José Sánchez Meneses

Don Benito
Badajoz
Villa Chasco, Paulino

José Sánchez Meneses nació en Don Benito (Badajoz) el 14 de octubre de 1890, en el número 25 de la calle de la Amargura. Fue hijo del matrimonio formado por José Sánchez Gallego, de oficio cardador, y María Victoria Meneses Banda, quien fallece en 1895, cuando él tenía apenas cinco años.

Como muchos niños de familias humildes, José no tuvo la posibilidad de ir a la escuela, por lo que tuvo que ponerse a trabajar en el campo desde bien pequeño. Pese a no tener estudios, su sensibilidad social y amor por los libros, lo animarían con el paso de los años a leer a sus hijos, clásicos como León Tolstoi, durante las veladas de aquellos tiempos tan convulsos.

Contrajo matrimonio con Julia Valadés Guerrero, hija de Nicanor Valadés Arias y Agustina Guerrero Jiménez, con quien tuvo nueve hijos. La primera hija, María Victoria (1915-1974), era la madre de mi mujer, Laura.

De la poesía hizo su pasión y treinta y dos fueron los poemas en los que plasmó sus sentimientos e inquietudes sociales, cuyos manuscritos originales han llegado a nuestros días. Desde el año 1929, a través de la histórica Imprenta Trejo, se publicaron algunos de sus poemas, como son «A la mujer proletaria española», «A los pequeños arrendatarios y medieros» o «Última estadística y nombres de las calles de Don Benito».

Estuvo afiliado al PSOE y a la UGT y el 5 de abril de 1925 participa como miembro fundador en la constitución de la Cooperativa Obrera «Unión y Progreso Dombenitense». En febrero de 1931 fue vocal titular representante de los arrendatarios en el Jurado Mixto de la Propiedad de Don Benito, órgano que tenía el fin de arbitrar los problemas derivados de la Reforma Agraria y arbitrar las condiciones de contratación vigilando el cumplimiento de la normativa laboral en el sector agrario.

El 17 de julio de 1936 comienza la guerra civil española, tras fracasar el golpe de estado llevado a cabo por una parte del Ejército contra el Gobierno de la Segunda República Española. El 11 de agosto de 1936 se constituye en Don Benito, como en la mayoría de municipios, un Comité Local de Defensa de la República, presidido por el último gobernador civil de la provincia de Badajoz de la República, el dombenitense Juan Casado Morcillo, fusilado el 10 de mayo de 1939, y compuesto por José Sánchez Meneses y otros diecisiete individuos: Francisco Parejo Díaz (alcalde de Don Benito en los primeros momentos), José Fernández Martín (Teclo), Pedro Morcillo Sánchez, Ildefonso Lucas Moreno, Manuel Casado Sánchez-Porro (Trimotor), Emilio Sánchez Valadés (Concejal), José Cortés Martín (jefe de la policía republicana), Juan Cornejo Blanco (delegado de Hacienda), Francisco Antonio Nieto Morcillo, José Martín Mercader (1er teniente de alcalde), Antonio Mendoza, Doroteo Sánchez-Pajares Díaz (alcalde de Don Benito), Antonio García Jiménez (maestro nacional), Francisco Parejo Camacho, José Sauceda Flores, José Andújar Andújar (teniente de alcalde y presidente de la Casa del Pueblo de Don Benito) y José Menea Gallego. De estos diecinueve hombres que formaban este Comité, los doce marcados fueron fusilados por la práctica de los paseos o tras consejos de guerra.

El 24 de julio de 1938, al atardecer, víspera del Apóstol Santiago, tiene lugar la entrada triunfante del bando nacional (División 21) en Don Benito, al mando del teniente general Gonzalo Queipo de Llano, que ocupa la localidad tras la operación de la Bolsa de La Serena. Parte de la población huye a pueblos de la provincia de Ciudad Real. Se inicia entonces una dura persecución contra aquellos individuos considerados responsables reales o supuestos, de los sucesos sangrientos ocurridos en la ciudad en los meses anteriores.

Es entonces cuando la familia Sánchez-Valadés se refugia en la casa de una familia de Carrión de Calatrava (Ciudad Real), quienes los acogieron, quedándose José y su hija mayor, María Victoria, en Don Benito.

