista»; al igual que, cuando se produjo el «Movimiento revolucionario de Asturias», cooperó con los elementos de orden. Luego, en las elecciones de diputados a Cortes celebradas en febrero de 1936, ayudó a organizarlas y participó en las mismas como interventor de uno de los candidatos de derecha. Durante el periodo que medió entre estas elecciones y el alzamiento nacional, no consta que perteneciera a ninguna organización política o sindical; y durante la dominación roja se limitó a desempeñar su trabajo como empleado municipal, sin prestar servicios de armas ni intervenir en ninguno de los atropellos cometidos por los marxistas. Finalmente, cuando se produjo la liberación de El Saucejo «cooperó decididamente a la Causa Nacional prestando servicios e ingresando en Falange, a cuya organización pertenece» y donde también presta «buenos servicios».
Entre los certificados pedidos por los jueces militares para acreditar los hechos denunciados había uno del secretario accidental del Ayuntamiento de El Rubio, Antonio Durán Fernández (el padre de Vicente Durán Recio), según el cual Eduardo Fernández Fuentes fue nombrado alcalde el 17 de abril de 1931, siendo dicho nombramiento «confirmado al constituirse definitivamente el Ayuntamiento con fecha cinco de Junio» siguiente, y el día 16 de agosto del mismo año presentó la dimisión «basada en su estado de salud». También estaban los certificados de matrimonio, civil y canónico, contraído con la joven de El Saucejo Emilia García Bellido. Celebrados ambos en este pueblo, el enlace civil tuvo lugar el 31 de octubre de 1932, actuando como testigos el vecino de El Rubio Antonio Moral Fuentes y el de El Saucejo Pedro Roldán de Castro, un secretario de Ayuntamiento a quien el maestro de escuela de Mezquitilla nombraba en su denuncia; mientras que el matrimonio católico se celebró el 18 de octubre de 1936. Por último, un cuarto certificado acreditaba que el vecino de El Saucejo Eduardo Fernández Fuentes actuó, en las elecciones de diputados a Cortes celebradas el día 19 de noviembre de 1933, como interventor «designado por el candidato de la coalición de izquierda Manuel Mateos Figueroa»; en tanto que, en las siguientes elecciones de diputados a Cortes celebradas el día 16 de febrero de 1936, participó como interventor «designado por el candidato de la coalición de derecha Don Cristóbal Govantes Peñalver».
Entre las declaraciones que se tomaron en el curso de la investigación destaca, aparte de las dos que prestó el propio denunciado, la que hizo el individuo que al parecer estaba detrás de la denuncia: Pedro Roldán de Castro, un hombre de 66 años, natural del pueblo gaditano de El Gastor, que a primeros de agosto de 1932 llegó a El Saucejo como secretario de su Ayuntamiento, donde ya lo era accidentalmente Eduardo Fernández Fuentes, y que en la fecha de su declaración —22 de septiembre de 1939— se encontraba «separado por expediente administrativo» de su empleo municipal. Pedro Roldán acusó al primer alcalde republicano de El Rubio, entre otras cosas, de ser de izquierdas, «pues perteneció a la Agrupación Socialista local» y «daba mítines»; y de que durante el dominio rojo en El Saucejo «estuvo en todo momento actuando con las izquierdas, pues se reunía con el comité rojo y salía con las autoridades rojas».
Fernández Fuentes, en sus declaraciones, manifestó lo siguiente: Yo, ciertamente, colaboré con los socialistas de El Rubio, «pero sin ser afiliado de dicho partido»; y a los pocos días del advenimiento de la República fui nombrado alcalde de ese pueblo, por renuncia del anterior, manteniéndome en el cargo hasta agosto de 1931, en que presenté la dimisión «con carácter irrevocable», debido a que no me avenía «a los atropellos y extremismos que el Ayuntamiento» por mí mismo presidido «quería realizar». Entonces, debido «a la ruina» de mi casa, me vi obligado a buscar colocación con la que obtener «medios para vivir honrada y decorosamente»; y como «por mediación de Don Hermenegildo Casas» —con el que no me unían más lazos ni parentesco que el interés que se tomó por favorecerme— me ofrecieron el cargo de secretario interino del Ayuntamiento de El Saucejo, lo acepté y me vine a este pueblo a mediados de octubre de 1931, «con un Ayuntamiento en su mayoría de significación socialista». En El Saucejo «leía toda clase de periódicos», por ser cosa que me agrada, pero no es cierto «que recibiera periódicos de Moscú» ni que haya actuado en política; sólo que, como el cargo que desempeñaba se lo debía al partido socialista, tuve que afiliarme al mismo, «pero de una manera pasiva, como lo demuestra el hecho de que no he tenido cargos en la directiva» local del propio partido. También es cierto que en las elecciones de 1933 actué como interventor «de un candidato comunista, cuyo nombre no recuerdo», pero sólo fue para poder justificar la entrada en los colegios electorales sin que me pusieran impedimentos de ninguna clase, puesto que como dicha entrada estaba prohibida a todos aquellos que no fueran apoderados o interventores, para poder entrar y salir libremente en los colegios, al solo efecto de hacer los trabajos de oficina, todos los empleados del Ayuntamiento fuimos nombrados interventores «de los candidatos comunistas». Es cierto, igualmente, que