Cádiz. Demetrio Mateo, el carnavalero que murió en un gulag ruso

Demetrio Mateo, el carnavalero que murió en un gulag ruso

El historiador Moisés Camacho rescata la memoria del director de coros de Cañamaque como ‘Los Pelotaris’ o ‘Las Flores’.

Tamara García

08.02.2021

diariodecadiz.es

Dicen que Demetrio Mateo Sánchez tenía una voz privilegiada. Un voz profunda, cavernosa, que puso a disposición de esa afición que tanto amaba desde jovencito, salir en Carnaval. Ganó alguna perrilla y, gracias a la popularidad que le supuso su participación como director en algunos de los coros de Cañamaque, pudo actuar por la provincia y por los salones de la ciudad, bien con la agrupación o con el proyecto hermano, la Trouppe Cádiz. Pero llegó la Guerra y de Demetrio nunca más se supo… “Huiría…”, se decía en la familia. Sin embargo, el destino del director de ‘Los pelotaris’ o ‘Las flores’ fue menos afortunado que el de su leyenda y su vida –según demuestra el historiador Moisés Camacho en una investigación publicada en el número 18 de la revista Hades– se fue apagando en las condiciones infrahumanas de un gulag ruso en septiembre de 1942.

En Karagandá, en el campo de concentración de Spassk, parece que el carnavalero se rindió ante las duras condiciones de vida en esta prisión de Kazajistán. Pero 58 años antes, muy lejos de uno de los llamados “campos del hambre”, en la recoleta calle Botica de Cádiz, venía al mundo un 3 de noviembre Demetrio Mateo Sánchez.

Trabajó la tierra –fue jornalero– para cambiarla por la mar cuando entró en nómina de la Compañía Trasatlántica, donde llegaría a ser fogonero. El mar, la mar, fue precisamente la que lo conduciría a su triste final…

Desde joven supo calibrar su trabajo en los vapores de la Trasatlántica con su afición carnavalera, saliendo, siempre que podía, en distintas agrupaciones. La primera vez que lució su bajo prodigioso fue en el coro ‘Los Bohemios’ de 1906, basado en la obra La Boheme, que alcanzó primer premio del concurso. Tenía 21 años y los pasó actuando con ‘Los bohemios del siglo XX’, el nombre que le pusieron a la agrupación en sus actuaciones fuera de fecha carnavalera.

Con actuaciones por la provincia, entre ellas la del Teatro Eslava de Jerez, también se vio cuajado el año 1908 con el coro ‘Los ideales’. Pero fue en 1927 cuando Demetrio Mateo alcanzó la fama asumiendo la dirección de uno de los coros más respetados de la ciudad, el de Manuel López Cañamaque.

‘Los Pelotaris’ (1927), ‘Las Flores’ (1928) –”dicen que son las flores muy presunciosas y podemos jurarles queno hay tal cosa…”, que versionara Pepe Marchena– o ‘Los filósofos goyescos’ (1929) son algunos de los coros que contaron con Demetrio en la cuerda de bajos, al igual que el conjunto Trouppe Cádiz, que dirigía y que tenía en sus filas a Manuel Beardo y Antonio Blanco como tenores, Antonio Martínez y Manuel Hernández como barítonos, Cañamaque con la bandurria, la guitarra de Joaquín Palomino y a la cítara Salvador Melero.

Recitales carnavaleros y extracarnavaleros –con la Trouppe propopían dúos, jotas, parodias humorísticas y canciones seleccionadas– fueron cosiendo su vida con un paréntesis entre 1933 y 1935 por, según baraja Moisés Camacho, su despido de la Trasatlántica cuando el Estado le retiró el contrato a la compañía.

Sin embargo, regresó Demetrio al Carnaval en 1935, un año antes del alzamiento militar, con una agrupación formada por antiguos coristas y con letra de Cañamaque cuyo nombre es todo un augurio de su destino y de el del propio Carnaval: ‘Los viejos demócratas o el Carnaval muere’.

“Huiría en la Guerra…” Su pareja, Manuela Focsa, le perdió la pista en el estallido del Golpe pero en la familia siempre quedó abierto el interrogante que viaja hasta alcanzar al investigador cuya suegra es familiar de Manuela y Demetrio que, como recuerda el historiador, son los tíos de la fallecida bailaora Conchita Aranda, de Los Gitanillos de Cádiz.

Así, Camacho encontró en un estudio realizado por la historiadora Luiza Lordache Carstea el nombre de Demetrio como uno de los españoles (el triste honor del primer gaditano, que se sepa) que pasaron por gulags soviéticos.

Así, según esta investigación, a finales de marzo de 1939 varios barcos con bandera tricolor, y con 150 personas a bordo, se encontraban fondeados en Odessa esperando una carga –ayuda para el legítimo ejército republicano– que no iba a llegar… Y en uno de esos barcos estaba Demetrio trabajando como fogonero.

Al parecer, los soviéticos confiscaron los barcos y se les dio asilo a los marinos pero hubo acusaciones de antisoviéticos, “a algunos los consideraron espías” y con la invasión alemana de la URSS se frenaron las deportaciones “y algunos de esos hombres acabaron en los gulags en unas condiciones lamentables, incluso he leído que los cuerpos de las personas que morían se utilizaban para calentar las salas que alcanzaban los -50 grados”, precisa a este periódico Camacho que comenzó la investigación junto a su hermano, el estudioso del Carnaval Kiko Camacho.

Así, lo que han conseguido averiguar en sus pesquisas, que siguen “abiertas” y “a la espera de viajar a Salamanca” para la consulta del archivo, es que el 26 de junio de 1941 Demetrio Mateo fue internado en el campo de concentración de Norilsk, cerca del círculo polar ártico, donde los reclusos eran “obligados a trabajar más de 12 horas diarias, con comida insuficiente y unas condiciones deplorables”.

No fueron pocas las muertes que se produjeron en el campo situado en el norte de Siberia antes de que los internos fueran trasladados a Karagandá, en Kazajistán, al campo de concentración de Spassk donde en septiembre de 1942 el director de los coros de Cañamaque encontrara la muerte.

“Al menos la familia ya sabe qué pasó con él y ahora estamos intentando averiguar todo lo que podamos de la vida de Demetrio allí”, se empeña Camacho.

https://www.diariodecadiz.es/diario_del_carnaval/Demetrio-Mateo-carnaval-gulag-ruso_0_1545146573.html