Nacido el 23 de abril de 1886 en Oviedo (Asturias) y residente en Madrid y Sevilla. En su juventud trabajó como empleado de comercio, ejerciendo posteriormente y desde muy joven como periodista. Profesionalmente, ya en los años veinte y treinta, su actividad se orientó hacia la gestión de industrias pesqueras.
En 1904 –con 18 años– Eladio Fernández Egocheaga colaboró en el periódico La Aurora Social, de Oviedo, dirigiendo posteriormente varias publicaciones editadas en Sevilla y de las que apenas se han conservado algunos ejemplares. Afiliado al Partido Socialista desde 1906, en ese mismo año ingresó en la UGT, en la Federación Nacional de Dependientes de Comercio, Industria y Banca, dándose de alta en 1907 en la Agrupación Socialista madrileña. Unos años después, en 1912, fue enviado como propagandista a la comarca de Riotinto, en la provincia de Huelva, donde pronto se reveló como un eficaz agitador y organizador. Egocheaga fue el fundador del Sindicato Minero de Huelva, desempeñando el puesto de secretario general y siendo uno de los principales promotores de la huelga general que estalló en Riotinto durante 1913. Detenido por su participación en la misma, en 1914 el Tribunal Supremo le condenó a casi dos años de destierro, obligándole a residir a más de 50 kilómetros de la cuenca minera. En 1914 fue además expulsado de la UGT por su pertenencia a los sectores que exigían una acción enérgica y más reivindicativa y la adopción de nuevos procedimientos de presión laboral. No obstante, Egocheaga prosiguió su labor societaria y en 1914 presentó incluso su candidatura como Diputado a Cortes por el distrito de Valverde, que comprendía las comarcas situadas al norte de la provincia de Huelva. Aunque en los enclaves mineros fue el candidato más votado, en el cómputo general del distrito se impuso en aquellas elecciones el encasillado de turno. En 1915 reingresó como afiliado en la Agrupación Socialista de Nerva, volviendo a ser detenido y encarcelado durante algunos meses en Huelva. A partir de 1916-1917 decidió afincarse en Sevilla, en la calle Relator nº 21, convirtiéndose en uno de los principales impulsores de la Unión General de Trabajadores del Estado en esta capital andaluza. Colaborador en periódicos como La Chinche y en El Eco de la Unión, órgano de la UGT, dirigió en Sevilla La Voz del Pueblo y en 1918 fue redactor jefe de República, un periódico financiado por Eduardo Barriobero y del que dimitió en febrero de 1919 alegando el sesgo lerrouxista cada vez más patente en dicha publicación. Posteriormente nos consta que trabajó como redactor en otros periódicos, como en La República Social (hacia octubre de 1919).
Tras su llegada a la capital sevillana y aparte de su labor periodística, Fernández Egocheaga no tardó en convertirse en uno de los principales dirigentes de las Juventudes Socialistas, siendo elegido presidente de la Casa del Pueblo y presentando en 1918 su candidatura a Cortes por el distrito de Utrera. Aunque los resultados para él fueron los mismos que los obtenidos cuatro años antes, su candidatura reforzó su liderazgo entre los socialistas sevillanos, siendo elegido en 1919 asesor de la Unión de Sociedades no Federadas, secretario de la Confederación Proletaria Andaluza y delegado de la Agrupación Socialista de Sevilla en los Congresos celebrados por el PSOE en diciembre de 1919 y junio de 1920. En enero de 1920 volvió a ser detenido como supuesto autor del incendio de un pozo minero en Riotinto, siendo liberado bajo fianza por falta de pruebas. Dos meses después, en marzo de 1920, fue procesado en consejo de guerra por injurias a un teniente coronel, jefe de la comandancia de la Guardia Civil.
