Casares, 1903 – Les Cabannes (Francia), 1962.
Nace en Casares (Málaga) en 1903. Hijo de Antonio y de Ana, trabajadores del campo, pasa su infancia de pastor, espartero y faenas del campo. El servicio militar lo hace en Regulares, interviniendo en operaciones de guerra en el Protectorado de Marruecos. A su regreso contrae matrimonio con Juana Blanco.
Trabaja como jornalero y se forja un líder activo y reflexivo, modesto, autodidacta. Lee incansablemente libros de política, sociedad, sindical y cultura general, sacrificando sueño y descanso. En el tajo de trabajo leía los periódicos en voz alta a sus compañeros analfabetos.
Los trabajadores empiezan a organizarse y participa en la fundación del Centro Agrario (1930). “Organización sindical de defensa de los trabajadores contra la insaciable burguesía terrateniente de Casares, que en acuerdo con el Ayuntamiento tenían sometidos a los trabajadores a un régimen feudal”. Para poder participar en política crean la organización La Defensa del Trabajo de Oficios Varios (1931) federada a la UGT y el Centro de Estudios Sociales Juventud Obrera Socialista (1932) de clara tendencia largo-caballerista.
Durante el Bienio Negro (1934-1935) sufre el acoso de los caciques en todos los órdenes: personal, político, social y laboral, fundando la Agrupación Socialista de Casares (1934).
Ganó la Alcaldía en 1936 con el Frente Popular, gracias a la conjunción socialista-republicana de Casares, acompañado por Blas Infante López, maestro representante de Izquierda Republicana. Durante los seis meses de alcaldía el sabotaje al Ayuntamiento fue continuo por parte de los empleados municipales nombrados durante el bienio anterior y los poderes caciquiles. La Patronal Agraria hacía un incumplimiento reiterado de los acuerdos de las bases del Trabajo. La UGT y la CNT de Casares reproducen un enfrentamiento generalizado y como transfondo una huelga agraria indefinida.
El golpe de Estado del 18 de Julio marcará un antes y un después en Casares. Se crea el Comité Central de Defensa de la República de Casares presidido por Antonio Gutiérrez Borrego y del que él formará parte.
José Trujillano se enrola como miliciano luchando en los Frentes de San Roque y de Antequera. Ingresó en el Cuerpo de Carabineros en Diciembre de 1936. Luchó toda la guerra en los Frentes de Córdoba, Madrid, Belchite y Teruel alcanzando el grado de capitán.
El exilio lo comenzó en el Campo de Concentración de Judes en Septfonds en el Tarn y Garona (1939). En 1940 llega a Cordes sur Ciel. Junto con su hermana Ana Trujillano y Cristóbal Gavira, toman en arriendo una finca. Tras el llamamiento del General de Gaulle, el 18 de Junio participó junto con otros españoles y franceses organizando la resistencia antifascista en aquella zona. En el maquis hace funciones de enlace de la guerrilla, después de duras jornadas de trabajo, de noche a pie fuera de caminos cumplía las misiones que la organización clandestina le encomendaba, traslado de personas, armas, alimentos, material de transmisión etc.
Tras una delación, los nazis estuvieron en la casa cortijo lo registraron todo y simularon el fusilamiento de Cristóbal el Lato, entre las lágrimas de Ana Trujillano, el pequeño Pedrito Pérez Trujillano miraba con temor por la ventana.
En Cordes junto con otros refugiados formo un grupo de solidaridad para auxilio de los refugiados hospitalizados en Albi. Formó parte de la Unión Nacional Española, con el objetivo de una vez liberada Francia, poder arrojar el fascismo de España, participó en Solidaridad Española en ayuda a los presos y perseguidos del régimen franquista. Y siempre se organizó en su partido el PSOE en el exilio.
Su fidelidad y pasión por el socialismo no le produjo jamás ningún efecto de sectarismo. Durante la ilegalización del PCE en Francia (1950) sufrió un registro minucioso de su domicilio por parte de la policía francesa. Tras un intenso interrogatorio quedó en libertad, su nombre aparecía en el primer lugar de un listado de colaboradores, incautado a un militante comunista.
Los últimos años de su vida los pasó trabajando en la construcción y en su tiempo libre cultiva su huerta en les Cabanes, pequeño pueblo junto a Cordes.
Decepcionado, dolido, olvidado y lejos de su tierra, moría este gran luchador por la libertad, debido a un cáncer en 1962. En su entierro civil tomo la palabra Antonio Gutiérrez Borrego:
“¡Compatriotas y amigos! Agradecido a todos los que habéis tenido el gesto solidario de acompañarnos. Nos queda el consuelo que José Trujillano Carabante, socialista español, casareño y antifascista no sólo está presente en nuestros pensamientos, sigue estando a nuestro servicio, porque sus principios de lucha de los trabajadores son insustituibles y serán siempre de actualidad, mientras exista la sociedad capitalista. ¡Nunca te olvidaremos! Hasta siempre compañero de ideas y lucha“. (Los olvidados, Antonio Gutirrez Borrego, Casares 1977).
Una tarde de Julio del 2006, en un café de Cordes Sur Ciel, Pierre Pérez, próximo a los ochenta años, me hablaba de su fidelidad a los nobles ideales de nuestros antepasados, del respeto a los valores éticos de la II República Española. La integridad, dignidad y la honradez de la familia Trujillano Carabante, tanto de España como de Francia.
A Benito V., Elsa, Antonio, Eva que siempre recuerden de donde venimos.
A nuestra Familia de Francia, unidos en la memoria.