Cuando el «guardián de la memoria» dio con la fosa de Iragorri

El forense Paco Etxeberria detalló en una charla ofrecida en el Club Deportivo Yola la exhumación realizada años atrás en Oiartzun

DIARIOVASCO.COM | ELENA VIÑAS | PASAIA | 4-12-2017

Cuando décadas atrás, el antropólogo forense Paco Etxeberria realizaba sus primeras exhumaciones en fosas comunes fuera de las fronteras del País Vasco, desconocía que también en estas tierras existían esos capítulos silenciados de la historia, que en la actualidad ascienden a un total de 277. Algunas de estas fosas han sido rescatadas ya del olvido, como la de Iragorri, en Oiartzun, donde fueron enterradas varias personas fusiladas en la Guerra Civil.

Su historia fue la principal protagonista de la conferencia que, bajo el título ‘Exhumaciones en Oarsoaldea, una historia viva’, ofreció Etxeberria en el Club Deportivo Yola de Pasai Donibane, dentro de sus II Jornadas Culturales. El relato mantuvo en vilo a las varias decenas de asistentes al acto, el más multitudinario de los llevados a cabo en las últimas semanas.

El documento más antiguo que se conserva referido a la fosa común oiartzuarra data de 1942. Fue Jesús Elosegi, fundador de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y vecino de Pasaia, quien fotografió este montículo, en la curva de la carretera de subida, por tratarse de «un lugar de enterramiento», como indicó en las imágenes que pidió que se guardasen en los archivos de los frailes Benedictinos de Lazkao.

«Se la jugó haciendo estas fotografías en la subida a Artikutza. Si le hubiera pillado la Guardia Civil, habría tenido problemas graves», manifestó el ponente mientras proyectaba una de las instantáneas en blanco y negro captadas por Elosegi en aquel entonces.

Con esa imagen como guía, el testimonio de los vecinos de la zona y el empeño decidido de la asociación Kattin Txiki -que promueve la recuperación de la memoria histórica- y del Ayuntamiento de Oiartzun, Paco Etxeberria emprendió en 2007, casi a escondidas, la búsqueda de la fosa en un lugar «cubierto como una selva» que hacía especialmente difícil los trabajos de campo. Su equipo necesitó de la ayuda incluso de un georradar, «aunque la verdad es que no funcionaba nada bien».

Los días pasaban, las excavaciones se sucedían y los resultados se hacían esperar. «Nos desesperamos», confiesa el popular forense. «Llegó un momento en el que yo ya pensé que no habría nada, pero los de Oiartzun insistieron con la maquinaria y de pronto, dimos con la fosa. Se trataba, en realidad de dos», recuerda.

El hallazgo les permitió recuperar «los pocos restos» que habían dejado quienes en la década de los sesenta ya habían llevado a cabo otra exhumación, buscando el cadáver de un sacerdote, Joaquín de Iturricastillo, «que fue enterrado ahí tras ser asesinado, poco después de su paso por la cárcel de Ondarreta».

A los cuatro cuerpos existentes de los 16 que, al parecer, se enterraron inicialmente, se sumaban algunas de sus pertenencias personales. Desde un enganche metálico de unos tirantes a unos gemelos, pasando por dos boinas, monedas, la hebilla de un cinturón, una medalla de aluminio, calzado, diversa munición y algunos dientes de oro.

«El nivel de degradación era importante por acción del agua de lluvia y de las raíces. Apenas quedan resto de un fémur, de un tibia, fibras de lo que eran cúbitos, un húmero muy maltrecho… Donde existe óxido de cobre se suele conservar mejor el tejido por ser bactericida, por lo que hay restos de tela y cuero de los zapatos», señala Paco Etxeberria.

Un parque en su memoria

Tras la exhumación, en el lugar se llevó a cabo un homenaje, con la participación de varios dantzaris y bertsolaris, así como del sociólogo oiartzuarra Andoni Lekuona. Pero la historia no finalizó ahí. El propietario de este terreno decidió cedérselo al Ayuntamiento de la localidad, que lo transformó en un parque público, dotado de esculturas provistas de información sobre lo sucedido. «Oiartzun da ejemplo en este caso», subrayó el antropólogo forense.

Lamentablemente, los restos humanos no pudieron ser identificados. Se optó por enterrarlos en el cementerio de este municipio y se encargó a Peña Ganchegui la creación de una escultura con forma de pared abierta, provista de una lápida que recuerda a todas las víctimas y especialmente, a las recuperadas en Iragorri. Un documental y un libro acompañado de un DVD publicado por el grupo Kattin Txiki difunden su historia.

Casos «inviables»

Otras muchas fosas continúan a la espera para ser exhumadas, aunque no todas podrán correr la misma suerte de la descubierta hace unos años en Oiartzun. «Muchas de ellas ya no se pueden investigar porque están debajo de la autopista, como las situadas bajo la A-8, debajo de los pilares. Eso es imposible de rescatar. Es lo que ocurre con la que se encuentra en las afueras de Donostia hacia Usurbil, donde la central hidroeléctrica de Iberdrola», explica Etxeberria, quien califica en éste y otros casos de «inviable» la exhumación.

En su opinión, a las víctimas de estos crímenes «no sólo se las asesinó, sino que, además, se trató de ocultar sus cuerpos». La recuperación de la memoria histórica trata de poner fin a tantos años de olvido gracias a trabajos como los realizados por Paco Etxeberria y su equipo, que han recuperado más de 8.000 cuerpos en España.

Última cita

Las II Jornadas Culturales del Club Deportivo Yola, que coordina David del Valle, se clausurarán el próximo día 14 con la cuarta cita de las programadas este año. Será a partir de las 19.00 horas cuando se celebre ‘La salud en Pasai Donibane a finales del siglo XX. Recuerdo a un gran médico pasaitarra’. La cita tendrá como protagonista a Ernesto Gómez Vidal, Don Ernesto, quien fuera médico del pueblo desde 1966 y hasta 1980.

El acto comenzará con el visionado de diferentes testimonios de pacientes, amigos y vecinos de San Juan, para continuar con la proyección de una entrevista realizada al citado doctor de 97 años de edad por miembros de la directiva de este club que preside Josu Goikoetxea que se han desplazado a Galicia.

http://www.diariovasco.com/oarsoaldea/pasaia/201612/04/cuando-guardian-memoria-fosa-20161204004230-v.html