El primer alcalde socialista de Gabia la Grande
Francisco Sánchez Sánchez, conocido por «Frasquito Lagarto», era un humilde tejero, casado y con tres hijos, de reconocida ideología socialista.
Cuando en febrero del 36 fue elegido alcalde de Gabia la Grande por el Frente Popular, no esperaba el triste futuro que le deparaba el destino y que acabó con su vida diez años después.
Tras ser destituido de su cargo con motivo del alzamiento militar y hacer entrega del Ayuntamiento a los nacionales el día 20 de julio del 36, fue detenido y recluido en el calabozo municipal durante varias semanas, donde fue humillado y vejado constantemente por «Rafalico Plaza», cabecilla de los fascistas de Gabia la Grande.
Fueron unos días muy duros para los vecinos del pueblo, que veían como los «camiones de la muerte» recogían a simpatizantes de izquierdas y los llevaban camino de su fusilamiento, sin ningún tipo de juicio previo.
Cada noche «Rafalico» pasaba por el calabozo y le decía: «Frasquito, esta noche te vas a librar porque va el camión lleno, pero mañana seguro que te llevamos», así una noche tras otra, hasta que por fin lo cogen y se lo llevan en el camión, camino de su ejecución.
Fue dado por muerto y en Gabia le dijeron hasta una misa funeral. Oficialmente estaba muerto, pues incluso aparece su baja por fallecimiento en el Padrón Municipal de Habitantes. Su familia le guardó luto durante tres años.
Al parecer, en el último momento, contó con la ayuda de un Guardia Civil, que le dejó las esposas sueltas y le dijo que justo antes de que dieran la voz de «¡fuego!», se dejara caer por el terraplén que había a sus espaldas, donde cayeron todos los fusilados y que echara a correr.
Eso hizo Frasquito y desde el Suspiro del Moro, fue huyendo, hasta refugiarse en Güéjar Sierra, que era zona republicana.
Pasados unos meses, llegó hasta Agrón, en la comarca del Temple, donde se encontró con varios de sus paisanos que luchaban en la zona republicana, para sorpresa de éstos, que también lo creían muerto.
Al terminar la guerra fue detenido y llevado preso a un campo de prisioneros, en Rota (Cádiz), donde compartió penurias con varios compañeros y amigos.
A su vuelta a Gabia Grande tras finalizar la guerra, fue hecho prisionero y enviado a trabajar a los campos de concentración o batallones de trabajadores de la provincia de Cádiz.
Al terminar su condena, volvió a su pueblo, pero tuvo poco tiempo para disfrutar de la libertad, de su pueblo y de su familia. Sus días estaban contados.
Según cuenta su hijo menor: «desde que llegó, los fascistas tenían previsto matarle, y aprovecharon para hacerlo el Jueves Santo del año 1946, en la Plaza del Pilarillo, frente a la Iglesia, haciendo constar en el atestado que le dieron muerte porque estaba apedreando la iglesia el día de Jueves Santo».
Así fue, Frasquito murió de varios disparos de arma de fuego el jueves santo del año 1946, a los 53 años de edad, en la Plaza del Pilarillo, frente a la iglesia.
Efectivamente, en el atestado consta que le dieron muerte porque estaba apedreando la iglesia, y su asesino quedó impune y paseando libremente por su pueblo ante los ojos de los hijos de Frasquito, el primer alcalde socialista de Gabia la Grande.