Miguel García Bravo-Ferrer

Sevilla

Abogado, doctor en Derecho en 1918, posteriormente realizó la carrera de Magisterio. Miembro del Partido Liberal, liderado por Pedro Rodríguez de la Borbolla, en la coyuntura del año 1930 ingresó en el republicanismo moderado de la Alianza Republicana, para pasar posteriormente al Partido Republicano Radical y a partir de la Sanjurjada, de agosto de 1932, se adscribió al Partido Republicano Conservador.

Ingresó en el Ayuntamiento el nueve de julio de 1919 como auxiliar de Secretaría en la Delegación Regia de Enseñanza, nombrado por una Real Orden de fecha veintiocho de junio del mismo año. En el mes de enero de 1929 accede a la plaza de Jefe de Administración de tercera clase, mediante oposición, ocupando el cargo de secretario de la Junta de Primera Enseñanza. Al ser elegido Diputado en Cortes en 1931 y en posteriores elecciones, gozará de excedencia laboral en el Ayuntamiento. Tras el golpe de estado regresó al Ayuntamiento ocupando plaza en la Secretaría municipal, pero al ser amortizada ésta y suprimida la Junta de Enseñanza fue adscrito definitivamente a la Secretaría, donde obtuvo varios ascensos, hasta su incorporación en la Escala Técnica Administrativa tras la aprobación del Reglamento de Funcionarios de la Administración Local del año 1952.

Durante el ejercicio de su cargo como Diputado en Cortes alcanzó la máxima relevancia en Sevilla por su participación e influencia al presentar en el mes de octubre de 1931 una enmienda al artículo veinticinco de la Constitución relativa a los cultos religiosos externos, con lo que quedaba a salvo de las disposiciones laicistas constitucionales la celebración de la Semana Santa en Sevilla, y en los debates que se desarrollaron en la ciudad durante febrero del año siguiente. No obstante, esta actuación le trajo consigo la enemistad de ciertos sectores conservadores de la ciudad, que ejercieron una crítica feroz a su persona desde las páginas de El Correo de Andalucía, órgano del partido Acción Popular.

Al producirse la sublevación militar del mes de julio de 1936 contó con la protección de amistades afines a los golpistas, ingresando en las fuerzas cívicas para eludir las denuncias que se vertían contra él, pero a pesar de ello y a la protección que le dispensaban no pudo evitar que fuese detenido y encarcelado durante unos días; sin embargo al finalizar la guerra, durante el proceso de Depuración de Funcionarios, su expediente tramitado por el gestor Enrique Balbontín Orta fue propuesto para sobreseimiento el ocho de septiembre de 1939.

Miguel García Bravo Ferrer estaba en posesión de la Medalla del Merito Civil y de la Cruz de Alfonso X entre otras condecoraciones y distinciones, además de ser secretario del Colegio de Abogados, magistrado suplente de la Audiencia Territorial, pregonero de la Semana Santa el año 1953, Hermano Mayor de la Hermandad del Valle y Secretario del Ateneo hispalense durante los cursos 1924-1925 y 1925-1926. Falleció en Sevilla el mes de diciembre de 1972.

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