Juan Fernández Pozo

Serón
Almería
Torreblanca Martínez, Juan; Rodríguez Padilla, Eusebio

Juan Fernández Pozo, Juanico el de Anselmo, es la persona clave del Partido Socialista de Serón (Almería) durante la Dictadura de Primo de Rivera y la República. A sus esfuerzos se debe la constitución de la Agrupación Socialista de Serón en diciembre de 1924, de la cual es su primer secretario y el número 1 de la lista de sus asociados. Hombre profundamente ligado a las izquierdas y al movimiento obrero local. En 1923 fue uno de los protagonistas de la llamada «huelga de la cebada», por la que sería perseguido a tiros por las calles del pueblo. En tres momentos distintos de los que tenemos noticias del partido ―1924, 1933 y 1935―, su nombre siempre aparece ocupando el puesto de secretario de la agrupación. Su profesión de oficial de primera del Ayuntamiento parece haber sido determinante en este hecho. A su iniciativa se debe el regreso de Sánchez Galí a Almería para liderar el Sindicato de los Obreros Mineros y Similares y las buenas relaciones del partido con el sindicato.

En 1935 es uno de los principales líderes obreros del sindicato que defiende la solución del problema minero y ferroviario, entendiendo que este no es un problema local, sino que afecta  a las provincias de Almería, Granada y Murcia, y como tal debe de ser tratado en el Parlamento de la República. En esta época escribe tres artículos en la prensa que dibujan la situación del momento: ¡Hay un hambre vieja, que se contagia en estos momentos¡.

En 1936 es un activo propagandista del Frente Popular, dando mítines y conferencias en Serón y Alcóntar. Durante la guerra Civil pasó a ocupar el cargo de secretario comarcal de la UGT y se destacó en el reclutamiento de milicianos en varios pueblos de la comarca como Serón y Alcóntar. Fue el dirigente que organizó la marcha de los obreros de Serón a Baza y Huéscar para asaltar el cuartel de la Guardia Civil.

Según informaba el alcalde y jefe de Falange, como dirigente de la UGT fue organizador y miembro del Comité Revolucionario de Serón, Agitador y propagandista destacado. Prestó servicio en el S.I.M. rojo de Almería, según se desprende de una lista de 43 personas que prestan sus servicios en dichos organismos. En 1938 fue alcalde de Serón. Fue un activo propagandista de las ideas de izquierdas, fundador de UGT, Secretario del Sindicato de los Obreros Mineros y Similares. Presidente del Frente Popular, Alcalde de Serón en los últimos meses de la guerra. Responsable de los talleres de fabricación de bombas para cañones y morteros que se instalaron en los talleres de la compañía Cabarga San Miguel, en Las Menas y en la estación del ferrocarril de Serón, por gestiones que él realizó. Según el informe que de él realiza el alcalde, persiguió fuera de esta localidad a elementos de derechas y soldados que se venían de los frentes y estaban escondidos; aunque ha molestado a varios elementos derechistas de esta localidad, su gestión más amplia la realizó fuera de esta localidad. Estaba considerado como elemento peligroso para el régimen.

Esta conceptualización proveniente del alcalde y jefe de Falange equivalía a una sentencia severísima. Al terminar la guerra estuvo escondido y, a instancia de varias personas de derechas de Serón, se entregó, ya que tenía la promesa de que no le ocurriría nada, pues no había cometido delitos de sangre. Al llegar a Purchena, las fuentes orales, nos cometan que recibió una fortísima paliza; al subir las escaleras del Juzgado fue recibido por el impacto de un fusil en la cabeza propinado por E. M., a causa del cual perdió un ojo. Estuvo en Purchena durante un tiempo y después estuvo en la prisión del Ingenio de Almería, donde se le pierde la pista y parece que murió en extrañas circunstancias.

Su hija Remedios Fernández Torreblanca nos dice que tuvo oportunidad de huir, que se lo ofrecieron varios amigos, especialmente el que fuera gobernador civil de la provincia de Granada con sede en Baza, pero que él desistió porque «no temía que le pasase nada».

Se presentó en Serón el 3 de abril de 1939, un mes después de que naciese su único y deseado hijo varón, y las autoridades de Serón se portaron bien, pues a pesar de ser de izquierda era muy querido y respetado por todos. Estuvo un tiempo detenido en Purchena, donde iba a llevarle la comida un muchacho de unos 14 años llamado Juan Torreblanca. Este traía la ropa del detenido para lavarla, rasgada y llena de sangre, producto de las fuertes palizas a que fue sometido. En las cartas que envió, comentaba que si a él lo dejaban que se defendiese no le pasaría nada y que estaba esperando su puesta en libertad. También pedía que lo matasen, que no podía resistir el dolor tan insoportable por la pérdida del ojo.

Según el testimonio de su hija, murió fusilado el día 3 de mayo de 1939. No aparece en ninguno de los sumarios, ni en ninguna documentación, por lo cual su fusilamiento se debió de realizar fuera de los cauces normales. Su mujer quedó viuda a los 28 años y con cuatro hijos que cuidar y alimentar; la suya fue una de tantas víctimas de la Guerra Civil y del terror de la posguerra. El suyo fue un hogar pobre, triste y donde se lloraba a todas horas.

Muchas personas de derechas impidieron que las cosas fuesen a más; con todo su casa fue visitada, registrada, expropiada y sus moradores amenazados, asustados y maltratados. Sus hijos llevaron como tantos otros el estigma de ser «hijo de romos». A su hijo Juan hubo quien le recordó nueve años después como había muerto su padre. Las personas entrevistadas guardan el recuerdo de «Juanico el de Anselmo» como el de un hombre inteligentísimo, muy buen orador y mejor persona, que lucho y defendió como pocos a los obreros y que tenía una rara habilidad como mecánico (Su. 30024/39).

Fuente: La memoria silenciada de Serón (Almería). República, Guerra Civil y represión franquista (1931-1945). Arráez Editores, 2012.

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