El exilio del farmacéutico e inspector de sanidad de Cazalla de la Sierra
Preámbulo
Sabida es, al menos para quienes se enfrentan alguna vez con dicha tarea, la dificultad que presenta tratar de resumir una vida, cualquier vida humana, en unos cuantos folios en blanco. Máxime si se trata de una vida dilatada, compleja y rica en avatares para comprender la cual apenas si existe documentación que certifique la veracidad de los hechos que han de formar parte del relato. Si, por añadidura, tal vida transcurre en tiempos de cambios políticos potentes y transformaciones sociales profundas que además comportan traslados geográficos a lugares alejados de donde la misma transcurría, la dificultad aumenta exponencialmente.
La ausencia de testimonios orales de sus coetáneos así como la inexistencia de descendientes directos que pudiesen facilitar información respecto a la personalidad del biografiado han sido otros factores condicionantes a la hora de tratar de conocer y entender al sujeto y sus motivaciones.
Tales son, entre otras varias sobrevenidas durante la investigación, las vicisitudes a las que he debido enfrentarme durante el proceso de elaboración del presente texto, cuyo objetivo es dar a conocer a mis contemporáneos la persona del doctor en química y licenciado en farmacia además de inspector municipal de sanidad de Cazalla de la Sierra y escritor, Gabriel Viciana Flores, cuya vida transcurrió, entre tres países y dos continentes a lo largo y ancho del convulso y violento siglo pasado.
1905-1936: La Carolina-Sevilla-Cazalla
Gabriel Viciana Flores, primer hijo del matrimonio formado por Francisco Viciana Cañizares y Ramona Flores Delfa, nació la tarde del 25 de septiembre de 1905 en el domicilio familiar, sito en el número 3 de la calle Arcos, de la localidad jienense de La Carolina. El padre, un pequeño industrial natural de Linares (Jaén), se había establecido en dicha localidad, de donde era originaria la que luego sería su esposa, allá por los primeros años del siglo XX.
Pocos son los datos que poseemos de sus años de infancia y juventud, sobre todo de los primeros. No hay duda de que debió ser un joven inteligente y estudioso, pues con sólo veinte años se había licenciado en Farmacia y su madre, ya viuda, lo había emancipado para que pudiera ejercer su profesión así como regir su persona y bienes en septiembre de 1925. Dos años después, se doctoraría en Química por la Universidad de Sevilla y entraría como meritorio, para trabajar y ampliar estudios, en los Laboratorios Renyo, de cuya sección de Análisis Clínicos se encargaría durante el año 1927.
Parece probable que su conciencia política republicana se conformara durante sus años universitarios en Sevilla al calor del ambiente que se vivía en la ciudad aquellos primeros años de la dictadura de Primo de Rivera, periodo en que se desarrollaron sus estudios. Por esas fechas debió tomar contacto con los círculos republicanos radicales de la capital hispalense a través de la Unión Liberal de Estudiantes (ULE), creada a fines de 1924 y que se convertiría en uno de los resortes de la contestación juvenil al régimen dictatorial. Un dato que parece avalar lo anteriormente dicho lo encontramos en el hecho de su ingreso en la logia masónica sevillana Isis y Osiris el año 1928, apenas recién terminados sus estudios y en la cual permaneció hasta su baja por plancha de quite en 1935.
Si bien no podemos dar una fecha concreta de cuándo llegó a Cazalla de la Sierra Gabriel Viciana Flores, es bastante probable que dicho hecho tuviera lugar a comienzos del año 1930, pues el primer dato cierto y documentado de su estancia en el pueblo se remonta al verano de ese mismo año. Por un asentamiento que consta en el Libro de Actas Capitulares del Ayuntamiento de Cazalla de la Sierra, correspondiente al Pleno Ordinario celebrado el 6 de septiembre del referido año de 1930, sabemos que, en tal fecha, ya se hallaba instalado en la localidad como farmacéutico, pues de ello dan fe las facturas que, por dispensas de medicamentos para la beneficencia, presenta para su cobro al ayuntamiento de la localidad, varias de ellas referidas al mes de agosto anterior.
No mucho después debieron de instalarse en Cazalla su madre, Ramona Flores Delfa, de cincuenta y seis años y viuda, y su hermana Carmen Viciana Flores, de veintiuno y soltera, pues en el Padrón Municipal de Habitantes de la localidad, confeccionado en febrero del año 1931, los tres constan como domiciliados en el número 65 de de la calle Daoíz.
