¿Cuánto queda del futbolista gaditano Adolfo Trinidad Verano, asesinado en tiempos del alcalde Ramón de Carranza?

La ciudadanía de Cádiz vota estos días el cambio de nombre del estadio Ramón de Carranza, el alcalde de la etapa inicial de la represión franquista, cuando el “extremo, muy  pelotero” fue asesinado.

cádiz 19/06/2021 12:26 / Raúl Bocanegra

¿Cuánto queda hoy en la tierra de Adolfo Trinidad Verano? Su vida son ya ecos que retumban en la memoria y la conciencia de sus descendientes, ninguno de ellos directo, todos ellos hijos y nietos de su hermano Manuel y sus hermanas Regla y María. Adolfo Trinidad Verano fue asesinado en Cádiz cuando tenía 22 años, tras el golpe fascista del 18 de julio, en el verano sangriento de 1936.

Las pinceladas de sus hechos fueron transmitidas en la familia como si Adolfo fuera una sombra, casi de un modo clandestino, de boca a oreja, y solo “hace unos años, quizá menos de cinco”, ha acabado por conocerlas su sobrino nieto, Antonio, nieto de Regla e hijo de Isabel, que es la única descendiente que aún queda viva y que tenía apenas un año cuando murió su tío Adolfo Trinidad Verano. “Fue cuando el boom de la memoria democrática. Yo lo desconocía totalmente”, afirma a Público en conversación telefónica. “Lo que queremos es darle cristiana sepultura”, agrega Antonio. “Nada más”.

“A la familia no le entregaron nada, no hubo ni velatorio ni recuerdo de él. Y ahí ha quedado la cosa. Olvidada hasta que hace unos años el Ayuntamiento empezó a excavar, a excavar…”, añade Antonio. “Lo vieron en el cementerio de San José. Mi abuelo lo vio allí. Y estaba muerto. Le habían descerrajado varios tiros. Le fracturaron las piernas, a culatazos le arrancaron los dientes de oro”, remacha. “La familia no dispone de ninguna foto de Adolfo”. Sí se ha transmitido que era “un chaval rubio”.

Ser o no ser

El Ayuntamiento de Cádiz, gobernado por Adelante Cádiz, podría estar cerca de haber encontrado su cadáver. Un cuerpo hallado en el cementerio de San José, en donde los equipos trabajan en tareas de localización y exhumación de las víctimas de la represión franquista podría ser el suyo, según un informe arqueológico, al que ha tenido acceso Público. Pero también podría no serlo.

“El análisis antropológico basado en las evidencias físicas encontradas en los restos óseos, corresponden a las de un individuo del sexo masculino, cuyo rango de edad en el momento de la muerte, se encuentra situado entre los 20 y los 40 años de edad. El individuo presenta un orificio en el cráneo en el área temporal derecha, a un centímetro aproximadamente de la zona mastoidea, causado por la entrada de un proyectil de arma corta de 9mm. Se identifica también un proyectil de fusil Máuser de alta energía impactado en la zona central del esternón”.

“En cuanto al análisis paleopatológico, –prosigue el informe– los restos óseos revelan una lesión en ambas tibias relacionada con inflamación perióstica, lo cual suele estar relacionado con altos niveles de actividad física en las extremidades inferiores. También se percibe dos fracturas recuperadas, una en la quinta costilla del lado izquierdo y otra en la mitad distal de la diáfisis del peroné izquierdo. Estos datos coinciden con la información antemortem aportada por los familiares”.

Sin embargo, podría no ser Adolfo: “No coincide la información aportada por la familia referente a la presencia de dientes de oro en el individuo, dado que se han encontrado todas las piezas dentales y las que no presentan ningún indicio que valide esta información”.

Así que, resalta el informe: “El análisis de ADN confirmará o no la vinculación de estos restos con la identidad de Adolfo Trinidad Verano”. 

Del Pópulo

La familia era del Pópulo, un barrio, “humilde, el más antiguo y popular de Cádiz”, de la calle del Silencio –¿significa algo este dato?–, número 10, a la espalda del Ayuntamiento. “Esos bloques ya no existen, eran de dos alturas como máximo, los escalones eran las gradas del teatro romano”, dice Antonio. “Adolfo era muy buen futbolista, según me dice mi padre, que conoció a un compañero que jugaba con Adolfo. En la Gimnástica. Jugaba de extremo y era buen pelotero”.

“Para su familia, el joven Adolfo, a quien conocían como Titi, era un joven que vivía en el domicilio familiar de la calle Silencio nº 10; se ganaba la vida en el muelle con el pescado y era aficionado al fútbol. No está claro si en la Gimnástica o el Mirandilla. La primera, la entidad fundada a fines de 1928, cuya sede social estaba en la viñera calle Peñalba y presidía José Daza Rodríguez. La segunda el equipo creado en 1910 en el colegio de San Miguel, Mirandilla, de los salesianos. Posiblemente, ambas atribuciones son ciertas ya que, a partir de 1933, ambos clubs estrecharon las relaciones”, se puede leer en un documento del Ayuntamiento, una semblanza biográfica de Adolfo Trinidad Verano, recopilada, a través de entrevistas y documentos encontrados en los archivos, por los expertos contratados por el consistorio.

