“No quisiera el Magistrado firmante tener sobre su conciencia un accidente en este caso”, dice en las alegaciones en las que defiende su imparcialidad frente a la recusación que ha presentado el Gobierno contra él
En el escrito, el magistrado incide en que “no tenía más remedio que confiar en el informe de los arquitectos” que alertaban de peligros, obviando que ese informe fue encargado por la Fundación Franco
Contrario a la Ley de Memoria Histórica, fue el único juez que admitió un recurso de los casi veinte que presentaron nostálgicos del régimen en juzgados españoles. Ahora, el Tribunal Superior de Justicia decidirá si le aparta del caso o no
Además, critica las publicaciones que han hecho sobre él medios de comunicación y que fueron aportadas en el escrito de recusación del Gobierno: “Presentándome como un nostálgico del Régimen de Franco” se pretende que “mis resoluciones son ya, por sí mismas, injustas”. También se mete a defender el ¡Viva España! con el que firmó el manifiesto Libres e Iguales impulsado por Cayetana Álvarez de Toledo, ya que “es una voz normal (…) que nadie ha declarado ilegal ni insconstitucional”.
Después de este repaso a sus ideas, el magistrado, en el punto sexto cambia de tercio y recalca que “en realidad todo lo anterior no viene al caso”, ya que su motivación para paralizar la exhumación no se basa en las medidas del Gobierno o su ideología sino en el “dictamen de los arquitectos (…) según el cual existía peligro para los bienes, pero sobre todo para las personas al mover una losa de 2.000 kilos”.
Lo que obvia Yusty Bastarreche es que ese informe es un encargo de la Fundación Franco a los arquitectos, no un informe independiente o de la administración, y que igual que se enterró al dictador sin que hubiera víctimas mortales, 40 años después se podría hacer la operación inversa con rodillos y palancas para desplazar la lápida, tal y como contempla el borrador de Patrimonio Nacional.
“Dada la falta de conocimientos acerca de la técnica de construcción del recusado, no tenía más remedio que confiar en el informe de los arquitectos”, que sostienen que “no se ha hecho un estudio serio y riguroso de la seguridad de toda la operación, lo que a juicio de este profano en la materia, puede constituir un peligro”.
Más tarde, Yusty Bastarreche cita literalmente el artículo 10 del Código Técnico de Edificación, referido a seguridad, y concluye: “Por lo tanto, la fundamentación del auto -fue el único juez que ha admitido un recurso de la veintena que presentaron nostálgicos del régimen franquista en sendos juzgados- no tiene nada que ver con las opiniones del Magistrado firmante, discutibles como todas, sino con una norma jurídica aprobada y vigente”, en referencia a esta ley de seguridad en la construcción.
El magistrado va más allá y sustenta esos peligros que acaba de citar aportando como argumento una noticia publicada en El Independiente y cuyo titular, transcrito por el juez dice: “Las bajas mortales en la construcción crecen casi un 10% con la recuperación del sector”. Es una noticia del 19 de septiembre del año pasado, de la que cita incluso la hora de publicación, “00.11” y en ella se basa para apuntalar la peligrosidad de la que ha hablado. Remata diciendo: “No quisiera el Magistrado firmante tener sobre su conciencia un accidente en este caso”.
Ahora, el magistrado enviará a la sala de lo contencioso administrativo del Tribunal Superior de Justicia su escrito junto a las alegaciones de las partes sobre su propia recusación. Será esa sala la que decidirá. En el caso de que Yusty fuera apartado, asumiría el caso el juzgado contencioso número 4, que preside Carlos Gómez y que, si decide no mantener la línea de Bastarreche, supondrá el desbloqueo de la exhumación, que aún tiene pendiente el pronunciamiento del Tribunal Supremo.