Los crímenes cometidos durante y tras la Guerra Civil española no se olvidaron. Fueron silenciados y arrinconados y se mantuvieron “durmientes” gracias a la aplicación alienante de una sola ideología que fue sostenida mediante el terror. Gracias a los recuerdos, gracias a la memoria viva aunque silenciada de los seres queridos de los que fueron asesinados por los fascistas, ha sido posible en Aguilar de la Frontera, Córdoba, recuperar, por el momento, 66 víctimas de aquella inefable represión. Los recuerdos finalmente confesados, permitieron la localización de las fosas en las que fueron arrojadas aquellas personas con la idea de no ser encontradas jamás. El método arqueológico devolvió sus restos a la luz. La biología les devolvió su nombre. La historia ya no solo la cuentan los que ganaron la guerra. Y la justicia… ella aún tiene que hacer su trabajo