Córdoba. ACTUALIZADO. Un documental para llorar en paz

Un documental para llorar en paz.

En la oscuridad de la proyección, se escuchaban suspiros, murmullos indignados y algún llanto, pero dominó el silencio. Cuando acabó, el Gran Teatro estalló durante varios minutos en un aplauso unánime. Pero no era un aplauso cualquiera. El público estaba formado, en su mayor parte, por víctimas y familiares de represaliados en la provincia de Córdoba por el franquismo durante la Guerra Civil y la Posguerra. También estaba el exjuez Baltasar Garzón, que no dudó en ponerse en pie, y el historiador que inspiró la obra y cuyo totémico trabajo ha servido para documentar de manera milimétrica lo que pasó en la provincia entre 1936 y los años 50, Francisco Moreno Gómez.

En un acto casi más terapéutico para las familias, que lloraron juntas y que aunque fuera por los 70 minutos que dura la obra dejaron de estar solas, el documental ‘Dejadme llorar. El genocidio olvidado’ pone rostro y voz a la obra de Moreno Gómez, que leída en un ensayo a veces puede ser más impersonal que una historia contada por sus protagonistas en una gran pantalla. El testimonio del propio Moreno Gómez, conduciendo su coche camino de Villanueva de Córdoba como tantas veces hizo en los ochenta cuando acudía a los registros civiles de Los Pedroches, se hace mucho más impresionante de esta manera. Con su reconocible tono de voz, Moreno Gómez detalla matanzas de 150 personas en una noche en un pueblo. “Tardaban horas en matar a tanta gente. Es que matar a alguien es difícil”, explicaba.

El documental, además de una obra testimonio, quiere servir. Su autor, Jordi Gordon, detalló que el objetivo es que “abramos los ojos” y que se cree una comisión parlamentaria para resolver de una vez por todas el problema de las víctimas del franquismo en España. “¿Qué sociedad somos que todavía no hemos podido dar justicia a nuestras propias víctimas?”, se preguntaba en voz alta el cineasta antes de la proyección.

‘SON CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD’

En el filme, la jueza argentina María Servini, que trata de abrir una causa para que se puedan investigar los crímenes del franquismo, era tajante: “Son crímenes de lesa humanidad porque ha intervenido el Estado”, afirmaba. El propio juez Garzón, presente durante la proyección y que se dirigió al público a su conclusión, insistía en que se trataba de un problema de Estado.

Pero el documental iba más allá. Hijos, ya muy mayores, de víctimas de los fusilamientos masivos de Córdoba se dirigían a cámara, con lágrimas en los ojos, para explicar que a estas alturas de su vida ya tan cerca del ocaso que lo único que podía hacerles felices era recuperar los restos de sus seres queridos, abrazarlos y enterrarlos. “Es impresionante ver como algo tan simple como abrazar una caja llena de huesos puede estremecer”, explica, en el filme, un antropólogo.

Presentes en la proyección, y también aplaudiendo a su final, estaban la alcaldesa, Isabel Ambrosio, la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, y el presidente de la Diputación, Antonio Ruiz. Esa petición de los familiares era quizás un guiño a sus administraciones, para buscar o hacer algo con las dos fosas comunes que hay en los dos cementerios de Córdoba, la Salud y San Rafael, donde reposan los huesos de al menos 4.000 cordobeses que fueron fusilados en aquellos años de horror. Muchos familiares solo podrán llorar en paz entonces.

“No quieren revanchas, no quieren remover el pasado”, insiste el antropólogo, que participó de manera activa en la exhumación de las fosas comunes del cementerio de Aguilar de la Frontera. Solo quieren abrazar esa caja, en la que saben, después de una prueba de ADN, que dentro están los restos de esos familiares de los que apenas pudieron hablar durante años de represión.

 

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“Dejadme llorar”, el grito silenciado de las víctimas del franquismo.

El documental rinde homenaje a las familias de los represaliados

ElMundo.es/TOÑI CARAVACA /Córdoba /Actualizado 29/09/201512:22

«Dejadme llorar a mares, largamente y como los sauces. Largamente y sin consuelo. Podéis doleros… Pero dejadme». Silencio en el Gran Teatro de Córdoba. Se escucha el inicio de un poema en una voz, en esta ocasión desgarradora pero conocida, la de Miguel Poveda.

El artista flamenco interpreta el poema de Rafael Alberti que da título al documental que lleva el mismo nombre ‘Dejadme llorar’, una cinta que pretende recordar los crímenes del franquismo y homenajear a sus víctimas, los que murieron y los que aún hoy viven esperando pasar un luto que dura ya casi 80 años.