Cuando ya terminó la guerra, él y María Victoria fueron a recoger a su familia a Carrión. Aunque antes de marcharse, José y su hija envolvieron los manuscritos de sus poesías entre retazos de telas y los enterraron en el suelo del desván de la casa familiar en Don Benito para protegerlos.

Los dueños de la casa de Carrión de Calatrava, maestros de profesión, recomendaron a José y su familia que no regresaran tan rápido a Don Benito, que esperaran a que la situación se calmara un poco. A esto, José contestó que las autoridades del bando franquista proclamaban que «los que no tengan las manos manchadas de sangre no tienen nada que temer», y él, que no había cometido ningún delito, por lo que nada tenía que temer. Toda la familia emprendió el viaje de regreso a Don Benito en un tren de mercancías, el cual tardó varios días en llegar; hombres y mujeres hacinados en un vagón, debiendo hacer sus necesidades en un rincón.

Pero a la llegada a la estación del ferrocarril de Don Benito, José fue inmediatamente detenido y encarcelado. Su familia tampoco pudo entrar en su casa, pues se la encontraron ocupada, teniendo que ser acogida su esposa e hijos por otros miembros de la familia.

Su esposa Julia fue a reclamar a una autoridad del lugar, un militar de alta graduación, que por suerte era una persona justa, siéndole devuelta la casa número 5 de la calle de Colón a ella y a sus ocho hijos; una había fallecido anteriormente. Al entrar en la casa, Julia se la encontró completamente vacía de muebles y enseres; la primera comida la hicieron sobre un cajón volteado en el suelo. Es entonces cuando la familia recuperó los manuscritos originales de sus poesías, fechadas entre los años 1912 y 1938. Estos manuscritos fueron custodiados por su hija mayor, María Victoria, los cuales, tras el fallecimiento de ésta en 1974, pasaron a su nieta Laura.

Tras finalizar el conflicto, el 1º de abril de 1939, cientos de dombenitenses fueron asesinados por su significación política o sindical en la ciudad. En la plaza de España, en las cunetas, en fosas comunes en el cementerio, en el castillo de la Encomienda, etc., muchos perdieron la vida.

El 29 de abril de 1939, José fue fusilado frente a un paredón del cementerio de Don Benito, dejando a su esposa Julia Valadés Guerrero, viuda con ocho hijos. Tras la muerte de José, cuando su esposa Julia vio que en el certificado de defunción ponía «fallecimiento por muerte natural», ella se negó a aceptarlo. En el año 1985, la familia solicitó dicho certificado por un asunto familiar y, una de las nietas, leyó el siguiente texto: «le fue aplicado un bando de guerra por no ser adicto al régimen».

Algunos fusilados, entre los que estaba José Sánchez Meneses, estuvieron enterrados en una fosa común, dentro del cementerio de Don Benito, sin ninguna identificación, durante toda la dictadura. Otros, nunca se han localizado sus restos, como es el caso del que fuera gobernador civil de la provincia de Badajoz durante la República, el dombenitense Juan Casado Morcillo, fusilado el 10 de mayo de 1939 en el castillo de la Encomienda. Según el Mapa de fosas de la Junta de Extremadura[1] , el número de víctimas asesinadas por la represión franquista es de 308 personas, a las que hay que añadir 51 ejecutadas por cumplimiento de pena capital entre 1939 y 1943, más 8 muertos en prisión y todos los dombenitenses asesinados fuera de la localidad, que fueron en total 70.

Tras varios años de recopilación de datos, en 2008 se inauguró, en el mismo emplazamiento que la fosa común, el monumento denominado «Memoria Viva». La cifra de los enterrados en esa fosa podría superar los 90, aunque no todos pudieron ser identificados.

José Sánchez Meneses fue una persona de profundas convicciones y anhelos de justicia. Fue un hombre culto, pese a que no pudo tener una formación; sus poesías reflejan claramente estas convicciones, además de representar unos documentos históricos que reflejan aquellos momentos tan convulsos en la historia de España en general y en la de Don Benito en particular. Sus poemas están impregnados de su romanticismo, moderación y fino sentido del humor.

 

[1] https://mapadefosas.juntaex.es/cementerio-de-donbenito.

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