El arco franquista de Moncloa saca los colores a Almeida: “Hemos retrocedido en memoria democrática”

El Grupo Mixto lleva este miércoles al pleno de la Junta Municipal de Moncloa-Aravaca una propuesta para expropiar y demoler este símbolo de la victoria sublevada en Ciudad Universitaria

“No es un monumento. Tiene mayor simbolismo porque es muy conocido, pero no cuenta con un valor artístico especial como para conservarlo”, sostiene el concejal Jota Vaquerizo

María G. San Narciso / Ana Ayuso / 

Al oeste de la ciudad de Madrid, entre el Intercambiador y el Faro de Moncloa, se ubica la conocidísima construcción del Arco de la Victoria. Por su similitud a simple vista con la Puerta de Toledo o la de Alcalá podría parecer que esta edificación gris y destartalada fue construida hace siglos, en el XVIII o en el XIX. Pero no fue así. La Puerta de Moncloa, como ha sido conocida popularmente, no sirvió de punto de acceso a la capital como los ejemplos en los que se fijó para erigirse, sino que data de la época franquista y se dedicó al propio Generalísimo y al victorioso Ejército sublevado.

A su lado, el arquitecto Manuel Herrero de Palacios construyó un edificio en honor a los caídos por Madrid, donde ahora se encuentra la Junta Municipal de Moncloa-Aravaca. Precisamente en ese enclave y en el mes en el que se prevé que la Ley de Memoria Democrática salga adelante en el Senado, se celebra el pleno de distrito, en el que el diseminado Grupo Mixto propondrá que el arco franquista sea eliminado del mapa de la capital.

Este miércoles, el Grupo Mixto propone “la solución definitiva: la expropiación y demolición” de un edificio que, según aclara el concejal Jota Vaquerizo, “no es un monumento”. “Porque es muy conocido, precisamente tiene mayor simbolismo, pero no pensamos que tenga un valor artístico especial como para conservarlo”, señala.

A este arco de un solo ojo que ensalza la victoria de los sublevados en la batalla de Ciudad Universitaria, al inicio de la defensa de Madrid en la Guerra Civil, han acudido grupos de filofranquistas a manifestarse durante el llamado ‘Día de la Victoria’ ataviados con símbolos militares y banderas anticonstitucionales. Al que se conmemoró en 2021, asistieron activistas de Femen para mostrar su rechazo, pintadas con el mensaje “al fascismo, ni honor ni gloria”.

“En Madrid ha habido un retroceso en todas las políticas de memoria democrática que se han llevado adelante con respecto al anterior mandato”, sostiene Vaquerizo. Se refiere, por ejemplo, a la dos veces renombradas calles de Millán Astray y del Crucero Baleares o al escudo preconstitucional que luce en la fachada del Centro Deportivo Moscardó, de titularidad municipal, que no ha sido retirado en esta legislatura.

No es la primera vez que se debate cuál debe ser el destino del Arco del Triunfo madrileño. Ya en el año 2016, con Mariano Rajoy como presidente, y en las posteriores legislaturas, Compromís pidió explicaciones al Ejecutivo por haber mantenido las inscripciones “insultantes” que ‘adornan’ este arco. El mensaje en latín reza que dedica “este monumento” restaurado por el Caudillo de los españoles”, al que se refiere como “el templo de los estudios matritenses [que] floreció bajo la mirada de Dios”, y que fue fundado por “la generosidad del Rey, a “los ejércitos aquí vencedores, la inteligencia que siempre es vencedora”.

Los Gobiernos centrales “se han lavado las manos” desde entonces y han “derivado las decisiones a la administración local”, apunta Carles Mulet, el senador de Compromís que, amparado por aun vigente ley de memoria histórica, pidió retirar varios símbolos franquistas como este. “Yo al Ejecutivo le puedo pedir que haga algo, pero a una administración local o autonómica no le puedo exigir nada”, refleja resignado.

Al Arco del Triunfo “ya le afecta la ley desde el 2007, la de Zapatero”, declara Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Actuar o no contra un símbolo franquista “no depende de la ley”, afirma, sino de “la voluntad política”.  “Por ahí han pasado 500 veces los oficiales del Gobierno y a nadie le ha molestado. Mucha gente ni siquiera conoce el significado” de este emblema franquista, dice.

Anteriormente, se ha planteado modificar partes de esta construcción para que cambiase su significado. Tanto el Grupo Mixto como Compromís abogan por “eliminar este edificio”. “Queremos ser muy radicales con la propuesta y pensamos que la demolición de un monumento franquista tan significativo es un gesto mucho más impactante que una mera resignificación”, dice Jota Vaquerizo.

