Ciudad Real recupera las huellas de su memoria democrática.

Carmen Vela, de Piedrabuena, destapa los recuerdos que tiene de su padre Gregorio, asesinado en el cementerio de Ciudad Real en 1940 / Elena Rosa

29 Noviembre 2020 /Noemí Velasco Ciudad Real

Los brazos ejecutores de la represión franquista convirtieron las tapias encaladas de los cementerios manchegos en lugares del horror. Después de años de silencio y olvido, Mapas de Memoria saca a la luz el pasado de las 3.457 personas asesinadas y enterradas en 53 fosas comunes repartidas por toda la provincia durante la posguerra. Primero fue saber los nombres, luego localizar las fosas y ahora señalizarlas, aunque queda mucho recorrido para entender “la verdadera historia de España”. La Diputación provincial es clave en el desarrollo de este proyecto fraguado en el seno de la Uned, que es “pionero” y que ha convertido a la provincia en una referencia para todo el país

Cuarenta años después de que la Constitución Española de 1978 garantizara la libertad ideológica, religiosa y de culto, y reconociera los derechos de reunión, asociación y participación política, Ciudad Real hace justicia con todos los que lucharon y murieron por defender valores democráticos. José Manuel Caballero, el presidente de la Diputación provincial, reconoce que “hemos tardado demasiado tiempo en que las instituciones de este país reconozcan a los hombres y mujeres que hace 80 años pagaron con su vida su compromiso con la libertad”. Mapas de Memoria deja entrar el aire hoy en cajones apolillados, olvidados y silenciados para contribuir a la recuperación de la memoria democrática, para reconstruir las huellas borradas por la represión. Con los mismos objetivos, el Consejo de Ministros aprobó el pasado mes de septiembre un anteproyecto de ley que pretende hacer efectivos los derechos a la verdad, justicia y reparación de las víctimas del Franquismo y de toda la sociedad.

Fraguado en el seno de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) hace más de diez años, Mapas de Memoria es una iniciativa del Centro Internacional de Estudios de Memoria y Derechos Humanos (Ciemedh) y de la Diputación provincial de Ciudad Real, que lo financia y está muy comprometida en sus objetivos. El director, Jorge Moreno, destaca que “es un proyecto científico, de investigación, creación e intervención social que busca generar conocimientos sobre el pasado reciente”, y que en último término pretende contribuir a “dignificar” a las personas represaliadas por el Franquismo. Un total de 3.457 personas fueron asesinadas en Ciudad Real durante la posguerra española, ellas y sus familias son las principales receptoras de las investigaciones llevadas a cabo para localizar sus restos mortales y conocer su historia.

El primer paso de este proyecto y el más importante, fue saber el número de víctimas, “saber los nombres, los apellidos, de dónde procedían, qué edad tenían, en qué trabajaban y si militaron en algún partido político o sindicato”, comenta Moreno. El segundo paso fue localizar las 53 fosas que hay repartidas por toda la provincia, desde la capital a Alcázar de San Juan, desde Valdepeñas a Fontanosas. Asociar los nombres a las fosas ha llevado años de investigación y es lo que garantizará la señalización. La Diputación provincial ha prometido que señalará todos los enterramientos de la provincia, y hace apenas dos semanas colocó la primera huella en Piedrabuena, donde yacen 48 represaliados distribuidos en tres fosas comunes.

Esta señalización de las fosas no es baladí, según destaca el director del proyecto, pues “instaurar el lugar donde yacen los cuerpos supone que las familias puedan honrar a sus muertos y llevar flores” después de años de exclusión. Todo no queda ahí, los objetivos son aún más ambiciosos, ya que, en palabras de Jorge Moreno, “supone para la sociedad la oportunidad de pensar en los proyectos de transformación social que se iniciaron en los años 30” y que fueron amputados. Dispuestos a visibilizar todo un daño que ha permanecido oculto, Mapas de Memoria invoca los nombres de estos hombres y mujeres, que pueden ser una “referencia para la juventud de hoy y para las generaciones venideras”. La perspectiva es fomentar una “cultura de paz” y “hacer justicia ante cualquier vulneración de los derechos humanos y las libertades democráticas”.

