José María Soto García

Alcalá de Guadaíra
Sevilla

Probablemente se trata de la misma persona que presidió la sociedad de obreros caleros, denominada La Calera, que se constituyó en Alcalá de Guadaíra en noviembre de 1918 y tuvo establecida su sede en la calle de la Mina, número 28, y después en la calle Paraiso, número 1. La misma persona que cuatro años más tarde figuró como vocal en la primera junta directiva del Sindicato de Oficios y Profesiones Varias de Trabajadores y formó parte de su sección de caleros.

Nacido en Alcalá en torno a 1888, estaba casado con Guadalupe Gavira Fernández y tenía diez hijos: Antonio, Encarnación, José María, Mercedes, Concepción, Guadalupe, Cristina, Felipa, Manuel y Francisco. Vivía en la calle Vegueta, número 28; y, al menos desde 1931, era guardia municipal. Le decían Botón. Su último sueldo del Ayuntamiento de Alcalá, por importe de 200,75 pesetas, lo cobró el 30 de junio de 1936.

Veintitrés días después, José María Soto García estaba prestando declaración en la prisión de Sevilla, ante el comandante Luis Pastor Coll y el brigada Fructuoso Delgado Hernández, a los que dijo que tenía 49 años, era natural y vecino de Alcalá de Guadaíra, y guardia municipal.

Soto manifestó que el día 21, sobre las siete de la tarde, acudió al Ayuntamiento a tomar el servicio propio de su empleo, en el turno de noche, y cuando se encontraba con el conserje y con su compañero José Crivell fue detenido “por la fuerza del Ejército”. Que en el momento de su detención no le encontraron arma alguna porque aún no se había efectuado el relevo de la guardia, y las diez pistolas, que constituían la única dotación de armamento que tenía el Ayuntamiento, se encontraban en poder de sus compañeros del turno de día.

A requerimiento del comandante Luis Pastor, el del Puesto de la guardia civil de Alcalá, Cipriano Romero Ortiz, informó el 15 de septiembre siguiente que José María Soto García era anarquista de acción y tomó parte activa en incendios y saqueos, así como en la detención de personas de orden; fue “ordenanza” del doctor Vallina, y había tenido intervención en cuantas alteraciones del orden público se registraron en el pueblo desde el advenimiento de la República.

Como en el caso de José Crivell Rodríguez, en el margen del folio donde se consigna el informe anterior aparece manuscrita la palabra “Libertad”. José Martínez Sánchez Arjona, el juez militar de Utrera, lo incluyó en una relación, fechada el 7 de diciembre de 1936, en la que constaba que José María Soto García, guardia municipal del Ayuntamiento de Alcalá, era de filiación anarquista; había sido encontrado con armas en el propio Ayuntamiento y detenido el 21 de julio de ese año; “tomó parte en todos los sucesos”; y se encontraba en la cárcel de Sevilla. El mismo día 7 de diciembre de 1936, el juez Martínez lo procesó por rebelión militar, y decidió exigirle una fianza de 50.000 pesetas para asegurar las responsabilidades pecuniarias que pudieran alcanzarle.

El 7 de diciembre de 1936, sin embargo, hacía más de tres meses que al compañero Botón, como lo llamaba el Cuni, lo habían asesinado. Su asesinato está confirmado nada más y nada menos que por el delegado militar gubernativo de Andalucía y Extremadura, Santiago Garrigós Bernabeu que, en un oficio de 30 de diciembre de ese año, comunicó al Juzgado militar que a José María Soto García se le había aplicado el bando de guerra. Y en la inscripción de su muerte en el Registro civil de Alcalá, practicada el 23 de noviembre de 1940 por orden del juez de primera instancia de Utrera, donde figura que José María Soto García falleció en Sevilla, el 1 de septiembre de 1936, por aplicación del bando de guerra.

Fuentes:

Archivo del Tribunal Militar Territorial nº 2: Causas números 12/36, 52/38 y 1887/38: Legajo 313-4969.
Archivo Municipal de Alcalá de Guadaíra: Libros 257 y 258. Legajos 622 a 630.
Registro Civil de Alcalá de Guadaíra: Libro de defunciones nº 52.
Leandro Álvarez Rey: Permanencias y cambios en la baja Andalucía. Alcalá de Guadaíra en los siglos XIX y XX. Segunda parte.

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