unos cuatro años antes de casarme por la iglesia contraje matrimonio civil, pero lo hice porque, dado «el ambiente existente, temía perder el destino en el Ayuntamiento», y no porque yo fuera contrario a las ideas religiosas o a la iglesia, como lo demuestra que a una hija mía que falleció hacia el año 34 la enterré canónicamente y bauticé a mis tres hijos a poco de nacer, como también bauticé a mi hija Isabel a primeros de julio de 1936, en plena dominación marxista. En cuanto a la acusación de que intervine en mítines, sólo recuerdo que en el año 32, durante una reunión de carácter socialista —de obreros de la UGT, creo—, me «obligaron a decir unas cuantas palabras», no recuerdo cuales, pero que «no tenían nada de particular». No obstante, cuando las derechas ganaron las elecciones en 1933 y al año siguiente se constituyó en El Saucejo un Ayuntamiento de derechas que sustituyó al anterior, yo continué desempeñando mi cargo y fui, durante ese periodo y hasta después de las elecciones de febrero de 1936, «la persona de confianza del Ayuntamiento» de derechas, con cuyo alcalde cooperé «para que hiciera pública la mala administración del Ayuntamiento Socialista» anterior. Luego, durante el dominio rojo, me limité a cumplir con mis obligaciones de «Oficial primero del Ayuntamiento», sin mezclarme absolutamente en nada de cuantos hechos ocurrieron y siendo completamente incierto que a don Pedro Roldán de Castro le quitasen una escopeta y unos prismáticos a causa de una denuncia mía. Aunque es verdad que sobre el 20 de agosto y hasta que se liberó el pueblo, «como todo el mundo ostentaba brazalete u otro distintivo», yo también tuve que ponerme un distintivo en la solapa —de «tamaño exiguo» y que «seguramente sería de la UHP»— sólo «para no llamar la atención de los demás», puesto que me había distinguido en las elecciones de diputados a Cortes del año 1936 interviniendo a favor de las derechas y ya en el año 1933 me había dado de baja en el partido socialista, por lo que las gentes de izquierdas me tenían en el pueblo como «un traidor a la causa». Finalmente, al llegar la columna Redondo a El Saucejo me ausenté de mi residencia, como hicieron todos los empleados municipales; yéndome, primero, a la casa de un tío mío llamado Francisco Bellido Galván, donde me metí y estuve unas dos o tres horas, y después a El Rubio desde donde había venido a buscarme un hermano mío para que fuera a ver a mi madre. Sin embargo, a los tres días regresé, llamado por orden «del Jefe de la Columna» para que me reintegrara a mi puesto «de Oficial Mayor», y me encargué del reparto de abastos, cumpliendo lo mejor que pude. En favor del movimiento nacional, renuncié a unas 900 pesetas que me debía el Ayuntamiento.
Acerca de los posibles motivos de la denuncia y sus autores, Eduardo Fernández Fuentes, declaró esto: El motivo de la denuncia presentada contra mí obedece a que siempre he cumplido mi deber como empleado municipal, y concretamente a que sobre finales de junio o primeros de julio de este año (1939) se presentó en el Ayuntamiento el maestro nacional de Mezquitilla don Eduardo Martín Monce pretendiendo que el Ayuntamiento le pagara la subvención por casa-habitación correspondiente al año anterior, a lo que yo le contesté, dándole toda clase de explicaciones y dentro de la mayor corrección, que él no tenía derecho a ello, pero que el asunto se sometería a consulta de la Superioridad y que, en caso de que se resolviera favorablemente, se habilitaría el crédito necesario. Yo sé que la denuncia presentada contra mí la ha puesto don Eduardo Martín Monce porque aquel mismo día le oí decir que pensaba denunciarme y, a tal efecto, fue a casa de don Pedro Roldán, que entonces era secretario del Ayuntamiento de El Saucejo y que me «odia a muerte» debido a mi honradez: por haber evitado yo que, debido a los malos procedimientos empleados por el señor Roldán, éste «se llevara los fondos del Ayuntamiento en todas las situaciones políticas». Por lo tanto, considero que el denunciante «no es de hecho» el señor Martín Monce, que en realidad «desconoce en absoluto todos los hechos que se consignan» en la denuncia; sino que creo que ésta «obedece a una venganza de D. Pedro Roldán de Castro» y es «un asunto completamente político» de este señor, quien, movido «por un odio mortal» contra mí, resulta ser el «autor moral» de la misma.
Una vez terminada la investigación que provocó la denuncia presentada contra el primer alcalde republicano de El Rubio, el auditor de guerra de la 2ª Región Militar, que era el coronel Ignacio Cuervo-Arango y González Carvajal, entendió que no se había acreditado que Eduardo Fernández Fuentes, «si bien de ideología izquierdista», tomara parte en hechos delictivos; y que, por ello, procedía decretar el sobreseimiento provisional de la causa que se había seguido contra él. Siendo ésta la resolución que adoptó el capitán general, Miguel Ponte Zúñiga, el día de Nochebuena de 1941.
Fuentes
► Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo: Procedimiento Previo número 2917/39 y Causa número 964/40: Legajos 227-8371 y 586-19289.
► Archivo Municipal de El Rubio: Libros 16, 17 y 18 y Legajo 38.
► Archivo de la Diputación Provincial de Sevilla: Boletín Oficial de la Provincia de 13-6-1931.