Ciudad Real sirve de “laboratorio”

En apenas unos años, Ciudad Real ha pasado de ser una de las provincias que sufrieron una represión más fuerte y que, sin embargo, carecían de un estudio en profundidad, a contar con una investigación “pionera”. Según diferentes fuentes, Ciudad Real es la provincia que contabiliza un mayor número de fusilados, el 6% de los 50.000 que se calculan en toda España, cuando en la posguerra solo representaba el 2,4% de la población del país. Entre los frutos de estas investigaciones está el libro ‘Todas las fosas de la posguerra en Ciudad Real’ (2020), en el que aparece la descripción de todas las fosas, con el nombre de las personas asesinadas, fecha del fallecimiento, edad, procedencia y profesión; y que en palabras del antropólogo forense, asesor de la Secretaría de Estado, Francisco Etxeberría, “debería replicarse en toda España”. Sin duda, destaca Jorge Moreno, “Ciudad Real ha sido un laboratorio donde profundizar sobre la memoria, el trauma y la violencia”, como demuestra el libro ‘Para hacerte saber mil cosas nuevas’ (2018), también publicado dentro del proyecto, que incluye las biografías de algunos represaliados.

Bajo el paraguas de Mapas de Memoria además ya han visto la luz dos tesis doctorales, la del propio Jorge Moreno, ‘El duelo revelado: la vida social de las fotografías familiares de las víctimas del Franquismo’, que fue Premio Nacional de Edición Universitaria a la Mejor Monografía de Artes y Humanidades (2019), y la de Alfonso Villalta, coordinador del proyecto, con el nombre ‘Entre líneas, los juicios sumarísimos de la posguerra’ (2020). No hay que olvidar que Mapas de Memoria además tiene lugar en Ciudad Real porque “el 70 por ciento del equipo”, conformado por antropólogos, historiadores, profesores, maestros, investigadores y voluntarios, procede de la provincia, de Puertollano, Abenójar, Membrilla o Valdepeñas.

Las características de la investigación

De archivos militares a provinciales, documentos de juicios sumarísimos e interrogatorios en las cárceles, información de registros civiles y libros de cementerio. Con una metodología cuantitativa y cualitativa, Mapas de Memoria ha supuesto una compleja y laboriosa inmersión en documentos que posteriormente han contrastado con los testimonios de las familias, vecinos y hasta enterradores. Una de las principales dificultades, según apunta Moreno, estuvo relacionada en un principio con el acceso a la información. Hasta 2007 no fue posible el acceso continuado a los juicios sumarísimos donde están los datos de los asesinados en Ciudad Real.

El otro gran problema fue el tratamiento de la información, ya que, según destaca, “hay que tener en cuenta que las declaraciones se produjeron bajo tortura, las personas interrogadas estaban sufriendo todo tipo de vejaciones y eran procesos arbitrarios”. La mayoría tenían entre 20 y 50 años: 1.208 personas con edades comprendidas entre los 30 y los 39 fueron condenadas a muerte. El anteproyecto de Ley de Memoria Democrática contempla declarar “nulos de pleno derecho” los juicios sumarios del Franquismo. En muchos casos los investigadores también han tenido que interpretar las muertes, porque el régimen “jugaba al despiste y pocas veces hablaba de asesinatos”. En demasiadas ocasiones aparecían eufemismos, tipo “hemorragia traumática”, como causa de las defunciones.

Como territorio que aguantó bajo el Gobierno republicano hasta casi el final de la guerra, la represión en Ciudad Real tuvo unas características particulares. Nada tienen que ver los asesinatos en zonas de Badajoz, producidos en medio de la contienda según el ejército franquista conquistaba pueblos y donde en numerosas ocasiones ni siquiera hay registro, con los de Ciudad Real, donde ya hay un procedimiento judicial institucionalizado. Jorge Moreno explica que en esta provincia “la mayoría de los asesinatos fueron a través de juicios sumarísimos de urgencia, una especie de farsas judiciales para mandar al paredón a los condenados”. A finales de marzo de 1939 las tropas sublevadas entraron en la provincia y en las principales ciudades se instauró la maquinaria represiva: en Ciudad Real hay enterradas en fosas 1.219 víctimas, 428 en Alcázar de San Juan y 412 en Valdepeñas, aunque hay asesinatos por toda la provincia. La mayoría de las muertes se produjeron en 1939 y 1940, pero se prolongaron hasta 1950.

Los brazos ejecutores del Franquismo convirtieron las tapias encaladas de los cementerios en lugares del horror donde tuvieron lugar la mayoría de los asesinatos. El abogado Arturo Gómez-Lobo –fundador de Izquierda Republicana y figura clave en el Frente Popular-, el doctor Francisco Colás, el anarquista José Tirado Berenguer –máximo responsable de CNT-, Pelayo Tortajada –organizador de las Misiones Pedagógicas y miembro del PCE, los alcaldes Antonio Vargas Giménez y Calixto Pintor, y cientos de jornaleros, mineros y ferroviarios forman parte de la extensa lista de hombres y mujeres que fueron asesinados y que acabaron en fosas comunes. A unos los enterraron en los antiguos cementerios civiles -en el “limbo” donde acababan los que no querían confesarse-, a otros en el exterior de las murallas, y otros tuvieron enterramientos individuales -reagrupados en osarios debido a que los cementerios sufren sucesivas transformaciones a lo largo de la vida-.

