La joven sindicalista Isabel Mesa, quien vivía en la Barriada del Sarchal de Ceuta, tenía 23 años era una gran activista, pertenecía al sindicato de oficios varios de la CNT, donde, por ser mujer, no fue fácil su integración. En los locales que poseía este sindicato en la calle Linares, Isabel Mesa participaba en reuniones junto a otras compañeras trabajadoras, ella poseía el carné número 1 de mujeres del gremio de la aguja de Ceuta. En unas memorias ella escribió: “En Ceuta teníamos un ateneo libertario donde se enseñaba a leer y a escribir a los obreros; también música, pintura o esperanto, se hacían asambleas, se hablaba de la revolución y de las ideas, lo primero que hicimos en el sindicato fue una biblioteca, los carpinteros hicieron una vitrina y cada persona llevó los libros que pudo, poníamos bancos de madera porque no teníamos sillas“.
Tras la sublevación pudo huir por la playa del Sarchal en una trajiña junto a doce compañeros más llegando a la costa malagueña todavía en poder del Gobierno, se quedó en Málaga pensando que la sublevación duraría pocos días y poder volver a Ceuta donde estaban sus padres y hermanos, pero no pudo ser y tras caer Málaga en manos del ejército de Franco huye a Valencia trabaja de enfermera, participó en el congreso de constitución de la Federación Nacional de mujeres libres en septiembre 1937, llegando a ser secretaria. Ella siempre decía: “La mujer siempre ha tenido que luchar mucho, no sólo teníamos que sembrar las ideas, sino luchar contra algunos de los que estaban con nosotras sembrando, la mujer y el hombre tienen que ir caminando juntos, buscando la libertad, codo con codo o cogidos de la mano“.
A la derrota del 39, nunca se resignó a quedarse como clase subalterna relegada al hogar, como imponía el régimen siguió en la lucha. Huye hacia el puerto de Alicante pero al no llegar el barco, marcha hacia Almería a pie. Luego vuelve a Málaga, donde en el año 1941 crea con otras compañeras un periódico clandestino, el Faro de Málaga. Seguro que tomó el nombre acordándose de su ciudad. Fue detenida y procesada y condenada a dos penas de muerte. Pudo huir y al sentirse perseguida, tuvo que cambiar su nombre varias veces, pero lo que más le dolió fue tener que abandonar su apellido Mesa. Seguirá en la lucha antifranquista con el nombre de Carmen Delgado. Vuelve a Valencia y, junto a otras compañeras, promueve la creación del colectivo de mujeres “Unión de mujeres demócratas”, organización clandestina para ayudar a las presas y a sus familias y con actividades en contra de la dictadura. Instala un quiosco, junto con Maruja Lara, compañera luchadora, inseparable. En la trastienda tenían la prensa anarquista. Isabel se subleva al miedo, compra una máquina de escribir y con ella, de noche, realizaban las octavillas clandestinas del grupo. Para que ningún vecino las descubriera, una niña cantaba y su voz ocultaba el martilleo de las teclas. Su quiosco, fue almacén de donde salieron juguetes que alegraron las fiestas de muchos hijos de presos. En el año 1956 es detenida y durante ocho días es torturada en la comisaría de la calle Samaniego de Valencia. Posteriormente colaboró en la formación de colectivos libertarios. La ceutí Isabel Mesa fallecía el 25 de febrero de 2002 en Valencia.