A mediados de 1920 abandonó Sevilla para afincarse en Madrid, fijando su domicilio en la calle Travesía de las Vistillas nº 13. En esas fechas Egocheaga contaba ya con 34 años, estaba casado y declaraba como profesión la de empleado, reingresando en la Agrupación Socialista madrileña en el mes de julio de 1920. Sin embargo, al final de la Dictadura de Primo de Rivera regresó a Sevilla, reingresando en la Agrupación Socialista local en marzo de 1931 y siendo incluido cara a las elecciones municipales del 12 de abril en la candidatura de la conjunción republicano-socialista. Egocheaga fue elegido concejal por el distrito 3º (Triana), obteniendo 1.444 votos. Inmediatamente después fue nombrado 7º teniente de alcalde, cargo que desempeñó desde abril a octubre de 1931, en que presentó su renuncia. En esos meses fue el encargado de poner en funcionamiento la Bolsa Municipal de Trabajo, una iniciativa que acabaría fracasando y que sería la responsable de algunos choques entre el concejal socialista por una parte y el alcalde José González y Fernández de La Bandera y las sociedades obreras por otra.
Eladio Fernández Egocheaga fue incluido también en la candidatura de la conjunción para las Cortes Constituyentes, siendo elegido Diputado por la circunscripción de Sevilla-provincia el 28 de junio de 1931 (PSOE). En esta ocasión obtuvo un total de 43.432 votos, resultando el octavo de los diez diputados electos por la provincia en aquellas elecciones. Adscrito a la minoría socialista, declaró como profesión la de periodista en su alta como Diputado (10 de julio de 1931), realizando la promesa de su cargo con fecha 27 de julio de 1931 y causando baja el 9 de octubre de 1933. [ACE, credencial nº 311, serie Documentación Electoral: 137, nº 42]. Durante su nueva estancia en Madrid residió en la calle Espronceda nº 12, principal y en el Hotel Marina, situado en la calle del Carmen nº 25. En las Cortes perteneció como vicepresidente a la comisión de Marina, interviniendo en algunos plenos en cuestiones de carácter socioeconómico (consorcio almadrabero, contrato con la Transatlántica, reapertura de Centros obreros, etc.) y presentando un buen número de ruegos por escrito a diversos ministerios. En 1931 además integró el grupo de diputados socialistas contrario a la política de negociación con las jerarquías eclesiásticas iniciada por De los Ríos, suscribiendo la enmienda elaborada por Moreno Mateo para el endurecimiento de las medidas sobre materia religiosa incluidas en el proyecto constitucional.
Durante el primer bienio republicano y aparte de Diputado a Cortes, Egocheaga ejerció también los cargos de secretario general de la ejecutiva provincial del PSOE de Sevilla (desde junio de 1931); miembro del Comité Nacional de la Federación de Pósitos; del Secretariado Cooperativo de Pescadores; fundador y gerente de la Cooperativa y Mutua Nacional de Accidentes, de Producción y de Consumo del Mar y de la Mutua de Trabajo de los Pescadores en el Instituto Nacional de la Marina de Madrid, etc. No obstante, a partir de 1934 casi el único puesto de responsabilidad que continuó desempeñando fue el de concejal del Ayuntamiento de Sevilla, del que sería destituido en marzo de 1935 por orden del gobernador civil, tras constituirse una corporación formada mayoritariamente por elementos de derechas, lerrouxistas y populares.
Tras la insurrección militar de 1936, Fernández Egocheaga fue nombrado presidente del Consorcio Nacional Almadrabero, interventor general de Hidroeléctrica Española y responsable del comité popular de incautaciones de las industrias pesqueras, similares y derivadas. Durante la guerra civil y en el Ejército leal a la República alcanzó el grado de comandante mayor del Primer Batallón de Milicias de “El Socialista”, de las que fue su principal organizador, sirviendo también como comandante en el Batallón de Abastos Mecanizado nº 1. Por su parte su hijo Eladio, de tan sólo 17 años, también fue movilizado y llegaría a alcanzar el grado de sargento por méritos de guerra, aunque resultó herido de gravedad. En 1939, tras la derrota militar de la República, en compañía de su familia logró trasladarse a Francia, desde donde lograrían exiliarse posteriormente a México.