Para entonces Gabriel Viciana ya era uno de los hombres fuertes del Partido Republicano Radical de Cazalla de la Sierra de cuya directiva formaba parte como Vocal. El 15 de Abril de 1931 fue el primero en salir al balcón mayor del ayuntamiento para proclamar la República y ondear la bandera tricolor, cosa que la derecha local nunca le perdonaría. Como tampoco le perdonó la propuesta que, en nombre de su partido, presentó ante el Pleno del Consistorio republicano pidiendo se elevase un escrito al Gobierno de la nación solicitando la expulsión del país de la Compañía de Jesús. Efectivamente, el 8 de junio de 1931 presentó un escrito al Ayuntamiento de la localidad que fue leído y aprobado en la sesión ordinaria del día siguiente. En el mismo, exponía:
Pocos meses después, a mediados de junio de 1931, fue nombrado para ocupar, con carácter de interino y sin retribución, la plaza de inspector municipal de Sanidad que estaba vacante desde el año anterior. Posteriormente, en el primer pleno de la corporación municipal del mes de febrero de 1932, previo concurso de méritos, fue elegido para ocupar, con carácter de propietario, una de las dos plazas de inspector municipal de Sanidad que el Ayuntamiento había tenido que crear a tenor de lo dispuesto y ordenado por las autoridades sanitarias del país el año anterior.
De su labor al frente de la Inspección Municipal de Sanidad en aquellos años así como de su preocupación por la asistencia sanitaria a los sectores más desfavorecidos de la población habla por sí sola la mención honorífica que la corporación local aprobó en el último pleno del mes de mayo de 1932.
Para entonces Gabriel Viciana había casado con Águeda Lucena Pérez, hija de uno de las figuras más representativas del republicanismo cazallero, Adelardo Lucena Sánchez. Dicha boda, celebrada en agosto de 1931, sería el primer matrimonio civil que tuvo lugar en Cazalla de la Sierra durante el periodo republicano, cosa que tampoco le perdonaría nunca la ultracatólica derecha local. A partir de entonces pasó a residir junto a su esposa y su suegro en el número 26 de la calle Borbolla, vivienda en cuya planta baja estaba situada la farmacia que regentaba.
Meses más tarde, en la asamblea que la agrupación local del Partido Republicano Radical realizó a finales de junio de dicho año, resultó elegido, por amplia mayoría, presidente del mismo, cargo en el que Viciana permanecería hasta que dicha agrupación se disolviese para dar lugar al nacimiento de Unión Republicana.
En la nueva formación política volvería a ocupar distintos puestos de responsabilidad, trabajando siempre junto y codo con codo con su amigo y alcalde, Manuel Martín de la Portilla, y su suegro, Adelardo Lucena Sánchez; primero como vicepresidente, durante el periodo inicial y, posteriormente, a partir de la asamblea extraordinaria celebrada en noviembre de 1934, como secretario de una junta directiva que quedaría conformada, además de por el ya citado, de la siguiente forma: Antonio Tirado Moreno (presidente), Manuel Martín de la Portilla (vicepresidente), José Oterino González (tesorero), Carmelo Álvarez Márquez (vocal), Horacio García García (vocal), José Rodríguez González (vocal) y José Rodríguez Ruda (vocal).
Por esas fechas colabora, además, de forma asidua en tareas de asesoramiento del Centro Republicano Obrero, un sindicato reformista vinculado a su partido, así como en la Asociación de Empleados y Funcionarios Municipales de Cazalla de la Sierra.
1936-1968: Madrid-Monzón-Francia-México
A partir del golpe militar del 18 de julio y hasta que la madrugada del día 5 de agosto abandonase Cazalla, estaría en todo momento al lado de su amigo y alcalde Manuel Martín de la Portilla, formando parte del Comité de Defensa de la población. Aquella noche salió del pueblo conduciendo la ambulancia que transportaba a los dos heridos más graves habidos durante los combates que, para rechazar la Columna Carranza, se habían producido el día anterior. Después de dejar a estos en el hospital de Badajoz continuó viaje hacia Madrid para informar y alertar a las autoridades republicanas de la situación.
Días después, ya en la capital del país, daría a conocer lo sucedido en Cazalla de la Sierra aquellos días de agosto en sendos artículos que publicaría en diversos medios escritos de la prensa madrileña. El primero aparecería el día 12 en las páginas de Mundo Obrero y, el segundo, en el diario El Sol, el día 21 de ese mismo mes de agosto de 1936. En ambos, además, instaba a las autoridades de la nación para que enviasen de inmediato refuerzos militares y armamento a los miles de milicianos desarmados que vagaban, inermes y desvalidos ante el avance de los facciosos, por las sierras del suroeste peninsular.
