Cordobeses en el holocausto, por Luis Naranjo.

Cordobeses en el holocausto

Cordoba.Luis Naranjo/ 26/01/2016
 
No murieron solo judíos. El exterminio a escala industrial perpetrado en los campos nazis alcanzó también a cientos de miles de personas de otras razas consideradas inferiores, como eslavos y gitanos, así como a colectivos perseguidos por sus posiciones democráticas y antifascistas. Entre estos últimos, muchos exiliados republicanos que, tras la caída de Cataluña en manos franquistas, en febrero de 1939, en número aproximado de 470.000 –de los cuales 170.000 eran mujeres y niños– atravesaron cargados de hambre, frío y desesperanza los puertos orientales pirenaicos buscando refugio en la aún democrática Francia. Símbolo de esa suerte fue la muerte el 27 de febrero de Antonio Machado en Colliure “casi desnudo como los hijos de la mar” como había cantado más de treinta años antes.

El trágico camino que condujo a miles de estos españoles a los campos de exterminio nazi comienza con la hostil acogida que el gobierno francés de Edouard Daladier dispensa a los exiliados, que son instalados en los mal llamados campos de refugiados del Rosellón, en unas condiciones de vida insoportables y sometidos a una propaganda negativa por parte de las autoridades francesas. Como única salida a esa ignominiosa situación, se les presionaba para alistarse en las Compañias de Trabajadores Extranjeros o en los llamados Regimientos de Marcha, para contribuir al esfuerzo bélico francés ante la inminente invasión germana. Unos 50.000 hombres acabaron alistados en estas unidades militares. Cuando se produjo el ataque nazi, el 10 de mayo de 1940, más de 5.000 dejaron su vida en suelo francés, mientras que unos 10.000 españoles fueron capturados por la Wehrmacht. Tras pasar por diferentes campos y prisiones, acabaron por ser separados del resto de los capturados y clasificados como ex-combatientes republicanos, a lo que unieron la condición de apátridas, al negarse Franco a reconocerles su condición de españoles. Hacinados en trenes de mercancías, acabaron concentrados en Mauthausen, donde fueron marcados con el triángulo azul que les señalaba como apátridas, a pesar de llevar grabada la “S” de Spanien en el centro. Un grupo más pequeño de republicanos llegaron a los campos del Reich tras ser detenidos y torturados por participar en los movimientos de resistencia a lo largo de 1942 y 1943, e incluso por formar parte del maquis francés, anticipando lo que sería la lucha armada antifranquista en España.

Entre el 6 de agosto –fecha en que llegó el primer convoy con 398 republicanos– y el 19 de diciembre de 1941, con 342 hombres, fueron encerrados en Mauthausen alrededor de 7.000 combatientes antifascistas, de los que el 7 de mayo de 1945, fecha de la liberación del campo por tropas norteamericanas, quedaban con vida 2.184. A los cerca de 5.000 asesinados en Mauthausen hay que añadir los republicanos muertos en los mismos trenes de transporte o simplemente desaparecidos. En total, de los más de 9.000 españoles deportados a los campos nazis, 1.494 eran andaluces y andaluzas, ya que se conoce con seguridad la identidad de ocho mujeres provenientes de Andalucía. La provincia de Córdoba tiene el triste honor de encabezar el listado de procedencias provinciales de los deportados, con 345 personas, seguida de Almería (266), Granada (263), Jaén (226), Málaga (222), Sevilla (112), Cádiz (85) y finalmente Huelva, con 27. Por comarcas, el área de Córdoba ciudad cuenta con 109 deportados, solo superada por la entonces combativa y poblada zona de los Pedroches, de donde proceden 117 víctimas.

De estos andaluces, alrededor de las dos terceras partes fallecieron en los campos nazis. Este grado de mortandad, planificado y perseguido conscientemente, debe ser calificado como exterminio, tal y como con todo rigor lo percibieron los propios supervivientes. Unos quinientos regresaron del infierno concentracionario, la mayoría de los cuales acabó viviendo y muriendo en la vecina Francia entre el más completo olvido por parte de sus compatriotas y paisanos. Para recuperar su memoria, las asociaciones memorialistas cordobesas les rinden homenaje cada 27 de enero (Día mundial de rememoración del Holocausto), en la Glorieta de Nuremberg, hasta ahora con la absoluta indiferencia del democrático Ayuntamiento de nuestra ciudad. A propuesta del Foro por la Memoria de Córdoba, la anterior corporación municipal se comprometió por escrito a levantar un memorial en homenaje a todos los cordobeses víctimas de la barbarie nazi. Ni el equipo de gobierno saliente ni el actual han cumplido este acuerdo, ratificado como declaración institucional en plenario, en enero de 2015. ¿A qué esperamos?

* Presidente del Foro por la Memoria de Córdoba

http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/cordobeses-holocausto_1013797.html