Un documental para llorar en paz.El documental es obra del periodista Jordi Gordon, quien ha trabajado en colaboración con la Plataforma por la Comisión de la Verdad en Córdoba. En él, los protagonistas desvelan la otra cara del genocidio franquista, el sufrimiento, la marginación, la represión y el terror con los que tuvieron que vivir a lo largo de 40 años los hijos de familias de los asesinados, desaparecidos y perseguidos.

Hoy, aquellos niños son ya personas mayores que siguen intentado pasar un duelo que muchos, dicen, pretenden que olviden. Aseguran que no lo harán. Lo dijeron con su presencia la tarde de este lunes en el Gran Teatro, escenario de la presentación oficial del documental, en el que han participado diversas instituciones, entre ellas, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Córdoba y la Diputación provincial.

Silencio de obligado cumplimiento

Las víctimas del franquismo son los protagonistas del documental, en el que desvelan cómo entonces “no se podía llorar ni manifestar el dolor o la pena” y como “nadie podía saber lo que había pasado”. Muchos de las víctimas no saben hoy leer o escribir: sus madres dejaron de llevarlas a la escuela porque “a su padre lo mataron por saber demasiado”.

‘Dejadme llorar’ habla del miedo que sufrieron los niños de entonces, de su lucha por la supervivencia en una dictadura en la que vivían amenazadoUn documental para llorar en paz.s, obligados a guardar silencio. Toda una vida privados de sus derechos, incluido el derecho a la memoria y a llorar y enterrar a sus seres queridos. Hoy, estos ancianos, reivindican el derecho al duelo por sus familiares asesinados, que en la mayoría de los casos siguen desaparecidos o enterrados en fosas comunes. Y lo hacen con el respaldo de la ONU, organización que ha reclamado sin éxito alguno al Estado español que restaure el dolor.

Antonio Deza, impulsor del documental y víctima del franquismo, sostiene que con este proyecto se le va a dar “esperanza” a mucha gente que ya se encuentra en la última fase de su vida. Lo único que las víctimas piden es “conseguir que se haga algo tan elemental, tan normal y tan lógico como es cumplir con los derechos humanos según el mandato de Naciones Unidas. Con eso nos conformamo”.

No le quita razón un experto en la materia, el ex juez Baltasar Garzón. Ha participado en el documental, en el que asegura que “los crímenes franquistas es algo que hoy está vivo” y lo estará mientras “quienes tienen la obligación de evitar que esto sea así” no hagan algo. De momento, apunta éste, no lo están haciendo. Por ello, Garzón mantiene que tendrá que ser la sociedad civil, “todos aquellos que creemos en que la memoria no solo es pasado y presente sino futuro, los que pongamos de manifiesto esta necesidad y esta falta”.

Noelia CamacUn documental para llorar en paz.ho, periodista y nieta de represaliado, ha manifestado en la presentación del documental, que solo cuando el Estado cumpla la resolución de la ONU las víctimas “podrán llorar en paz”. Para su madre, desveló Camacho, sería un “tesoro” poder llevar flores a la tumba de su padre, del que no tiene nada.

Jordi Gordon, director del documental, asegura que con el documental ha pretendido “indagar en los sentimientos de las personas que no han podido cerrar el luto, llorar a sus muertos” y se pregunta “qué sociedad somos que no hemos podido hacer justicia”. En ese sentido, el periodista apunta que la segunda parte del título del documental ‘El genocidio olvidado’ trata de invitar a una reflexión sobre cómo es posible que una sociedad pueda olvidar “algo tan atroz y tan terrible”, a las víctimas de la represión franquista.

http://www.elmundo.es/andalucia/2015/09/29/560a6620ca47418e238b456f.html

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Cuando rememorar el horror sana el alma

► Setecientos familiares de víctimas del franquismo acuden al estreno del documental ‘Dejadme llorar. El genocidio olvidado’ sobre los crímenes cometidos en Córdoba.

► El documental, que recoge en primera persona los testimonios de las víctimas del franquismo, persigue dar voz a quienes se les amputó su familia y su memoria.

► Testimonios, imágenes de la época y la narración de los hechos que en 35 años de investigación ha rescatado el historiador Francisco Moreno, ponen rostro y alma a un genocidio que acabó con cerca de 12.000 personas en Córdoba y provincia.

eldiario.es | Carmen Reina | 28-9-2015

El Gran Teatro de Córdoba estaba a rebosar. No para una obra de teatro, tampoco para un concierto. Estaba lleno de familiares y víctimas de los crímenes franquistas que acudían al estreno de un documental sobre su historia, con la emoción a flor de piel, llamados para ser escuchados, para que se conozca de su boca sus vidas truncadas y, sobre todo, para no dejarles nunca más en el anonimato.

