Hace 69 años, el que fuera tras la llegada de la democracia a nuestro país Senador y Alcalde de Ceuta Fructuoso Miaja, pudo huir y por lo tanto no ser apresado por las fuerzas sublevadas en la tarde del 17 de julio de 1936. Por aquel entonces era un joven cenetista de apenas diecinueve años ilusionado y con ganas de luchar por un país en libertad.
Ceuta, tras el golpe y posterior proclamación del estado de guerra se convirtió en una ciudad llena de miedos y recelos. Los listados con los nombres de políticos y sindicalistas debían estar realizados desde bastantes días anteriores al movimiento, ya que en pocas horas se comienza a encarcelar a los principales personajes de la vida republicana ceutí. Las fuerzas sublevadas, con la ayuda de patrullas de falangistas, comienzan las detenciones selectivas y asaltos a las sedes de los sindicatos, partidos políticos y Casa del Pueblo.
El joven Fructuoso Miaja, sabia que el tiempo no corría a su favor y que muchos de sus compañeros ya habían sido detenidos y algunos fusilados. Precisamente pocos días antes de su salida de la ciudad supo que el líder anarcosindicalista ceutí Luís Castillejo estaba siendo juzgado por un tribunal militar junto a cincuenta compañeros más, este consejo concluyo con veintiséis fusilamientos. En este ambiente de detenciones y fusilamientos sabia que no podía seguir. La represión desencadenada fue tan intensa y extendida que no sólo la sufrieron los que habían defendido la República con su labor política y sindical, sino que también cayó la misma sobre aquellos que eran simplemente más abiertos, los incrédulos por cualquier motivo, los que habían destacado en empresas culturales y actividades públicas o simplemente aquellos denunciados por rencillas personales, odios y deudas, de los que se nutrieron las cárceles ceutíes.
El nuevo poder establecido violentó numerosos principios básicos del derecho y se aplicaría la ley de forma retroactiva. Se les imputaban a los defensores de la legislación establecida el delito de “adhesión a la rebelión”, cuando habían sido los sublevados los que habían violentado el orden constitucional en vigor. Esta alteración de cuál era el verdadero poder legítimo y quién era el verdadero rebelde implicó un cambio de papeles. Quien el 17 de julio de 1936 era leal al Gobierno pasó a ser, desde la madrugada del 18 de julio, culpable de un delito de “rebelión”.
LLEGÓ EL DÍA DE LA PARTIDA
Fructuoso Miaja estuvo desde el inicio de la sublevación cambiando constantemente de lugar para no ser descubierto por las patrullas de falangistas que recorrían la ciudad. Las prisiones de la fortaleza del Monte Hacho, García Aldave y la “cárcel de mujeres” de la barriada del Sarchal se encontraban repletas de detenidos.
El sabía que casi un centenar de republicanos habían podido salir de la ciudad por mar en los primeros meses de la sublevación y también sabía que conforme pasaba el tiempo era más difícil no ser descubierto en los escasos kilómetros de Ceuta.
Tras varios intentos se fijo el atardecer del 19 de diciembre para salir de la ciudad y el lugar sería la bahía norte y la zona costera de Calamocarro. Miaja pudo convencer a los propietarios de la marrajera “Hermanos Sanani”. La tripulación de esta pequeña embarcación estaba formada por cinco marineros y el grupo de republicanos que querían huir era de veintidós y se había guardado muy bien de no comunicarles a sus compañeros de aventura la hora y el día hasta pocas horas antes de la salida y así evitar el riesgo de que alguien pudiera ser presionado por la policía y delatarlos.
Las seis de la tarde fue la hora señalada, todos fueron llegando y aguardando la llegada del barco en el túnel que existe de acceso a la playa. Ya bien caída la tarde pudieron ver el barco, este traía los motores apagados, se acercó al saliente de rocas y todos los hombres que esperaban en la playa saltaron al barco, no sin algún que otro chapuzón y sobresalto.
La primera intención era marchar hacia el sur peninsular, la zona de Guadiaro todavía en poder del gobierno de la Republica. Pero el fuerte viento de levante aconsejó que era mucho más seguro ir hacia Tánger. A las pocas horas llegaron sin ninguna novedad, pese a tener durante la travesía a pocos metros un destructor sublevado, quien lo confundió con un barco pesquero en plena faena. Cuando llegaron a Tánger, Fructuoso Miaja se dirigió a la Legación Española, donde recibían a los exiliados para proporcionarles ropa limpia, comida y documentación. En la ciudad internacional pudo conversar con el presidente del PSOE en Ceuta Rafael Jiménez Cazorla, quien en la tarde del 17 de julio pudo huir en un coche de la JOP y el diputado por Ceuta, el socialista Manuel Martínez Pedroso.
