Mi abuelo, Tomás Llanos García, nació en Guadalcanal el 11 de febrero del 1900. Hijo de Antonio y Guaditoca, tuvo tres hermanas, Concha, Amadora y Carmen. Se unió a Julia Camero Espino y tuvieron tres hijos: Amadora, Guaditoca y Antonio. Heredó de su padre el apodo «Arriscao», era de profesión agricultor y estaba afiliado a la CNT.
Cuando empezó la guerra mi bisabuelo Francisco, apodado «el Gorriche», entro en Guadalcanal con burros por la noche para llevarse a las mujeres y niños de mi familia al campo, pues los hombres de la familia, entre ellos mi abuelo, marcharon al frente. Las fotografías de mi abuelo se quitaron de las casas de su familia por miedo a represalias.
Mi abuelo estuvo luchando con la Columna Durruti. También estuvo en la Casa de Campo y en Valencia. Fue comisario político. Lo detuvieron en la frontera de Francia. Posteriormente estuvo preso en la cárcel de Sevilla. Fue condenado a muerte y, de hecho, lo sacaron tres veces para fusilarlo, pero, no sabemos por qué, se le conmutó la pena de muerte. De aquí paso al Canal de los Presos. También estuvo en La Granjuela, donde mi abuela llevó a sus hijos para que conocieran a su padre.
Mientras, su mujer y sus hijos fueron desposeídos de todas las propiedades que tenían en Guadalcanal. Comían trigo guisado, cardillos y remansas, y soportaron más de un insulto por ser hijos de un rojo. Posteriormente mi familia se trasladó a Bellavista para estar cerca de mi abuelo Tomás. Vivían en una habitación y tenían un techo de chapa.
Cuando mi abuelo salió del Canal de los Presos aún tenía que presentarse a la Guardia Civil, aunque ellos también se presentaban en el domicilio sin dejar de controlar a mi abuelo hasta mucho tiempo después. Mi abuelo hizo una buena amistad con un preso llamado Antonio Sendero Guijarro. Tomas Llanos García murió reviviendo la guerra, y pegando tiros al enemigo, a este que aún hoy día lo sigue siendo: ¡el fascismo!
¡Viva la República! ¡Justicia y reparación!