El montaje de Capa en Espejo cuestiona el vínculo del pueblo a la memoria histórica

‘Muerte de un Miliciano’, la célebre foto, fue un posado que la corriente oficial prefiere ignorar

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FEDE DURÁN SEVILLA | ACTUALIZADO 12.10.2014 – 05:04

 

La zona de influencia de IU en la Junta de Andalucía siempre se ha desplegado sobre la Guerra Civil y el bando de la derrota y los represaliados. Espejo, localidad cordobesa gestionada por Francisco Antonio Medina, adscrito a esas siglas, ha desvelado recientemente su intención de explotar el gancho del archifamoso Robert Capa, autor de la icónica Muerte de un Miliciano, para atraer al turismo y lograr oficialmente la etiqueta de Lugar de la Memoria Histórica. El problema es que la iniciativa se basa en un fraude sistemáticamente ignorado por el International Center of Photography, ardorosamente negado por supuestos expertos y crudamente desmontado por el profesor de Comunicación en la Universidad de Bilbao e ilustrecapólogo José Manuel Susperregui. 

“Si la diferencia entre el antes y el después de la historia de la Guerra Civil en Espejo se quiere manifestar con la declaración de Lugar de la Memoria Histórica, se debe a la localización de la foto de Capa en dicha localidad, argumento difícilmente defendible porque una estafa o un fraude informativo no tiene ninguna defensa”, carga el estudioso vasco. 

La imagen, ubicada de inicio por error en Cerro Muriano, fue capturada en el Cerro del Cuco (tampoco en la Haza del Reloj), pero la versión de Capa es poco creíble, ya que explicó que una ráfaga de metralleta desde el flanco enemigo le obligó a refugiarse en una trinchera, desde donde supuestamente tiró (sin mirar, con el brazo en alto) dos fotos de dos víctimas distintas con idéntico encuadre. 

“Fue una escenificación y está totalmente demostrado. Muchas de las fotografías que hizo en Espejo coinciden con la descripción de O. D. Gallagher, corresponsal del Daily Express, cuando dice que Capa y otros se quejaron a los mandos republicanos porque no podían trabajar. Así fue como un oficial escogió a algunos milicianos que se fueron con Capa a unas trincheras cercanas para inmortalizarles mientras realizaban unas maniobras”, ahonda Susperregui. 

Capa estuvo en Espejo a primeros de septiembre (2-3) de 1936, cuando hasta el 22 no hubo enfrentamientos. Se ha llegado a proclamar que Muerte de un Miliciano supone el arranque del fotoperiodismo de conflicto. “Pues no. Nació en Alemania con el ingeniero y licenciado en Derecho Erich Salomon, cuando en 1928 publica la fotografía de un acusado en un juicio en la revista Berliner Illustrierte. En cualquier caso, la mejor referencia es Cerro Muriano (4-5 de septiembre), donde los germanos Hans Namuth y Georg Reisner y el propio Capa hacen un reportaje de verdad de la guerra, con la población civil huyendo de los bombardeos con las cuatro cosas que pudieron agarrar”. En las mismas fechas y en Irún y Fuenterrabía se captan tramas parecidas que acaban publicadas en diversas revistas francesas. 

La versión oficial también cojea respecto al protagonista. Federico Borrell García, el soldado de Alcoy (Alicante) presuntamente abatido, falleció según su amigo Enrique Borrell el día 5 mientras disparaba parapetado tras un árbol (artículo divulgado en la extinta revista Ruta Confederal). En la foto de Capa no aparece ninguno. Borrell no era la musa de Capa. Peor aún, cuando la contienda llega a Espejo, el hombre del posado y sus compañeros “desertaron”. Mientras viajaban camino del hogar, en los quioscos parisinos aparecía la revista VU con su foto de mártir. 

Susperregui aporta la declaración de un veterano vecino del pueblo, Virgilio Peña: “Mejor no hubieran venido […]. Se acobardaron y se marcharon, y a muchos han matado a consecuencia de que ellos defendían el cementerio y nosotros estábamos por el otro lado […]. Nos traicionaron porque se fueron y no dijeron nada. Cogieron la carretera de Castro del Río. Cogieron los camiones y para Alcoy”. Robert Capa, mito o fraude, la serie continúa.