Era zapatero artesano de profesión y sus primeros pasos de acción sindical los lleva a cabo desde la CNT, siendo uno de los dirigentes del Sindicato de la Piel. Era uno de los fundadores del PCE en Málaga, llegando a ser Secretario General de su Comité Provincial, aunque su responsabilidad más común, desde 1925, en el Comité Provincial era la Secretaría Sindical. También fue vicepresidente del Radio de Málaga en 1931. Así como fue un activo miembro de la dirección del Socorro Rojo Internacional, organización de ayuda a los presos políticos y sociales, en un periodo en la que la acción sindical reportaba con frecuencia la cárcel.
Desde su labor sindical siguió todo el periplo de organizaciones que los comunistas desarrollaron en Málaga, participó en la Unión Regional de Sindicatos Andaluces en 1930, así como en los inicios de la República formaba parte de los Comités de reconstrucción de la CNT del Sindicato Único de la Piel, cuando estos fueron expulsados en 1932 organizó un Sindicato Autónomo de la Piel que luego participaría en la creación de CGTU en 1932. Durante los sucesos de octubre de 1934 fue encarcelado por su filiación comunista. Y en 1935 cuando se produce el acercamiento entre comunistas y socialistas, y la CGTU ingresa en la UGT, fue elegido Secretario Local de la UGT.
Fue concejal, desde el 26 de marzo de 1936, de la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Málaga, designada por el Frente Popular, en representación del PCE, junto a otros seis camaradas de su partido, siendo miembro de la Ejecutiva Municipal tras los sucesos del 18 de Julio de 1936.
Durante la guerra fue el Comisario político de mayor grado del Batallón de Milicias “Méjico” organizado por el PCE, en honor del país que empezó a ayudar a la República tras el levantamiento militar. Tras la caída de Málaga en febrero de 1937 marchó a Almería, durante la trayectoria del camino fueron detenidos y fusilados su hermana Elvira y su cuñado Manuel Pardo. Participó junto a Rodrigo Lara Vallejo en la organización de la 52 Brigada Mixta, manteniéndose como Comisario Político, junto a Recalde, por los diferentes frentes durante toda la guerra.
Al final de la guerra al conocer que su compañera se encontraba recluida en la Cárcel de Mujeres de Málaga, se presentó en la misma, siendo inmediatamente detenido y recluido en la Prisión Provincial de Málaga, siendo fusilado el 7 de enero de 1941.
Tras el crimen de José Gallardo, la incipiente organización clandestina del PCE, dirigida por el joven comunista Joaquín Luna Nieto, se ve en la responsabilidad, ante la petición expresa de doña Elvira, su madre, de que se recogiera su cadáver. Para ello Luna se vale de su antigua amistad, con uno de los integrantes del Tribunal de la Masonería y el Comunismo, D. Carlos Álvarez Ulmo. Este era amigo de Joaquín Luna por su pertenencia al Patronato de Exploradores de Málaga durante la República, y le otorgó permiso para que, de forma particular, lo hicieran. A Carlos Álvarez le costó el puesto y fue llamado a declarar a la Capitanía General de Sevilla.
Luna, que se jugó la vida en ello con sus camaradas, cuenta este episodio:
Hoy cuando se realizan las labores de excavación de las fosas del cementerio de San Rafael, donde permanecen enterrados miles de republicanos asesinados por la dictadura franquista, sus restos han sido de los primeros en ser identificados y esperan, junto a sus camaradas, una sepultura digna y honorable que recuerde a los luchadores por la libertad, la justicia social y la democracia en España.