Manuel Prieto Pradas

El Rubio
Sevilla
Montero Gómez, Félix J.

Refiere Vicente Durán, en su libro La gran cacería, que «una noche salieron del Ayuntamiento» de El Rubio (Sevilla) «dos coches que transportaban a los hermanos Caro García y a cinco detenidos más», los cuales eran «cinco cenetistas que se habían destacado como activistas», y que a todos ellos, entre quienes se encontraba «Manuel del Cabo Cañón», los fusilaron en el cementerio de Marinaleda.

En El Rubio había dos hermanos, Mateo y Antonio Prieto Gómez, que estaban casados con dos hermanas, Isabel y Catalina Pradas Espada, y que tenían, cada uno de ellos, un hijo llamado Manuel, los dos solteros, dedicados al trabajo del campo y casi de la misma edad: 18 años, el hijo de Mateo e Isabel, y 19, el de Antonio y Catalina. Este último era el «Manuel el del Cabo Cañón» al que los fascistas de El Rubio asesinaron y enterraron en el cementerio de Marinaleda.

Una sobrina suya, Concepción Prieto Pradas, me dice que su abuela Catalina contaba que a su hijo Manuel lo detuvieron porque, en un melonar que su marido tenía cerca del cementerio de El Rubio y donde también trabajaba Manuel, éste le había escondido una pistola a uno del pueblo que se presentó allí un día y le entregó el arma para que se la guardara. A Manuel, después de prenderlo, lo condujeron detenido al Ayuntamiento y aquí, al llegar una mañana su madre para darle el café, un guardia municipal que había en la puerta le dijo que su hijo ya no estaba allí. Catalina Pradas se enteró después que la noche antes habían sacado del Ayuntamiento a siete hombres, de los cuales cinco eran de El Rubio y dos de Marinaleda, y que a los siete se los llevaron a este último pueblo, donde los mataron y enterraron. Uno de los de El Rubio era el marido de una mujer a la que decían «la Gallardita» y otro su propio hijo, Manuel Prieto Pradas, que iba amarrado y con unas alpargatas puestas. Me comenta su sobrina Concepción que la familia, aunque va a llevarle flores al cementerio de Marinaleda, donde su nombre está inscrito en la lápida de un nicho, nunca tuvo la certeza de que Manuel esté realmente allí enterrado.

Su muerte ni siquiera está inscrita en el Registro Civil de su pueblo. Sólo en la rectificación hecha a finales de 1936 en el padrón municipal de habitantes aparece la baja, «por defunción», del varón, natural de El Rubio, Manuel Prieto Pradas, de «17» años de edad, soltero y con domicilio en la calle Cánovas, número «20».

Manuel Prieto Pradas, conocido como Manuel el del Cabo Cañón, vivía con sus padres en la casa número 22 de la citada calle, que en 1936 llevaba el nombre del presidente de la segunda República española: Manuel Azaña; y con ellos vivían también los hermanos de Manuel: Francisco, de 17 años; Carmen, de 15; e Isabel, de 6. Otros hermanos suyos eran Ana, José y Antonio.

Cuando mataron a este muchacho, sus padres aún no habían cumplido los 50 años de edad.

Fuentes

  • Archivo Municipal de El Rubio: Legajos 19 y 30.
  • Vicente Durán Recio: La gran cacería (Diálogos de una postguerra). Écija, 1987, p. 32.
  • Testimonio de Concepción Prieto P
  • Fotografía cedida por Concepción Prieto P