Cádiz. ACTUALIZADO. Domingo Vélez, 25 años, electricista: Patio Seis. Fila 3. Ala Este.

Jose María Arauz le prometió a su madre buscar la tumba de su tío Domingo, enterrado en Cádiz junto a más de 650 víctimas de la represión franquista. Los trabajos de exhumación comenzaron ayer

andalucesdirio.es | María Serrano | 19-1-2016
Ayer comenzaron las exhumaciones en la hilera de nichos del cementerio de San José de Cádiz. Tras la reiterada negativa a facilitar los trabajos por parte del anterior equipo de gobierno municipal, dirigido por Teófila Martínez, los familiares comprometidos con la exhumación empiezan a ver los primeros resultados. El historiador José Luis Gutiérrez relata a andalucesdiario.es que “las 16 víctimas que se busca exhumar se encuentran en hileras de nichos enterradas bajo tierra”, una estructura poco común al lado de la más habitual fosa común, que albergaría en total 640 cuerpos de víctimas de represaliados del franquismo en la ciudad de Cádiz.

“Patio Seis. Fila 3. Ala este del cementerio”. Estas coordenadas corresponden a la hilera de nichos donde se encuentra Domingo Vélez Clemente, asesinado con tan solo 25 años. Junto a él, cinco víctimas más, José Díaz Mariscal, de 38 años; Juan Antonio García Rodríguez, de 27; Cristóbal Cosano Fernández, de 23; Manuel García Pardosa, de 24; y José Díaz Díaz, 41 años. José María Arauz lleva toda una vida esperando encontrar los restos de su tío Domingo. “Hoy se abre una nueva etapa en Cádiz”, relata. Después de una década mandando al Ayuntamiento gaditano peticiones para desenterrar a Domingo Vélez en el cementerio de San José, Arauz puede decir con esperanza y alegría que la exhumación ya ha comenzado. Ha sido posible gracias a un acuerdo a tres bandas: Junta de Andalucía, Ayuntamiento y Diputación de Cádiz.

El registro civil de Cádiz documenta la muerte de estas seis víctimas en un enterramiento localizado del antiguo camposanto, que lleva ya 23 años cerrado. “Mi tío fue ese día el segundo en ser asesinado”, ya que es el “segundo cuerpo desde abajo”, tal y como certifica el documento.

UNA PETICIÓN TRAS OTRA

Desde el año 2007, José María escribía año tras año una carta a la alcaldesa Teófila Martínez con la documentación necesaria para desenterrar los restos de su tío. “Las autoridades locales no tuvieron sentimiento de pensar lo que fue para nuestras familias la represión franquista. Hoy se está demostrando que sí se puede si hay voluntad política”. En un pleno del año 2010 José María Arauz pidió públicamente este derecho pero “la frialdad” de la alcaldesa del PP le hizo incluso perder los papeles, por lo que tuvo que ser sacado por un grupo de policías. “Aquel día me prometí que nunca más entraría a ese Ayuntamiento que me había tratado con tanto desprecio”.

A pesar de tener hoy ya 80 años, Jose María ha peleado con uñas y dientes para que se haga justicia. “Mi madre Juana era como una madre para mi tío Domingo, ya que los tres hermanos eran huérfanos y tuvieron que salir adelante solos”. Domingo Vélez fue detenido el 10 de febrero de 1937 y trasladado posteriormente a la cárcel de Cádiz. “Cada día mi madre iba hasta la prisión a llevarle la comida del mediodía”. Todo marchaba bien hasta la mañana del 29 de abril de ese mismo año. “De muy malas maneras le dijeron a mi madre que mi tío no estaba allí y que se marchara”. Domingo fue fusilado aquella madrugada. Había sido acusado de haber ejercido el saqueo en la noche del 18 de julio del 36, día de la toma de la ciudad por parte de los golpistas. Electricista de profesión, el joven Vélez no se metía apenas en política. Solo era militante del sindicato de la CNT, como muchos trabajadores de aquella época.

“ENCUENTRA A TU TÍO JOSÉ MARÍA”

Arauz no olvida la promesa de su madre. “Encuentra a tu tío José María. No dejes de buscarlo”. Una década de lucha le permitirá dar con los restos de Domingo, ese que su madre nunca logró saber dónde podía estar. Entrecortado, Arauz recuerda que “mi madre Juana se marchó de este mundo sin saber dónde estaba” Aún recuerda cuando de pequeño su madre miraba los nichos, uno a uno en el Cementerio, para ver si veía su nombre o si alguien le daba una pista de dónde podía estar. La familia Vélez vivía a la espalda del cementerio de San José, entre montículos de arena por la cercanía a la conocida playa de la Victoria.

