El miliciano amigo de Miguel Hernández y la odisea para recuperar sus restos

Govern, Ayuntamiento y consulado de Cuba colaboran para recuperar y repatriar el cuerpo de Pablo de la Torriente Brau, fallecido en la Guerra Civil

LA VANGUARDIA | SILVIA ANGULO | BARCELONA | 2-5-2019

Pablo de la Torriente Brau llegó a Madrid en septiembre de 1936 procedente de Estados Unidos para cubrir como corresponsal de prensa las informaciones sobre la Guerra Civil. “Me voy a España, a la revolución española. A ver un pueblo en lucha. A conocer héroes…”, dijo a sus familiares antes de partir de Nueva York, ciudad en la que vivía exiliado de la dictadura cubana de Gerardo Machado. Cayó en el frente a los pocos meses. El 19 de diciembre del 36 falleció combatiendo en Majadahonda y fue enterrado en el cementerio de Chamartín. Antes de que las tropas franquistas llegasen a las puertas de Madrid sus restos embalsamados fueron trasladados a Montjuïc con la intención de ser repatriados a Cuba, pero esta empresa de la que se debía ocupar su amigo Miguel Hernández no pudo llevarse a cabo y sus restos permanecen aún –presumiblemente– en una fosa común del camposanto barcelonés.

Hace unos meses la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y el consulado de Cuba firmaron un convenio para “recuperar, identificar y repatriar los restos de Pablo de la Torriente”. Una intervención que debe realizarse en el cementerio y que aún no tiene fecha de ejecución, según señalan fuentes de la Conselleria de Justícia.

La petición de recuperar el cuerpo del escritor y periodista la hizo en el 2016 el consulado, que se puso en contacto el departamento de Afers i Relacions Institucionals, de quien dependía en ese momento las competencias de memoria histórica, que ahora corresponden a Justícia.

Según el convenio, la Generalitat se debe ocupar de los trabajos de prospección geofísica y la excavación de la fosa en la que se presume puede estar enterrado de De la Torriente y después se realizarán los análisis de ADN y se cruzarán con los perfiles genéticos de los familiares inscritos en el censo de personas desaparecidas. Posteriormente, el consulado se hará cargo del cuerpo para trasladarlo a Cuba, donde dos hermanas del periodista –que da su nombre a un centro cultural en la Habana– reclamaron su repatriación. Por ello, y para facilitar todo este proceso, las hermanas del miliciano –ya fallecidas– facilitaron ya hace casi diez años el ADN para su posible identificación, según explica Eduard Amouroux, secretario del Amical de las Brigadas Internacionales de Catalunya, que han colaborado con el consulado y la familia a desentrañar el lugar en el que reposa el periodista, muy conocido en Cuba.

Pablo de la Torriente dejó profunda huella entre sus compañeros de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Por su condición de escritor entabló relación con Antonio Aparicio y Miguel Hernández con los que elaboró el periódico de propaganda, Al Ataque . Al llegar al frente de Somosierra, al que inicialmente fue destinado, comprobó que informar sobre la guerra no era suficiente y pronto asumió también funciones políticas, convirtiéndose en comisario de cultura de las Brigadas Internacionales.

Su conexión con Miguel Hernández fue muy importante y el poeta, al poco de morir, le dedicó la Elegía Segunda . El homenaje no se limitó a este poema con el que lloró a su amigo. Al año siguiente, para proteger los restos de su compañero del avance de las tropas franquistas, se ocupó de trasladar el cadáver de De la Torriente al cementerio de Montjuïc, como así lo atestigua la foto que acompaña este texto, para luego repatriarlo. El cuerpo se embalsamó y se depositó en el nicho 3772 del cementerio de Montjuïc. Y allí se pensaba que reposaba hasta que la tumba se abrió años después pero sin hallar los restos mortales.

El convenio que han suscrito las administraciones y el consulado de Cuba incluye las declaraciones de testigos que aportan información sobre el lugar en el que puede estar enterrado. Así, se asegura que pocos meses después de finalizar la guerra, el 26 de diciembre de 1939, “los restos se trasladaron juntamente con las de once cuerpos más a una fosa de este cementerio que, de acuerdo con los testimonios disponibles, podría estar situado en un patio adyacente, a unos metros de la misma hilera de nichos”. Por eso, el convenio también se compromete a dar “el tratamiento adecuado a todos los restos humanos que se puedan encontrar en la misma fosa donde presuntamente yacen los de Pablo de la Torriente”.

Amouroux ratifica esta versión y asegura que uno de los testigos era un sepulturero de Montjuïc que aseguró que él mismo había trasladado los restos a la fosa común para evitar la profanación de la tumba, como había ocurrido con otros brigadistas. El Amical de las Brigadas Internacionales de Catalunya ha contribuido a seguir la pista del periodista y de otros milicianos que participaron en la Guerra Civil.

Sin embargo, Ricard Vinyes, comisionado de programas de memoria del Ayuntamiento, se muestra mucho más cauto a la hora de valorar la posibilidad de que el cuerpo se pueda encontrar en Montjuïc.
Señala que el informe elaborado por el Memorial Democràtic aporta testimonios orales que acreditan que está allí, pero explica que esa zona del cementerio sufrió cambios y movimientos de tierras entre los años cincuenta y sesenta. “No está claro. No hay constancia empírica de que esté enterrado donde dicen, pero ante la duda y tras la petición del consulado se tiene que hacer el intento”, apunta Vinyes. Algo que podría ocurrir en breve.

‘Elegía segunda’

A Pablo de la Torriente, comisario político

“Me quedaré en España, compañero”, me dijiste con gesto enamorado. Y al fin sin tu edificio trotante de guerrero en la hierba de España te has quedado.

Nadie llora a tu lado: desde el soldado al duro comandante, todos te ven, te cercan y te atienden con ojos de granito amenazante, con cejas incendiadas que todo el cielo encienden.

Valentín el volcán, que si llora algún día será con unas lágrimas de hierro, se viste emocionado de alegría para robustecer el río de tu entierro.

Como el yunque que pierde su martillo, Manuel Moral se calla colérico y sencillo.

Y hay muchos capitanes y muchos comisarios quitándote pedazos de metralla, poniéndote trofeos funerarios.

Ya no hablarás de vivos y de muertos, ya disfrutas la muerte del héroe, ya la vida que no te verá en las calles ni en los puertos pasar como una ráfaga garrida.

Pablo de la Torriente, has quedado en España y en mi alma caído: nunca se pondrá el sol sobre tu frente, heredará tu altura la montaña y tu valor el toro del bramido.

De una forma vestida de preclara has perdido las plumas y los besos, con el sol español puesto en la cara y el de Cuba en los huesos.

Pasad ante el cubano generoso, hombres de su Brigada, con el fusil furioso, las botas iracundas y la mano crispada.

Miradlo sonriendo a los terrones y exigiendo venganza bajo sus dientes mudos a nuestros más floridos batallones y a sus varones como rayos rudos.

Ante Pablo los días se abstienen ya y no andan. No temáis que se extinga su sangre sin objeto, porque éste es de los muertos que crecen y se agrandan aunque el tiempo devaste su gigante esqueleto.

Miguel Hernández

https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20190502/461993249041/pablo-de-la-torriente-brau-miguel-hernandez-repatriacion-restos-cuba.html