“Se ganaba la vida en el muelle, cogiendo pescado. Ahí había más hambre que niños, lo único que daba algo en Cádiz era la pesca y los astilleros. Adolfo se ponía en el muelle. Cuando una caja caía al agua, se tiraba buscando esa pescadilla, esa merluza. Y eso era lo que llevaba a casa. Era tan buena persona que se lo regalaba a los chavales del barrio”, traslada Antonio a Público.

El informe municipal prosigue: “La detención se ha atribuido entre sus familiares a su negativa a delatar a identificar a otros jóvenes del barrio a los que conocía y que, también, eran considerados por los golpistas como extremistas y participantes en la resistencia. Algo debía haber porque sabemos que los servicios de información golpistas persiguieron incansablemente al grupo de amigos formado, además de por Trinidad Verano, por Antonio Jiménez Rodríguez, Joaquín López Ramírez, Antonio Maínez Moreno, Manuel Soto Espeleta, José García Pérez y otro del que sólo conocemos que era conocido como El Inglés. Todos ellos entre 17 y los 22 años. Activos en la vida social y algunos militantes de la CNT. Sobre ellos recayeron las habituales acusaciones de participación en incendios de edificios religiosos, saqueos y otros actos de violencia sin más pruebas que confidencias recibidas que terminaban convirtiéndose en pruebas irrefutables”.

Así lo cuenta Antonio: “Cierto es que en determinado momento, algunos guardias municipales de Cádiz –el cuartelillo estaba a 100 metros de la casa, en los bajos del ayuntamiento– le dijeron, porque parece que Adolfo había conocido en el puerto a algunos raterillos que robaban pescado. ¿Por qué no nos vas diciendo dónde viven y si lo haces, hablamos y te damos un puesto de guardamuelles? Y él se negó a ser un chivato. Esto sucedió en un momento indefinido antes del 18 de julio. Y le dijeron, Ah, ¿no quieres hacerlo? Ya nos veremos. Ya te enterarás”. Remacha Antonio: “Hubo el golpe del 18 de julio y se le acusa de desórdenes, de un saqueo de una iglesia, de alguna tienda de ropa. Primera noticia que tiene mi madre, primera noticia”.

Una votación

“Según el parte que el jefe de la Policía Municipal Luis Machuca envió al alcalde Ramón de Carranza a las 9 de la mañana del 27 de agosto de 1936 unos agentes detuvieron a Adolfo Trinidad Verano un joven de 22 años al que calificaban de peligroso maleante y participante en los saqueos de establecimientos la noche del 18 de julio. De momento quedó encarcelado en los calabozos de la propia guardia en el edificio municipal”, se puede leer en la semblanza municipal.

La ciudad de Cádiz está estos días inmersa precisamente en una votación, para, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, cambiarle el nombre al estadio, que lleva por nombre Ramón de Carranza. El Ayuntamiento describe a este, que fue alcalde de la ciudad durante la dictadura de Primo de Rivera y también durante la guerra, como un “personaje que participó en el golpe de estado de 1936, que estuvo estrechamente vinculado a la dictadura franquista y que contribuyó activamente en la política de depuración que llevó a cabo el régimen en Cádiz”. Carranza presidió una comisión destinada a purgar funcionarios de la ciudad.

“En las dependencias municipales permaneció Trinidad hasta el 4 de septiembre cuando ingresó en la Prisión Provincial. Una semana más tarde parece que el Gobernador Civil Eduardo Valera Valverde ordenó su traslado al vapor Miraflores. Precisamente ese día, la prensa local publicó la noticia de su detención. Ya no tenemos más noticias hasta la aparición de su cadáver en los alrededores de la plaza de toros el 29 de septiembre. Al día siguiente fue enterrado en el lugar 3º de la sepultura 22, fila 2, patrio 3º, división San Mateo”, remacha la semblanza elaborada por los expertos.

“Aquel barco era una prisión flotante. Parece ser que de allí ya nadie volvía a salir vivo. Ir a Miraflores era como ir de camino al cielo, al infierno o al purgatorio”, afirma Antonio.

¿Cómo se recupera una vida segada por la barbarie? En la película Coco, de Píxar, solo se desaparece del mundo de los muertos cuando ya nadie te recuerda en el mundo de los vivos. De momento, en este mundo, al menos un eco de Adolfo Trinidad Verano ha llegado hasta usted, que ha llegado a leer esta crónica hasta su final.