Jose María nunca ha querido revelar el nombre de los testigos que aparecen en el acta de defunción de su tío Domingo. “En Cádiz todo el mundo se conoce y nosotros conocemos a sus familiares pero nunca hemos querido destapar ese secreto para no crear más rencores”, relata con prudencia.

UNA CITA CON EL MAR

Los trabajos de exhumación han comenzado por el patio número 7. El joven Vélez se encuentra en el patio anterior. El historiador Gutiérrez relata que “si no hay sorpresas la semana próxima se podrá conocer el paradero de cada una de las víctimas”. Entre ellos, el de Domingo Vélez.

Jose María ha dormido hoy satisfecho esperando el encuentro que su madre Juana nunca pudo tener con su hermano. “Quiero esparcir las cenizas junto al faro que hay en la Victoria”, relata. “Me meteré en la playa y esparciré las cenizas de mi tío Domingo como hice con mi madre hace quince años”.

http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/domingo-velez-25-anos-electricista-patio-seis-fila-3-ala-este/

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Más cerca de la luz

Los técnicos comienzan los trabajos para exhumar los restos de los represaliados franquistas en el cementerio de San José.

diariodecádiz.es/Jesús Guerrero cádiz | Actualizado 19.01.2016 – 12:36

Mañana gélida. Sol de invierno. Ilumina el mármol de los escasos panteones que aún salpican las ruinas. La esperanza de los pocos familiares que esperan los restos a pie de obra asoma de entre las sombras.

Los restos de los represaliados por el franquismo que quedan en el camposanto de San José están más cerca de ver la luz tantos años después. Ayer empezaron las obras, la fase definitiva de una búsqueda. Sin embargo, no será la última. Son quince los elegidos porque son quince los documentados. Al pelotón se suma uno más, un caso particular de una familia vasca. Se sabe dónde deben estar. Años de trabajo de la plataforma de la memoria histórica se ven recompensados. Pero falta, aún quedan muchas preguntas sin responder, muchas piezas por encajar. Hay huesos sin nombre y nombres sin huesos.

José María Arauz Vélez llegó ayer puntual al cementerio. Es el único familiar superviviente de los quince. Eran más, pero el tiempo se los llevó. Las obras de exhumación, el rescate, comienzan en el patio 6, donde se prevé hallar el cuerpo de Clemente Vélez. Su sobrino espera en la superficie, recibiendo el sol en la cara. Lleva días contando la historia de este sindicalista ajusticiado con 25 años y de la hermana, que es su madre, de su búsqueda durante una vida que se le quedó corta y de la promesa de encontrarle para aliviar aquella pena.

Mediciones del topógrafo y desbroce del terreno. Aún no se levanta la tierra. Excavar, sí, pero en el sitio justo. De momento, maleza y mármol, y una tapia que rodea todo el recinto, enorme, casi a la orilla del mar.

Isabel Canto es miembro de la plataforma. A su abuelo se lo llevaron de Chiclana y no se supo más. Ella no es ninguna inexperta en este tipo de excavaciones, ha presenciado algunas, allá donde pueda encontrar los restos de su familiar. El cementerio de Cádiz cuenta con listados de enterramientos pero lo que se encuentren una vez que se levante la pala aún es una incertidumbre. Lo repiten los técnicos, prudencia. Buscan quince, pero pueden ser cientos. Canto quiere que se aireen las fosas, que la luz llegue a todos, que el compromiso por desenterrar la memoria no se frene. Quiere encontrar a su abuelo y no sabe donde está.

Las cifras que maneja la plataforma provienen de las sumas de la historiadora Alicia Domínguez, cuyas cuentas oscilan entre los 1.200 y los 1.500 fusilados por la represión franquista en la provincia de Cádiz. Los entresijos de San José podrían albergar a la mitad de estas almas.

Una pica de conquista clavada para delimitar la parcela, como pintar sobre el mapa una cruz en el lugar del tesoro. Un objetivo que se mantiene tapado, como taparon sus bocas, pero que si todo marcha como prevén, más pronto que tarde, les dará la luz y notarán el calor del sol.

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