Unas familias con ganas de contar

El rigor científico ha articulado las investigaciones de Mapas de la Memoria, sin embargo, las emociones y los sentimientos de las familias de los “apartados del mundo”, a las que han acompañado en su eterno duelo, lo recorren a cada palmo. Desde el inicio, Moreno cuenta que encontraron “familias que estaban deseando contar lo que les pasó, porque habían vivido de puertas para dentro un daño no compartido”, cuando según añade, “cualquier duelo tiene que ser público”. Que “gente de la universidad” fuera a sus casas para ellos fue muy reconfortante y ha creado con los investigadores unos vínculos “muy fuertes”. En la actualidad más del 40 por ciento de las fosas de Ciudad Real están sin intervenir, solo un 12 por ciento de los restos han tenido una exhumación parcial o completa y en un 23 por ciento ha habido intervención familiar o municipal, que dieron lugar a la creación de memoriales en los años 80.

Las investigaciones les han llevado pueblo por pueblo, a Madrid, Barcelona e incluso a Francia. “Son tantas anécdotas”, dice Moreno, que recuerda a una de las primeras personas a las que entrevistaron, Fidela Vera Cardos, que falleció hace unos meses, una mujer “con una entereza muy fuerte”, a la que mataron a su padre y a sus 4 tíos. Todavía hoy los actos públicos que realizan sirven para localizar familias. Así, días después del acto de Piedrabuena, Mapas de Memoria recibió una carta de la familia de Eladio Mora Bastante, asesinado en la tapia del cementerio de Piedrabuena: “Toda la familia, especialmente sus hijos, estamos muy agradecidos por el homenaje realizado en el cementerio de Piedrabuena. Valoramos el trabajo del equipo Mapas de Memoria, que se hizo visible cuando Jorge Moreno nombró por su nombre y apellidos a cada uno de los homenajeados. Oír el nombre de mi abuelo me emocionó. Gracias y mil gracias”.

Un proyecto con presente y futuro

Aparte de la señalización de todas las fosas de la provincia, Mapas de Memoria y la Diputación de Ciudad Real tienen muchos proyectos encima de la mesa. La exhumación de los restos es el sueño incumplido en cuarenta años de democracia y en estos momentos el equipo trabaja con la Universidad Complutense de Madrid, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y otras instituciones para la apertura de fosas en Manzanares y en otros pueblos. Existe una puerta abierta para la recuperación de los restos mortales de los represaliados.

Además, la antropóloga María García Alonso está centrada en las mujeres víctimas de la represión franquista en Ciudad Real, otros investigadores preparan una novela gráfica, y por otra parte están en marcha las biografías de represaliados que destacaron en ámbitos como la poesía o la educación. Al menos 65 mujeres fueron asesinadas durante la posguerra y enterradas en fosas comunes de Ciudad Real. Entre ellas está la maestra Elena Tortajada, sometida a ejecución pública por garrote vil. Su delito fue representar todo lo que el nuevo régimen repudiaba: “la independencia de la mujer, su interés por la política y el mundo que la rodeaba, y su lucha por un mundo en el que la educación de los más jóvenes fuera determinante para el futuro”.

A este respecto, relacionado con el interés personal de José Manuel Caballero y de la Diputación provincial en su conjunto en hacer partícipes a los más jóvenes de la memoria colectiva, Jorge Moreno adelanta que trabajan en la elaboración de una unidad didáctica para Educación Secundaria y Bachillerato sobre la represión en la posguerra. “Estamos interesados en muchas cosas, también en traer el año que viene a Ciudad Real el proyecto alemán Stolpersteine, que contempla la colocación de adoquines de memoria con los nombres de personas que murieron en los campos de concentración nazis”, apunta Jorge Moreno.

Las investigaciones de Mapas de Memoria son accesibles y están al alcance de todos, como ocurre con la exposición virtual ‘Las pequeñas cosas’, que incluye muchos de esos recuerdos que guardaron las familias, “que suelen parecer insignificantes, pero que cobran importancia en relación con la ausencia, fueron los recuerdos que tuvieron que arrugarse para poder sobrevivir”. Tras pasar por Palma de Mallorca y A Coruña, el próximo año llegará a uno de los museos de la capital, avanza Moreno. En definitiva, según concluye el director de Mapas de Memoria, esas fotografías, esos elementos, “nos han hecho aprender a entender la verdadera historia de España”.