A la retirada del arco, habría que sumarle la de “todo el conjunto monumental”, debido a que ya dentro del complejo estudiantil se encuentra el busto dedicado a José Ibáñez Martínez, ministro franquista de 1939 a 1951, “el gran depurador de la Universidad Complutense”, expresa Emilio Silva. “Él acabó con la carrera académica y laboral de estudiantes, trabajadores y profesores, pero sigue teniendo un monumento”, protesta.

El concejal del Grupo Mixto se muestra consciente de que es muy posible que la propuesta no salga adelante por los dos ediles que dan la mayoría a la derecha madrileña. “Ya sabemos cómo se posicionan los distintos partidos y, posiblemente, PP, Cs y Vox bloqueen la iniciativa y no salga adelante con esos votos en contra, frente a los de Más Madrid, Grupo Mixto y PSOE, a favor”, asegura.

No obstante, considera que ese rechazo de la derecha se traduzca en “una forma de visibilizar” su postura ante los símbolos franquistas. La proposición está planteada por puntos. El primero de ellos hace referencia a la expropiación y demolición de la edificación; el segundo, a la sustitución del arco por un monumento dedicado a las madres e hijas de la Transición; y, el tercero, a la prohibición de actos políticos vinculados con la Guerra Civil o la dictadura de Franco.

El nuevo símbolo en honor a las mujeres del periodo posterior al franquismo “tendría más valor si se basa en una recogida de testimonios para crear un centro didáctico, que diera voz a las víctimas”, dice Jota Vaquerizo. Asimismo, la concejala independiente del Grupo Mixto Marta Higueras, que impulsa esta iniciativa, señala que el monumento que tiene en mente se podría dedicar a los niños robados y a sus madres. “Una gran cantidad de mujeres fueron castigadas por la sociedad al ser madres solteras, y otras simplemente creyeron lo que les dijo el médico o la monja, que su hijo murió. Hay que darles voz y reconocimiento para que nunca vuelva a repetirse, recordando que esos crímenes siguen impunes”, señala Higueras.

“No me gustaría que se sustituyera, sino que se dejara ese horizonte y que se convirtiera en un horizonte para mirar a las afueras de Madrid”, opina Emilio Silva.

Conflicto de competencias

A pesar de los intentos por derruir esta bóveda, los partidos de la izquierda y las peticiones ciudadanas han terminado chocando con la burocracia. La titularidad del arco la conserva el Consorcio de Ciudad Universitaria, en el que se reúnen la Complutense y la Politécnica madrileñas y la UNED.

El subsuelo está cedido al Consorcio de Transportes, gestionado por la Comunidad de Madrid y del que forma parte también el Ayuntamiento de la capital. La Junta Municipal de Moncloa-Aravaca se encarga, por su parte, del mantenimiento y la limpieza del edificio, que se encuentra en un “estado actual de conservación lamentable“, expone el Grupo Mixto en el texto de la propuesta que lleva a pleno este miércoles.

Carles Mulet solicitó al Consistorio capitalino en 2021 una copia de las actas de acuerdos del pleno u órganos de Gobierno competente, en los cuales se aprobase la retirada de este arco, según establece la norma de 2007. La respuesta fue escueta: “No existen acuerdos del pleno en relación al citado punto”. “Es vergonzoso que hayan existido gobiernos municipales progresistas y que no han movido un dedo para eliminar este símbolo”, lamenta el senador de la Izquierda Confederal, en referencia al mandato de Manuela Carmena.

Explica que la ley es “muy ambigua en cuanto a qué es o no un monumento, a cuándo se mantiene o no la exaltación franquista”. “La derecha defiende que, en el momento en el que le han quitado la simbología franquista, ya se ha podido resignificar, pero entendemos que eso no se resignifica nunca. En el caso más paradigmático, el Valle de los Caídos, no propone una demolición o una eliminación, sino una resignificación. Tenemos elementos que no se pueden resignificar nunca”, explica.

Por su parte, el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica afirma que ya se ha reunido con tres rectores de la Complutense, puesto que está en su suelo: Carlos Berzosa, Carlos Andradas y José Carrillo. “Todos decían que sí, que al año que viene harían algo”. Pero no.

Hoy por hoy, iniciativas mediante, sigue siendo el lugar por el que pasan casi cada día altos cargos del Gobierno, conservadores y progresistas. “Mucha gente, incluidos estudiantes, no conocen el significado del arco. Pero un presidente sí sabe lo que es”, concluye Silva, que no entiende cómo le pueden hacer la vista gorda a “esa vergüenza”.

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