Al igual que otros dirigentes socialistas, Egocheaga perteneció a la Masonería, siendo iniciado el 30 de marzo de 1921 en la Logia Hispanoamericana nº 379 de Madrid, adscrita al GOE y a la Regional del Centro. De nombre simbólico «Aristóteles», permaneció vinculado a este Taller durante los años veinte, si bien no pasó del grado 1º de aprendiz. En febrero de 1929, poco antes de su traslado a Sevilla, fue dado de baja por falta de asistencia y pago. A pesar de lo irrelevante de su trayectoria, en 1944 el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo le condenó a 12 años y un día de reclusión menor e inhabilitación absoluta y perpetua. [AGGCE, Expediente Personal serie B, 382/19]. No hay constancia, sin embargo –al menos hasta la fecha– de que fuera procesado por el Tribunal de Responsabilidades Políticas, ni de la pena que este organismo pudo imponerle.
Según el abultado expediente que se conserva a su nombre en el Archivo del Ministerio de Exteriores, perteneciente a los antiguos fondos de la JARE [AMAE, Fondo del Gobierno de la República en el exilio, caja M.68], tras la invasión nazi Fernández Egocheaga logró escapar de Francia el 6 de mayo de 1941, llegando a Ciudad de México dos meses después, el 9 de julio de 1941, tras una larga travesía que le llevó a recalar en la isla de Trinidad y Panamá, lugar este último donde pudo tomar un avión con destino al país azteca. Alojado inicialmente en el modesto hotel situado en la calle Uruguay, nº 12, al poco de su llegada Egocheaga solicitó su ingreso en el grupo “Pablo Iglesias” de México D.F., que aglutinó a buena parte de los socialistas exiliados. La situación personal a la que tuvo que enfrentarse en México este viejo militante y luchador obrero fue en extremo dolorosa debido sobre todo a la separación de su familia, formada por su esposa Laura Ramírez Rodríguez, de 51 años, sus tres hijos solteros Eladio, Dolores y Berta, de 20, 17 y 15 años, y una hija casada con un ex-capitán del Ejército Republicano, quienes durante bastantes meses se vieron obligados a permanecer en Ciudad Trujillo, en República Dominicana. A pesar de sus peticiones y de la situación de extrema necesidad en la que se encontraban sus familiares, enfermos y hambrientos, la JARE se negó a facilitarle los medios para poder trasladarlos a México; sólo tras múltiples gestiones, la ayuda brindada por el gobernador del Estado de Mérida y otros amigos mexicanos, pudo reencontrarse por fin con ellos, tras varios meses de separación.
Desde octubre de 1940 y en Francia la familia había percibido un pequeño subsidio de la JARE, suficiente al menos para hacer frente a las necesidades más elementales, pero tras instalarse en México sólo recibieron 324 pesos (correspondientes a tres meses de subsidio) y otros 120 pesos para pagar los gastos derivados de la tramitación de su documentación en el registro de extranjeros. No obstante, durante los años siguientes ni Fernández Egocheaga (que contaba ya con 55 años), ni su esposa, que ocasionalmente trabajaba como cocinera, ni sus hijos lograron encontrar un empleo estable, aunque Eladio era a veces contratado como mecanógrafo y Berta como cajera. En febrero de 1943 su situación económica llegó a ser tan desesperada que la familia se vio obligada a solicitar un donativo extraordinario de 300 pesos para hacer frente al pago de su vivienda, situada en la calle de López, nº 101, departamento 5, pues debían ya tres meses de alquiler y estaban a punto de desahuciarles judicialmente. La JARE, no obstante, desestimó también esta petición el 2 de marzo de 1943.
Con el tiempo Fernández Egocheaga consiguió hacerse con la representación de algunas casas comerciales de Estados Unidos, relacionadas al parecer con artículos de pesca, marchándose a California donde llegó a vivir con cierta holgura. Aún así, años después decidió regresar a México, fijando allí su residencia definitiva. Consta que Eladio Fernández Egocheaga asistió al banquete organizado por los ex-Diputados de las Constituyentes en la Embajada de México, el 9 diciembre de 1956, con motivo del XXV aniversario de la Constitución de 1931, estando domiciliado en esos años en la calle de López, nº 82, de Ciudad de México. En dicha capital falleció en 1965, a los 79 años de edad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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