Córdoba. Réquiem por un guerrillero andaluz

En plena Sierra Morena, la ‘partida del Bigotes’ resistió a la Guardia Civil hasta mediados del verano del 47. Sus legendarias rutas de combate son hoy un Lugar de la Memoria, señalizado por la Junta

Andaluces.es | MARÍA SERRANO | 23-8-2015

En una de las escarpadas soledades del corazón de Sierra Morena conocida como barranco de la Huesa, se desencadenaba en la madrugada del 11 de junio de 1947 la caída de la partida del guerrillero Julián Caballero Vacas. Su historia se convirtió en una de las leyendas de la posguerra sobre los maquis que mantuvieron la resistencia armada contra la dictadura y hoy es uno de los Lugares de Memoria señalizados por la Junta de Andalucía.

Julián, conocido como “el Bigotes”, lideraba la partida de estos hombres escondidos en la sierra. Su carrera política había estado marcada por su militancia en el Partido Comunista y por su triunfo como alcalde en las elecciones durante el Frente Popular en el pueblo de Villaviciosa.

Los miembros de su partida, creada tras el final de la guerra, podían llegar de forma ocasional a una docena, encontrándose entre los habituales el practicante Librado Pérez, la maestra y expresidenta de las Mujeres Antifascistas durante la Guerra Civil, María José López Garrido, un guerrillero de la lucha clandestina de Córdoba capital, Melchor Ranchal, y el tabernero Ángel Moreno.

La banda del Bigotes llevaba una vida “difícilmente soportable” en la sierra con inviernos helados de frío insoportable y veranos de temperaturas infernales. Sin embargo, la importante densidad de la población en el nordeste de la provincia de Córdoba, unida a la abundante ganadería les permitió durante años crear una tupida red de contactos y complicidades para el aprovisionamiento que les ayudaban a contrarrestar las batidas frecuentes de la Guardia Civil peinando la sierra.

LAS NORMAS SON LAS NORMAS

Como toda buena banda, tenía sus normas. Y entre sus principios estaban prohibidos los actos de venganza entre compañeros y la adquisición individual de víveres como mantas, zapatos o armas, si no eran compartidas. El espíritu colectivista de la partida del Bigotes, no reinaba en otros grupos, un hecho que los llevó siempre a respetar la vida de todos los trabajadores de cortijos y caseríos donde la banda lograba coger comida a través de sus ocupaciones.

A principios del 46, la intensa labor de la banda de Julián Caballero les permitió ocupar importantes puestos de responsabilidad en el denominado Estado Mayor de la Tercera Agrupación Guerrillera de Sierra Morena. Uno de sus escondites estratégicos se encontraba en el barranco de la Huesa. La Cueva del Fato se ubicaba en el límite de dos fincas y en medio de laderas empinadas de matorral desde donde se podía ver a larga distancia el horizonte, anticipándose al peligro. El apoyo de una de las familias de la zona, Cobos Reina, resultaba fundamental para su supervivencia.

LA TRAICIÓN

Las continuas batidas y detenciones de otros guerrilleros provocaron que el maqui conocido como el Corchete delatara la ubicación del Bigotes y su grupo, como sede de la base guerrillera.

El capitán franquista Tamayo se lanzaría a su búsqueda creando un cerco con medio centenar de soldados cerca de la cueva del barranco, muy cerca del río Guadiato. Los miembros del Estado Mayor de la Guerrilla se vieron sorprendidos por los efectivos, durmiendo aquella noche en un arroyo gracias al apoyo de los Cobo Reina, que les señalaron el refugio nocturno.

Los testimonios orales apuntan que “fueron cayendo uno tras otro, descendiendo río abajo”. Julián Caballero, líder de la partida, y María Josefa López Garrido se quitaron la vida antes de ser abatidos por las tropas. Tras la muerte de los cinco, sus cadáveres fueron llevados a Villaviciosa. Nadie recuerda que hubiera burlas en medio de aquella tragedia; un espeso silencio contempló el desfile de sus cuerpos. Solo un grupo reducidos de falangistas se mofaron del triunfo de los suyos.

UN SENDERO DE LA MEMORIA

La Dirección General de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía ha señalado recientemente la ruta maqui del barranco de la Huesa como Lugar de la Memoria de la provincia de Córdoba, marcando un sendero con tres itinerarios: uno de Córdoba a Villaviciosa, que arranca en Santa María de Trassierra y termina en el Puente del Boquerones sobre el río Guadiato; otro que va del Llano del Olivarejo al barranco de la Huesa, donde fue cercado y aniquilado el grupo guerrillero; y un tercero de Santa María de Trassierra a Puerto Atarfi, eje por el que transitaba la guerrilla.