Tanto Miguel García Fernández como sus hijos Lola y Miguel García Román (mi abuelo) estaban afiliados a la CNT en 1936. Mi abuelo seguramente en el sindicato de carreteros, con sede en la calle Botica de Antequera.
En verano del 1936, Miguel García Román fue apresado (según narración oral de mi padre), ya que hay un carro de trigo (de los que carreteaban mi abuelo y sus ayudantes) que fue retirado (confiscado) por soldados “moros” al mismo tiempo que se llevaron consigo a mi abuelo. El abuelo era manco, seguramente a causa de alguna embolia. Tenía un brazo inutilizado y por eso no era él mismo quien llevaba el carro. Era un carro que acababan de bajar de la zona del “Gallumbar” en Torre Hacho (Antequera). En esos días el equipo de trabajo del abuelo estaba laborando en la construcción de la carretera Antequera-Mollina (sobre todo carreteando piedra). Esa anécdota serviría para situar en qué época del año o días correspondería la detención y posterior fusilamiento. Según he leído en escritos (algunos del historiador Miguel Ángel Melero), los “nacionales” entraron a finales de agosto del 36 en Antequera: deduzco que mi abuelo fue asesinado entre finales de agosto y principios de setiembre del 1936. En un correo electrónico del 15 de noviembre del 2010 Miguel Ángel Melero asegura que mi abuelo fue fusilado el 1 de septiembre del 1936 y que me enviaría el acta de defunción cuando la consiguiera.
Días antes de su detención habían tenido detenida a su hermana Lola (también militante del sindicato anarquista CNT), pero la habían dejado marchar fuera de la cárcel de Antequera, tras haber comprobado sus datos y sus acciones sindicalistas. Confiaron en apresarla de nuevo cuando conviniera, ya que todo el pueblo estaba bien vigilado por los soldados franquistas y era prácticamente imposible escaparse de él.
Durante esos días habían intentado localizar al abuelo, pero no habían podido porque él iba y venía a trabajar al campo (algún huerto o así). Finalmente, un día lo cogieron en casa (calle San Miguel nº 18); también intentaron a apresar a Lola, pero ésta ya se había escapado y marchado hacia Málaga (salvando así seguramente su vida); más tarde, Lola volvió a Antequera y fue interrogada sin repercusión que yo sepa;[1] también detuvieron ese día a nuestro bisabuelo, padre del abuelo, Miguel García Fernández, pero al poco tiempo lo liberaron tras comprobar que no se le podía acusar de nada. En cambio, se quedaron con el abuelo (Miguel García Román) durante unos 6 días (en la cárcel de Antequera), no permitiendo a ningún familiar que le proporcionara comida u otros enseres.
Al cabo de los 6 días lo fusilaron, junto a bastantes más personas, en el terreno de la piscina Albarizas (Antequera) construida el año anterior, 1935. Al mediodía del día siguiente a su fusilamiento, algunas personas informaron a José Balta (tío José), marido de Lola García Román, que había unos cuerpos de personas fusiladas la noche anterior en el lugar antes nombrado. José Balta fue y después comentaba que mejor que no hubiera ido porque lo visto era horrible y, además, reconoció el cadáver de su cuñado, mi abuelo.
No pudo nunca nadie acceder para recuperar ese y los otros cuerpos. Dicen que los soldados los enterraron en una fosa que está en una acequia, bajando la Verónica a mano izquierda (Antequera): carretera A-343, km 6, si no me falla mi intuición.
Más recientemente, entre 2018 y la actualidad, por diversas conversaciones he podido deducir que tal vez el cuerpo de mi abuelo fuera trasladado a la plaza de toros, que hacía como de almacén de cadáveres y posteriormente trasladado a alguna fosa común (la del cementerio seguramente). Su asesinato hizo que mi abuela, María Gutiérrez Pareja, quedara viuda, con pocos recursos, con la acuciante necesidad de tirar adelante con tres hijos: mi padre, Miguel García Gutiérrez, y sus hermanas Rosario (3 años) y María (con meses de vida). Actualmente, ya han fallecido mi padre y mi tía María. Sigue con vida mi tía Rosario con 87 años.
Vilanova i la Geltrú /Antequera; 19 de mayo del 2020
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[1] Esta vuelta la he descubierto hace unos meses gracias a la investigación de Manuel Lloret Corpas (Malloco de Mijas). Hace poco he recibido documentación donde se refiere cómo en febrero y marzo del 1937 ella hace declaraciones ante un juez instructor en Antequera.