‘ Dejadme llorar. El genocidio olvidado’ es el documental con el que se ha querido denunciar “el silencio y el terror que impuso el régimen franquista a los hijos y familiares de los desaparecidos y asesinados, que se ha prolongado hasta hoy”. Un documental para contar la historia silenciada y olvidada de los crímenes que el franquismo cometió en la capital y en la provincia de Córdoba. Crímenes ocurridos sobre todo en 1936, bajo el llamado periodo de terror de  Don Bruno, el teniente coronel Bruno Ibáñez, enviado “con carta blanca” por el general Queipo de Llano a Córdoba.

Ochenta años después, “todavía las víctimas no han visto reconocidos sus derechos, no han podido llorar a sus seres queridos, ni recuperar los restos de familiares desaparecidos o que están en fosas comunes. Aún no han podido cerrar el círculo del duelo”, explica el director del documental, Jordi Gordon. Y a eso, a hacer el duelo, a contar lo que pasó, a levantar la voz por quienes ya no la tienen, es a lo que se ha dedicado este trabajo que, aun rememorando el horror, sirve de cura para quienes ahora han sido escuchados.

Emoción, aplausos, vellos de punta y más de una lágrima escondida en la oscuridad de la proyección. Presentes las fotografías y recuerdos de quienes les fueron arrebatados, de padres, hermanos, abuelos, hombres y mujeres que dejaron huérfanas a sus familias y por los que éstas nunca pudieron llorar.

“Yo aún siento miedo”. “En casa siempre se dijo que mi padre había muerto, nunca que lo hubieran matado. No se podía decir. Ahora, ya sí lo digo”, recuerdan la veintena de personas que, ya cumplida su octava década de vida, rememoran ahora en el documental lo vivido para ser escuchados y para tumbar al silencio impuesto durante todo este tiempo.

“Ríos de sangre bajaban por la calle abajo”. Es la imagen del terror, del “exterminio” que cuenta el documental con ejemplos como la matanza de hombres en pueblos como Baena, donde se necesitaron hasta ocho camiones para trasladar a las víctimas que fueron asesinadas en la plaza. O las 900 víctimas que se han documentado sólo en Puente Genil. O las más de 4.000 que están enterradas en fosas comunes en Córdoba capital. Una suma de muertes silenciadas porque lo ocurrido sobrepasa y desborda la mente de quien desconoce que todo eso pasó sólo en Córdoba y su provincia, donde la investigación hecha señala que “se emplearon todos los métodos posibles de la desaparición” de personas.

“¿Qué clase de sociedad somos para olvidar algo tan atroz?”

“No han podido llorar” dice el director del documental. “No se podía llorar a los muertos, no se podía hablar de ello, el miedo lo invadía todo. Durante los cuarenta años del franquismo estas familias estuvieron siempre marcadas y ahora, otros cuarenta años de democracia después, aún no se les ha reconocido como víctimas de las atrocidades más horribles”, denuncia sobre esa “realidad silenciada” quien rescata ahora los testimonios de represaliados y familiares de víctimas del franquismo para que puedan “llorar” su luto.

“¿Qué clase de sociedad somos para olvidar algo tan atroz y tan horrible?”, se pregunta. A su trabajo de altavoz le han prestado ayuda, además del historiador Moreno, el juez Baltasar Garzón –presente en el estreno- y la jueza María Servini que investiga desde Argentina los crímenes del franquismo. “No estamos completos democráticamente si no somos capaces de ver lo que tenemos delante”, reflexiona Garzón, quien recuerda que la ONU se ha pronunciado hasta en cinco ocasiones para señalar la falta de reparación y justicia de España con las víctimas del franquismo.

Contra ese inmovilismo del Estado, la respuesta de la sociedad civil en este documental. Y la respuesta de quienes, con este granito de arena, sienten por un día que se les da el lugar que merecen. “Lo que siento es esperanza”. Lo dice Antonio, lo repite Remedios. Son dos de las víctimas que se han dado cita en este estreno y que ven en el documental una luz para iluminarlos “en nuestra última fase de la vida”. “Ahora vemos que se puede, con la ayuda de la gente”, explica sobre sus sentimientos de que algo puede cambiar si se da a conocer la historia real que vivió una parte de la población y que había quedado silenciada, pero no para siempre.

http://www.eldiario.es/andalucia/cordoba/rememorar-horror-sana-alma_0_435707458.html