El maqui Elio Ziglioli regresa a Italia, 70 años después de ser torturado y asesinado por la Guardia Civil

Elio Ziglioli es la quinta víctima a la que se puede poner nombre gracias al Programa de identificación genética, después de que sus restos fueran localizados en la fosa del cementerio de Castellar del Vallès con nombre y apellidos “desconocidos”.

Elio Ziglioli es la quinta víctima a la que se puede poner nombre gracias al Programa de identificación genética, después de que sus restos fueran localizados en la fosa del cementerio de Castellar del Vallès con nombre y apellidos “desconocidos”.

 

e este modo, este maqui podrá descansar finalmente en el cementerio de Lovere, su localidad natal, en el norte de Italia, después de que en 1949 fue enterrado sin identificar en una fosa común.

Según la historia de este maqui recogida por la Generalitat, Elio Ziglioli fue detenido, torturado y ejecutado por la Guardia Civil, y murió por los alrededores de Sant Llorenç del Munt de un disparo en la cara que le destrozó la mandíbula, cuando tenía 22 años.

Ahora, sus restos mortales viajarán en barco hasta Italia, donde la familia tiene previsto celebrar una ceremonia de despedida, el próximo lunes 13 de mayo, en el cementerio de Lovere.

La Dirección General de Memoria Democrática del Departamento de Justicia ha excavado la fosa gracias al Plan de fosas y ha identificado el esqueleto con el Programa de identificación genética, que cruza el ADN de los restos óseos con el de posibles familiares vivos.

La excavación ha puesto al descubierto otro esqueleto que estaba enterrado junto Ziglioli, concretamente los restos de un hombre que aún no ha podido ser identificado, de unos 40 años, que también habría muerto a tiros, y todo apunta a que es otro maqui.

De acuerdo con la Ley de fosas, “los restos de las personas que no sean reclamadas ni identificadas serán inhumados en el cementerio correspondiente al término municipal en el que se encontraron”.

Coincidiendo con la entrega de los restos de Ziglioli, Castellar del Vallès también ha enterrado dignamente los restos de este cuerpo en un nicho del cementerio municipal.

Elio Ziglioli se fue de su pueblo en 1948, con 21 años, la familia le perdió el rastro y no tuvo más noticias suyas pero, en 2010, el Ayuntamiento de Lovere recibió un correo electrónico desde Catalunya aportando datos sobre su posible paradero.

El historiador de Sant Celoni Javier Argimiro preguntaba si todavía quedaba en la ciudad algún familiar “de un tal Elio Ziglioli”, por lo que a la semana siguiente, un familiar respondió al correo.

Argimiro se había topado con el nombre de Ziglioli por casualidad mientras hacía un trabajo de investigación sobre Quico Sabaté y encontró una pequeña referencia del joven italiano en una publicación del periodista e historiador Antonio Téllez.

También descubrió que Jordi Guillemot, bloguero y estudioso sobre San Lloreç del Munt, había conseguido reconstruir los últimos días de Ziglioli a través de testimonios orales que había recogido.

Paralelamente, el historiador de Sant Celoni encontró un certificado de defunción de un hombre con nombre y apellidos “desconocidos” que había muerto en la carretera de Terrassa el 3 de octubre de 1949, “aparentando tener unos 25 años de edad”.

Oficialmente, la causa del fallecimiento fue una “hemorragia traumática”, y fue enterrado el 4 de octubre en la fosa situada en la zona de extramuros del cementerio de Castellar, donde inhumaban personas de otras religiones o consideradas desafectos por el régimen.

Enrica Volpi, sobrina del Elio, inscribió el caso en el Censo de personas desaparecidas de la Generalitat, mientras el Govern puso en marcha en 2017 el Plan de fosas, que permite hacer excavaciones de oficio, considerando la intervención en Castellar prioritaria.

Los arqueólogos excavaron la fosa de Castellar durante el verano de 2018 y encontraron los dos cuerpos sin identificar, uno de los cuales tenía la mandíbula destrozada y correspondía a un hombre joven.

Elio Ziglioli formaba parte de un grupo de ocho maquis conocido como Los Primos, que salieron de Toulouse (Francia) y entraron en Catalunya a principios de septiembre de 1949 y, días después, se refugiaron en el barranco de Santa Bárbara, en Sant Llorenç del Munt, cerca del Mas del Castell de Castellar.

Según la investigación de Jordi Guillemot, Elio fue a comprar víveres en Matadepera la tarde del 28 de septiembre de 1949 para proveer el grupo, pero la Guardia Civil recibió un aviso y lo detuvo.

Llevaba documentación falsa, 335 pesetas, 285 francos, un kilo de morcilla, un kilo de tocino y cinco barras de pan y, a pesar de que el informe policial dice que fue “estrechado a preguntas”, en realidad fue torturado de forma salvaje.

Al día siguiente, los agentes llevaron al joven al Mas del Castell por si los caseros lo reconocían o habían osado ayudarle, sucio, esposado, orinado y lleno de contusiones, imploraba un vaso de agua.

Los agentes interrogaron la casera, pero no encontraron ninguna relación con el maquis y acabaron por irse del lugar. A continuación, la mujer, de lejos, oyó el disparo mortal que acabó con la vida del Elio.