En Mijas se ha mantenido oculta e ignorada la existencia de una fosa común de víctimas de la dictadura una vez finalizada la investigación “Mijas Recuperando Memoria 1937-1960” y como autor de la misma, junto con varios familiares de las víctimas, se ha pedido a la Comisionada de la Concordia de la Junta de Andalucía que se reconozca su existencia y se señale en el Mapa de Fosas de Andalucía.
Desde el poder municipal, en cambio, se ha preferido correr una cortina de plomo y silenciar la existencia de esa fosa común -un silencio impuesto a las familias de las víctimas- a la vez que se han ocupado de resaltar la existencia del llamado “Topo de Mijas”, dedicándole un espacio importante en el Museo Histórico y Etnográfico de Mijas, con la reconstrucción de la habitación donde se ocultó.
Se presenta al “Topo” como ejemplo de una supuesta concordia, del mismo modo que en aras de esa falsa concordia, se le dedica el Auditorio Municipal de Mijas al último alcalde franquista, Miguel González Berral, que estuvo en el cargo desde 1959 a 1979. Por un lado, nos encontramos con esa idea sesgada de concordia; por el otro, con el olvido continuado de las víctimas del franquismo: El olvido de la fosa común de los asesinados por la dictadura en Mijas.