Se hospedó en el hotel Comercio, lugar donde también se encontraban algunos cenetistas y republicanos de Ceuta. Al joven Miaja le aconsejaron que no fuera solo por la ciudad, ya que, los falangistas secuestraban a los huidos y los llevaban a Tetuán para que fueran juzgados. Los días de espera se hacían largos y los pasaba en un café regentado por un dirigente de la CNT de la Línea con quien Miaja congenio. A mediados de enero de 1937 partió en el buque correo que hacía la línea Tánger a Marsella y desde esta ciudad se trasladó a Barcelona, donde estuvo varios días, marchando con posterioridad hacia Madrid para contactar con su familiar, el general republicano Miaja. Estuvo luchando por la República en varios frentes como Aranjuez, Cuesta de la Reina, Séptima Brigada Mixta, Jarama y la zona del Tajo.
Cuando la guerra está dando sus últimos pasos, se encuentra en el frente y el final de la contienda le sorprendió en Alicante, como a otros muchos, en el puerto esperaban la llegada de unos barcos para salir hacia el exilio francés. Miles de combatientes por la libertad se encuentran atrapados. Los barcos anunciados, para poder salir y evitar la represión, no aparecen. Muchos, no viendo otra salida, se suicidan.
RECLUIDO EN EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE ALBATERA
Los que sobreviven son apresados y conducidos al campo de concentración de Albatera. Sin comida, casi sin agua, llenos de piojos y de chinches, las humillaciones y maltratos, añadidos al frío que pasaban, son cuadros que Fructuoso Miaja pese a los años ya transcurridos no olvida porque están llenos de un estremecedor y patético realismo. Una pequeña lata de sardinas para tres personas durante varios días era su alimento. Allí estuvo durante casi un año y después paso al sanatorio de Portacoeli en Valencia y al Reformatorio de adultos de Alicante, en este lugar le fue concedida la prisión atenuada, contaba Miaja con 22 años. Volvió a Ceuta donde su ya anciana madre le esperaba tras casi seis años de ausencia, aquí fue juzgado y condenado a 12 años de prisión. Tras estar encarcelado 13 meses en la fortaleza del monte Hacho fue trasladado al penal del Puerto de Santa Maria corría el año de 1944.
Fructuoso Miaja recuerda con sentimientos como su madre jamás desfalleció en el empeño de conseguir el indulto para su hijo. Y efectivamente, así fue, ya que el 19 de octubre de 1950, el general Franco lo firmo. Lo primero que realizo al salir en libertad fue trasladarse a Ceuta y estar cerca de los suyos. Pero nunca deja de vivir bajo vigilancia policial y aprende a no caer en las muchas provocaciones que se le tendía, sabia que su ficha policial estaba presente en todos sus actos y podía acabar nuevamente en el Hacho. En todo esto contrae matrimonio con Sara Miaja, teniendo dos hijos Segundo y Rosalinda.
Su amistad con Paco Vallecillo le hace unir fuerzas para creer en nuevas metas socialistas. Y ya en la década de los años setenta siente que el nuevo régimen democrático vendrá pronto. Tras varios trabajos se establece por su cuenta con el bar. llamado “El Noray”, en la zona de las Puertas del Campo. Meses antes de celebrarse las elecciones generales de 1977 se mantuvo la primera reunión con militantes del PSOE en Ceuta. Paco Vallecillo era el secretario de organización y Miaja presidente.
El 21 de abril de 1977, se celebró una asamblea en el cine Astoria, donde intervino entre otros el líder socialista Alfonso Guerra. En 1987 fue nombrado alcalde de Ceuta y con anterioridad en las elecciones del 28 de octubre de 1982 fue designado Senador. Seguro que en la soledad de aquella madrugada de otoño le vinieron recuerdos de los compañeros que habían luchado por una Ceuta y un país en democracia y en libertad y perdieron sus vidas en el intento, a buen seguro, a todos ellos les dedico el triunfo de la democracia.
* Francisco Sánchez Montoya, es miembro del Instituto de Estudios Ceutíes y autor del libro “Ceuta y el Norte de África, Republica, Guerra y Represión. 1931-1944 (Ediciones Nativota).