Días después de su llegada a la capital del país se integraría en el aparato sanitario de las milicias republicanas. En Madrid permaneció hasta la primavera de 1937, fecha en que se trasladó a la localidad de Monzón en Huesca. Para entonces su militancia política había girado hacia la órbita del Partido Comunista Español. De este hecho tenemos constancia por un informe que aparece en el sumario que contra su persona seguía, en 1942, el juez instructor del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (TERMC), donde figuraba como militante del PCE en el acta de constitución de la Célula de Sanidad local de dicha población, además de lo que el propio Viciana hizo constar en su solicitud de emigración ante el Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE).
En la primavera de 1938 pasó a ocupar el puesto de jefe de Farmacia de la 70 Brigada Mixta del ejército republicano, cargo que aún desempeñaba cuando, en febrero de 1939, cruzó la frontera francesa. De cuándo y cómo pasó a territorio francés nada sabemos con certeza, aunque parece probable que, dado el puesto que ocupaba en el ejército republicano del Este, en un principio fuese internado en el campo de refugiados de La Vernet d`Ariège, situado entre los pueblos de Le Vernet y Saverdun, en el departamento de Ariège (región del Alto Garona, Midi-Pyrènèes).
Otro dato que parece avalar lo anteriormente dicho lo encontramos en el hecho de que, a comienzos del verano de 1939, según consta en su ficha de refugiado, se hallaba domiciliado en la pequeña localidad de Laroque d`Olmès, en el Condado de Mirapàix, a escasos 60 kilómetros de La Vernet, junto a su esposa Águeda Lucena.
De dicha localidad debió salir a principios del mes de julio para embarcar en Sète (Burdeos) a bordo del buque «Méxique», junto a su mujer y su madre, la mañana del 14 de julio de 1939, en la que sería una de las primeras expediciones organizadas por el SERE, para enviar a México a varios miles de científicos españoles expatriados en Francia. El «Mexique», un vapor construido el año de 1928 que según su ficha técnica tenía una capacidad de 11.593 toneladas de registro bruto, una eslora de 171,60 metros con una manga de 19,50 y que, según sus armadores, desarrollaba una velocidad de 18 nudos, resultaría hundido en aguas del puerto de Le Vèrdon (Francia) apenas un año después, el 19 de Junio de 1940, al colisionar con una mina magnética.
La llegada de Gabriel Viciana Flores a México está fechada el 27 de julio 1939, día en que, según las autoridades mexicanas arribó al puerto de Veracruz el vapor «Méxique» con 2.067 pasajeros a bordo, tras una navegación sin contratiempos, de dos semanas, por el océano Atlántico. Para entonces ya habían arribado a México más de 3.000 españoles, entre ellos su suegro Adelardo Lucena, que había llegado el mes anterior a bordo del «Sinaia».
En un informe-oficio sobre su persona, fechado en Cazalla a 26 de agosto de 1940, que la jefatura local de Falange Española de Cazalla envió al juez instructor provincial de Responsabilidades Políticas, podemos leer lo siguiente:
Otro testimonio de ello lo hallamos entre los papeles que obran en la causa contra Adelardo Lucena Sánchez. En uno de los informes solicitados por el instructor al Servicio de Investigación y Vigilancia consta que su suegro Adelardo le escribió, a principios del verano de 1940, una carta a D. Diego Martínez Barrios, cuando ya ambos se encontraban exiliados en México, recomendando a su yerno Gabriel Viciana como un buen «correligionario».
Pocas noticia más tenemos de su vida en tierras mexicanas. La última pertenece a 1961, año en que publica un libro de dietética y nutrición que se imprime en los talleres de Unión Gráfica de la ciudad de México (Talleres de Unión Gráfica, México, 1960. Edición de 2.000 ejemplares. Rústica cartoné con sobrecubierta): Adelgace usted comiendo y coma sin engordar (reglas y consejos de dietética al alcance de todas las personas). Según indica la reseña del librero, «se trata de un texto que aporta reglas y consejos de Dietética, al alcance de todas las personas. Es un libro útil para establecer dietas de adelgazamiento y regímenes alimenticios balanceados. Contiene recetas de desayunos, almuerzos y cenas con indicación en cada una de ellas de sus valores en calorías, proteínas, grasas, hidratos de carbono y una tabla de valores calóricos y principios nutritivos».
Dos años después, en 1963, tras cerciorarse de que la causa que le seguía el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo había sido archivada en 1958, regresaría a España fijando su residencia en la ciudad de Sevilla, donde fallecería en 1980.