El manual de resistencia que no se titula ‘Manual de resistencia’

Mientras Pedro Sánchez presentaba su libro, un ensayo titulado ‘Manual de resistencia’, Paqui Maqueda presentaba el suyo, un manual de resistencia titulado ‘La Cuerda’.

LA MAREA | OLIVIA CARBALLAR | 22-2-2019

Mismo día. Misma hora. Uno en Madrid. La otra en Sevilla. Uno acompañado de periodistas y políticos. La otra acompañada de historiadores y víctimas. Uno es el presidente del Gobierno. La otra es presidenta de la asociación Nuestra Memoria. Mientras Pedro Sánchez presentaba su libro, un ensayo titulado Manual de resistencia, Paqui Maqueda presentaba el suyo, un manual de resistencia titulado La Cuerda.

–No hace falta presentar a Paqui. Yo la conozco desde que tenía 14 o 15 años y siempre ha sido una mujer con mucha energía. Muy ágil, muy fuerte y se pringa, pero se pringa de verdad. La última alegría que nos ha dado es el cabezón ese que se ha traído [el Goya al mejor documental por El silencio de otros], que ojalá sea el primer capítulo de una serie, dijo a su lado otro referente de la memoria histórica, Cecilio Gordillo.

–Empecé en esto por un mandato familiar. Mi madre me dijo que habían fusilado a su abuelo. Ha sido un viaje emocionante, con muchos altibajos, de los que me siento muy orgullosa, respondió la autora.

La Cuerda (El Garaje Ediciones) es un conjunto de voces que hablan, camino a su fusilamiento, de sus pensamientos, de su vida, de la intolerancia hacia todo aquello que, por ser distinto, es temido y debe ser aniquilado. Seis víctimas: un alcalde, una maestra, un jornalero, un hombre ya anciano, el dueño de una tienda de comestibles, una mujer embarazada. Una cuerda. Aquella a la que el bisabuelo de la autora, como tantas otras personas fusiladas, iba atado. Dos falangistas los escoltan. Los acompaña un sacerdote. El señorito del pueblo señala el camino. “Que lo haga Paqui Maqueda no sorprende a quienes la conocemos desde hace años y sabemos de su compromiso con la memoria colectiva y su resistencia a que el pasado se cierre en falso”, escribe en el prólogo Isaac Rosa.

El acto, organizado por el Ateneo Libertario Guillermina Rojas en la sede de la CGT en la capital andaluza, fue en sí mismo un manual de resistencia. “No vamos a rendirnos”. “No nos van a aburrir”. “No debemos tener miedo”. “Ya hemos toreado en plazas complicadas”. “La memoria histórica no tiene vuelta atrás”. Fueron algunas de las frases pronunciadas en la mesa, compuesta por Maqueda, Gordillo y el historiador José Luis Gutiérrez, que insistió en que el debate sobre la derogación o no de la ley de memoria histórica tras la llegada al Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos, con el aval de Vox, no debe ser el centro del debate: “Estamos en un buen momento para volver a tomar impulso. No necesitamos leyes para exhumar, porque antes lo hacíamos simplemente hablando con el ayuntamiento de turno y ahora nos tiene que dar permiso la Junta”. Maqueda añadió que, como familiar, no quiere abrir más fosas comunes, que debe ser la Administración la que lo haga, como una obligación de Estado: “Entendimos [con la ley] que ese era el camino. Pero si tenemos que volver a hacerlo, volveremos a hacerlo”. “Esto es un acto de resistencia”, concluyó la autora, trabajadora social en el Ayuntamiento de Sevilla, que resiste por todos lados. Viene de comer con un grupo de amigas para organizar el 8 de marzo y le acaban de regalar un bolso con un mensaje feminista en la misma sala donde está presentando el libro.

Más de dos horas de debate. Un hombre del público cuenta cómo su padre vio de niño cómo eran los fusilamientos. Una mujer expone que su marido no sabía ni cómo se llamaban sus abuelos. Otro hombre explica que sobre el cementerio civil donde enterraban a los fusilados en su pueblo se construyó una capilla. Su padre pasó por varias cárceles del franquismo y a él y a su madre ha dedicado un libro, La quimera del olvido. “No es que sea Pérez Reverte, pero bueno…”, dice con modestia. “Mejor, mejor”, murmura el auditorio.

Otro asistente pone como ejemplo otro movimiento de resistencia que cuyo aniversario se está celebrando estos días, 20 años de la insumisión: “Ese mismo quebradero de cabeza se lo habéis dado vosotros a mucha gente que se dice demócrata. La familia del dictador está desafiando al Estado que se dice democrático, mientras miles de familias no saben dónde están los huesos de sus familiares”. Según explica, su padre se salvó de milagro: “En los 80 estaba cagado de miedo, pero aprendió cosas. Él se reía de las investigaciones de la policía. Nosotros nos las creemos”.

El encuentro también abordó la función social de la página Todos los nombres, promovida por el Grupo de Trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de CGT-A. “Algún día tendríamos que escribir la cantidad de anécdotas que nos han pasado”, dijo Gordillo, que recordó que hasta el momento son ya más de 90.000 las personas represaliadas por el franquismo registradas en la web. Cada día reciben una media de cuatro correos de familias que buscan a un abuelo, a un tío, a una tía. El equipo realiza investigaciones. Denuncia. Pelea. Escucha. “La exhumación de la columna minera de la Pañoleta, por ejemplo, se hizo porque dos mujeres, a través de Todos los nombres, conocieron que su tío podía ser una de las víctimas. Esa exhumación se hizo porque estas dos mujeres, una desde Buenos Aires y la otra desde Nueva York, se empeñaron. Y ya nadie habla de esas mujeres”, expuso Gordillo. Se llaman Pilar Comendeiro y Nelly Bravo. Todas estas “pequeñas historias, que son grandes” –incidió– son las que han sostenido el equipo, las que hacen que sigan mirando hacia adelante, las que nutren un manual de resistencia que no se titula Manual de resistencia.

https://www.lamarea.com/2019/02/22/el-manual-de-resistencia-que-no-se-titula-manual-de-resistencia/